NO ESTÁ MAL PONER LÍMITES


Recientemente se dio a conocer que nuestro gobierno presentará un proyecto de ley para limitar la venta de tierras a extranjeros en las zonas fronterizas. Nadie debería sorprenderse ya que, como hemos dicho, el Frente cumple; y el tema está definido desde hace mucho tiempo en el programa de nuestra fuerza política. En el Congreso Héctor Rodríguez (año 2003), el Frente Amplio establecía en el capítulo de Uruguay Productivo el siguiente subtítulo: Gestión estratégica de los recursos naturales, y los dos primeros puntos de este ítem señalan: .1) Política de tierras. Modificar la legislación que permite la creación de Sociedades Anónimas al Portador para la posesión de tierra productiva. 2) Se buscarán acuerdos para por la vía legislativa disminuir al máximo posible la tenencia de tierras por parte de extranjeros, especialmente en la faja fronteriza, acordando reciprocidad con países limítrofes.
Sobre el primero de los puntos, ya se legisló, y se estableció un plazo para que las acciones de las sociedades anónimas pasaran a ser nominativas, plazo que vencía en enero y se resolvió ampliarlo hasta diciembre de este año. Lo que se quiere ahora, por parte de nuestro gobierno, es cumplir con el segundo punto: disminuir al máximo la venta de tierras a extranjeros en las zonas fronterizas (una franja de 50 kilómetros). La medida tiene por finalidad reducir la posibilidad de afectar el estatus sanitario, en el entendido que eventuales propietarios extranjeros puedan poner en riesgo esa condición, y además el poder tener un mejor control del contrabando. Pero, demás está decirlo, tiene también connotaciones que tienen que ver con la soberanía nacional, y fundamentalmente con la soberanía alimentaria.
Tampoco es una medida novedosa en el marco regional, ya que tanto Argentina como Brasil tienen legislación en este sentido, y recientemente Paraguay acaba de hacer lo propio. Según reportes oficiales, el 80% de las tierras fértiles de Paraguay está en manos de 200 familias, y las tierras más productivas son ahora extensas plantaciones de soja que están en manos extranjeras. En nuestro país, la situación no es tan diferente. En los últimos ocho años las tierras vendidas equivalen a la totalidad del área agropecuaria de Salto, Paysandú, Río Negro, Soriano y Colonia, según datos oficiales, y más de la mitad la compraron sociedades anónimas de las que se desconoce la nacionalidad e identidad de sus accionistas.
Congreso Zelmar Michelini
El tema estuvo presente por cierto en el último Congreso de nuestra fuerza política, y en el documento quedó establecido que la política de tierras debe definirse a partir de considerar que la tierra tiene un doble carácter, es un bien de uso social y es un factor de producción primordial. En ese sentido, el Congreso entendió que el proceso de extranjerización de la tierra y establecimientos agroindustriales que se constata en los últimos años, principalmente por parte de inversores de los países vecinos, debe ser desestimulado, promoviendo el control nacional del recurso y estudiando la adaptación de la regulación para salvaguardar el uso del suelo con los siguientes objetivos:
1) para posibilitar usarlo como bien de carácter social,
2) para posibilitar el acceso a la tierra por los productores nacionales, especialmente los de menores recursos,
3) para preservar el conocimiento productivo acumulado que podría verse amenazado por su desplazamiento, y
4) para lograr la seguridad alimentaria nacional.
Al parecer (según versiones de prensa), algunos compañeros en el gabinete estarían preocupados porque .no se quiere cambiar las reglas de juego ni emitir señales negativas a los inversionistas. Sobre este aspecto que tiene que ver con las inversiones extranjeras, el Congreso también se expresó en forma muy clara, en el sentido de que los efectos económicos y sociales de los diversos tipos de inversión son diferentes y se requiere la formulación de reglas de juego apropiadas al respecto. Sobre todo cuando, como en el caso de la tierra, lo que queremos es fomentar su uso productivo y sustentable, con la generación de capacidades locales, el afincamiento de las familias en el campo, evitando un desaprovechamiento de los recursos disponibles. El documento del Congreso establece además que. En este sentido es clave que el Estado fije la implementación de parámetros de negociación para lograr la efectiva contribución de la inversión extranjera al proceso de desarrollo nacional. Estos parámetros estarán relacionados con la agregación valor, el empleo de fuerza de trabajo nacional, la creación de redes de proveedores nacionales, la transferencia tecnológica, la generación de capacidades y el apoyo a la educación y a la investigación en los marcos de la actividad que desarrolla.
NO CUALQUIERA
Recientemente la Coca Cola fracasó en una de sus operaciones más ambiciosas en China en los últimos años. El gobierno chino decidió que la multinacional estadounidense no podrá adquirir la firma nacional de jugos Huiyuan, la más grande del país en el sector, ya que observa tendencias monopolistas en la operación. La operación, que podría haber sido una de las mayores adquisiciones de una firma china en la historia, «podría producir efectos negativos en la competencia del mercado», según el Ministerio de Comercio.
No hace mucho, se generó una gran polémica en los Estados Unidos debido a la oferta realizada por la compañía nacional de petróleos de China para adquirir la compañía petrolera californiana Unocal. La razón principal de la polémica radicaba en que China se quería apoderar de activos estratégicos norteamericanos. Finalmente la operación no se pudo realizar ya que el gobierno de Estados Unidos lo impidió por razones de seguridad nacional.
Un periodista le pregunta a Charin Hansuesbsai, de la Asociación de Exportadores de Arroz de Tailandia sobre la posibilidad de que Arabia Saudita pueda alquilar tierras para producir arroz para su país, tal como había aparecido en la prensa. La respuesta fue tajante: "¿Alquilar arrozales a los sauditas? No, no crea todo lo que publica la prensa internacional. Un proyecto semejante no tendría ningún futuro en Tailandia. Los inversores extranjeros quizá puedan comprar tierras en un país pobre, con la soga al cuello, en Camboya si se quiere. Pero acá no. ¡En nuestro país no!".
Y es que no todo está en venta. No puede estarlo.

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