CENSURA!!


(mi artículo de esta semana en VOCES)                                                                                               

Año 2011; Fernández Huidobro, anunciaba que no votaría la anulación de la ley de impunidad. Escribí un artículo en el que criticaba su actitud, y lo envié al semanario de izquierda en el que entonces escribía. Me llama el director del mismo y me dice: “esto no lo podemos publicar”. Comprendí las razones (se estaba conversando para intentar convencerlo).
Año 2011; Vázquez cuenta a unos estudiantes de un colegio del Opus Dei, que le pidió ayuda a Bush contra los argentinos. Escribí criticando su actitud. El director me dice: “esto no lo podemos publicar, mandame otro artículo”. Esta vez me fui del semanario, donde llevaba escribiendo varios años, y en el que disponía de una página entera para expresarme.
Digo esto para dejar claro que la censura ha existido siempre, en dictadura y en democracia, explícita o solapada, a la derecha y a la izquierda. Y ni que hablar de la autocensura, la de quienes temen perder el trabajo, pero también la de quienes se abstienen hipócritamente de criticar a los suyos.
Sería más creíble si aquellos que elevan su voz ante el peligro de la libertad de expresión en un gobierno tradicional lo hubiesen hecho en un gobierno progre, o si quienes elevan su voz ahora contra los maltratos a periodistas durante el progresismo hubiesen hecho lo mismo en los tiempos en que ellos gobernaban y presionaban periodistas.
¿Esto justifica tolerar un nuevo intento de censura? No. Pero que no vengan ahora a rasgarse las vestiduras y a poner el grito en el cielo aquellos que han callado cosas inauditas para proteger a sus partidos o sus líderes. No se puede encasillar este debater en fáciles estereotipos ideológicos.
Podemos estar de acuerdo con los objetivos que expresa el comunicado de la Secan de “servir al interés público, balancear las opiniones y reflejar todos los puntos de vista relevantes para la comprensión de los hechos y presentarlos de forma imparcial”. Es más, coincidimos plenamente. Si les exigimos veracidad, imparcialidad y calidad a los medios de comunicación privados, con los medios públicos la exigencia debe ser absoluta, porque se hace con recursos públicos, que nos pertenecen a todos.
Con lo que no podremos coincidir jamás, es con que todos los contenidos periodísticos deben ser consultados previamente con un coordinador. Si censura es “la intervención que practica el censor en el contenido o en la forma de una obra, atendiendo a razones ideológicas, morales o políticas”, la intervención previa de un “coordinador” sobre los contenidos periodísticos, acá y en cualquier parte del mundo, se llama censura, por más que se la quiera revestir con bonitos ornamentos.
Porque además, eso se contrapone con el párrafo final del comunicado: “Entendemos la libertad de expresión como el derecho de los profesionales a proponer, buscar y difundir la información que estimen necesaria, sin interferencia de representantes de los poderes públicos o privados..”. Si los profesionales de la comunicación de los medios públicos, deben someter los contenidos al escrutinio de un representante del poder público (como lo es sin duda el coordinador), entonces no hay libertad de expresión, como lo dice el propio comunicado.



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