EL FRENTE AMPLIO ANTE LAS INTERNAS
Una de las cuestiones no menores, que está generando discusiones en los organismos del FA por estos días, es cuál debe ser la actitud del Frente Amplio como tal en lo que tiene que ver con la campaña electoral en las internas. Nos parece importante dejar planteadas algunas reflexiones como aporte a la discusión.
Lo primero que habría que decir, es que si se hubieran respetado las posiciones históricas de nuestra fuerza política (“un programa, un candidato”) y establecidas en el Estatuto, hoy esta discusión no estaría en el orden del día. El FA hubiera salido de su Congreso de diciembre con un programa y un candidato comunes, ya habría estado en condiciones de salir a pelear desde enero mismo por las elecciones nacionales de octubre, sacándoles por otra parte seis meses de ventaja a la derecha. Pero esto no ocurrió así, y hoy tenemos tres candidatos (podrían haber sido cinco) compitiendo en la interna, sectores embanderados cada uno por su lado con alguno de estos candidatos, divisiones a la interna de los sectores, y un desconcierto total a nivel de las bases. En resumen, tenemos todo lo que advertíamos que sucedería de no salir con el candidato del Congreso y luchamos denodadamente para evitar.
Pero remitámonos a los hechos. El Congreso resolvió por un lado que los 5 precandidatos fueran votados uno a uno, y que se podía optar por más de uno. Recordemos que efectuada la votación, sólo uno de ellos alcanzó y superó el porcentaje de 2/3 exigido por el Estatuto, y ese fue José Mujica. Pero inmediatamente después (en forma contradictoria con lo anterior y apartándonos de los Estatutos), resolvimos habilitar a quienes no habían obtenido el porcentaje necesario, a participar en las internas “en igualdad de condiciones”. Esta última resolución es la que lo cambia todo. A partir de allí, el Frente Amplio está habilitado a tomar diversos caminos. Si a un Comité de Base se le ocurriera hacer campaña en las internas por Mujica, su decisión sería inobjetable. Su postura estaría avalada por lo resuelto en el Congreso, y además estaría reforzada por el hecho de haber sido el único que obtuvo los 2/3 estatutarios.
Ahora bien, si ese mismo Comité optara por hacer campaña por Astori, o por Carámbula, su decisión también sería inobjetable. Porque –nos guste o no (a mi no me gusta)- esta posición también estaría avalada por lo que todos (por abrumadora mayoría) aprobamos en el Congreso. No es sostenible –desde mi punto de vista- de ninguna manera decir que el FA solo puede hacer campaña por uno de los candidatos, cuando es el propio FA (en su organismo máximo, el Congreso) quien habilitó a todos.
También podría, ese mismo Comité, resolver hacer campaña por todos los candidatos a la vez; al menos no habría ninguna disposición que lo impidiera. O podría resolver no hacer campaña alguna. Y por último, el FA podría adoptar por la que, a nuestro entender, sería la mejor de las opciones: “una campaña institucional, a favor del FA, levantando el programa del Congreso y defendiendo los logros del gobierno mientras enfrenta la campaña de la derecha”.
Esta es a nuestro entender la mejor de las opciones, básicamente por dos razones: 1) porque ya es bastante patético ver el panorama que se presenta con sectores divididos haciendo campaña cada uno por su lado, y si a eso le agregáramos un Comité haciendo campaña por un candidato, disputándole los muros a otro Comité vecino que hace su campaña por otro, entonces estaríamos firmando el certificado de defunción del FA; 2) porque en estas circunstancias a las que nos han llevado, recae en los Comités de Base, en la orgánica frenteamplista la responsabilidad (y por qué no el honor) de levantar las banderas históricas del FA y llenar las calles de frenteamplismo.
Lo reiteramos: hubiéramos querido otra cosa. Hubiéramos querido a bases y sectores desde ya en la calle con las banderas del FA luchando por un triunfo arrollador en octubre, para seguir profundizando los cambios. Pero el escenario al que nos ha llevado las ambiciones personales de algunos es otro. Y tenemos que tener la lucidez necesaria para ajustar la táctica a los cambios de escenario. Hay cosas que no se pueden imponer a puro voluntarismo sin correr el riesgo de dejar cosas por el camino. No sea cosa que por ganar en junio perdamos octubre. Lo que resolvimos en el Congreso, producto del acuerdo entre los sectores, tal vez no haya sido la mejor de las soluciones, pero es a lo que se pudo llegar. Los resultados podrían haber sido peores. Podríamos haber salido del Congreso sin resolver el tema candidaturas, y eso si que hubiera sido lamentable, ya que hubiéramos dado la imagen de una fuerza política incapaz de llegar a acuerdos.
Y por otra parte, nunca se pueden perder de vista los objetivos de la etapa. Mi objetivo, el de mi sector político, es que gane Mujica, y para ello daremos nuestros esfuerzos de aquí a junio. Pero para el Frente Amplio, el objetivo debe ser ganar en octubre en primera vuelta “con el candidato que gane en junio”, sea el que sea. Como bien dice Felipe Michelini (Brecha, 13/2/09, pág.8): “La erradicación de la indigencia, la superación de la pobreza, el abatimiento de la brecha de desigualdad, la inserción internacional del país, el papel de las empresas públicas en la sociedad, las acciones de economía social….no se deciden en junio”.
Y para finalizar, creemos firmemente que el Frente Amplio como tal debe hacer una campaña definitivamente frenteamplista y unitaria en base a la propuesta de la Presidencia del FA, porque suscribimos plenamente lo que dice el compañero Eduardo Bonomi (Brecha, 13/02/09, pág.9): “Hay que hacer una campaña por lo alto, frenteamplista, vinculando la acción política con el desarrollo de la conciencia, y tratando de que se alcance la mayor comprensión del programa y la propuesta frenteamplista; procurando que el 28 de junio, sin que importe a quien se vote, se concurra a votar al Frente Amplio, y después, sin que importe demasiado quién haya ganado, se siga la campaña para volver a ganar en octubre”.
Lo primero que habría que decir, es que si se hubieran respetado las posiciones históricas de nuestra fuerza política (“un programa, un candidato”) y establecidas en el Estatuto, hoy esta discusión no estaría en el orden del día. El FA hubiera salido de su Congreso de diciembre con un programa y un candidato comunes, ya habría estado en condiciones de salir a pelear desde enero mismo por las elecciones nacionales de octubre, sacándoles por otra parte seis meses de ventaja a la derecha. Pero esto no ocurrió así, y hoy tenemos tres candidatos (podrían haber sido cinco) compitiendo en la interna, sectores embanderados cada uno por su lado con alguno de estos candidatos, divisiones a la interna de los sectores, y un desconcierto total a nivel de las bases. En resumen, tenemos todo lo que advertíamos que sucedería de no salir con el candidato del Congreso y luchamos denodadamente para evitar.
Pero remitámonos a los hechos. El Congreso resolvió por un lado que los 5 precandidatos fueran votados uno a uno, y que se podía optar por más de uno. Recordemos que efectuada la votación, sólo uno de ellos alcanzó y superó el porcentaje de 2/3 exigido por el Estatuto, y ese fue José Mujica. Pero inmediatamente después (en forma contradictoria con lo anterior y apartándonos de los Estatutos), resolvimos habilitar a quienes no habían obtenido el porcentaje necesario, a participar en las internas “en igualdad de condiciones”. Esta última resolución es la que lo cambia todo. A partir de allí, el Frente Amplio está habilitado a tomar diversos caminos. Si a un Comité de Base se le ocurriera hacer campaña en las internas por Mujica, su decisión sería inobjetable. Su postura estaría avalada por lo resuelto en el Congreso, y además estaría reforzada por el hecho de haber sido el único que obtuvo los 2/3 estatutarios.
Ahora bien, si ese mismo Comité optara por hacer campaña por Astori, o por Carámbula, su decisión también sería inobjetable. Porque –nos guste o no (a mi no me gusta)- esta posición también estaría avalada por lo que todos (por abrumadora mayoría) aprobamos en el Congreso. No es sostenible –desde mi punto de vista- de ninguna manera decir que el FA solo puede hacer campaña por uno de los candidatos, cuando es el propio FA (en su organismo máximo, el Congreso) quien habilitó a todos.
También podría, ese mismo Comité, resolver hacer campaña por todos los candidatos a la vez; al menos no habría ninguna disposición que lo impidiera. O podría resolver no hacer campaña alguna. Y por último, el FA podría adoptar por la que, a nuestro entender, sería la mejor de las opciones: “una campaña institucional, a favor del FA, levantando el programa del Congreso y defendiendo los logros del gobierno mientras enfrenta la campaña de la derecha”.
Esta es a nuestro entender la mejor de las opciones, básicamente por dos razones: 1) porque ya es bastante patético ver el panorama que se presenta con sectores divididos haciendo campaña cada uno por su lado, y si a eso le agregáramos un Comité haciendo campaña por un candidato, disputándole los muros a otro Comité vecino que hace su campaña por otro, entonces estaríamos firmando el certificado de defunción del FA; 2) porque en estas circunstancias a las que nos han llevado, recae en los Comités de Base, en la orgánica frenteamplista la responsabilidad (y por qué no el honor) de levantar las banderas históricas del FA y llenar las calles de frenteamplismo.
Lo reiteramos: hubiéramos querido otra cosa. Hubiéramos querido a bases y sectores desde ya en la calle con las banderas del FA luchando por un triunfo arrollador en octubre, para seguir profundizando los cambios. Pero el escenario al que nos ha llevado las ambiciones personales de algunos es otro. Y tenemos que tener la lucidez necesaria para ajustar la táctica a los cambios de escenario. Hay cosas que no se pueden imponer a puro voluntarismo sin correr el riesgo de dejar cosas por el camino. No sea cosa que por ganar en junio perdamos octubre. Lo que resolvimos en el Congreso, producto del acuerdo entre los sectores, tal vez no haya sido la mejor de las soluciones, pero es a lo que se pudo llegar. Los resultados podrían haber sido peores. Podríamos haber salido del Congreso sin resolver el tema candidaturas, y eso si que hubiera sido lamentable, ya que hubiéramos dado la imagen de una fuerza política incapaz de llegar a acuerdos.
Y por otra parte, nunca se pueden perder de vista los objetivos de la etapa. Mi objetivo, el de mi sector político, es que gane Mujica, y para ello daremos nuestros esfuerzos de aquí a junio. Pero para el Frente Amplio, el objetivo debe ser ganar en octubre en primera vuelta “con el candidato que gane en junio”, sea el que sea. Como bien dice Felipe Michelini (Brecha, 13/2/09, pág.8): “La erradicación de la indigencia, la superación de la pobreza, el abatimiento de la brecha de desigualdad, la inserción internacional del país, el papel de las empresas públicas en la sociedad, las acciones de economía social….no se deciden en junio”.
Y para finalizar, creemos firmemente que el Frente Amplio como tal debe hacer una campaña definitivamente frenteamplista y unitaria en base a la propuesta de la Presidencia del FA, porque suscribimos plenamente lo que dice el compañero Eduardo Bonomi (Brecha, 13/02/09, pág.9): “Hay que hacer una campaña por lo alto, frenteamplista, vinculando la acción política con el desarrollo de la conciencia, y tratando de que se alcance la mayor comprensión del programa y la propuesta frenteamplista; procurando que el 28 de junio, sin que importe a quien se vote, se concurra a votar al Frente Amplio, y después, sin que importe demasiado quién haya ganado, se siga la campaña para volver a ganar en octubre”.
Comentarios
Antes que nada mi nombre es Gabriel Tuya y vivo desde hace ya ocho años fuera del país. El motivo de mi comentario es, además de saludar a todos los Compañeros del PCU que siguen luchando por un Uruguay mejor, hacer alguna puntualización.
Compruebo al comienzo de tu artículo que la foto que lo encabeza no tiene referencia alguna al sitio de donde fue copiada y lo más importante, no menciona al autor de dicha foto. Obviamente lo atribuyo a un olvido involuntario. Para tratar de subsanar dicho error, te comento que esa foto fue publicada en El Gato Utópico, blog que escribo o al menos intento... tratando de rescatar la Memoria Colectiva.
La foto e cuestión pertenece a Iván Franco, destacado fotógrafo del periódico La Diaria y corresponsal de la Agencia EFE en Uruguay. Fue justamente Iván quien me autorizó a publicar dicha foto. Que no parezca esto una apología de lo privado, nada más lejano... Pero recuerdo haber asistido a unas charlas sobre marxismo que organizamos junto a un grupo de compañeros del Reg. 1, cuando aún funcionaba en la Plaza Matriz.
Una de esas charlas, la más brillante que recuerdo, la dio el Maetro Rúben Yáñez y se llamaba "Etica y estética del marxismo"...
No te distraigo más, como dije al principio es sola una puntualización.
Recibe de nuevo mi saludo solidario.
Gabriel Tuya.-