LOS BUEYES DELANTE DE LA CARRETA


Desde que el mundo es mundo, esa es la forma correcta de avanzar. Para un partido político de izquierda, el programa es un aspecto esencial en una contienda electoral. Son las ideas y los proyectos políticos los que definen la batalla en el terreno electoral. Es el programa el que identifica los problemas cotidianos de la gente y el que despierta el entusiasmo político por ese partido. Identificar esos problemas y encontrar los caminos para su solución es la única forma de lograr la movilización de la gente y obtener su adhesión por una causa. Afirmar que una elección no puede ser ganada con contenidos es una suposición lisa y llanamente equivocada. Aún admitiendo que los votantes que analizan minuciosamente el programa antes de tomar una decisión puedan ser los menos, y hasta la excepción. Porque nadie puede negar que para los electores es muy relevante la capacidad de los partidos para resolver los temas que consideran importantes. Desde nuestro punto de vista, de lo que se trata es de conjugar tres factores, todos ellos de importancia: La definición del partido, con su ideología y trayectoria, el programa electoral y la imagen del candidato. Pero no se puede sostener de ninguna manera que primero hay que tener una estrategia electoral y un candidato para ganar las elecciones y que luego recién veremos si hay que maquillar un poco el programa para que se adapte a ese candidato. Y eso, de cierta manera, es lo que algunos compañeros están planteando.
EL PLANTEO DE BARAIBAR
En una entrevista que le realiza “La Diaria” el día martes pasado, Baráibar expresa que no ve bien que se reúnan el Partido Socialista con la Vertiente o el Partido Comunista con el MPP para avanzar en coincidencias programáticas. Según el, lo primero es ver como vamos a ganar las elecciones. Luego recién ver si hay que ajustar algún punto del programa y los candidatos mas apropiados para llevarlo a la práctica. Pero por encima de todo está ganar las elecciones. Y lo explica muy claramente: “Puede haber un candidato “X” que interprete muy adecuadamente determinado programa, pero que después resulta derrotado en las elecciones de 2009, y el programa que se aplica en las elecciones de 2010 a 2015 no es el programa más a la izquierda que se pretendía, sino que es el programa restaurador de la coalición blanquicolorada”. Según el compañero, “No tenemos que enfrascarnos en un debate ideológico de si el programa tiene que estar más o menos a la izquierda. Esta discusión el FA no la tuvo en sus 37 años de historia”. Primero: el compañero Baráibar tiene muchos años en el Frente Amplio, tantos como el FA mismo, por lo tanto no puede decir que el FA nunca tuvo debate ideológico en torno al programa. El FA tuvo, tiene y tendrá debate ideológico sobre un montón de cosas; pero sobre todo acerca del programa. Es justamente ahí, en la elaboración del programa, en donde afloran a la superficie los temas esencialmente ideológicos. Segundo: nosotros también queremos ganar las elecciones. Y queremos ganarlas porque nuestra concepción es la de avanzar en democracia, y por lo tanto profundizar los cambios. Porque con nuestro gobierno del FA hemos tenido avances significativos en varios aspectos. Hemos avanzado sobre todo en lo que tiene que ver con los derechos humanos. También en el plano social, con los aportes fundamentales del Plan de Emergencia y de los Consejos de Salarios, que en definitiva significan un mayor equilibrio en las relaciones capital /trabajo en donde los trabajadores empiezan a tener una mayor fuerza y poder de negociación que la que tuvieron en las últimas décadas. También –esto hay que decirlo- se ha dado un crecimiento económico espectacular, con precios internacionales exorbitantes de los productos que exportamos, del arroz, de la carne, de la soja, etc. Y por otra parte, están en marcha las reformas de fondo que habíamos prometido en la campaña como lo son la de la salud, la impositiva y la de educación, mientras damos los primeros pasos en la reforma del Estado. Pero entendemos que hay más cambios por hacer y rumbos que modificar. Lo ya hecho debe profundizarse y hay que ver cuales son los rumbos que estamos tomando. Por ejemplo: el crecimiento que estamos teniendo, ¿va en el rumbo adecuado? Seguimos como a lo largo de la historia exportando fundamentalmente productos primarios, cuando en el mundo de hoy se exportan rubros más dinámicos, esto es, con más valor agregado, con más empleo, con más contenido tecnológico. ¿No tenemos que profundizar en una estrategia de país que indique los rumbos que debemos tomar? ¿Qué nos diga cuánto debemos destinar a la forestación, cuánto a las agroindustrias, al software? Pero además: ¿ya está todo hecho en cuánto al empleo? ¿Las estrategias en torno a ese tema, son las únicas posibles? Está bajando la tasa de desempleo, es cierto, fundamentalmente por el crecimiento económico, y esto es muy positivo. Pero ¿no serán necesarias otras políticas sectoriales y selectivas que estimulen la creación de empleo genuino y productivo? Porque no es únicamente el problema del desempleo; no debemos olvidarnos del porcentaje enorme de población ocupada que no figura en el BPS (trabajo “en negro”), más allá de los avances en ese sentido, de ese trabajo informal que no están incorporados ni al sistema de salud ni a la seguridad social. Y ni hablar del subempleo y del desempleo abierto. Entonces, ¿qué vamos a hacer con estas cosas? ¿vamos a dejar que las resuelva el mercado en un próximo gobierno del FA? ¿Vamos a dejar también en manos del mercado la redistribución de la riqueza? Esto es Programa. Y esto es lo primero.
DEFENDER LOS LOGROS DEL GOBIERNO
Baráibar dice que “Hoy, a tres años de gobierno, el FA no asumió a cabalidad el ser gobierno”. Y luego añade que “...al no asumir que somos gobierno, no hemos asumido la defensa del gobierno”. Dice además que “Hoy tendría que haber centenares de militantes que salgan a convencer a la gente en los barrios sobre la gestión del gobierno”. Y se queja de que eso no se está haciendo: “Vamos a los comités de base, a las coordinadoras, al plenario, a la mesa política, y es una larga lista de cuestionamientos, de observaciones o de desconfianza con relación a la gestión de gobierno”, dice el compañero de Asamblea Uruguay. Nosotros decimos que sí, que hay que resaltar los logros del gobierno. Y lo hacemos. Pero quienes piensan que con ese solo expediente nos aseguramos un próximo período, se equivocan de cabo a rabo. Si así fuera, Lacalle estaría todavía gobernando este país, porque nadie como el Partido Nacional defendió los logros de su gobierno. Según los blancos, no hubo mejor gobierno que el suyo en la historia del Uruguay como país, y lo siguen sosteniendo, pero la gente opinó otra cosa. Y nunca escuchamos a los colorados hacer otra cosa que defender los logros de sus gobiernos. Lo hicieron con mucha firmeza y convicción, y además con todos los grandes medios de difusión a su servicio para hacerlo. Pero la gente no es tonta. La gente sabe cuales son sus problemas cotidianos, los que tiene que afrontar a la hora de ir al supermercado, a la hora de parar la olla, y quien no comprenda esos problemas y no encare las soluciones podrá tener el mejor candidato del mundo, pero no ganará elecciones. Pero además –y esto también es importante- no hará avanzar la conciencia del pueblo para que lo acompañe en los cambios.
Para decirlo con palabras de Rodney Arismendi: “El Frente necesita afirmación. Primero, de su identidad, de su programa, de su razón histórica de existir, acompañado de la credibilidad de la gente y del enriquecimiento con las nuevas inquietudes y las nuevas respuestas a los problemas que la vida crea. Pero necesitamos un Frente en la calle; un Frente que nació en el 71 como opción transformadora, revolucionaria, con un compromiso político, una declaración de principios y un programa, y que no apareció como fuerza integrable al sistema y dispuesta a entrar en la sala de la buena sociedad” (*)

(*) Rodney Arismendi: Mejorar el FA; no alterar su esencia transformadora. Revista Estudios Nº120

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