NO SOY UN DESENCANTADO
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Últimamente se habla mucho de los “desencantados”, tanto como un nicho de mercado político en donde salir a conseguir votos, como de sujetos a recuperar para el oficialismo. También como de tema de conversación y de análisis de politólogos y hasta de gobernantes ( “El frenteamplista desencantado no tiene justificación de mi parte” , Juan Castillo dixit). Si desencantar es deshacer el encanto, entonces para ser desencantado hay que haber estado previamente encantado. Y en política es posible que haya gente encantada con el partido al que vota o en el cual milita, no lo dudo, por lo general es la gente que toma a la política como si fuera un deporte y se hace hincha de tal o cual partido. Es posible que si esa gente ve que su cuadro no juega bien y se come alguna goleada de vez en cuando pueda desencantarse. Pero quienes consideran a la política como un lugar de lucha por determinados valores sociales que quiere llevar a la práctica por medio del gobierno, como un espacio de l