LOS PEONES LATINOAMERICANOS
El
Programa del FA, aprobado por el V Congreso Extraordinario”Cro. Zelmar
Michelini” en diciembre de 2008, en su capítulo denominado URUGUAY INTEGRADO,
en el numeral 1. PRINCIPIOS DE LA POLITICA INTERNACIONAL comienza diciendo:
“Los
principios y lineamientos de política exterior del FRENTE AMPLIO constituyen un
aspecto clave e inalienable de su proyecto alternativo, democrático,
participativo, progresista, nacional y popular. La política exterior es el
instrumento que dispone el Estado para representar, defender y proteger los
intereses nacionales fuera de sus fronteras e insertarse en el mundo”.
Y como es un aspecto clave del
proyecto, dice también que “En la materia es
indispensable una política nacional o de Estado, que se respalde en grandes
consensos partidarios y sociales que se mantenga con cierto grado de
continuidad en los distintos períodos de gobierno”.
Nombra más adelante una serie de
“pilares” en los que deberá basarse la política internacional del gobierno.
Entre ellos, “No alineamiento, o sea,
independencia respecto a las alianzas políticas y militares bajo la hegemonía
de grandes potencias mundiales, procurando apoyar todas aquellas iniciativas
tendientes al fortalecimiento
de
la paz y el establecimiento de un orden mundial más justo y equitativo”.
COMO SIEMPRE ASTORI
El
programa anterior -con el cual el FA llegó al gobierno por vez primera- era muy
claro en cuanto a desechar la posibilidad de un TLC con los EEUU, no obstante
lo cual, el ministro de economía de entonces, Danilo Astori, decidió por sí y
ante sí que era muy bueno que el gobierno gestionara un TLC con los EEUU.
Ahora, nuevamente, y aunque ya no desde el Ministerio de
Economía sino desde la vicepresidencia de la República, sale a actuar en contra
de lo que decidió su propia fuerza política, el Frente Amplio.
Astori
va a la cumbre de la Alianza del Pacífico, y dice que “Hoy somos Estado
observador, pretendemos llegar cuanto antes a Estado candidato a miembro pleno
y ojalá pueda darse lo antes posible la calidad de miembro pleno para Uruguay”.
Porque
¿qué es la Alianza del Pacífico? Dejemos que lo explique el argentino Atilio
Borón: “El sueño imposible del imperio es restablecer en
Latinoamérica una situación anterior a la Revolución Cubana, cuando las órdenes
de la Casa Blanca eran obedecidas sin chistar por los gobiernos de la región.
Este es el sentido fundamental de la tan publicitada y alentada Alianza del
Pacífico conformada por México, Colombia, Perú y Chile, que a instancias de
Washington organizó nada menos que siete Cumbres en poco más de un año. El
objetivo de este hiperactivismo diplomático es principalmente político y, en
menor medida, económico. Lo primero, porque pretende rehacer el mapa
sociopolítico regional acabando con los gobiernos de los países del ALBA e
inclusive con sus aliados, como los de Argentina y Brasil, “cómplices” según
Washington de la derrota del ALCA. Y en lo económico, porque la AP es la más
importante pieza de la contraofensiva imperialista destinada ahora, ya mismo, a
concretar un ALCA con otro nombre y, a la vez, para potenciar el papel de
“caballos de Troya” que Washington les tiene asignados a los gobiernos de la AP
para socavar desde dentro a proyectos que suscitan el visceral rechazo de la
Casa Blanca como la UNASUR, la CELAC y, en menor medida, el MERCOSUR”.
A CONTRAPELO DEL PROGRAMA DE GOBIERNOEs decir, todo lo contrario a lo que son las definiciones programáticas del gobierno del Frente Amplio. Y restaría saber donde se consiguieron los “grandes consensos partidarios y sociales” que exige el programa para una política exterior de Estado. Y donde quedaría –de seguir los deseos delirantes del vicepresidente- aquel pilar que señala el Programa: “No alineamiento, o sea, independencia respecto a las alianzas políticas y militares bajo la hegemonía de grandes potencias mundiales”. Y donde queda otro de los pilares de esa política internacional: “Decidida acción antiimperialista y anticolonialista”, si nuestro gobierno siguiera el camino de formar parte de esta construcción política del imperio.
Y como se compaginaría ese camino
con otro de los grandes pilares programáticos de la política internacional del
gobierno del FA: “Fuerte impulso al MERCOSUR
en base a los lineamientos trazados por nuestra fuerza política en materia de
integración, bregando por su consolidación, profundización y ampliación, a
partir de una participación activa y propositiva de nuestro país”, cuando esa Alianza tiene como objetivos neutralizar
los procesos de integración existentes en donde Estados Unidos no puede influir
como quisiera.
Cuando en el programa se describe el contexto general en
función del cual se elabora la estrategia internacional del país, dice que “La
contradicción entre las potencias hegemónicas y los países en vías de
desarrollo se expresa en términos políticos y económicos”. Y luego agrega: “La
expresión económica de las contradicciones tiene relación con el proceso de
regionalización de los Estados, de lo que surgen tres bloques comerciales
regionales, uno liderado por Estados Unidos, otro por la Unión Europea y el
tercero por Japón. Frente a este proceso, el MERCOSUR surge como respuesta
estratégica regional para una mejor inserción competitiva”.
Pero
la propuesta de Astori es integrar un bloque liderado por los Estados Unidos, y
no el MERCOSUR como respuesta estratégica, tal como lo señala el programa.
Y
más adelante el Programa señala claramente: “Consideramos necesario avanzar
en la toma de decisiones de nuestro gobierno hacia la integración al ALBA como
alternativa a los procesos panamericanistas del ALCA o los planteos de los
TLCs”
La propuesta del vicepresidente Astori, va en el sentido
contrario, es funcional a la nueva estrategia imperialista que sustituye al
fallecido ALCA y a los TLCs.
El
problema es que nada se sabe acerca de lo que piensa el gobierno (al parecer
Mujica se habría expresado en el Consejo de Ministros en el sentido de
permanecer en la Alianza como observadores), ni lo que piensa el partido de
gobierno sobre estas escapadas por la punta del inefable Astori.
A
continuación del párrafo trascripto más arriba, Atilio Borón hace la siguiente
afirmación:
“No
sorprende que los gobiernos y políticos más reaccionarios del continente, ¡y
los de Europa! compitan entre sí para ver quién entra primero a esa alianza
concebida y orquestada por los Estados Unidos para defender sus propios
intereses utilizando a sus peones latinoamericanos y europeos. ¿Qué sentido
tiene que países como España, Australia, Uruguay y Japón, que hoy día
tienen el estatus de observadores, hayan declarado que solicitarán su adhesión
para convertirse en miembros plenos de la AP durante el 2013.”
A mí tampoco me sorprende
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