DEMAGOGIA DE AMBOS LADOS (publicado esta semana en VOCES)
El Frente Amplio corre el riesgo de perder las elecciones, fundamentalmente por la pérdida de votos por izquierda, y ese dato está influyendo en la agenda parlamentaria y del ejecutivo.
La ley orgánica
militar, del consejo de estado de la dictadura, siguió vigente
durante 45 años, y si el gobierno actual se decidió por fin a
modificarla hay que celebrarlo, aunque sea evidente el oportunismo; y
apoyarlo con el voto. Esas y tantas otras rémoras de la dictadura,
debieron ser modificadas o directamente eliminadas hace ya mucho
rato. Las jubilaciones de privilegio, entre otras. Pero hemos tenido
gobiernos que muy poco quisieron hacer a ese respecto, y prefirieron
hacer la plancha para no molestar a los militares y así poder contar
con su apoyo tácito.
La principal excusa
esgrimida por parte de la oposición para no votar las
modificaciones, fue que “no era el momento dada la cercanía de las
elecciones”. No se entiende muy bien cuál sería el impedimento
para votar algunas leyes en momentos previos a las elecciones. Si el
impedimento es que se puede afectar las expectativas electorales de
un partido entonces es un argumento fuera de lugar. Tanto los
gobiernos, como los parlamentarios que los controlan, deberían tener
claro que su función es gobernar y legislar, independientemente de
intereses partidarios. Pero claro, eso es un ideal muy lejano de la
realidad: que los partidos ponen en primer lugar sus propios
intereses, y luego los del país.
¿Sería posible
lograr consensos sobre este tipo de leyes si se hicieran a mitad o al
principio de un período de gobierno? Quizá, no lo podemos ni
afirmar ni negar, porque ha sucedido que los votos faltan en
cualquier parte del período. La ley de impunidad intentó ser
anulada mediante otra ley en el año 2011, a mitad de un período de
gobierno, y por cierto que hubieran sido necesarios los más amplios
consensos en esa instancia; sin embargo, ni siquiera se logró entre
los promotores de la anulación y el proyecto naufragó.
La demagogia es de
ambos lados, desde el oficialismo que impulsa medidas para recuperar
votos, y desde el sector de la oposición que no da los votos al
proyecto para no perder los suyos. También fue demagógico todo el
accionar del presidente de la república en el “caso Gavazzo”,
pretendiendo limpiar su conciencia con la baja de los militares que
integraban el tribunal, o cesando al ministro de defensa, que había
hecho su tarea como debía. Es indudable que el primero en ser cesado
debió ser el secretario de presidencia, ya que es impensable la
renuncia del propio presidente, que es lo que hubiera pasado en un
país en serio.
Las mejores fuerzas
armadas son las que no existen. Este proyecto, será un paso adelante
en la democratización de las que tenemos, pero la real se logrará
cuando se termine la impunidad, y aquellos que ensuciaron el honor de
las fuerzas armadas paguen por los delitos aberrantes cometidos. La
verdad y la justicia son los caminos idóneos para que las nuevas
generaciones de militares encaren su vocación con una cabeza
diferente.
José Luis Perera
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