CARETAS
El editorial de Caras y Caretas del 27 de febrero, escrito por Alberto Grille, es un buen ejemplo de lo que ya es un clásico del punto de vista del progresismo. Se trata obviamente del caso Sendic, lo que Grille suele llamar “la batalla de Ancap”, pero es válido para todos los asuntos que surgen en la agenda pública.
NO ANALIZAR
EL HECHO EN SÍ
Esta es una
cuestión básica del punto de vista progre; no se debe analizar el
hecho concreto, sino de donde provienen las acusaciones. Si hay una
noticia en la prensa que da cuenta de algo mal hecho desde el
gobierno, algo irregular, o una conducta inconveniente o dudosa de
algún integrante del oficialismo, lo primero es ver que medio de
prensa lo está diciendo. Si el que difunde el asunto es un medio “de
la derecha”, entonces es falso. Además se tratará de una campaña
maliciosa para destruir la imagen del gobernante o de un posible
candidato y de una campaña electoral anticipada.
Por eso en la última reunión del Secretariado del Frente Amplio se quiso emitir una declaración de apoyo al vicepresidente, y Ernesto Agazzi sostuvo que Sendic está padeciendo "un ataque sistemático" por parte de "la derecha" (poco importa que quien dijo que no hizo ninguna licenciatura haya sido el propio Sendic) y llamó a estar alerta ante esta situación.
Todo esto obviamente estará basado en un odio de la derecha hacia el gobierno progresista por las enormes conquistas logradas en favor de los más humildes. Aunque se muestren pruebas contundentes acerca del hecho denunciado, los progresistas seguirán insistiendo en lo mismo, y jamás abordarán -mas que tangencialmente- el hecho en cuestión. Si a raíz de lo denunciado alguien termina procesado, nadie hablará más del tema. “Respetamos las decisiones de la Justicia”, se dirá a lo sumo (como si hubiera la posibilidad de no respetarlas).
Por eso en la última reunión del Secretariado del Frente Amplio se quiso emitir una declaración de apoyo al vicepresidente, y Ernesto Agazzi sostuvo que Sendic está padeciendo "un ataque sistemático" por parte de "la derecha" (poco importa que quien dijo que no hizo ninguna licenciatura haya sido el propio Sendic) y llamó a estar alerta ante esta situación.
Todo esto obviamente estará basado en un odio de la derecha hacia el gobierno progresista por las enormes conquistas logradas en favor de los más humildes. Aunque se muestren pruebas contundentes acerca del hecho denunciado, los progresistas seguirán insistiendo en lo mismo, y jamás abordarán -mas que tangencialmente- el hecho en cuestión. Si a raíz de lo denunciado alguien termina procesado, nadie hablará más del tema. “Respetamos las decisiones de la Justicia”, se dirá a lo sumo (como si hubiera la posibilidad de no respetarlas).
Dice
Grille por ejemplo: “Se
me ocurre que lo más importante de los episodios que estamos
viviendo...es el odio arrasador que muestra la derecha a través de
su principal “poder fáctico”, que son los medios masivos, para
atacar a las figuras de izquierda”.
Listo, no
hay más nada de que hablar; el eje de la discusión pasa a ser el
odio de la derecha hacia “nosotros” que somos los buenos, y por
tanto no cabe otra cosa que unirnos ante esa amenaza.
Nos lo dice
muy claramente Alberto Grille: “lo que asombra de este
episodio es la tormenta arrasadora de odio que la derecha y sus
sirvientes han mostrado sobre la figura del actual vicepresidente de
la República, electo por el voto libre de sus conciudadanos”.
Esto es, es
inexplicable que se ataque a alguien simplemente porque se lo odia, y
nada menos que a alguien electo por el voto libre de sus
conciudadanos!!! Hasta dónde puede llegar la maldad del enemigo!!
OTROS TAMBIÉN
OTROS TAMBIÉN
La segunda
estrategia es minimizar el hecho en cuestión adivirtiendo a la
ciudadanía que antes otros (la derecha, los rosaditos) hicieron algo
similar o aún peor. Incluso se dice: por qué no criticaron antes a
fulanito que hizo lo mismo?, dando por descontado que quien ahora
critica o acusa antes no lo hizo. El mensaje parece ser: qué tiene
de malo si otros ya lo hicieron antes?
Y entonces
nos dice Alberto Grille: “Más allá del hecho en sí, si
Raúl Sendic es o no licenciado en algo (cosa que a la postre termina
siendo menor, porque Luis Hierro López fue ministro del Interior y
vicepresidente de la República firmando como profesor y no lo es, y
Hugo Fernández Faingold fungía de licenciado en Sociología y
tampoco)”.
Y por si eso
no fuera suficiente le agrega algo que nada tiene que ver con el tema
pero que sirve porque arrima un poco más culpas al enemigo y por
tanto lo hace menos confiable aún en lo que dice: “Gonzalo
Aguirre sí es abogado, pero se dedica a defender militares
torturadores, etcétera, y Jorge Batlle, Julio Sanguinetti y Luis
Lacalle ampararon la impunidad”.
SON MUY
MALOS, PERO SI ME CONVIENE...
Por cierto,
los medios de la derecha son malos, muy malos, son terribles, no
hacen otra cosa que sembrar cizaña y propagar maldades; los medios y
los integrantes de los partidos de la derecha. Todos integran “el
eje del mal” doméstico. Ahora bien, si lo que dicen sirve a
nuestros intereses, entonces lo utilizamos, faltaba más, aún dentro
del mismo artículo en que los calificamos de malos, malísimos,
odiosos. Y por eso Alberto Grille nos dice lo siguiente:
“Cabe
señalar que mientras el hijo del dictador se estremece y habla de
denuncia penal, los constitucionalistas Ruben Correa Freitas
(colorado) y Martín Risso (blanco) coinciden en que no hay delito
aun cuando el título no existiera, y eso lo informa El País”.
En una sola
frase Grille se desmiente a sí mismo, no toda la derecha ni todos
los medios a su servicio dicen cosas malas, al parecer algunos
integrantes de esa derecha dicen cosas buenas, y los medios de la
derecha las difunden. Vaya, no todo está perdido.
Y es que
para desmentir a Grille solo hay que recurrir a Grille.
Si Alberto
Grille dice que “los
episodios que estamos viviendo...es el odio arrasador que muestra la
derecha a través de su principal “poder fáctico”, que son los
medios masivos, para atacar a las figuras de izquierda”,
solo tenemos que leer al propio Alberto Grille, cuando en la misma
revista Caras y Caretas decía en abril de 2004 refiriéndose al 26
de Marzo y a su líder Raúl Sendic (sí, el mismo que ahora
defiende):
“se
quedó sin supermercados ni proyectos financiados desde Europa, sin
restaurantes, sin quioscos, sin taxímetros, y se patinaron 7
millones de dólares que reventaron en cheques voladores, conformes
falsos, juicios ejecutivos y laborales”
. Y agregaba: “si
al 26 de Marzo le deja de llegar la subvención ilegal del gobierno
sueco no le queda nada”.
El
director de Caras y Caretas dijo además que Sendic “tendrá
que explicar cuántos años de caja de jubilaciones tiene en
Industria y Comercio” porque “jamás laburó en su vida”
y agregó que “si
se hubiese llamado González de apellido nunca hubiera llegado a
diputado”.
Comentarios
Por Hoenir Sarthou
Habría querido que este momento no llegara nunca, porque lo que voy a decir me resulta muy doloroso.
No voy a votar al Frente Amplio en la elección de octubre. Por primera vez, en más de cuarenta años, siento que no puedo ni debo hacerlo.Es una decisión individual e íntima (todas las decisiones lo son, en el fondo) pero no solitaria. Muchas personas de izquierda han decidido adoptar la misma actitud o la tienen en su horizonte y la están considerando. En mi caso, los motivos no son sorprendentes. Han sido anunciados con preocupación, desde hace años, en esta misma columna.Sintéticamente, no comparto las políticas que implican someter al país y a su población al modelo económico “global” de los capitales transnacionales, en el que, a pesar de los discursos, la mitad de los trabajadores gana menos de $15.000. Discrepo con el proceso de concentración y extranjerización de la propiedad de la tierra, que se ha permitido en estos años. No estoy de acuerdo con los privilegios abusivos (exoneraciones tributarias, puertos, zonas francas, leyes hechas a la medida) concedidos a la gran inversión extranjera y negada en cambio a la inversión y al trabajo nacional. No creo que un gobierno de izquierda deba condicionar al país, al grado en que lo han hecho los dos últimos gobiernos, a inversiones estratégicamente discutibles y ambientalmente peligrosas, como las de UPM, Montes del Plata o Aratirí. Me indigna la ley de bancarización obligatoria (hipócritamente denominada “de inclusión financiera”), que favorece el endeudamiento de la población de menos recursos y significa la intromisión inevitable del capital financiero (los bancos) en todas las transacciones económicas, incluido el pago de los sueldos.
En materia de políticas sociales, se ha incurrido en algo que es –y será todavía más, en pocos años- una verdadera tragedia social: permitir la decadencia de la enseñanza pública. Cuando uno se entera de que más del 60% de la población juvenil no completa la enseñanza secundaria, hay poco más para decir. Significa que más de la mitad de la población no estará en condiciones de acceder a puestos de trabajos medianamente bien remunerados. ¿En qué clase de sociedad viviremos, entonces?
Lo que pasó en PLUNA, lo que pasa en ASSE,(LO QUE PASA EN ANCAP ) lo que sigue pasando en el SIRPA, no habría sido posible si no se cultivara el secreto, la práctica de “barrer hacia adentro”. Tampoco son casos aislados. El secreto y la distorsión de la realidad, practicados desde el poder, son la antesala y el caldo de cultivo de la corrupción. Hay demasiados secretos y reservas en la gestión de gobierno. Los acuerdos con Montes del Plata y con Aratirí, los propósitos y la adjudicación de las obras de la regasificadora, su relación con el proyecto de Aratirí, lo que realmente pasará con Aratirí, las nuevas mega inversiones en curso, las transacciones para traer al país a presos ilegítimos de los EEUU, el enorme crecimiento de la deuda externa del país, las tratativas con organismos internacionales, como la OCDE, para salir de las listas negras y grises, son temas de los que no se habla lo suficiente y sobre los que no se dispone de la información necesaria.
La exposición clara de la realidad, el planteamiento sincero de los problemas y de las estrategias propuestas para enfrentarlos, es, desde mi punto de vista, un requisito esencial para un gobierno democrático y popular. Todo problema, por grave que sea, todo error, por inexcusable que parezca, puede ser entendido y disculpados por una población a la que se le habla claro, con respeto, valor y honestidad intelectual. Los secretos, las ocultaciones, las verdades a medias, las estadísticas maquilladas, las simplificaciones abusivas, la publicidad aturdidora, en cambio, podrán engañar a los ilusos o ingenuos durante un tiempo. Pero a la larga caen y generan el descrédito de los gobernantes y la desmoralización de la sociedad.
Semanario Voces, Montevideo
Se va José “Pepe” Mujica, conocido internacionalmente como “el presidente más pobre del mundo”, cuestión desmentida por el propio Mujica. Alguien que gana alrededor de U$S 13.500 mensuales y que está casado con otra persona que gana una cifra parecida mensualmente, no es pobre, todo lo contrario. Menos aún si en su patrimonio se cuentan tres inmuebles por valor de más de U$S 200.000, dos vehículos, tres tractores y más de 2 millones de pesos en tres cuentas bancarias (según su propia declaración jurada).
Y es muy difícil juzgar a alguien que en el imaginario popular es prácticamente un santo. Se dedicó a promocionarse él y le salió bien. Tal vez por su vida austera, su desprendimiento del dinero, su aporte al Plan Juntos, su prédica anti consumismo y su aspecto y léxico campechanos. Lo cual es loable, sin duda, pero no fue para eso que lo votamos, sino para que actuara como presidente de la República, y eso sería lo que habría que juzgar.
La esperanza de muchos que lo votamos estaba puesta en un “giro a la izquierda”, cosa que no sucedió. Si tenemos en cuenta el cumplimiento del programa, veremos que dos de los aspectos que podían significar un giro a la izquierda fueron expresamente desechados y frenados por el propio Mujica: la instalación de una constituyente y el frigorífico multimodal. Tampoco se cumplió con el retiro progresivo de las tropas de Haití, algo muy sentido por la izquierda frenteamplista, y su papel en el bochornoso proceso de la anulación de la ley de impunidad (yendo al Parlamento a convencer a los parlamentarios del FA que no votaran la anulación de la ley –contra lo decidido en todas las instancias orgánicas del FA) fue lamentable y patético.
En el exterior cumplió un papel dual; si bien estuvo cerca de los latinoamericanos, también siguió su acercamiento con los EEUU (rol que había jugado en el gobierno de Vázquez según lo demuestran los cables de wikileaks), y con los grandes magnates e inversores extranjeros.
En cuanto a algún logro en lo económico, difícilmente pueda ser adjudicado al presidente -así como tampoco los errores- aunque posiblemente haya jugado un papel importante en la desastrosa salida de PLUNA.
Y sus caballitos de batalla: el Plan Juntos (muy lejos de cumplir con lo planeado) y su famoso “educación, educación, educación”, fueron un fiasco.
Uno tiene la percepción de que su principal acción como gobernante fue hablar, y hablar mucho, y de cualquier cosa que se le viniera a la mente. Sin embargo, pocas veces aportó alguna idea o posibles soluciones a los problemas planteados.
Pero el presidente habló también de los uruguayos. No de sus problemas concretos, problemas para cuya resolución los uruguayos lo votaron a él. No, al presidente le gusta hablar sobre la forma de ser de los uruguayos, sobre sus gustos, sus actitudes o su moral.
En un encuentro con políticos y empresarios españoles dijo que "no nos caracterizamos por matarnos en el laburo"; "Somos medio atorrantes, no nos gusta tanto trabajar”. Nos ha criticado cientos de veces por ser consumistas, y de no ser solidarios. Se ha ensañado con los intelectuales, los mismos a los que elogió hasta el hartazgo en la Universidad, antes de las elecciones. La emprendió reiteradas veces contra los empleados públicos, a quienes los acusó de ser “trabajadores con coronita”. En particular con los docentes, diciendo que “por cuatro libros más que leyeron, no son más que cualquier analfabeto que camina por la calle”. Por cierto, Mujica no es otra cosa que un empleado público desde el año 94, desde hace 21 años, como ministro, como diputado, como senador y luego presidente. Y seguirá siéndolo por otros cinco años más -al igual que su esposa- con los salarios más altos que paga el estado.
¿Qué hizo Mujica en estos 20 años que los uruguayos le hemos pagado el salario, para cambiar lo que tanto critica? Yo tengo una respuesta provisoria: nada, absolutamente nada.
http://www.voces.com.uy
DE LAS TROPAS EN HAITI TAN CRITICADAS ANTERIORMENTE POR EL FA
PO LO CUAL RENUNCION CHIFLLETT
PARECE QUE HA GRILLE LE QUEDARON COSAS EN EL TINTERO O ANDA MUY DISTRAIDO
NADA DICE DE LAS ZONAS FRANCAS
NADA DICE DE QUE EL GOBIERNRO DE FRENTE A FAVORECIDO A LAS MULTINACINALES Y MEJOR NO SEGUIR