UNIDAD DE ACCIÓN, SI




Algunas notas periodísticas de los últimos días titulaban: “Falta de unidad de acción del Frente Amplio amerita una discusión ideológica profunda”
Y luego, la información decía que: “El Presidente Mujica se reunió con el vicepresidente Astori para tratar la falta de unidad de acción de la bancada del Frente Amplio en la votación del proyecto de ley de Participación Público Privada. Astori expresó que "este tipo de hechos impacta en el gobierno, ya que muchas decisiones dependen del apoyo parlamentario”. Y luego agregaba: “A nuestro juicio, el hecho dejó una consecuencia negativa para el Frente Amplio, ya que no se tuvo unidad de acción”, expresó el vicepresidente luego de la reunión.
Uno no puede dejar de coincidir con los compañeros Mujica y Astori; es absolutamente cierto que la falta de unidad de acción amerita una discusión ideológica profunda. Como bien dice nuestro vicepresidente, la falta de unidad de acción deja consecuencias negativas para el Frente Amplio.
Y es que el FA ha basado su accionar histórico justamente en ese factor, que ha sido clave en la continuidad del proyecto político de transformaciones profundas para este país. Los sectores que en su momento conformaron el Frente Amplio, tenían diferentes visiones sobre determinados temas, pero acordaron en la mayoría de las cosas que se comprometían a llevar adelante.
UNIDAD EN TORNO A UN PROGRAMA
Una de las claves de la unidad de acción, es que esa unidad esté basada sólidamente en acuerdos programáticos. A nadie escapa que la izquierda históricamente ha tenido coincidencias en los grandes temas que hacen al avance en democracia hacia mejores condiciones de vida para el pueblo, y que suele haber puntos de vista, enfoques, matices, y hasta profundas diferencias a la hora de las propuestas concretas. Una vez que llegamos al gobierno, este asunto se complicó, porque ahora había que llevar adelante aquello en lo que aparentemente estábamos de acuerdo, y entonces los desacuerdos instrumentales pasan a ser el centro de la cuestión. Esto ha sido una constante histórica en la izquierda, y desconocerlo es hacerse trampas al solitario. La forma de resolverlo, es el respeto de los acuerdos programáticos y la discusión amplia y fraterna de las medidas concretas. Discusión que –en algunos temas- no puede darse en los ámbitos cerrados del gobierno ni en el de la bancada parlamentaria, sino que debe ser amplia y profunda y en los organismos de la fuerza política. La presentación de proyectos surgidos no se sabe donde, y presentados en sociedad en consultoras extranjeras antes que en la fuerza política, no es un buen método para llevar adelante un gobierno del Frente Amplio. Quienes integramos esta fuerza política nos merecemos otra cosa. Vale recordar por ejemplo que el proyecto que se quería llevar adelante en el período anterior, sobre independencia del Banco Central, ni siquiera fue elaborado por los técnicos (muchos y muy buenos) de nuestra fuerza política.
UNIDAD SIEMPRE
Sucede que algunos compañeros que hoy están conmovidos por la falta de unidad de acción, y aparecen como los adalides del respeto a las resoluciones del FA, son justamente quienes han sido menos proclives a respetarlas. Quienes hoy se preocupan de la falta de unidad de acción del FA, son quienes en 2005 llevaron adelante un Tratado de Protección de Inversiones con el imperialismo (recordemos que el PCU tampoco votó en esa instancia), Tratado que no estaba ni por asomo en el Programa del FA. Son los mismos que luego, impulsaron contra viento y marea un TLC con EEUU, que expresamente el Programa del FA rechazaba. Son los mismos que elaboraron una reforma tributaria que no seguía los lineamientos básicos del FA (que pague más el que “tiene” más), sino un lineamiento propio: que pague más el que “gana” más. Son los mismos que al otro día del Congreso “Zelmar Michelini” manifestaron abiertamente su oposición a todo lo que allí se había resuelto. “El Espectador” señalaba al otro día del Congreso: “El precandidato presidencial del Frente Amplio (FA) Danilo Astori tomó distancia y cuestionó el programa de gobierno que aprobó el Congreso de la coalición durante el fin de semana pasado. Este posicionamiento del líder de Asamblea Uruguay significa un nuevo alejamiento respecto a la orgánica partidaria, a la que desacreditó en estos días por no reflejar la opinión del “pueblo frenteamplista” cuando designó como candidato oficial a José Mujica y lo colocó a él en tercer lugar”. Y viniendo más acá en el tiempo, quienes se muestran consternados por la falta de unidad de acción, son los mismos que votaron el día 13 de abril en el senado la ley interpretativa de la ley de impunidad, y pocos días después salieron públicamente a decir que no estaban de acuerdo y que lo que había que hacer era derogarla. Téngase en cuenta que no solo se estaba contradiciendo un mandato de los máximos organismos del FA, sino que se estaba proponiendo modificaciones que determinaban que el proyecto pasara a la Asamblea General, en donde las mayorías eran imposibles de obtener. Son los mismos que días después concurrieron junto al presidente a decirle a los legisladores frenteamplistas que por más que el asunto hubiese sido definido por la fuerza política, por más que estuviera en el Programa definido entre todos, por más que habían sido mandatados por dos veces y por unanimidad a votar el proyecto, ellos pensaban que no debían votarlo. En esa instancia, al parecer, no era tan importante la unidad de acción. Esas actitudes del presidente y del vicepresidente, lograron que un legislador desacatara lo mandatado por la fuerza política (en otras palabras, quebraron la unidad de acción). Y no se los vio demasiado preocupados por la situación a la que habían conducido a la fuerza política, al gobierno y al país. La unidad de acción estaba asegurada en un tema por demás importante como era la ley interpretativa de la impunidad; que llevaba ya más de 25 años de discusión en todos los ámbitos de la sociedad, no solo en la fuerza política, y que estaba a punto de resolverse. Se había llegado a un acuerdo e incluso se había mandatado expresamente a los legisladores a votar, y se lo había hecho más de una vez, y por unanimidad de todos los sectores y las bases. Y sin embargo, esa unidad de acción que hoy tanto Mujica como Astori parece que aprecian en gran medida, fue minada justamente por esos mismos compañeros. En esa oportunidad, parece que la decisión contraria no “impactaba en el gobierno”, como esta de ahora. Cuestión por demás curiosa, ya que en aquel caso la ley que supuestamente promovía la fuerza política de gobierno resultó rechazada debido a la falta de unidad de acción, mientras que en la oportunidad de la ley de PPP, la falta de unidad de acción no fue ningún obstáculo para que la ley fuera aprobada (el gobierno contó con los votos de la derecha para su aprobación). Sin embargo, preocupa esta ley (que fue aprobada) y no aquella (que no lo fue).
TAMBIEN UN MÍNIMO DE LEALTAD
Y la unidad de acción, no solo requiere acuerdos generales sobre los grandes temas, y discusión amplia, profunda y fraterna sobre los medios para llevar a la práctica esos acuerdos. Requiere también de lealtad política, esa lealtad que algunos reclaman en los comunistas pero al parecer desestiman a la hora de hacer los planteos propios. En diciembre de 2010, los comunistas realizamos nuestro Congreso, y hablamos allí, entre muchas otras cosas, de la necesaria reforma de la Constitución; cuestión que como es sabido está planteada en el Programa del FA. Comentando la apertura del Congreso, la página Espectador.com dice que: “Eduardo Lorier hizo un encendido llamado a la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente. La senadora del MPP, Lucía Topolansky, respondió solicitándole “lealtad” y pidió a los comunistas que si quieren convocar a una Asamblea Nacional Constituyente (es decir, no es algo que esté en el Programa del FA, al parecer es algo que quieren los comunistas), presenten alguna propuesta concreta para avanzar en el tema. “A mí me preocupa porque yo espero lealtad de los compañeros. Nosotros somos una coalición; un frente no es un partido. Eso también algunos compañeros a veces lo olvidan” habría dicho Lucía Topolansky.
Al parecer, así como ahora hay abanderados de la unidad de acción que no siempre lo fueron, surgen también abanderados de la reforma constitucional (bienvenidos sean). Hace muy pocos días, el diario La República titulaba: Topolansky plantea reforma "total" de la Constitución; y luego dice: “Uruguay podría estar en los umbrales de una total reforma constitucional. La senadora Lucía Topolansky, en ejercicio de la Presidencia, dijo que debería revisarse todo el texto para adecuarla a los tiempos actuales”. “La senadora Lucía Topolansky, en ejercicio de la Presidencia de la República, dijo anoche a LA REPUBLICA ser partidaria de iniciar un proceso que lleve a revisar "toda la Constitución" de la República con el fin de iniciar un proceso de análisis exhaustivo de su contenido y ver qué cosas (de la Constitución) entorpecen, por ejemplo, la acción de un gobierno para así redactar textos alternativos en aquellos que no estén actualizados y no acompasen la gestión". "Una Constitución de primera para un país de primera", agregó. La primera legisladora del país señaló que para lograr ese cometido "sería importante formar una constituyente, como lo proponen algunos compañeros".
También se demuestra lealtad cuando se avisa al sector político que la ministra va a ser removida de su cargo. Si ya se había tomado esa determinación hace más de 25 días (cuando nadie había criticado la gestión del MIDES), no se puede comunicar la decisión en pleno consejo de ministros sin decir agua va.

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