EL ESTADO EN CUESTIÓN

 

(publicado esta semana en VOCES)

Los episodios de justicia por mano propia que todos conocemos, sacan a la luz algunas de las falencias más hondas de nuestra sociedad.

No estoy seguro de que haya un mensaje desde la política que los promueva. Aunque hay ejemplos de ello. El entonces senador Fernandez Huidobro, allá por 2008, dijo que "Parecería muy recomendable desobedecer a la querida compañera ministra: no hay más remedio por ahora que armarse" (discrepando con la ministra Daisy Tourné que proponía desarmar a la población). Y en 2018 el ex fiscal Zubía -entonces candidato a diputado-, reivindicó el mostrar el arma que portaba durante una entrevista, porque sirvió para "significar lo difícil que es vivir hoy".

Los hechos en cuestión ponen en entredicho la existencia misma del Estado, de sus instituciones y de sus leyes. Implican la ruptura del contrato social, aquel que otorga al Estado el monopolio de la fuerza. Son una forma extrema de privatización de la violencia, y reproduce y aumenta los niveles de inseguridad, ya que supone amenazas a la integridad de las personas.

Algunas posibles explicaciones:

1.  Deficiencias del sistema de justicia. Muchas personas no confían en el sistema de justicia del Estado, la lentitud en los procesos, el exceso de trámites, el mal servicio a la ciudadanía, y la impunidad percibida o efectiva en relación con casi todos los delitos. Incluida la impunidad en los casos de justicia por mano propia.

2.  Estímulo de la violencia a través de los medios de comunicación. Como dice  Beliz “el inusitado despliegue de violencia por parte de los medios, especialmente de los programas de noticias, contribuye a estimular el fenómeno de la violencia y a percibir el entorno de manera que motiva a algunos a tomar la justicia por sus propias manos”.

3.  Alta percepción de inseguridad, o, en algunos casos, aumento real de la inseguridad.

Para acabar con esta práctica el Estado debe recuperar su legitimidad, mejorar la credibilidad de las instituciones, ampliar la seguridad jurídica de los ciudadanos. Si cuando estos hechos se suceden, la justicia es débil, se repetirán.

Por otro lado, es importante mejorar la percepción de seguridad de los ciudadanos a través de los medios de comunicación, disminuir la visibilidad de hechos violentos y eliminar la concepción de justicia por mano propia como mecanismo legítimo, único u oportuno.

Un estudio de 2015 que incluye el nivel de aprobación medio que los habitantes de la región dan a la aplicación de la justicia por mano propia, señala que los indicadores demográficos que más tienden a estar relacionados con el apoyo a ese método son la edad —entre más joven sea la persona, más probable es que la apruebe—. Y ese sí que es un problema de enorme magnitud.

José Luis Perera

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