OTRO RUMBO: IZQUIERDA EN DEBATE
Por estos días, una carta abierta a los
uruguayos ha dado que hablar y mucho. Como era de esperar, ha tenido cientos de
apoyos y también críticas despiadadas.
Quienes la suscribimos, somos ciudadanos
de izquierda que tenemos inquietudes respecto del futuro del país. Como lo
señala el texto, en el próximo balotaje algunos de los firmantes votaremos en
blanco o anulado, y otros lo harán por la fórmula del Frente Amplio. Ninguno lo hará por la fórmula del Partido Nacional.
¿Por qué es importante esa aclaración?
Pues porque el contenido de la carta nada tiene que ver con las elecciones,
sino con una discusión que queremos dar acerca del rumbo económico y político
que hemos venido transitando desde que el progresismo asumió la conducción de
este país. Y en esa discusión poco importa lo que uno votó o votará, si está
dispuesto a formar parte de un debate que consideramos crucial.
Por eso no se entienden las críticas que
por ahí se han escuchado en cuanto a la oportunidad (días antes del balotaje)
para comenzar a hacer circular el texto en cuestión. El llamado a la discusión
no aborda en ningún momento la cuestión de las elecciones, ni de las pasadas ni
de las que vienen, porque entre otras cosas, se descuenta un triunfo de la
fórmula del Frente Amplio. Y cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿a alguien se
le podría ocurrir plantear un cambio de rumbo hacia la izquierda, si estuviera
en los cálculos un triunfo de la fórmula del Partido Nacional?
Algo que pocos parece han leído, es el
reconocimiento a los avances indudables que se han podido constatar. El texto
dice así: “no cabe duda que la
desocupación ha caído sensiblemente, que el poder adquisitivo ha aumentado y
cierta desigualdad de ingresos se ha atenuado, sobre todo considerando el
reparto entre los sectores de ingresos medios y más bajos. Se han reconocido
derechos y dado apoyo a sectores de la población que estaban privados de amparo
social”.
No obstante ello, nos
hacemos una pregunta que es básica: “nos preguntamos
si vamos en la mejor dirección posible, si lo alcanzado en estos diez años
guarda suficiente relación con las causas sociales y políticas por las que
tanta gente luchó”. Lo reitero, es una pregunta y
no una afirmación. Nos interesa discutir si -a pesar de los indudables logros-
el rumbo es el que todos esperamos.
Porque desde nuestro punto de vista, se
deben tener en cuenta también los debes, aquellas cosas que aún duelen en una
sensibilidad de izquierda, porque la distribución de la riqueza sigue siendo
injusta, porque hay una enorme cantidad de compatriotas que ganan salarios o
jubilaciones insuficientes cuando el país es varias veces más rico. Y queremos
discutir si esas injusticias son un problema de tiempos, o si el problema es
que con este modelo y con este rumbo las mismas continuarán existiendo y
eventualmente agravándose si la situación internacional desmejora.
PROPUESTAS
Se nos ha criticado que no hacemos
propuestas. La cuestión es: ¿sólo se puede discutir cuando uno tiene una
propuesta diferente? ¿no es posible plantear una discusión sobre la realidad
para entre todos encontrar las alternativas más adecuadas para superar esa
realidad si es que la consideramos injusta?
Pero además, cuando uno hace una crítica,
generalmente está implícita una propuesta: hacer lo contrario de lo que se está
haciendo. Esto no es un axioma, claro está, pero cuando uno dice que es un peligro
sustentar el desarrollo en la venta de materias primas, evidentemente está
pensando y proponiendo hacer algo distinto. En el caso de la carta en cuestión,
se propone “apostar a una mayor diversificación y sofisticación productiva
que genere nuevas bases de competitividad internacional, incorporando otras
áreas de producción, como la tecnología, el software, la biotecnología y una
industria no sólo orientada al procesamiento de la producción primaria”.
Y cuando la carta dice que “Con una
raquítica inversión en investigación y desarrollo es impensable dar ese salto”,
lo que está proponiendo es invertir lo necesario para dar ese salto. De
manera que tampoco es cierto que no contenga propuestas.
No se puede esperar que en una carta se puedan hacer propuestas acabadas sobre todos los temas que importan. Obviamente se plantean las preocupaciones y algunos rumbos a discutir. En materia educativa, por ejemplo, decimos: “ hacer de la enseñanza pública una causa nacional. Ello implica garantizar su funcionamiento, asegurar el acceso de todos los niños y jóvenes, dar estabilidad a los docentes, elevar el nivel de conocimiento impartido, cambiar su metodología para hacerla más amable y rediscutir su rumbo para que cumpla sus objetivos sociales: transmitir y construir conocimientos, generar inclusión social, capacidad de trabajo, pensamiento crítico y calidad democrática”.
No se puede esperar que en una carta se puedan hacer propuestas acabadas sobre todos los temas que importan. Obviamente se plantean las preocupaciones y algunos rumbos a discutir. En materia educativa, por ejemplo, decimos: “ hacer de la enseñanza pública una causa nacional. Ello implica garantizar su funcionamiento, asegurar el acceso de todos los niños y jóvenes, dar estabilidad a los docentes, elevar el nivel de conocimiento impartido, cambiar su metodología para hacerla más amable y rediscutir su rumbo para que cumpla sus objetivos sociales: transmitir y construir conocimientos, generar inclusión social, capacidad de trabajo, pensamiento crítico y calidad democrática”.
Pero la propuesta principal, la que
recorre todo el texto, y que está a consideración de aquellos dispuestos a
escuchar y deseosos de ser escuchados, es ejercer el razonamiento crítico
propio de una cultura de izquierda que siempre nos caracterizó, para generar un debate productivo.
Un documento elaborado por el sector de
Danilo Astori (Asamblea Uruguay) en el año 2010, decía lo siguiente: “...el
Frente debe estar en permanente renovación. No sólo en cuanto a su programa, a
su estrategia, sino también desde el punto de vista ideológico. Y esto también
es ser de izquierda. Izquierda es renovación. La adhesión al programa concebida
con un criterio de izquierda significa estar interrogándonos permanentemente si
conocemos bien la realidad que pretendemos cambiar, porque, de lo contrario, no
podríamos hacer propuestas viables, rigurosas y con resultados efectivos. Debemos
preguntarnos si las propuestas que hacemos son realmente las que permiten
avanzar, en los hechos y no de palabra, hacia una sociedad que tenga
prosperidad y justicia social. Al mismo tiempo, concebir esto desde la
izquierda, es decir, democráticamente y aspirando siempre a la superación, no
puede hacerse con un pensamiento único: debe haber discusión”.
Creemos firmemente que eso es así, que debe haber discusión, y que nadie
debe ser excluido de la misma por lo que vote o deje de votar, porque los
problemas vitales de las sociedades no necesariamente pasan por elecciones. La
invitación está hecha.
Comentarios
o parioo Pereyra...!!! al fin !!!
preguenta Jose Luis Perera
estuve en un estado criticco de spopor hace dias..me volvieron las crisis de epilesia quiero votar anulado como hago
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