LOS NOMBRES...¿NO IMPORTAN?
He escuchado muchas veces decir que “los
nombres no importan, lo que importa es el programa”. Esto traduce una cuestión
que la izquierda ha sostenido históricamente, en el sentido de que las
transformaciones las realizan los pueblos, que en el fondo lo importante son
las ideas que están detrás de esas transformaciones y el apoyo popular que
generen para llevarlas adelante.
Y sin duda que el asunto tiene su justificación
innegable; en el fondo se trata de que los cambios realmente trascendentes son
con la gente, y no para la gente.
En cuanto al Frente Amplio, siempre hemos
sostenido eso mismo. Primero discutamos el programa, y luego veamos quienes son
las personas, los nombres, adecuados para llevarlo adelante.
AHORA BIEN
Lo dicho, no significa desconocer la
importancia de los líderes; importancia que muchas veces es cardinal. En el
sentido que nos es tan descabellado decir que determinados hechos históricos no
hubieran sucedido, o hubieran sucedido de una manera muy diferente o en otros
plazos, si no fuera por la presencia de tal o cual personalidad.
Por dar unos ejemplos muy evidentes:
-
¿La
Revolución Rusa hubiera sido lo que fue si no hubiera existido Lenin?
-
El
pueblo cubano hubiera derrotado tarde o temprano la dictadura de Batista, es
muy posible, pero ¿la Revolución Cubana hubiera sido lo que fue sin la
existencia de Fidel o del Che?
-
¿Venezuela
estaría inmersa en el proceso actual si no hubiera existido Hugo Chávez?
-
El
general Gestido, le había ofrecido la vicepresidencia a Zelmar Michelini, la
que finalmente terminó en Jorge Pacheco Areco ¿El proceso autoritario de fines de los 60
hubiera sido exactamente el mismo si Michelini hubiera sido el presidente?
Lo que quiero decir, es que los nombres y las
personalidades también importan, y que muchas veces importan tanto como el
programa.
En algunos casos, porque los nombres pueden
garantizar que el programa se cumpla, mientras que otros nombres pueden generar
dudas.
EJEMPLOS RECIENTES
El programa que llevó al gobierno al Frente
Amplio en 2005, se oponía a los Tratados de Libre Comercio, pero el nombre que
elegimos para llevarlo a cabo, intentó por todos los medios hacer lo contrario
a lo que decía el programa, y buscó un TLC con los EEUU.
Yo no puedo asegurar que el Tratado de
Protección de Inversiones con los EEUU se hubiera firmado igual fuera quien
fuera el presidente y el ministro de economía del gobierno del Frente Amplio
La fuerza política elaboró y votó
proyectos en el Parlamento, que luego esa personalidad elegida los vetó.
Seguramente no hubiera sucedido lo mismo con otro nombre elegido para ese cargo
¿no es cierto?
El programa con el cual accedió al
gobierno en 2009 el FA, dice que se estudiará la instalación de un Frigorífico
Multimodal; y ni siquiera se estudiará, y en ello tiene muchísimo que ver la
oposición del propio presidente.
El Congreso del FA decidió la anulación
de la ley de impunidad. La fuerza política formó una comisión que redactara un
proyecto. El proyecto se elaboró y fue aprobado por la Mesa Política y luego
por el Plenario Nacional. Pero los nombres que elegimos para la fórmula
presidencial (Mujica-Astori), fueron juntos a decirle a nuestros parlamentarios
que no votaran el proyecto, y convencieron efectivamente a uno de ellos, con lo
cual lograron hacer fracasar el proyecto.
¿Importan entonces los nombres, o no?
Desde mi punto de vista, sigo sosteniendo
lo mismo: primero programa, y luego los nombres para llevarlo a cabo. Pero no
soy ingenuo. Muchos sostienen lo mismo, pero permiten pasivamente que
determinadas candidaturas se promuevan y se instalen y se afirmen mucho antes
de que el Programa sea una realidad. Así no se juega limpio.
Algunos consideran que para llevar a cabo
el programa hay que ganar las elecciones, y que para ganar las elecciones el
candidato no siempre es el más adecuado en relación al programa, sino aquel que
garantice que las elecciones se ganan. En los hechos, invierten los términos, y
consideran más importante ganar las elecciones (tal vez por la cantidad de
cargos en disputa) que aplicar el programa.
No estoy de acuerdo. Las evidencias
empíricas muestran que las elecciones se ganan pero el programa no se aplica.
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