QUERIDO AMIGO:

En tu última carta me pediste que te de una interpretación de la situación por acá, y me preguntaste que pienso hacer.
Intentaré hacerlo. Obviamente, será una interpretación mía, puramente subjetiva, aunque me basaré en hechos objetivos para explicarte por qué pienso lo que pienso.
Desde ya te advierto que quizá no te guste lo que te diga. Hace muchos años que no estás en el país, y desde aquella época en que obligadamente tuviste que exiliarte con tus padres, las cosas han cambiado y mucho. Uno tiende a idealizar ciertas cosas, y si vuelve a toparse mucho tiempo después con la cruda realidad, a veces es muy chocante y duro. Vos seguramente te quedaste con “la foto de aquella noviecita de los 15”, pero la noviecita de los 15 tiene hoy 60, algunas arrugas, muchos achaques, camina con bastones, lleva cicatrices de golpes recibidos en el cuerpo y en el alma, y no la reconocerías. Es una metáfora, pero no se me ocurre otra forma de graficar lo que te voy a contar acerca del Frente Amplio que conociste.

LO QUE FUE

El Frente Amplio que tu conociste (que conocimos), no existe más. Diría mejor: la izquierda que conocimos no existe más. Yo diría que El Frente Amplio que surgió en el 71, dejó de existir en el 73, con el golpe de estado. A partir de allí, con dirigentes presos o en el exilio, desaparecidos o en la clandestinidad, con militantes perseguidos y torturados, etc -lo que todos conocemos-, lo que siguió existiendo fue la mística, los símbolos, reforzados por el heroísmo de tantos y tantos compañeros que siguieron en la lucha. Y existió, claro está, una dirigencia organizada en el exterior, con la finalidad primordial de luchar contra la dictadura, pero muchos daban por finalizado el ciclo del FA ya por ese entonces.
Esto estuvo claro cuando las elecciones internas del 82. Allí no fue posible lograr una unidad de criterios, y mientras algunos seguimos la estrategia del Gral. Liber Seregni, preso por la dictadura, que era la del voto en blanco como forma de marcar la presencia y la supervivencia del FA a pesar de la represión y la persecución, otros elegían votar por los sectores más progresistas dentro de los partidos tradicionales (¿te acordás aquellas discusiones en la azotea de tu casa sobre este asunto?); el voto en blanco tuvo en esa oportunidad alrededor de 80 mil votos.
Una vez recuperada la democracia, renacieron las esperanzas de conseguir aún avances mayores. No eran esperanzas descabelladas. Si el pueblo uruguayo había sido capaz de decirle un NO tremendo a la dictadura en el 80, que había asombrado al mundo; si la izquierda había votado significativamente en blanco en el 82 y allí habían sido mayoritarios los sectores progresistas dentro de los partidos tradicionales (apoyados sin duda por votos frenteamplistas), si ese pueblo había ido creciendo en organización y lucha para derrotar al fascismo, no era una quimera pensar que se podía arañar el triunfo.
Pero en el 85 el pueblo uruguayo optó nuevamente por los partidos tradicionales, y en particular por el partido que más estaba comprometido con la dictadura. Y tanto fue así, que en el primer parlamento de allí surgido había connotadas figuras que habían integrado directamente organismos de la dictadura como el nefasto Consejo de Estado. Esta fue una primera decepción para las fuerzas de izquierda reunidas en el FA.
Sin embargo, restaba aún recibir el golpe más duro, que ocurrió al año siguiente cuando los partidos tradicionales orquestaron y votaron la ley de impunidad. No conformes con eso, expulsaron del Parlamento al legislador del FA que estaba encabezando la pelea por los derechos humanos, por la verdad y la justicia: José Germán Araújo.
No obstante ello, los frenteamplistas fuimos capaces de reaccionar y de dar una nueva batalla por la dignidad, y salimos a juntar firmas para someter la ley de impunidad a referéndum. Logramos reunirlas en una batalla increíble, en la que hubo que disputar firma a firma hasta el último momento. Pero en el 89 se realizó el referéndum y recibimos el golpe más duro: el pueblo uruguayo, ese por el que habían dado la vida tantos y tantos compañeros, eligió por la impunidad. Es cierto que fue una campaña desleal, que todavía persistía el miedo, que hubo censura para nuestras voces, etc...todo eso es cierto. Pero se perdió. Y creo que de allí surgió otro FA diferente, en otro país diferente también.

UN NUEVO PAÍS

El neoliberalismo, envalentonado con sus victorias, tenía vía libre para hacer a su antojo, y lo hizo. El país no volvió a ser ni la sombra de lo que era. No habían pasado en vano 11 años de dictadura. La consigna de “hacé la tuya” del neoliberalismo caló hondo.
Pero otros hechos vinieron a colaborar con el sombrío panorama. La caída del muro de Berlín y el derrumbe de la URSS hicieron estragos en un panorama ya pobre de la izquierda. Se acabó la Guerra Fría, el mundo dejó de ser bipolar, y el capitalismo “triunfante” campeaba por todo el planeta. Eso sin duda repercutió negativamente sobre la izquierda reunida en el FA, fuera o no fuera marxista o marxista-leninista.
Claro que todo eso es dialéctico, tiene avances y retrocesos, y la lucha contra el neoliberalismo permitía conservar la organización y, sobre todo, la unidad. Hubo que luchar contra las privatizaciones de las empresas públicas, había que salvar ANCAP, y también ANTEL, etc... Y allí hubo también victorias del lado del campo popular.
En lo político, se logró obtener el gobierno de Montevideo, y se había podido demostrar que el FA podía gobernar y que podía hacerlo mejor que sus tradicionales rivales, aunque ya entonces empezaron a surgir señales de que algo no andaba bien. Cosas que antes criticábamos pero que ahora las hacíamos nosotros, como la privatización de servicios, por ejemplo.
Pero además comenzó a surgir la ansiedad por llegar al gobierno nacional, y comenzó a generalizarse la idea de que había que ampliar las alianzas para llegar al electorado del centro. Y a partir de allí, todo comenzó a confluir hacia ese objetivo.
Te reitero que el FA ya no era el mismo del 71, y ni siquiera era el que surgió luego de recuperada la democracia, se había transformado radicalmente y en varios sentidos. Se había transformado notoriamente en sus formulaciones programáticas, pero también se habían ido modificando sus referencias ideológicas sin dudas, así como su estructura orgánica, y ni que hablar su convocatoria electoral y política (en el sentido de los destinatarios de su mensaje).
Desde la recuperación de la democracia, hasta las elecciones de 2004 (20 años), lo característico del Frente Amplio fue su constante crecimiento político y electoral,  basado entre otras cosas –y al contrario de lo que algunos afirman- en una renovación constante. El crecimiento electoral prácticamente ininterrumpido (salvo las elecciones del 89, en donde el PGP y el PDC abandonan el FA, y las del 2009), se debe sin dudas a la constante renovación (entendida como el limado de aquellos vértices más revolucionarios), y eso fue –entre otras cosas- lo que le permitió expandir sus fronteras electorales y su llegada a cada vez más amplias capas de la población.
Si tomamos el período que va desde 1971 a 1989 (que incluye los 11 años de dictadura), veremos que los contenidos programáticos prácticamente se mantienen, y que hacen énfasis en las transformaciones “estructurales”. Sin embargo, para las elecciones del 94 y de ahí en más, es visible una tendencia a limar los aspectos que iban hacia cambios realmente estructurales, aquellos más decididamente transformadores.
Muchos sostienen que lo que se ha dado desde entonces es una “tradicionalización” del Frente Amplio (en el sentido de creación de una tradición propia), la que unida a su moderación programática ha llevado al FA a un corrimiento hacia el centro del espectro político incrementando su apoyo electoral.

VOLVIENDO ATRÁS

Pero volviendo un poco hacia atrás. En el programa del 84 hay dos cambios notorios: si bien se mantiene la propuesta de “reforma agraria”, desaparece la referencia expresa a la eliminación del latifundio, y desaparece la mención a la “nacionalización del comercio exterior”. El programa del 89 no presenta grandes cambios, pero ya no se habla del no pago de la deuda externa, sino de “evitar el pago” de los intereses de la misma, debido a su carácter ilegítimo e impagable. En el año 94, la discusión programática más profunda se dio sobre dos temas centrales: la deuda externa y la estatización de la banca. El resultado fue que se eliminó la “estatización de la banca” y se volvió a la formulación del año 84: nacionalización de la banca. Y por otro lado, no se incluyó la moratoria de la deuda externa, y se mantuvo el llamado a la constitución de “un frente de países deudores…para el no pago de los intereses”.
Por cierto que se retira cualquier referencia a la reforma agraria, y se establece que “se estudiará la productividad especialmente de las tierras en manos de extranjeros no residentes y dedicadas a la ganadería extensiva”.
Pero bueno, no te la voy a hacer tan larga la historia. Digamos que ese año (94) se creó el Encuentro Progresista, y que eso influyó notoriamente en la moderación del programa del FA. El programa del Encuentro Progresista de 1999, tiene un énfasis indudable en los aspectos sociales y políticos por sobre los económicos, que eran el eje del programa del 71.

EL FA EN EL GOBIERNO

Lo cierto es que con la estrategia de una fuerza de izquierda, de conseguir alianzas del centro para obtener votos del centro, lo que llega al gobierno en el año 2005 es un FA que va a desarrollar un gobierno de centro izquierda, siendo muy generosos con la aplicación del término.
Porque yo no tengo dudas de que el primer gobierno del FA, fue un buen gobierno, en relación con lo que habíamos vivido antes los uruguayos, pero difícilmente se pueda decir que fue un gobierno de izquierda. No hablo de socialismo, hablo de izquierda. Muchas cosas que se hicieron fueron buenas, y eran necesarias, como la atención a la emergencia social. Los partidos tradicionales habían literalmente destruido el tejido social.
Lo mismo puede decirse del segundo gobierno, en el que hubieron leyes avanzadas en algunos sentidos, pero también desastres en otro sentido, con sus mega inversiones, mega capitalismo, mega explotación.
Yo creo que lo más que puede decirse es que, de los tres partidos tradicionales, el que demostró administrar mejor fue el Frente Amplio. Aunque esto también debería ser relativizado, teniendo en cuenta lo que pasó con PLUNA.
Pero aquello que alguna vez fue nuestro ideario básico de izquierda, como la definición de antioligárquicos y antiimperialistas, quedó por el camino. Para que te hagas una idea, la primer gran medida del FA, en el primer año de gobierno, fue protegerle las inversiones al imperialismo yanqui mediante la firma de un Tratado, algo a lo que no habían llegado ni blancos ni colorados. Y para mayor bochorno, el Tratado lo firmó Tabaré en una cumbre americana en Mar del Plata, cuando se enterraba definitivamente el ALCA, el proyecto imperialista de Bush. Tabaré fue el único presidente que ese día se reunió con el genocida en privado, para firmar ese Tratado.
Y no fue lo único; también se hicieron maniobras militares con la marina de los EEUU, algo a lo que siempre nos habíamos opuesto cuando éramos oposición; y mandamos tropas a Haití, haciéndole los mandados al imperialismo. Por este hecho renunció a su banca y se fue para su casa el compañero Chifflet, uno de los mejores y más honestos legisladores que teníamos por entonces.
Así como nos emocionamos viendo como aquellos barbudos cubanos tiraban abajo los carteles de la TEXACO, tuvimos que tragarnos que el primer gobierno del FA pusiera como ministro a un ex gerente de la TEXACO, ministro que tuvo un papel muy activo en las negociaciones para hacer un TLC con los EEUU, y que después terminó de gerente de la PLUNA saqueada.
Esas negociaciones por el TLC, mostraron lo peor de algunos personajes de nuestro gobierno. Algunas mentiras fueron públicas y basta leer los portales de la época para comprobarlo, pero las bajezas más increíbles hay que ir a leerlas en los cables de wikileaks. Si tienes tiempo y estómago te recomiendo que los leas. Podrás ver allí que los negociadores uruguayos se desesperaban pidiéndole a los yanquis que le cambiaran el nombre al TLC para así poder pasar gato por liebre al FA y a los uruguayos; algo realmente deprimente por lo ruin y degradante.
También en esos cables se puede leer la opinión que tenían los yanquis sobre Mujica, destacando su poder moderador para ponerle un freno a los impulsos de izquierda en el FA.
Es probable que no hayamos sido engañados, y que simplemente no supimos ver lo que otros sí tenían claro. En una nota de Búsqueda de noviembre de 2003, se reproducían comentarios del Citigroup en el sentido que “los partidos políticos tradicionales han sido incapaces de impulsar reformas que incrementen el rol del sector privado en la economía", como hicieron otros países de la región en la década pasada. Para el grupo financiero norteamericano, un eventual gobierno del Frente Amplio (FA) a partir de 2005 podría "liberalizar sectores clave en los que el gobierno tiene monopolio y expandir el rol del sector privado en la economía".
Y también es cierto que otros compañeros lo vieron venir mucho antes. En una entrevista que le hiciera Búsqueda, en febrero de 1993, decía Germán Araújo: “Estoy muy preocupado por el futuro del Frente Amplio porque veo que de continuar algunas líneas que vienen exponiéndose, el Frente corre el grave riesgo de perder su esencia. Yo concebí siempre al Frente Amplio como la fuerza de cambio de este país y es la última esperanza que nos va quedando. En ese sentido, nadie aguarda que un gobierno Colorado o uno del Partido Nacional pueda modificar esencialmente las cosas. Sin embargo, hay un cierto pragmatismo que está ganando a algunos compañeros del Frente y se está desestimando la posibilidad de promover un cambio profundo. Da la impresión que algunos compañeros están más preocupados por sus ambiciones personales que por los problemas colectivos”.
Y en el año 2004, Helios Sarthou, advertía que el principal factor que ponía en duda la vocación de cambio del FA era la contradicción entre el proyecto electoral y el proyecto político que vivía la coalición de izquierda. "Me parece -sostuvo Sarthou- que se ha encarado un proyecto electoral en detrimento del proyecto político. Tal vez sea una enfermedad de crecimiento que la izquierda enfrenta en determinado momento histórico. El riesgo es que el proyecto electoral pueda crecer predominando sobre el político. El proyecto electoral es no perturbar el logro del apoyo de sectores, cualesquiera sean estos, y componer lo ideológico para captar a todos."
No quiero aburrirte con detalles de cada una de las medidas de los gobiernos del FA. Hay mucho y de todos los colores. Pero supongo que sabrás que en el año 2006, Danilo Astori recibió el premio al mejor Ministro de Economía del mundo, por parte de la revista "The Banker" del grupo británico "Financial Times" (flor y nata del capitalismo mundial), un galardón similar al recibido el año anterior por el  Ec. Isaac Alfie cuando  detentaba el mismo cargo en el gobierno del Dr. Jorge Batlle; o que finalizado su mandato, Tabaré Vázquez pasó a integrar el Grupo Asesor Regional del FMI para el Hemisferio Occidental.
En otros planos, podría decirte que Tabaré Vázquez promovió el ascenso a general a Dalmao, el asesino de Nibia, a pesar de que se le advirtió reiteradamente de quién era, o que puso al gral. Barniex, el asesino de Perrini, a investigar el destino de los desaparecidos. Que legisladores del FA se negaron a anular la ley de impunidad, que Vázquez vetó leyes que el propio FA había promovido y votado en el parlamento, etc.
La frutilla de la torta la puso el propio Tabaré Vázquez cuando contó en un colegio del Opus Dei que siendo presidente le había pedido ayuda al genocida Bush para asustar a los argentinos. Ese único hecho, debería bastar para que nunca más en su vida Tabaré participara en política; al menos no en filas de la izquierda. Había dicho que se retiraba de la vida política activa, y yo apostaba que no volvería; me parecía lógico que no lo hiciera. Alguien que le había mentido a su fuerza política y al país, que había vetado las leyes que había votado su propia fuerza política, y que confesaba en un colegio del Opus Dei cosas terribles que jamás le había dicho ni a su gobierno ni a su fuerza política, no podía tener el rostro de volver. Pero aunque no lo creas, fueron los propios dirigentes del FA quienes fueron a buscarlo a su casa para que volviera, y hoy es el precandidato que apoya la enorme mayoría de los sectores. El mensaje es claro: no importa lo que hagas, todo te será perdonado si me garantizas un nuevo gobierno.

CONTESTANDO TU PREGUNTA

Me preguntaste que voy a hacer en las elecciones. Te lo digo. Antes de las elecciones generales están las internas en junio. Allí seguro que iré a apoyar la candidatura de Constanza Moreira; creo que es una especie de acto de dignidad, una forma de manifestar mi apoyo a todo un movimiento de gente que todavía lucha por generar algún cambio en el sentido de volver a las raíces frenteamplistas; un movimiento que sobre todo nuclea a mujeres y jóvenes, y eso de por sí me genera simpatía. Mi compromiso no va mucho más allá de eso.
Pero en las elecciones de octubre primará la preservación de ciertos valores éticos que hacen también a quienes nos consideramos todavía militantes de izquierda. Todavía creo en el Che y muchas de sus enseñanzas,  aunque para muchos haya pasado de moda.
"El primer acto de libertad es decir NO frente a lo inaceptable", dijo alguna vez Albert Camus. Y para mi es inaceptable votar a un sujeto que me mintió descaradamente, que actuó en contra de lo que entre todos resolvimos, que traicionó abiertamente los ideales latinoamericanistas de la izquierda uruguaya, pidiendo ayuda en secreto al genocida presidente del país más imperialista de la historia para asustar a nuestros vecinos.
No es válido enumerar logros de nuestro primer gobierno para justificar la candidatura de un tipo como ese.
Te repito que los gobiernos del FA han hecho cosas buenas, y está lleno de frenteamplistas honrados y con principios trabajando en muchos lugares haciendo buenas cosas. Pero como decía el Che No se trata de cuántos kilogramos de carne se come o de cuántas veces por año pueda ir alguien a pasearse por la playa, ni de cuántas bellezas que vienen del exterior puedan comprarse con los salarios actuales. Se trata, precisamente, de que el individuo se sienta más pleno, con mucha más riqueza interior y con mucha más responsabilidad”.
Y también: “El hombre debe transformarse al mismo tiempo que la producción progresa; no realizaríamos una tarea adecuada si fuéramos tan sólo productores de artículos, de materias primas y no fuéramos al mismo tiempo productores de hombres”.
No se me escapa que esas cosas serán plenamente posibles, en toda su magnitud, cuando lleguemos al socialismo. Pero es necesario preservar a toda costa los valores éticos y morales que harán que esas cosas sean posibles, y no se llegará algún día a construir un hombre nuevo si desde ahora vamos despojando al hombre actual de sus valores más esenciales.
Sigo creyendo sobre todo en aquella otra frase del Che: “El socialismo económico sin la moral comunista no me interesa. Luchamos contra la miseria pero al mismo tiempo luchamos contra la alienación”. Y hoy, y acá, los avances revolucionarios parece que ya no se miden con esos parámetros, sino en porcentajes de PBI, o si tenés o dejás de tener el “investment grade”.
Como no me llevaré a la tumba ningún porcentaje de PBI, ni habrá lugar en mi cajón para ninguna tasa de desempleo ni me llevaré al más allá ningún índice de desocupación, ni tampoco tendré allí lugar para un salario, por más mínimo que fuera, intentaré conservar para el momento de la partida lo único que podré llevarme: principios y valores éticos.
Por lo tanto, si la próxima elección supone el tener que elegir entre el “mal menor” (y dando por cierto que Tabaré Vázquez sea el mal menor, que no estoy tan seguro), no elegiré nada, esto es, votaré en blanco. No lo haré contento, por cierto. Una sola vez en mi vida voté en blanco, cuando las elecciones internas del 82, y todos sabemos que significaba en ese momento votar por la vigencia del Frente Amplio. Tal vez ahora, de alguna manera, vuelva a significar lo mismo, votar por la vigencia de un proyecto colectivo de izquierda de verdad, con un sentido anticapitalista y humano, como debe ser.
Un abrazo enorme, y no te quedes con mi visión. Pregúntale a otros, pero sobre todo consulta con tus principios, con tus valores, que los sé iguales a los míos, esos no fallan. Un abrazo.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Compañero dignísimo lo suyo, aqui con mi maridito leímos recién y te mandamos un apretado abrazo, son brillantes tus aportes !!!
José Luis Perera ha dicho que…
Gracias Nancy!! un abrazo a ustedes
José Luis Perera ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Washington Fernández ha dicho que…
Completamente de acuerdo con el análisis.
Marta Sacco ha dicho que…
Aunque es doloroso es impecable su carta , vivo en Argentina desde el 74 ,nunca deje de votar esta vez paso , ya lo tenia decidido, solo que usted lo expreso como yo no se hacerlo Saludos
Marta
Beatriz Denis ha dicho que…
Todos sus aportes a la reflexión, el análisis histórico de los acontecimientos más recientes; reflejan e interpretan mi sentir, mis vivencias y decepciones, que son la de NO pocos. Ex militante (1987 CUF.FA).
Beatriz Denis.

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