Desagradecido… jamás
Tengo que reconocer que soy un carnero, no hice el paro dispuesto por el sindicato. Ni este paro ni el anterior, ni el anterior.
O sea, no hice nada para merecer el 10% de aumento que el gremio consiguió luchando. Por cada $100 que ganaba, hoy gano 110, pero si ganaba $20,000, hoy gano $22.000. Si, $2.000 más que antes sin haber hecho nada. Todo gracias a mis compañeros de trabajo que luchan.
Pero soy un carnero agradecido, por eso quiero agradecerles infinitamente a los compañeros de trabajo que luchan por mí y se los haré saber a mis hijos, que mis compañeros de trabajo también luchan por ellos. Si lo hago por intermedio de esta nota es porque me daría vergüenza decirles esto cara a cara aunque los vea todos los días en el lugar de trabajo.
Gracias, porque cuando compro 10 caramelos, uno lo pago con la lucha de mis compañeros de trabajo y no con la mía.
Gracias, porque de cada 10 kilos de yerba que compro, 1 kilo es por la lucha de mis compañeros de trabajo.
Gracias, porque de cada 10 litros de nafta que pongo en el tanque, 1 litro es por la lucha de mis compañeros de trabajo.
Gracias, porque de cada 10 días de vacaciones que tomaremos con mi familia, 1 día es gracias a mis compañeros de trabajo.
Gracias, porque de cada 10 veces que vaya al cine, una, será gracias a la lucha de mis compañeros de trabajo y no a la mía.
Gracias, porque de cada 30 días que mis hijos van al club, 3 son gracias a la lucha de mis compañeros de trabajo.
Gracias, porque 3 días por mes pago la luz por la lucha de mis compañeros de trabajo.
Gracias, porque de todo lo que gasto, un 10 % es gracias a la lucha de mis compañeros de trabajo.
Gracias, porque si llego a tener 10 hijos, 1 lo criaré con el aumento de sueldo conseguido por la lucha de mis compañeros de trabajo.
Seré carnero, pero un desagradecido jamás. Gracias. Gracias. Gracias.”
Esta nota apareció en el lugar donde yo trabajo.
Raquel desde Paysandú 11-06-2015
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