PECADOS DE "EL PAIS"
La Conferencia Episcopal dio a conocer una serie de pautas para “el discernimiento político” en el año electoral, en el que señala que los católicos no pueden votar programas “contrarios a los contenidos fundamentales de la fe y la moral”. El documento detalla algunos de esos “contenidos fundamentales de la fe y la moral”. Expresa que se debe atender "especialmente" a la defensa del derecho de todo ser humano a la vida, "desde la concepción, pasando por todas las etapas de su desarrollo, hasta la muerte natural". Y agrega como una "condición necesaria" del apoyo de los católicos a las distintas propuestas "la defensa de la familia basada en el matrimonio estable de un varón y una mujer y la coherencia de esas propuestas con la consecuente visión de la sexualidad humana y su significado". Sin embargo, el documento es una síntesis del que ya se diera a conocer en octubre pasado, previo a la primera vuelta de las elecciones nacionales, y en ese momento la jerarquía eclesiástica aclaraba que: “Ante todo, siguiendo la enseñanza del Papa, conviene aclarar que: Estos principios no son verdades de fe, aunque reciban de la fe una nueva luz y confirmación.” ¿En qué quedamos entonces? Si no son verdades de fe, ¿por qué se dice que los católicos no pueden votar programas contrarios a los contenidos fundamentales de la fe y luego se detallan estos principios que no lo son? Dios sabrá
LA INTERPRETACIÓN DE “EL PAIS”
En octubre, cuando las autoridades eclesiásticas dieron a conocer sus “pautas”, el diario El País titulaba: “Iglesia Católica desalienta voto al FA por vía indirecta”, y decía que “el pronunciamiento surge en un contexto en el que sólo el Frente Amplio tiene en su programa la despenalización del aborto…”. Digamos que ni el documento de la iglesia ni la interpretación de El País tuvieron mucho éxito en sus propósitos (si es que ese era el propósito de la iglesia. El de El País no hay duda), ya que el pueblo uruguayo le dio la mayoría parlamentaria al Frente Amplio. Pero además, hay que tener en cuenta que una encuesta de la empresa Factum, realizada a fines del año pasado concluía que “hay una nítida posición de la ciudadanía favorable a despenalizar el aborto dentro de las 12 primeras semanas del embarazo” (56%), por lo que un plebiscito o referéndum daría el triunfo a la ley.” Ahora, El País hace la siguiente interpretación del documento episcopal: “Sin mencionar a ningún partido, son claras las alusiones a temas y leyes que el Frente Amplio impulsó e impulsará en la próxima legislatura, con las que las autoridades de la Iglesia católica está en contra”.
¿Y ESTO A QUIEN DESCARTA?
Ahora bien, el documento también señala (y El País no saca ninguna conclusión de ello) otros ítems que el ciudadano católico deberá tener en cuenta. El comunicado enumera una serie de puntos, y el primero de ellos indica: "el respeto por las personas debe ser siempre un criterio fundamental en nuestro actuar y en nuestro juicio, rechazando la tentación de justificar u obtener eficacia a cualquier precio". Y uno, que fue bautizado por la religión católica, que hizo la Primera Comunión, y que hasta fue un año a un colegio católico, se pregunta: ese punto ¿a qué candidaturas está desalentando? ¿No estará diciendo a los católicos que se abstengan de votar por aquellos candidatos que en los últimos días han utilizado cualquier tipo de métodos, incluido el de la mentira más descarada con tal de obtener el triunfo? Porque sin duda, difundir un spot publicitario camuflado de informativo, y basado en la burda mentira elaborada por un ex presidente (el que está acusado de formar los escuadrones de la muerte), con el fin de engañar a la población y de esa manera obtener su voto, es mucho más que “ceder a la tentación de justificar u obtener eficacia a cualquier precio”. Tampoco parece ser una muestra de “respeto por las personas” el presentar un spot publicitario en donde el candidato llora y emociona a las masas, cuando esas masas emocionadas son argentinas y nunca escucharon hablar al candidato (por suerte para ellos).
El segundo punto habla de "juzgar con sentido crítico las políticas concretas por su manera de encarar el problema global de la vida humana en el Uruguay de hoy". Y bueno, de más está decir que si en nuestro país hay un partido político y un programa que encara “el problema global de la vida humana en el Uruguay de hoy” ese es el Frente Amplio y su programa.
El tercer punto les dice a los católicos que en las decisiones se debe "cuidar no sólo los propios intereses sino principalmente los intereses de los más vulnerables". Y por cierto, aquellos que no piensen únicamente en sus propios intereses, sino fundamentalmente en los intereses de los más vulnerables votarán el domingo por la fórmula del Frente Amplio, y no por la que promueve El País. No solo porque su programa está enfocado hacia la supresión de la indigencia y la reducción de la pobreza a una cuarta parte de lo que generó las décadas rosadas, sino porque ha demostrado en el actual gobierno que ese es el énfasis en sus políticas (léase Plan de Emergencia, Plan de Equidad, Operaciones de Cataratas, Plan Ceibal, etc.).
El documento episcopal encara también lo que tiene que ver con las propuestas económicas, frente a las cuales los católicos deben "asumir las perspectivas que incluyan una creciente redistribución de la riqueza". Y esta cuestión también lleva de la mano a descartar el voto por la fórmula blanquicolorada, cuyo modelo encarna la concentración de la riqueza en pocas manos, y a optar por la fórmula del Frente Amplio, que se propone en este nuevo período encarar como norte principal justamente la redistribución de la riqueza.
LOS DERECHOS HUMANOS
Finalmente, el comunicado afirma que "en los programas, las prácticas y las expresiones de los partidos políticos y de cada uno de nosotros, debemos construir y defender el pluralismo, a la vez que defender y promover los valores básicos e irrenunciables de la persona humana". No debe haber otro programa ni otra fuerza política en el país que defienda el pluralismo y los valores básicos e irrenunciables de la persona humana como el Frente Amplio. Por su propia conformación, al estar integrada por partidos, agrupaciones, movimientos y ciudadanos independientes de todo tipo (por lo cual ha sido bautizada con el mote de “colcha de retazos”), pero también por su práctica constante desde su fundación en 1971 hasta hoy. No pueden decir lo mismo acerca del pluralismo y la defensa y promoción de los valores básicos e irrenunciables de la persona humana quienes promovieron, aplaudieron e incluso participaron de la dictadura más sangrienta que conoció nuestro país (lo digo por El País, no por la fórmula blanca). El Frente Amplio, sus dirigentes y militantes, han pagado un alto precio por defender el pluralismo y los valores irrenunciables del ser humano. Que también supieron defender por cierto algunos integrantes de la propia iglesia –debemos reconocerlo- como monseñor Parteli, por nombrar solo uno. Un Parteli que decía "La Iglesia no bautiza la miseria y reclama justicia social", en referencia a las mujeres del interior del país, a los campesinos sin futuro, a los "pueblos de rata", etc...Un Parteli que en 1968 concurrió al sepelio de Líber Arce en la Universidad de la República, y que concurrió a la sede central del Partido Comunista, acompañado por los obispos Roberto Cáceres y Andrés Rubio, para participar en el velorio de ocho militantes asesinados, que rezó por ellos y presentó sus pésames y solidaridad al secretario del partido Rodney Arismendi, quien agradeció públicamente el gesto.
LA INTERPRETACIÓN DE “EL PAIS”
En octubre, cuando las autoridades eclesiásticas dieron a conocer sus “pautas”, el diario El País titulaba: “Iglesia Católica desalienta voto al FA por vía indirecta”, y decía que “el pronunciamiento surge en un contexto en el que sólo el Frente Amplio tiene en su programa la despenalización del aborto…”. Digamos que ni el documento de la iglesia ni la interpretación de El País tuvieron mucho éxito en sus propósitos (si es que ese era el propósito de la iglesia. El de El País no hay duda), ya que el pueblo uruguayo le dio la mayoría parlamentaria al Frente Amplio. Pero además, hay que tener en cuenta que una encuesta de la empresa Factum, realizada a fines del año pasado concluía que “hay una nítida posición de la ciudadanía favorable a despenalizar el aborto dentro de las 12 primeras semanas del embarazo” (56%), por lo que un plebiscito o referéndum daría el triunfo a la ley.” Ahora, El País hace la siguiente interpretación del documento episcopal: “Sin mencionar a ningún partido, son claras las alusiones a temas y leyes que el Frente Amplio impulsó e impulsará en la próxima legislatura, con las que las autoridades de la Iglesia católica está en contra”.
¿Y ESTO A QUIEN DESCARTA?
Ahora bien, el documento también señala (y El País no saca ninguna conclusión de ello) otros ítems que el ciudadano católico deberá tener en cuenta. El comunicado enumera una serie de puntos, y el primero de ellos indica: "el respeto por las personas debe ser siempre un criterio fundamental en nuestro actuar y en nuestro juicio, rechazando la tentación de justificar u obtener eficacia a cualquier precio". Y uno, que fue bautizado por la religión católica, que hizo la Primera Comunión, y que hasta fue un año a un colegio católico, se pregunta: ese punto ¿a qué candidaturas está desalentando? ¿No estará diciendo a los católicos que se abstengan de votar por aquellos candidatos que en los últimos días han utilizado cualquier tipo de métodos, incluido el de la mentira más descarada con tal de obtener el triunfo? Porque sin duda, difundir un spot publicitario camuflado de informativo, y basado en la burda mentira elaborada por un ex presidente (el que está acusado de formar los escuadrones de la muerte), con el fin de engañar a la población y de esa manera obtener su voto, es mucho más que “ceder a la tentación de justificar u obtener eficacia a cualquier precio”. Tampoco parece ser una muestra de “respeto por las personas” el presentar un spot publicitario en donde el candidato llora y emociona a las masas, cuando esas masas emocionadas son argentinas y nunca escucharon hablar al candidato (por suerte para ellos).
El segundo punto habla de "juzgar con sentido crítico las políticas concretas por su manera de encarar el problema global de la vida humana en el Uruguay de hoy". Y bueno, de más está decir que si en nuestro país hay un partido político y un programa que encara “el problema global de la vida humana en el Uruguay de hoy” ese es el Frente Amplio y su programa.
El tercer punto les dice a los católicos que en las decisiones se debe "cuidar no sólo los propios intereses sino principalmente los intereses de los más vulnerables". Y por cierto, aquellos que no piensen únicamente en sus propios intereses, sino fundamentalmente en los intereses de los más vulnerables votarán el domingo por la fórmula del Frente Amplio, y no por la que promueve El País. No solo porque su programa está enfocado hacia la supresión de la indigencia y la reducción de la pobreza a una cuarta parte de lo que generó las décadas rosadas, sino porque ha demostrado en el actual gobierno que ese es el énfasis en sus políticas (léase Plan de Emergencia, Plan de Equidad, Operaciones de Cataratas, Plan Ceibal, etc.).
El documento episcopal encara también lo que tiene que ver con las propuestas económicas, frente a las cuales los católicos deben "asumir las perspectivas que incluyan una creciente redistribución de la riqueza". Y esta cuestión también lleva de la mano a descartar el voto por la fórmula blanquicolorada, cuyo modelo encarna la concentración de la riqueza en pocas manos, y a optar por la fórmula del Frente Amplio, que se propone en este nuevo período encarar como norte principal justamente la redistribución de la riqueza.
LOS DERECHOS HUMANOS
Finalmente, el comunicado afirma que "en los programas, las prácticas y las expresiones de los partidos políticos y de cada uno de nosotros, debemos construir y defender el pluralismo, a la vez que defender y promover los valores básicos e irrenunciables de la persona humana". No debe haber otro programa ni otra fuerza política en el país que defienda el pluralismo y los valores básicos e irrenunciables de la persona humana como el Frente Amplio. Por su propia conformación, al estar integrada por partidos, agrupaciones, movimientos y ciudadanos independientes de todo tipo (por lo cual ha sido bautizada con el mote de “colcha de retazos”), pero también por su práctica constante desde su fundación en 1971 hasta hoy. No pueden decir lo mismo acerca del pluralismo y la defensa y promoción de los valores básicos e irrenunciables de la persona humana quienes promovieron, aplaudieron e incluso participaron de la dictadura más sangrienta que conoció nuestro país (lo digo por El País, no por la fórmula blanca). El Frente Amplio, sus dirigentes y militantes, han pagado un alto precio por defender el pluralismo y los valores irrenunciables del ser humano. Que también supieron defender por cierto algunos integrantes de la propia iglesia –debemos reconocerlo- como monseñor Parteli, por nombrar solo uno. Un Parteli que decía "La Iglesia no bautiza la miseria y reclama justicia social", en referencia a las mujeres del interior del país, a los campesinos sin futuro, a los "pueblos de rata", etc...Un Parteli que en 1968 concurrió al sepelio de Líber Arce en la Universidad de la República, y que concurrió a la sede central del Partido Comunista, acompañado por los obispos Roberto Cáceres y Andrés Rubio, para participar en el velorio de ocho militantes asesinados, que rezó por ellos y presentó sus pésames y solidaridad al secretario del partido Rodney Arismendi, quien agradeció públicamente el gesto.
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