LA IDONEIDAD ES UN CUENTO (mi artículo de esta semana en semanario VOCES)
Cuando
un partido queda en minoría en primera vuelta, una de las opciones
es formar una coalición, negociar con otras fuerzas la creación de
un gabinete de gobierno que contenga miembros de todos los partidos
del acuerdo. El presidente que resulta electo le ofrecerá obviamente
los cargos a sus socios de la coalición, pero quien designe la
persona para ese cargo será el partido que recibe la propuesta y no
el presidente. Así
las cosas, éste
tendrá la posibilidad de nombrar a aquellos de su propio partido, y
deberá conciliar las diferentes fuerzas de los distintos sectores
que lo llevaron a la presidencia.
De
manera que la
idoneidad para el cargo, tanto en ministerios como en los diferentes
entes, es un cuento chino que nadie se cree, más allá de que
eventualmente en algún caso pueda haber una coincidencia entre
idoneidad y cargo.
Por otra parte, es indudable que son cargos políticos, y que el
presidente de turno lo que intenta es rodearse de gente con
respaldo político para poder gobernar. Luego, quien ocupa el cargo
político se rodea de asesores que lo ayuden en la tarea específica
cuando esta tiene un carácter técnico.
Por
otra parte, ¿cómo se puede evaluar la idoneidad para determinados
cargos? Uno diría que tal vez un buen ministro de salud pública sea
un médico, pero no necesariamente es así. Ni el mejor ministro de
educación y cultura tiene por qué ser un educador. El ministro de
vivienda, ¿tiene que ser un arquitecto? ¿un albañil? ¿Cómo se
mide la idoneidad para ser ministro de defensa? ¿un militar sería
el más idóneo para ese cargo? ¿tal vez un policía para el
ministerio del interior? No lo creo. Son cargos fundamentalmente
políticos.
Y
desde luego, todos los gobiernos no hacen otra cosa que repartir los
cargos políticamente. Lo
hacen cuando tienen mayorías (lo
hicieron siempre los gobiernos del FA y todos los anteriores),
y con más razón aún lo hacen cuando son gobiernos de coalición,
en donde el juego de intereses y objetivos políticos es sumamente
complejo y en permanente tensión.
Lacalle
Pou incluso
afirmó que
«el
gobierno que viene necesita fortalezas y estabilidad”,
y
agregó
que para sostenerla habría para el FA una integración de los
organismos de entes autónomos, servicios descentralizados, como
forma de contralor, en las políticas macro de los organismos. Y
después un diálogo con las organizaciones sociales, con los
sindicatos, con las cámaras empresariales.
Sea
como fuere, lo cierto es que el funcionamiento de los gobiernos
de coalición
descansa en la necesidad de llegar a acuerdos interpartidarios,
de construir consensos y, a fin de cuentas, en la negociación entre
los diferentes actores, lo
que deja un márgen muy pequeño para buscar el combo
idoneidad/cargo.
Comentarios