SOSTIENE ROSALES



El ex comandante del Ejército, Rosales, hizo declaraciones al dejar su cargo. Dijo algunas cosas que son ciertas, y otras que no lo son.
Durante su discurso en el que cedió este lunes el mando a Pedro Aguerre, acto al que concurrió el presidente José Mujica, llamó a no ser “rehenes de hechos lamentables ocurridos hace 30 años”.
Aunque Rosales parece que olvidó la época en que esas fuerzas armadas tuvieron de rehenes a miles y miles de uruguayos, es verdad que las fuerzas armadas de hoy son rehenes de los hechos lamentables ocurridos hace 30 años, aunque en verdad esos hechos lamentables siguieron ocurriendo hasta hace 27 años, ya que Roslik fue salvajemente asesinado en un cuartel en el año 84.
Pero son rehenes, claro que lo son, en el sentido de que no serán liberados de ese peso hasta que quienes ensuciaron el uniforme paguen ante la justicia y la sociedad. Recién entonces los uruguayos podremos separar la paja del trigo, los asesinos de los inocentes, los violadores de los que no lo son, los ladrones de niños de los que no lo son.
Pero Rosales dice que de evaluar las causas y las eventuales responsabilidades se deben encargar "el tiempo y la historia". Y eso, señor Rosales…eso es lo que usted quisiera (no está solo en eso, otros piensan lo mismo)…que se encargue el tiempo y la historia…en lo posible cuando ya los responsables estén bajo tierra. Pero de eso se va a encargar antes la justicia, gracias a la lucha de miles y miles de militantes que no han sejado jamás para que así sea.
Rosales dice que “todo aquello que se haya hecho apartándose de la dignidad, debe ser rechazado enfáticamente”. Y es verdad, pero además de ser rechazado enfáticamente, también debe ser juzgado y penado como corresponde, porque son crímenes brutales e inhumanos señor Rosales, no faltas de conducta.
Rosales dice que “En estos tiempos hay que mirar para un solo lugar, que es el futuro para que no sean las mujeres y los hombres, actuales integrantes de este Ejército, rehenes de hechos lamentables ocurridos hace 30 años”. Y ahí Rosales se equivoca de cabo a rabo. Porque vuelve a caer en expresiones de deseo. Lo que Rosales desea es que nadie mire hacia atrás, y por eso solo quiere que miremos hacia el futuro. Pero hay que mirar hacia atrás, inevitablemente, porque todavía falta mucho para hacer, hay mucho que aclarar, hay cuerpos que tienen que aparecer, hay militares que tienen que ir a declarar y hay militares que tienen que ir a la cárcel por lo que hicieron, y para eso hay que investigar el pasado, no el futuro. Pero además, también se equivoca –en realidad no creo que se equivoque, creo que lo hace a conciencia- cuando dice que “los actuales” integrantes de este Ejército son rehenes de los que otros hicieron. Porque en este Ejército de hoy sigue habiendo asesinos cobardes y violadores de los derechos humanos. La prueba más fehaciente es el Gral. Dalmao, general en actividad que se encuentra en prisión procesado por el asesinato de Nibia.
El señor Rosales es un atrevido y un mentiroso cuando dice que “el Ejército no puede ni debe seguir respondiendo institucionalmente por deudas que no le corresponden”. Porque el Uruguay entero sabe que fue el ejército como institución el que apoyó el golpe de estado dado por Juan María Bordaberry, y que luego se quedó con el poder para desde allí torturar, asesinar y violar mientras se instauraba una política económica expoliadora de los trabajadores.
Se equivoca Rosales cuando dice que “Tampoco puede nuestro Ejército estar sometido a una falta de valoración permanente que surge por parte de algunos sectores de la sociedad”, porque la valoración que algunos sectores de la sociedad hacen de ese ejército, está sustentada en los más aberrantes crímenes cometidos por esa institución en la historia de esa propia institución. Y para que esa valoración cambie, lo que tiene que suceder, en primer lugar, es que quienes ensuciaron el prestigio de la institución lo limpien diciendo donde están los desaparecidos. En segundo lugar, esa institución debería pedir perdón a la sociedad y mostrar claramente su arrepentimiento y su compromiso con los valores democráticos y con los derechos humanos, cosa que hasta el momento no ha sucedido.
El señor Rosales, se permite además “enviar un particular saludo a todos aquellos camaradas que juran por su honor no haber mancillado la dignidad de la fuerza y ven con desazón, angustia e impotencia propia y de sus familiares como se los agravia y condena públicamente, sin siquiera tener la garantía de poder expresarse delante de un Juez respecto a estos supuestos”. Y eso es una descomunal mentira, porque quienes ven mancillado su honor y se sienten agraviados, saben que ahora viven en una democracia plena, y que pueden concurrir a la Justicia y hacer todos los descargos y presentar todas las pruebas que los absuelvan. Y saben además que al ser interrogados no lo serán encima de una parrilla metálica, mojados y recibiendo descargas eléctricas en los testículos, que no serán sometidos al submarino para obtener datos (ni por simple diversión), y que nadie los hará desaparecer, por lo cual sus familiares no sufrirán la angustia y la impotencia de no saber de sus destinos.
Por suerte ahora estamos en democracia y este señor Rosales puede hablar. Lo que no puede hacer es faltarle el respeto al pueblo uruguayo como lo hace. Claro....hay chanchos y hay quienes les rascan el lomo.

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