DUDAR O NO DUDAR, ESA ES LA DUDA


Ante el intento de una derecha golpista y antidemocrática de derribar a un gobierno progresista y democráticamente electo, hay reacciones que son inmediatas, y otras no tanto.

DERECHA

Del lado de la derecha, el alineamiento es casi instantáneo. No hay ningún dirigente ni militante o ciudadano cualquiera, de derecha, de este país ni de ningún otro, que tenga un mínimo de duda sobre como posicionarse ante un hecho de esa naturaleza.
Este ciudadano, de derecha, repetirá todas las noticias que los grandes medios de desinformación internacionales difundan y que confirmen que el gobierno en cuestión (el que en ese momento esté sufriendo la agresión) es un gobierno totalitario (por más que sea un gobierno electo democráticamente), un gobierno que reprime la protesta pacífica (por más que la protesta no tenga nada de pacífica), que impide la libertad de expresión (por más que los protestantes se expresen cada cinco minutos a través de todos los medios del prensa del mundo).
Este ciudadano de derecha, participante de las redes sociales, difundirá todas las fotos que le lleguen, sin detenerse un instante a pensar si son verdaderas o truchas; difundirá todo lo que contribuya a seguir desestabilizando a ese gobierno.
No lo inmutarán las noticias que hablen de que allí están interviniendo otros gobiernos, que hay intereses imperiales detrás, que los intereses económicos que están en juego son los que financian la intentona golpista, etc, etc. Y no lo inmutarán, porque sencillamente están de acuerdo en que las cosas sean así. La intervención imperialista para derrocar un gobierno de izquierda no solo que no está mal, sino que es deseable, y si no existe hay que reclamarla.
No hay espacio para la duda. El derrocamiento de un gobierno de izquierda, hará este mundo más seguro y más libre y más democrático, al verse libre de las ideas comunistas o filocomunistas o con olor a comunistas; el mercado podrá desarrollarse tranquilamente y a cada uno le tocará lo suyo según su esfuerzo.

IZQUIERDA

Del lado de la izquierda, la cosa no es tan sencilla.
No habrá una sola reacción, sino tantas como ciudadanos de izquierda existen. Por lo tanto solo mencionaré algunos ejemplos que ni de lejos agotan las posibilidades.
Están los que analizan las primeras noticias difundidas por los grandes medios, porque ponen en duda de antemano todo lo que esos medios difunden, porque normalmente lo que difunden es basura. Por lo tanto, buscan la versión de medios independientes del gran capital y que les resultan más confiables. Con esa información, y con su conocimiento de lo que es el papel del imperialismo y de la derecha en la historia, no dudarán ni un instante en apoyar al gobierno democrático en cuestión, puesto que su defensa es la defensa de la democracia y es al mismo tiempo enfrentar al imperialismo y a la derecha. No se desentienden ni se evaden, toman partido hasta mancharse.
Están los que primero toman distancia de unos y otros, los eternos equidistantes, los que antes de decidir si apoyan o no apoyan al gobierno democráticamente electo por su pueblo y agredido por la derecha y el imperialismo, entienden necesario hacer un decálogo de todos los defectos de ese gobierno. No importa si eso no tiene nada que ver con los hechos en cuestión. Todo lo pondrán en duda, y su apoyo a la democracia estará siempre sujeto con pinzas y condicionado.
Están los que de ninguna manera apoyan al gobierno en cuestión, y se mantienen al margen totalmente, ya que ese gobierno no ha hecho lo que a su juicio tenía que hacer, y por lo tanto, que el imperialismo y la derecha hagan lo que quieran, porque de todas maneras, para ellos no se trata de un gobierno de izquierda sino apenas progresistas. Probablemente esos mismos ciudadanos de izquierda se hayan escandalizado con el golpe de estado en otro país cualquiera, aunque tampoco haya sido un gobierno de izquierda, pero es muy cool ser de izquierda y criticar a un gobierno de izquierda; aunque ese gobierno esté siendo agredido salvajemente por la derecha fascista y el imperialismo yanqui.
Una variante de estos últimos, son los ciudadanos de izquierda que se mantienen totalmente al margen de palabra, aunque en los hechos, y tal vez para demostrar que su prescindencia tiene fundamentos, difunden toda la información que fabrican los grandes medios de la derecha y del fascismo. Son los que dicen que no se trata de un partido de fútbol y que por eso no forman parte de una de las hinchadas. La miran por TV. Se desentienden y evaden, lavándose las manos.
Otras variantes más simplonas son las de los supuestos ciudadanos de izquierda que se mantienen equidistantes (en el centro). Lo que sucede allí es un problema entre un fascismo de derecha y un fascismo de izquierda. Como en definitiva gane quien gane ganará el fascismo, ellos se mantienen neutrales. Para ellos nada tiene valor ni siquiera para ser considerado. No les hablen del imperialismo (consigna perimida de la época de la guerra fría) ni de embestida de la derecha (son opositores que quieren ser acallados por el fascismo de izquierda), no vale la pena ni siquiera interesarse por el tema, no tiene nada que ver conmigo.

QUIEN GANA

Por cierto, la derecha golpea como un solo puño.
Gana adeptos para la causa de los golpistas aún entre los ciudadanos de izquierda.
La izquierda mientras tanto discute, cabildea, se pelea consigo misma, teoriza, compite en sesudas elaboraciones, contrarresta como puede la tergiversación de la derecha, se acusa a sí misma e intenta acusar a la derecha, se divide mientras la derecha se multiplica, despilfarra energías, cerebros, militantes, tiempo, ganas, esperanzas...

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