AMERICO “MICO” ROBALLO (Entrevista)


Hace unos años, tuve la intención de escribir algo sobre la historia de los comunistas durante la dictadura. Había mucha cosa escrita sobre otros grupos, sobre todo del MLN, y yo sentía que faltaba contar nuestra experiencia.
Tenía que recabar los testimonios de los camaradas, y a través de mi amigo Carlín, conocí al Mico Roballo. Fue mi primera entrevista. El libro finalmente quedó en la nada; para escribir hay que tener tiempo, y no siempre lo tengo.
Al fallecer Mico, me puse a buscar esta entrevista, que hago pública tal cual se hizo, sin ninguna edición, como un homenaje póstumo a uno de esos héroes anónimos que dieron todo por su pueblo y pusieron la sangre detrás de sus ideas.
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Mico Roballo –“¡¡Hijo de puta!! Te vamos a llevar un millón de veces al borde de la muerte”.
Así me dijo. Pero aunque te parezca mentira, ellos respetan al que no habla, mucho más que al traidor, que al delator. Ellos son el enemigo. Se pasaron al otro bando. Pero al que flaqueó…yo lo abrazo…porque fue terrible…para el, yo me hago la idea de que es muy difícil…yo me hubiera colgado si hubiera hablado. Es una de las cosas que les agradezco a mis viejos.  Era batllista mi viejo, votaba la 63 de hacía muchos años con mi vieja:
-         “Amanda” – grita mi viejo. Era 1955, yo tenía 5 años.
-         “Dime”
-         “Si te torturan que hacés”
Viste que cuando sos chiquito ves todo de abajo.
-         “Yo no hablo Cheche”– dijo mi vieja
-         “Decime Amanda, y si te traen a tus cuatro hijos y los torturan que hacés”.
-         “Ah….no sé”
-         “Viste vieja…vos no servís pa ser comunista…los comunistas no hablan”.
La ternura hubo que conquistarla; no existía en aquella época. Y es imprescindible. Vos no hablás porque tenés ternura, porque amás a los otros seres humanos. No porque tenés ideología ¡no! Lo que pesa es el instinto. Si pesa más el instinto de conservación de la especie, ni que te maten hablás. Si pesa más el instinto de conservación de tu pellejo ¡ahhh! te tienen que pegar pa que te calles. Ahora….es una experiencia que no se la deseo a nadie. Tienen que aparecer 200 desaparecidos.
(en ese momento entra mi hijo Lucas, de 16 años)
-         ¿Vos alguna vez en tu vida enterraste a un ser querido? (hablándole a Lucas)
-         No, nunca.
-         Bueno…vas a ver…Sepelio,…lo llorás, estás con los deudos. Quizá le das un beso. Vas a ver que es frío como una lápida. No le des un beso. No es ese ser querido. Le di un beso al cadáver de mi padre cuando tenía 5 años y es terrible. Los familiares de los desaparecidos no pueden hacer eso. No están vivos, no están muertos. Es una herida siempre abierta.
JLP: ¿Cuándo caés preso por primera vez?
MR - En 1970 matan a Leonardo Beledo. Yo tenía 21 años. Un sargento del ejército vestido de civil, sin decir agua va, saca el revólver y le pega un balazo en la cabeza. Hacemos una manifestación y nos metieron a todos presos. O sea, el Uruguay del 70 era ese; el ejército odiaba a los estudiantes. Había un odio al estudiante por ser estudiante.
Después de todo lo que me ocurrió, el 18 de julio de 1988 toco timbre en Avenida Italia 4368 (tengo buena memoria) porque yo cobraba en una clínica veterinaria, San Bernardo, ¿y quién salió?: mi torturador…Lucas…lo reconocí.
Fue el que me agarró, nos metieron para adentro, yo tenía puesta la capucha y el me levantó la capucha y le dijeron a Ilda:
         “che…¿este es el Mico?”
-         si
Ilda Diez Mena, jefe del Partido
JLP - ¿a quién le preguntó?
MR - a Ilda Diez Mena, la traidora que me entregó. El que me había agarrado anteriormente era Ariel Ricci, en la otra cana. Que me dijo:
-         Mico, ¿vas a hablar?
-         Vos me conocés a mi no? Yo soy el mismo de siempre. Nunca más vuelvo a la cana. Vamos a hacer de cuenta que  vos y yo no nos vimos. ¿Vos querés abrir una zanja de sangre entre la UJC y vos?
-    Yo trabajo para algo más que la policía.
Eso fue detrás del IAVA, yo intenté correr hacia la rambla. Me dijo:
-         Si das otro paso te tiro
Después traté de meterme hacia 18, me dije: no, no puede tirarme hacia allí. Y pasó un tira y le dijo:
-         Vení, ayudame que se me quiere escapar
-         ¿Cómo vas a decir eso? ¿Vos estás armado y me voy a querer escapar?
Pero te estaba contando. Toco timbre y aparece Lucas, mi torturador. ¿vos viste la película Queimada?  Queimada es, Marlon Brando, agente del imperialismo inglés en Jamaica, viene a liderar la contrarrevolución. Cumple su trabajo, destruye a la revolución jamaiquina, siglo XIX, y entonces se está por ir ya, cumplió con su misión, viene un negrito y le dice: ¿le llevo las valijas? Dice bueno,  y cuando hace así, saca un cuchillo y lo mata. Ahí termina. Entonces el tipo se cagó. Pero yo no se manejar un arma. Los morochos cuando nos cagamos  quedamos pálidos. Amarillo, quedó amarillo. No entraba por la puerta, era enorme. Entonces le digo mire yo vengo a cobrar por la clínica San Bernardo.
-         un minuto, un minuto que voy a preguntar una cosa. ´
-         si, tómese su tiempo
Yo me hacía el gil. Manda al hijo..
-         no…mi mamá se está duchando
Al otro día otra vez.
-         Mire señora, yo vengo por la clínica San Bernardo…
-         No…mi esposo es caballerizo, cuando se enferma el perrito lo llevamos al cuartel.
Cagón. Cagón. Ahí dentro debía tener un arsenal.
Yo milité por el IMAN RADIADORES, para formar el UNTMRA, cuando recién se estaba formando el PIT. Porque yo vuelvo a caer en el 82, con Groba –hoy secretario de Vaillant- y con Ruiz, metalúrgico. Nosotros estábamos organizados -yo firmaba todas las semanas, o cada quince días-, en este caso era una asociación de socorro mutuo de la fábrica –era el sindicato-. Hicimos festivales allá donde es el club del Banco de Seguros del Estado, en Aparicio Saravia, con Larbanois y Carrero, con toda la fábrica. Lo mío siempre fue militancia clandestina en el Partido, pero a la vez siempre vinculado a la masa a través de sindicato metalúrgico, secundaria (coordinadora de estidoamtes de secundaria del Uruguay).
JLP - ¿Dónde militabas cuando el golpe?
MR - Yo cuando se da el golpe…Primero, yo había sido jefe de la Brigada Liber Arce, Hugo de Los Santos y Susana Pintos, que se crea en el 71. Somos los que andábamos con camisas rojas, y recorrimos todo el país. La de Liber Arce era Rolan Rojas el jefe. La de Hugo de los Santos era Jorge ¿Dimitrial?, universitario, y la de Susana Pintos era  Lina Turiansky, la hija de Vladimir. Y yo era el jefe de todas las brigadas. Éramos más o menos unos cuatrocientos o quinientos jóvenes.
Y las brigadas lo que hacían –lo que fue el 71, ¿no?- era desde operación limpieza de barrios, manifestaciones,  llevar ofrendas florales en las plazas a Artigas en los actos públicos, era toda una labor militante que de alguna manera se volcó a todo el país, que tuvo un gran despliegue.
Y después pasé –inmediatamente que se dan las elecciones- al Regional Canelones (Pando, Tala, Migues, Montes, Paso Carrasco, todos los balnearios, pasé a ser el secretario político de esa vasta región. Que en el Partido estaba Muso. O sea, se dividía en dos: Regional 5 y Regional Costa, vendría a ser, donde estábamos nosotros. Lo que era zona obrera y campesina, pequeños campesinos. Zona obrera lo que era Paso Carrasco, con los frigoríficos, papeleras, y la zona campesina Tala, Migues, Montes, donde había muchas chacras.
Después, paso (que eso nunca lo supo el enemigo) al Regional 4 de la UJC que es General Flores y Propios hacia fuera. O sea, es la 9ª, Colón, la 22, Marconi, y la 21 que era Millán y Raffo. Allí trabajé  y milité clandestino, con Rolan Rojas entre otros compañeros. Después me pasaron a Recursos de la UJC, y caigo como miembro de Recursos, que me agarra Ariel Ricci. Eso fue el 18 de febrero del 76.
Yo caigo por primera vez en 1970, por lo de Beledo, aquel estudiante del Bauzá; después vuelvo a caer en Treinta y Tres, el día del asalto a la casa del Partido, los hechos del 14 de abril del 72, el 15 de abril asaltan la casa del Partido que está hablando Jaime (Pérez) y Jorge (Mazzarovich), que entra Gutierrez Ruiz y que entra Arismendi y dice “yo soy el dueño de casa”.
Es decir, lo que hicieron en la 20, lo quisieron hacer en la casa del Partido, lo que pasa que se encontraron con 500 personas, no lo pudieron hacer. Quinientas personas, un acto público, no podían matar a quinientas personas. Les decían a los compañeros: “mirame que te voy a matar”, todos con brazaletes, con todo. Yo estaba en Treinta y Tres con Nelson García que era el compañero que estaba allá. Nos meten presos…yo venía de Cerro Largo…Ellos creyeron que después de lo del MLN era como el levantamiento en todo el país, por eso es que actuaron así.
Después paso a la clandestinidad, en junio del 73, el 27 de junio. El último hecho es cuando muere, y velamos a Paco Espínola en la casa del Partido. Paso a la clandestinidad, paso al Regional 4,  y me detienen en 1973, con Ruben Abrines, con Barone, en una reunión en General Flores. Estamos en el Cilindro hasta antes del 25 de diciembre.
Nos sueltan y paso de nuevo a la clandestinidad, sigo en el Regional, luego paso a Recursos y caigo de nuevo en 1976, me agarra Ariel Ricci el 18 de febrero del 76. Voy al Penal hasta el 22 de mayo del 80,  4 años, me dan asociación subversiva, denuncio secuestro, tortura…ahí me defiende Adela Reta.
Después…salgo… me pongo a trabajar en el Imán Radiadores, en el gremio metalúrgico, y paso a trabajar ilegalmente. El Partido me asigna a trabajar ilegalmente con familiares de presos. Comienzo a organizar a los familiares de presos, mujeres fundamentalmente.
Cae Pachela, cae Ariel Casco, que era digamos…la dirección, y me piden que pase a la clandestinidad, es decir, que deje de firmar. Les digo que es un error, pero podía surgir mi nombre. Y me quedo, desde el 81 que paso a la clandestinidad, por el 27 de setiembre del 81, hasta  el 8 de setiembre del 82 que soy detenido. Por Ilda Diez, que es la que me reconoce. Yo ya la había descubierto, había mandado al exterior.
Porque de alguna manera yo estaba congelado. Estaba en La Paloma, Rocha. Entonces, el compañero con el que yo trabajaba desaparece en Montevideo…yo no tenía cédula. Me plantean irme del país y no, vuelvo a Montevideo, hablo con una compañera cuyo marido es preso político, me da una casa en El Pinar donde quedo allí congelado. Me encubro otra vez en Montevideo, a través de Buenos Aires. Tengo amistades a través de la clandestinidad con el Centro Interior de Buenos Aires.
Ellos me vinculan, y cuando tengo una entrevista con el Centro Interior de acá, en un bar en la Plaza de los Olímpicos, el gurisito (unos 18 años) me dice: “creo que la persona que está trabajando por arriba mío está trabajando para el enemigo”. Y le digo: “¿qué te hace pensar eso?”. Y me dice: “porque desapareció el contacto…y después apareció…y no me dejó claro por qué. Yo dije, no se, se habrá enfermado”. ¿Y quién es el hombre?, le pregunto. “No, es una mujer”, me dice. ¿Y quién es? ¿Cómo es? “Mirá, le dicen la negra Ana. Se hizo sacar un lunar que tenía por aquí porque la identificaba mucho”.
Bueno, le digo, mirá, vos desaparecé, porque si es así como me decís, es grave. Y yo seguí vinculándome otra vez desde Buenos Aires. A mi ya me habían dado la cédula, me habían sacado la foto, etc, por lo tanto yo pensé: si esta mujer está por encima de todo, la negra Ana…y me mandan de allá la cédula…esto ya pasó por ellos. Entonces, cuando vienen en febrero del 82 los compañeros de Buenos Aires y me dicen…el compañero que hace el enlace me dice: “mirá, a nosotros nos llama la atención que le decimos que salga del país y no quiere salir. La foto es esta”. Me muestra y le digo: esta es Ilda Diez. Es ella, está trabajando para el enemigo.
Además, como yo estaba trabajando con los familiares de presos, me llega, a través de los familiares, de que Ilda Diez se había fugado con un militar, de Punta de Rieles. Entonces yo le hago llegar, a través de una carta, le informo a Arismendi que para mi hay una operación de infiltrar el centro interior del Partido y desde allí generar la desconfianza de todos contra todos. Fijate, que si esta persona, jefe del Partido, que no quiere salir al exterior, que está con Witerovi (¿), está trabajando con ellos…iba a golpear a todo el Partido.
Bueno, me proponen que salga del país…les digo que no, que me quiero quedar…sino que…¡¡todo el mundo se va!! Obviamente rompo esa cédula que me habían dado, porque había pasado por ella. Estoy en el Pinar…congelado…con muy pocos vínculos…y yo tenía al lado de la casa una especie de almacén, iba ahí a ver la televisión…era cuando aparece la televisión a color…en el 82, cuando el mundialito…, yo decía que vendía cosméticos.
Vivir absurdo de la clandestinidad, el que crea que la clandestinidad es algo romántico se equivoca. Vivís cagado hasta los pelos, mirando para todos lados, tratando de no comprometer a la gente que te da apoyo, y con vínculos mínimos; escuchando onda corta, radio Moscú, radio Berlín, leer, hacer movimientos justos. La casa tenía adelante esos muros con los bloques colocados así, cruzados, que podés ver para el otro lado. Entonces yo estaba estudiando, leyendo, y de repente veo pasar…por una calle imposible que pase un taxi…: Ilda. Ilda Diez Mena…al lado del taxista, que era de inteligencia, del ejército. Entonces…esa noche empezó a llover…y piqué…cambié de casa. Y ahí me perdieron.
Y me volvieron a encontrar y me agarraron cuando viene una compañera, un matrimonio que era el punto de apoyo mío, que viene de Buenos Aires y pierde la cédula al entrar. Entonces teníamos una contraseña…yo la llamaba por teléfono…y le decía: Lucy, como te va, ¿nos vamos a ver? ¿Qué te parece si estudiamos juntos? (ella tenía un embarazo a término) Entonces ella sabía; nos tomábamos el 181, el que va por General Flores, o el 183 (evidentemente nos venían siguiendo), yo me subía antes, ella se subía en otra parada, yo veía como estaba todo, y a partir de ahí nos reuníamos.
Nos bajamos a la altura de…pasando General Flores y Luis Alberto de Herrera, a unas tres cuadras de San Martín, al mediodía, 8 de setiembre del 82…hablamos…ella me transmite cosas…le doy un beso, me despido, y a mi cuando doblo…me agarran. O sea, la venían siguiendo a ella. Yo siento que dicen: Negra…¿este es el Mico? Que después en La Tablada (yo estoy 135 días desaparecido) me dicen: hijo de puta, no te tendríamos que haber mostrado a la Negra.
En la tablada trato de ahorcarme…yo ya había estado preso, yo ya tenía noción de todo ¿me entendés? Los tipos se descuidaban. Arriba te torturaban, abajo estaban los soldados, se dormían, y entonces yo me fui a los baños y…en dos oportunidades intenté ahorcarme...me vio el soldado y me dice: ¡¡Pah, me matás, yo no tengo nada que ver, yo tengo hijos, familia, acá me cortan los huevos!! De alguna manera yo tuve una actitud…suicida que…por eso me salieron bien las cosas. Porque a los desaparecidos los mataron derecho viejo, y a mi me cuidaron para que no me suicidara.
Claro, después me vengo a enterar que a mi me defendía Azucena Berrutti, la última ministra de Defensa, una amiga entrañable, defendió un montón de presos políticos, que era candidata a premio Nóbel de la paz. O sea, a vos te nominan como persona, pero hay cien candidatos. Entonces era muy difícil que a ella la tocaran. Yo no sabía que iba a ser mi abogada. Pero había un gran movimiento internacional por mi. Porque yo llamaba, desde la clandestinidad a unos vecinos, todas las noches, y había formas de saber si yo era detenido. Y eso desata toda una serie de cosas a nivel internacional, acá (mi vieja jugó un gran papel), que posibilita de alguna manera que yo quede.
Pienso que en los desaparecidos jugó…(aparte de que se les fue la mano, que en el segundo o tercer vuelo los mataron a todos, etc.), jugó que nadie se movía por ellos también. O sea, la clandestinidad hace que estés tan aislado de todo que nadie se entera de nada. Entonces, muchas cosas jugaron. Por ejemplo, Eduardo Bleier desde que cae alienta a todos los compañeros en el “infierno grande”: viva el partido comunista, abajo la dictadura. Atrae marcas. Es decir, en la tortura vos no podés atraer marcas…vos sos un gil…duro, firme como una roca, no te van a quebrar…tu sos un burro…no sabés nada…sos un burro. Porque…si vos tenés mucha información...La clave es que ellos muestren lo que tienen de vos, no vos lo que tenés de ellos. Ellos tienen que mostrar las cartas. Y si en ello te va la vida…te va la vida.
Bueno, después me pasan a juez. Me hacen un traslado…me tiro de una camioneta en marcha…de una kombi…casi me pisa un camión…me masacran de nuevo. Si bien para ellos yo era “el último mohicano”, un tipo que no tenía información, que era un mediocre, un militante, yo no tenía para ellos vínculos esenciales. Yo no sé si en eso no jugó también Ilda. No sé si les dijo: mirá que este estaba “congelado”, mirá que no sabe nada. Estaba trabajando con ellos. Y ella sabía que yo no sabía nada.
Y bueno…135 días estuvieron torturándome. Yo sólo en la tablada. Por eso me quería matar. Había que pararlo, había que terminarlo. O sea que tuve tres intentos de suicidio. Dos intenté colgarme y una tirándome de la camioneta en marcha. Me pasan a juez…el 4 de febrero del 83. A mi familia los veo primero en el batallón de infantería Florida, yo tengo tres hijos, ellos ya me habían visitado en otras oportunidades en el penal.
Me sacan de “La Tablada”, me llevan el 21 de enero del 83 al batallón Florida  y el capitán Fariña me dice: “no puede decir nada de lo que ocurrió en estos 135 días previos, si no, le cortamos la visita”. Vienen los familiares, con aquellos grabadores grandes, y el oficial… y les digo: “Antes que nada, no me pueden preguntar nada de lo que ocurrió 135 días antes, porque si no nos cortan la visita ¿es así señor oficial?”. “Si, es así”. Y eso se lo paso al juez…está grabado. Me pasan a juez, y me preguntan: “¿Usted tiene un abogado de oficio?” No, yo tengo una abogada particular.
Porque me habían dicho mis familiares…Azucena Berrutti es mi abogada. “Entonces ¿suspendemos la audiencia?” Si, si, cuando venga ella….Entonces el 4 de febrero, cuando paso a juez…y ahí planteo (esto todo figura en actas, lo tengo todo, yo fotocopié todo, y es parte de una denuncia que apareció en “La Hora”): quiero poner en conocimiento del Sr. Juez (todos los oficiales del batallón Florida ahí, con un cagazo brutal) un conjunto de irregularidades y arbitrariedades jurídicas cometidas contra mi persona como ciudadano uruguayo. Yo fui detenido el 8 de setiembre del 82 y no como figura en esa Acta el 21 de enero del 83.
Y es muy fácil de llegar a esta conclusión porque si mis últimos pasos figuran en agosto del 82, y no en enero del 83, ¿qué pasó entre agosto del 82 y enero del 83? O sea que yo fui secuestrado, bestialmente torturado física, psíquica y psicológicamente durante 135 días. Y para prueba están las grabaciones que hicieron mis familiares en el batallón Florida. Mi accionar fue absolutamente pacífico, yo quiero el Uruguay que yo viví para mis hijos, y para todos los niños del Uruguay. Quiero el regreso de todos los exiliados, la liberación de todos los presos políticos, una política económica que defienda a la industria, al agro, como la que existió en nuestro país.
Entonces el tipo se levanta…una mise en scène…el actuario…y Azucena me dice: “Roballo, si sigue en este tono nos mandan a los dos a la tortura”. Y yo le digo: mire doctora, yo esto lo tengo largamente pensado. Si usted quiere abandona el caso. Entonces ella me dijo (yo era un cristal en ese momento): “Bueno, siga adelante, su caso va a ser muy difícil”.
Entonces volvió, y la cosa siguió. Y le digo: quiero que agregue que he tratado de seguir las enseñanzas de mis maestros y profesores desde la escuela, liceo público y facultad. Y del ideario y de las obras de José Artigas, de Bernardo Berro, de Lavalleja, de Leandro Gómez, de José Batlle y Ordoñez, de Julio César Grauert, Líber Seregni y otros muchos compatriotas. Entonces el tipo se levantó y me miraba…
Lo que pasa es ¿qué había pasado? Elecciones internas de los partidos políticos en el 82, voto en blanco, mi caso era público, había cambios…y me defendía Azucena Berrutti. O sea…que acá estamos porque tuve mucha suerte. Soy un resiliente (eso es un hecho físico) –es una capacidad de los metales que se doblan y no se quiebran- transformé esos hechos, reafirmé mis principios.
Quizá jugó el que yo trabajara en finanzas, yo no era parte del aparato de propaganda, no era parte de la 4ª División. Yo era parte de la dirección de la UJC, fui miembro de la Comisión Nacional de Finanzas del Partido, fui miembro del Comité Central de la UJC desde 1969, desde el 7º Congreso, cuando le viene una aneurisma (derrame cerebral) a Walter Sanseviero y asume Jorge Mazzarovich la Secretaría Política de la UJC (diciembre de 1969).
A Raquel la conocí en secundaria, allá por el 67, 66, muy buena persona, el compañero (ella está divorciada) era Catoto Moreno. Lo que pasa que cuando yo salgo del Batallón Florida, cuando veo a los familiares, me doy cuenta que me están siguiendo. Soy sometido a un seguimiento, desde diciembre a febrero. Cuando yo descubro, salgo de la casa, pero ellos no sabían nada desde abril a setiembre. Mis movimientos eran muy limitados. Lo que pasa que el ex preso tiene muchos recursos, es bicho, sabe como pasar una carta, etc. Yo a ella la conozco desde 1962, porque ellos iban a preparatorios nocturno 2 que funcionaba en donde ahora es el IPA, en el IBO. Ella militaba allí con su compañero, de Pando, Catoto, moreno que era de una familia numerosa, que trabajaban con Massera.
JLP - ¿Cómo era la vida de un clandestino, en qué consistían los contactos?
MR - Yo estaba “congelado”. Yo lo que hacía era ir a dos o tres casas…y recibir afecto. O sea…tomaba mate…unos tocaban la guitarra…y después me iba a la soledad. Después había gente de Buenos Aires que era la que mantenían el vínculo. Gente que, si yo perdía contacto acá,   por mis vínculos personales y por la confianza mutua, me generaban el vínculo con el jefe del Partido en Buenos Aires, que estuvo ocho años clandestino (el actual integrante del Directorio del BPS por los trabajadores). Profesor de matemáticas, y que dice que Arismendi le pide que se quede al frente de Buenos Aires, porque anteriormente era Esteban Valenti.
Cuando cae el fichero del Partido, cuando cae Arismendi en el 74, cae porque en la casa en donde está cae un hijo del dueño de casa. Entonces en vez de quedarse quieto, va a protestar en la jefatura, entonces lo agarran, agarran el fichero…Arambilllete era el veterinario de la casa en donde estaba Arismendi.
Después cae Jaime, pero se hace responsable a Suárez de que tenga el fichero. Y Suárez estaba en Buenos Aires. Ya había sido enviado a Buenos Aires en el 73, luego de las elecciones universitarias, Esteban. Yo voy en el 74 a Buenos Aires, camino al festival de Berlín, pero yo no tenía pasaporte, no logran resolverme el pasaporte, estaba vencido, todavía no había posibilidades de falsificación, y vuelvo acá. Y vuelvo en una avioneta, en un aerotaxi, al aeropuerto nomás. 
En el 74 detienen a mi madre, como rehén. En el 76, antes de que yo caiga, detienen a la que era la madre de mis hijos, con mi hijo más chico de tres meses.  Los sueltan y después me agarran a mí. A mi madre también la sueltan. Mi madre sabía donde yo me quedaba, así que de alguna manera acá hubo gente que tampoco habló, muy cercana a mí.
Pero en el caso de la compañera de Buenos Aires, lo que me transmitía ella era la información de lo que pasaba; yo estaba “congelado”. En el caso de estos vínculos, yo iba para charlar con ellos, para salir de la soledad y de la depresión. Porque yo estaba a la espera, a que me dijeran ayudá en algo. Es decir…con familiares yo quemaba. Entonces a partir de ahí dejé a otro compañero que trabajara con familiares; no yo. Ahora, lo importante es que nadie me . En algunos casos vos hacías una reunión de grupo; la última reunión clandestina de grupo fue con familiares de presos. Nos íbamos a una casa, a planificar el trabajo.
Y además era un frente sagrado, porque eran esencialmente mujeres de presos, muy radicalizadas, familiares de desparecidos. Era un frente sagrado. Es decir, el ex preso estuvo junto, por más que las condiciones fueran terribles, estuvo junto, 40 hombres juntos. En tanto que la familiar estaba sola ella, o sea que era durísimo todo; salvo en las visitas, que se veían; pero siempre había desconfianza, en el ómnibus de Cita iba Brito, el psicólogo…o sea…siempre el miedo…¿dónde está el enemigo? El trabajo de las familiares fue heroico; y tuvieron que parar ellas solas la olla. Fueron totalmente distintas. Nosotros salimos llenos de ternura; ellas se endurecían con los años de miedo, de soledad…fueron procesos distintos.
JLP - ¿Recordás a los compañeros?
MR - Y…un montón. Gastón Grisoni, que hoy está en Crysol, Severino Carvajal (gran compañero también, textil), el propio Aníbal Toledo…que se yo…yo te diría…sin exagerarte…hoy por hoy…mil. ¿por qué? Porque yo soy el generador desde 1999 de Crysol. Yo siempre me llevé muy bien con los compañeros de izquierda.
Los compañeros de una de las barracas (el Penal tenía cinco barracas de ochenta hombres), o sea 400 presos políticos en lugares que eran como esto, con cuchetas acá y las ventanas ahí arriba. O sea, vos no podías mirar para afuera, siempre luz prendida, cuatro baños, y ducheros que no te daban agua caliente en invierno, las barracas eran muy frías, piso así, muy frías en invierno, muy calientes en verano. O sea, era como un gran taller la barraca. Esa era una experiencia.
Después estaba el celdario, que era como vivir en un baño dos personas, tenías que acordar todo. En el celdario siempre metían a dos personas que no se llevaran bien, y te estaban mirando permanentemente por la mirilla. Entonces había un acuerdo inicial…como vos cagabas ahí…mirá…cuando yo esté comiendo no cagues, o cuando estoy haciendo manualidades no estudies, etc. Todo había que acordarlo. Si vos eras anarquista y yo era comunista…los temas ideológicos…salvo que ayude…no los tratamos, porque no vamos a ponernos de acuerdo…acá adentro de una celda no vamos a resolver nada…que lo resuelva el pueblo uruguayo. O sea, el asunto era: de la puerta para afuera éramos un solo hombre. Y dentro de la celda podía haber debates pero siempre en base a acuerdos.
Por eso en las celdas era clave poner a un cuerdo y un loco, porque con un loco no se puede llegar a acuerdos. Entonces, fue un largo proceso de convivencia y acuerdos que fue esencial; y sobre todo un elemento clave que era salir mejor de lo que habías entrado, del punto de vista cultural…de todo punto de vista.
Entonces, como yo estuve dos veces en el Penal, yo salgo la segunda vez el 10 de marzo del 85 por la amnistía, que fue el día más feliz de mi vida, porque no es lo mismo salir solo que con todos los presos políticos, con el pueblo que está afuera, con banderas, con todo, es decir, un proceso totalmente distinto del punto de vista de vivencia. Cuando sos vos el que te vas, quedan un montón de compañeros adentro, cuando se van todos es distinto.
O sea que fue un día impresionante…domingo 10 de marzo del 85…a mi me habían dado hasta el 88, yo les quedé debiendo muchos años. Entonces, en setiembre del 99 un compañero me dice: che Mico, vamos a hacer un asado, los de la barraca 4B, -que se caracterizaba por ser una barraca en la que nos llevábamos muy bien, comunistas, tupamaros, anarquistas-. Y me dice: pero vamos a hacerlo después de la elección, porque la elección era en noviembre del 99.
La hicimos el  4 de diciembre en el Parque Rivera, y vinieron trescientos compañeros y compañeras, fue un éxito tremendo. Entonces, al hacer el balance, porque vinieron compañeros del exterior, por las fiestas, y vinieron compañeros y compañeras, que no eran de la barraca. Y yo vi a compañeros en situaciones muy difícil…de calle…de miseria.
Entonces en el balance yo digo: y si hacemos una bolsa de trabajo. Ah, no rompas las pelotas…lo hacemos en marzo…ahora se vienen las vacaciones. Y el único que me dio pelota fue De Ascomé, un maestro, sindicalista, fallecido en el 2002, que vio el sindicato de los ex presos, Osvaldo Álvarez, productor rural, Isaac      (el manzanita), contador. Y nos empezamos a reunir el 8 de enero de 2000 en la casa de Osvaldo Álvarez y en mi casa. Yo invito a los compañeros del MLN y del PVP, en mi casa, los miércoles, y ahí empieza a gestarse Crysol, que es una ONG de todos los presos políticos, con un acuerdo esencial: no pedirle permiso a la dirección de los partidos políticos. Porque no nos hubieran autorizado. Ya hubo muchos intentos anteriores de formar algo.
JLP - ¿Y por qué no los hubieran autorizado?
MR - Porque no somos rédito para los partidos políticos, José Luis. Los partidos políticos de izquierda es como el Antón Pirulero, juegan cada uno su juego. Es decir, nosotros somos rompe huevos, somos ex presos políticos, cascarudos viejos, hombres, mujeres, cuadros la mayoría absoluta de ellos, gente del MLN, del PVP, atención: ¡5000!
JLP – Bueno, pero hay gente que está militando….
MR - Claro…pero construir una cosa…en la cual había que sacarse las camisetas, y unir las sangres, no es fácil. Con una gran demanda de locura…cuadros todos…o sea…unir eso, unir, unir. O sea, en la cárcel nos metieron juntos, y ahí fue que nos conocimos, cayeron todos los prejuicios, pero luego libres, volver a unirnos. Pero sobre todo las compañeras, que fueron torturadas como nosotros, pero todo el proceso de cárcel  y tortura fue mucho más difícil.
Porque a mi como objeto sexual no me come ni el ácido nítrico, pero a ellas…las violaron, las…fue terrible; el soldado…el soldado te deja vivir, pero la milica odia a la mujer, porque la mujer es para ellas lo que ellas no son. La mujer milica es el último trapo de piso en una organización machista.
En tanto que la mujer revolucionaria es una mujer íntegra, es una mujer valiente, una mujer que piensa con su propia cabeza, o sea, es odiada por la mujer milica por resentimiento social. O sea que la prisión para las compañeras fue mucho más dura que para nosotros.
Entonces traer a las compañeras a Crysol fue todo un trabajo, unir eso. Pero después se logró; se logró una casa propia, después se logró grandes asambleas, de dos mil personas, reivindicaciones, reparación integral, leyes que contemplen todo eso, pero eso fue todo un trabajo posterior. Había habido varios intentos de reunirnos, distintas formaciones antes de Crysol, y X partido político venía y decía: “bueno compañeros, está bueno esta reunión, pero los estamos necesitando, porque hay una movilización, y ustedes están acá tomando mate. Vamos a hacer así…nosotros los apoyamos, pero…vamo arriba, vamos a militar”.
Entonces los compañeros venían una vez, cuatro, cinco veces, y después no venían más. Entonces, varios intentos de reunir ex presos políticos de todas las organizaciones…yo recuerdo en el 99…a un compañero voy a llevarle la invitación y me dice: “Mico, con la capacidad organizativa que tenés loco, sos un boludo, organizando un asado”. Hoy ese compañero usufructúa de alguna manera lo que es Crysol.
Unos decían hay que reunir a los comunistas, los otros no. Y los del MLN decían pará, esto es una reunión de los bolches, que voy a ir. O sea, fue un largo proceso para quitar los prejuicios, y unir, y reunir. Crysol que es? Es una unión de revolucionarios, y de revolucionarias, que están hasta el final, que son de todas las organizaciones políticas, y que es una gran cosa. Así como hay un solo PIT-CNT, una sola FEUU, hay un solo Crysol, un solo Frente Amplio.
A nosotros venían los compañeros de Buenos Aires y nos decían “es imposible un Crysol en Buenos Aires”. Porque se odian. Al ERP y a los Montoneros tenían que separarlos los carceleros porque se mataban entre si, hay odio. Y el bajo nivel político en la Argentina hace que haya un ranking del dolor. Allá arriba, los líderes, son los desaparecidos (no pueden liderar a nadie). Pero si vos y yo en la Argentina, fuimos presos políticos, los servicios de inteligencia metían la desconfianza: ahhh, José Luis está vivo, como no está desaparecido? Y el Mico, por qué está vivo? Entonces llegó a algún acuerdo. O sea…es imposible unir, los servicios de inteligencia jugaron todo un papel. Acá nosotros unimos, pudimos hacerlo.
JLP - ¿AQUELLO DE UN SOLO PARTIDO EN LA CARCEL, EL EXILIO Y LA CLANDESTINIDAD, ES ASI? ¿FUNCIONO ASI?
MR - Si, si. Mirá, yo considero que el exilio…primero, es de los pocos países en donde el exilio vuelve…vuelve. Perdía todo y vuelve con una mano atrás y otra delante para  reinsertarse. Segundo, si no hubiera sido por el exilio de cara al país, en un montón de países, un país tan chiquito como el nuestro, ¿cómo podía haber sido aislada la dictadura? O sea, todos los frentes fueron heroicos.
Hubo varios exilios. Hubo un exilio dirigente, exilios combatientes, militantes. El exilio dirigente fue distinto. Fue un exilio en donde de alguna manera generó problemas porque tenía diferencias…Juntar todo eso, con la vuelta a la democracia fue difícil, generó crisis, pero fue mucho mejor que viniera ese exilio y aportara al Uruguay a que no viniera. O sea, fue ganancioso. Por un lado tenés el exilio de Marina Arismendi, secretaria del Partido durante mucho tiempo, y por otro tenés a Lorier, ex preso político. O sea, yo creo que la reconversión fue una gran cosa, el problema es que jugaron dos componentes esenciales: jugó la caída del campo socialista, que generó una gran confusión y una pérdida de perspectiva general, es decir, porque es muy difícil pararse a estudiar balance, y además hacer y…fue un golpe demasiado duro para los ideales.
Y segundo, yo te diría junto a ello, la forma en la que se procesó la discusión adentro del Partido. Es decir, se procesa desde la cúpula, dejando a un lado a Massera, a Viera, a Aníbal Toledo, a Alcira,  es decir…la renovación es válida del marxismo, pero desde el marxismo. No una renovación que nos lleve a una socialdemocracia. No es lo mismo, eso no es renovación, eso es reformismo.
Entonces hubo que dar batalla, y lo hizo desde la base el Partido. Porque lo que se buscó fue que no existiera el Partido Comunista Uruguayo. Y yo te dije desde el principio de la conversación, como decía el flaco Arismendi, no sólo es el problema cardinal de la revolución uruguaya un gran Partido Comunista, sino que es el problema cardinal de la democracia uruguaya. Y del Frente Amplio. Por su visión de futuro, por su forma de hacer política, la elaboración, avanzar en democracia, acumulación de fuerzas, la visión de unidad de estudiantes, obreros y capas medias, la visión unitaria, la amplitud y profundidad, la proyección latinoamericana.
Hoy tenés clarísimo el planteo del flaco Arismendi, una revolución latinoamericana que está interconectada. Según Rafael Correa, el presidente de Ecuador, asistimos a un cambio de época en América Latina, hay diez gobiernos progresistas. Pero además, la clave no son los que están gobernando sino los pueblos organizados que generaron ese fenómeno.
Yo no tengo una visión de la historia a partir de héroes, para mi la clave es lo que el flaco Arismendi decía: el sistema democrático de organizaciones. O sea, el pueblo organizado: Congreso del Pueblo, PIT-CNT, FEUU, FUCVAM, ONGs, etc…que generan el fenómeno Frente Amplio, que generan esa creación heroica. Tabaré tiene sus cinco minutos de historia, pero lo que hay que ver es la profundidad del proceso político uruguayo, es de ahí de donde surgen los intérpretes populares. El líder es un intérprete popular.
Bolivia, cuanto estuvo hasta que encajó en Evo. Y el proceso boliviano es el más avanzado del continente, está dado en las comunidades indígenas, o sea, es el que potencialmente está más avanzado. Lo que quiero decir es que los cambios, las garantías del cambio de época en América Latina no está en Chávez, no está en Evo, no está en Correa, ni en Bachelett ni en Tabaré ni en Lula. Está en los pueblos organizados.
Por eso soy materialista, no idealista. No creo en los héroes, los superhéroes que vienen y cambian. Además nosotros vivimos una época muy especial, apasionante, porque hoy se une todo, otro mundo es posible, el capitalismo es insoportable, entra en colisión no sólo el tema de los biocombustibles, que genera mayor hambre, sino que además poniendo en peligro todo el sistema ecológico mundial.
O sea que hoy hacer política es contemplar todo lo que tenga que ver con los cambios. Estamos viviendo un tiempo difícil pero un tiempo enormemente convulsionado y enormemente fértil en la medida que seamos capaces de tener la cabeza abierta a los nuevos fenómenos, de pensar con cabeza propia, hacer usinas que trabajen en esa dirección, que comprendan los nuevos fenómenos, que unan. Más que nunca revolucionarios claros, que tengan esa cabeza, internacionalistas, que vean lo global de los fenómenos.
En eso estaba Massera (los 150 años del Manifiesto Comunista), y en eso siguen quizá. Eso fue lo que nos caracterizó siempre a los comunistas uruguayos; es decir, la capacidad de ver la profundidad de los procesos e influir en ellos. Se fue un montón de gente del Partido, pero la clave es el método que nos trajo hasta aquí. O sea, volver a elaborar para entusiasmar a multitudes, profundizar la democracia.
Ahora…por eso estoy de acuerdo con Aníbal ¿no? Como logramos reunir a “los rojos”. En eso estamos, desde la fundación Arismendi, el propio Partido, yo te diría Qué Hacer, Reds…los rojos seguimos siendo rojos. Ese es el elemento clave, y somos tejido conjuntivo en todos los intersticios donde estamos; tenemos cabeza comunista, pensamos dialécticamente, unimos, y seguimos siendo comunistas.
El 89 está lejos, son 20 años, volver a unir todo eso es el gran tema. Yo creo que el tema tuyo tiende a unir, a generar puentes, salir de la guerra gaucha en todo esto. Para mi son todos compañeros. Hay algunos que éticamente no; no tienen nada que ver conmigo. Pero la mayoría tienen que ver. Ese es el punto, salir del sectarismo.
Te voy a contar una anécdota:
Esto fue en el 75. Estando clandestino alguien me llama, trabajando en recursos, donde yo iba a pedir recursos, un médico neurocirujano, el trabajaba en el Hospital Militar, y me dice: sabés Américo que están torturando bestialmente en un gran galpón, porque llamaron a un veterinario que me contó a mi. Porque los perros se enloquecieron y estaban mordiendo a los soldados. Entonces el veterinario entra…y había un clima…música a todo lo que daba…griterío, luz…y claro, los perros se enloquecieron…y el veterinario les dice: pero que quieren, en este clima a los perros se les trastocan todos sus reflejos condicionados y muerden a los propios soldados.
Yo allí supe del “infierno”, Batallón 13. El ejército, creyendo que el Partido era un ejército, dice: detenemos a mil cuadros y destruimos al Partido. Ese fue el intento cinco veces, y cinco veces logró el Partido salir adelante. Hacéte una idea lo que es salir a vincularse, a construir nuevamente las redes, una vez que hay un enorme golpe contra el Partido. Un golpe contra el partido, grande, en octubre del 75, 1977, 1979, 1981, volver a encontrarse, nuevamente. De alguna manera el Partido volvía a rehacerse, a sacar otra vez Carta. El odio de ellos eran las publicaciones del Partido, los vínculos con los sindicatos, esos eran los odios mayores que podían tener.
El 10 de marzo del 85 en el Penal, yo estaba jugando al ajedrez, día de la amnistía. Había todo un clima, había órdenes de que en caso de que nosotros nos indisciplináramos matar, tirar bombas, es decir, toda una cosa interna del Penal. Nosotros no sabíamos que salíamos libres.
Y en determinado momento…yo estaba en el 5º piso jugando al ajedrez…y en el 5º piso vos ves la chimenea de ANCAP, y allí los compañeros vieron como estaba apagada, entonces estamos jugando a las tres de la tarde, domingo 10, pero mirando para el río Uruguay, en lugar de mirar hacia la carretera para el otro lado, para el río Uruguay.
En general las celdas estaban cerradas, pero por esos días vos podías ir de una celda a otra, por ejemplo a jugar al ajedrez, y entonces viene un compañero y dice: che, hay banderas en la carretera. Dale loco, no jodas –le digo- te toca a vos. Entonces el loco que estaba jugando conmigo me dice: yo voy a ir.
Entonces damos la vuelta, fuimos a ver, y la carretera estaba llena de banderas, impresionante. Entonces con mi compañero de celda colocamos la bandera uruguaya, la bandera de los 33 y la de Artigas. Aquello era un enjambre, pero bien lejos. Entonces viene un oficial, de estos nuevitos, para que vos veas como actúan ellos en situaciones reales, y llama: ¡¡¡sargentoooooooo!!!: (fíjate, son como 200 hombres que hay en la planchada de un lado, y 200 del otro) Si señor oficial. ¡¡¡Que saquen las banderas inmediatamente que están incitando a los de afuera a tomar el Penal!!! (a los gritos, histérico)
O sea, el tipo estaba cagado. Entonces el sargento, más veterano, con más cancha que este otro recién salido, le dice: mire…disculpeme señor oficial (yo nunca había visto transgredir una orden), los muchachos están tranquilos, saben que se van, son los familiares. Entonces el tipo quedó lívido; se dio media vuelta y se fue. O sea, desautorizó al oficial. Ellos tenían pavura, terror, pánico de que el pueblo tomase el Penal.
Fue un caos. Salían corriendo. Porque ellos tenían ficheros dentro del Penal. Salían en esas que nosotros llamábamos heladeras, esas camionetas, y se metían en las zanjas y quedaban enterrados ahí…fue como una especie de enjambre al que vos le das un palazo y quedan como locos. Un compañero, Sergio, que estaba en el Vilardebó, lo llaman del Vilardebó al director del Penal porque tenía que autorizar que fuera liberado del Vilardebó, y el tipo no sale, manda a otro oficial, estaba cagado el tipo.
Cuando en el Penal yo oí la primera jornada del ruido (cacerolazos) yo dije: acá se viene. Porque vos fijate, que indicaba una jornada del ruido dentro de la cárcel: primero, que como Fuenteovejuna todos a una, o sea, que había una organización que hacía que todos a la misma hora comenzaran plang plang plang plang. A ellos les entró la pavura, porque ellos tienen la metralleta, pero dicen ¿a cuántos puedo matar? ¿a todos? A ellos les entró la pavura, no tengo ninguna duda. Después jugaron Sanguinetti, el Caqui Lacalle, protegiéndolos, porque ellos pensaron del punto de vista de clase: los vamos a necesitar; a los servicios de inteligencia los vamos a necesitar. Pero eso fue otra experiencia muy importante.
Para nosotros fue muy importante por ejemplo, en Cárcel Central, cohabitar con militares patriotas. Con Seregni, que nos saludaba al bajar; con Igorra, que fue viceministro de Vivienda, que era arquitecto y mayor; con Gerona (coronel); con Dutra. Convivir con militares patriotas que fueron muchos, y ver otro tipo de militares.
Nos llevan a la tortura, el 12 de setiembre del año 76, nosotros estábamos en el sexto piso, desde la ventana se escuchaba el himno, porque durante la dictadura ellos homenajeaban a Artigas el día de su muerte, no el 19 de junio, una cosa increíble. Entonces nosotros entonamos el himno, nos rapan a todos (40 presos políticos que vivíamos, yo que se…en 39 metros cuadrados)…no había un problema entre nosotros. Es inenarrable la forma en que vivíamos, teníamos que pedir para ir al baño, entonces en determinado momento sacan a los militares estos.
Yo voy, pido para ir al baño, hablo con Gerona, le digo “mirá que confiamos en ustedes”. “No confíen en nosotros” –me dice- “hasta la victoria siempre”. Fueron acusados de “vacarnada”, o sea, eran militares constitucionalistas que, en caso de golpe de estado, iban a defender la Constitución. Igorra le decía en la tortura a Gavazzo: “te juro por mi patria y por mis hijos que yo te voy a matar a vos”. Fue muy importante para nosotros ver militares patriotas, y sobre todo el trabajo que hacían, que posibilitó además que Seregni fuera el presidente del Frente Amplio, y que dijera durante 25 años que fue clave para la presidencia del FA el apoyo del Partido Comunista. Ahí tenés otra condición de revolucionario: las revoluciones –decía Lenin- no se hacen ni contra el ejército, ni sin el ejército, sino con una parte de él. O sea que es imprescindible un trabajo hacia las fuerzas armadas, aislar a los sectores fascistas.
JLP – Bueno Mico, por ahora gracias, veremos en que termina este intento...
MR - Lo tuyo es a pura ganancia. Porque lo hagas o no lo hagas, vas a incorporar un montón de vivencias, vas a reunir a un montón de rojos, y bueno…el gran tema es ponerle el cascabel al gato, es decir, que logres…Es decir, lo que hay que pensar es porqué no se ha hecho, por qué no se ha hecho la historia del Partido. Recién ahora apareció Aníbal. Porque nadie se ha animado a ponerle el cascabel al gato. Hubo un largo trabajo por parte de Sanguinetti, del Caqui Lacalle, de Jorge Batlle, de borrar el pasado: de eso no se habla… hay que dejar de mirar el pasado…¡otra vez con el tema de los desaparecidos!...o sea, las “razones de Estado”...acá hubieron dos demonios…Primero: las medidas prontas de seguridad, la reforma cambiaria y monetaria del 60, la violencia, fue siempre desde arriba.
La dictadura fue para aplicar una política económica; el MLN fue derrotado en el 72, en setiembre del 72 estaban todos en el Penal. El golpe de estado fue en el 73, y todos los desaparecidos fueron del 73 al 85. No había dos demonios. O sea que a lo largo de la historia de la humanidad, el poder, las clases dominantes, de alguna manera te van a mentir sobre la historia.
Por eso Galeano, todos sus libros tienen que ver con el mundo patas arriba, con la historia no oficial, con la historia real. Esto viene a colación de las fotos de Aurelio. Era muy difícil al ver las fotos de las manifestaciones del 60, ver como Aurelio lo estaba enfocando así para matarlo Telechea, y le saca la foto, ver las manifestaciones por Liber Arce, por los asesinatos de Susana Pintos y Hugo de Los Santos, ver las manifestaciones obreras “no nos pararán con balas”, ver las 30.000 fotos de Aurelio…son incontrastables.  
Sobre todo porque estamos ante generaciones que, quizá por la vorágine de los hechos, no le importa el pasado. Y si vos no entendés el pasado, no entendés el presente. Yo digo así: el pasado es inabarcable, el presente también, el futuro es imprevisible, pero tenés que hacer el esfuerzo de entender el pasado y comprender el presente, porque eso genera pautas de ese futuro imprevisible. Entonces, las fotos ayudan, esto ayuda, el libro de Anibal fue sobre todo un disparador, no es que sea una gran síntesis, pero es un disparador, muy valiente, para ponerle el cascabel al gato.
Yo le puse el cascabel al gato con Crysol. Ponerle el cascabel al gato es, toda idea, cuando llega su momento, se realiza. Alguien tiene que estar en el parto, si no, no se realiza. Entonces, vos estás en un lugar en donde podés hacerlo…si lográs escuchar a todos, escuchá a Thelman, escuchá a todos. Y a partir de ahí, será una novela, será un testimonio, no sé, pero me parece una muy buena idea.
En principio, sos un buen escucha…es decir…con el otro tenés que buscar esa afinidad…además, vos partí de esta base: los compañeros del MLN escribieron todo. Salvo (como me dijeron algunos compañeros del MLN) sobre lo que Fernández Huidobro acordó con los militares en los cuarteles. Porque salió a defender hasta a los militares que están en Chile. Es como García Pintos, tiene un odio cerril anticomunista. Lo de ellos fue la “cantata” de los Quilapayún, cantaron hasta lo que no sabían, porque ellos fueron educados que tenían que aguantar 24 horas. Porque no se si el cree que les debe la vida a los militares torturadores.
Más, son nacionalistas ambos, dice que toma güisqui, caña, grapa con ellos. Yo hermano…con los torturadores no tengo nada que ver…no tomo güisqui, ni caña ni grapa, los quiero a todos presos. Sobre todo porque hay doscientos desaparecidos, no por lo que me hicieron a mí, por lo que les hicieron a los compañeros. Entonces no hay ningún acuerdo. Y el anticomunismo cerril de los servicios de inteligencia es hacia los comunistas, no hacia ellos. Nosotros somos infinitamente modestos y entonces no escribimos nada, o escribimos parcialmente, lo de J. J. Martínez, testimonio, luchador, la derrota. No, acá no hubo derrota, acá hubo nueve cúpulas revolucionarias, de cambio. Errores…aciertos…pero yo no tengo una visión de derrota.
Entonces…los comunistas tenemos mucha modestia…si hablás con compañeros del aparato armado jamás te van a decir una palabra…Porque hay gente que te dice: ¿che, por qué no escriben? Porque el enemigo está intacto…entonces ¿qué? ¿les vamos a dar datos que ellos no tienen? Andá a tratar que alguien del aparato armado te hable algo del aparato armado…no, nadie te va a hablar nada…nadie…hacé la prueba…nadie te va a decir nada. Hay una modestia que es de revolucionarios auténticos, no hay un batirse parches.
Ahora lo tuyo es acertado también porque en la época anterior lo que había era “héroes autorizados”: Jaime, León, sólo aquellos que autorizaba el Partido, no había miles de héroes sino uno, dos, y mirá como fue la cosa…jodida…modelos de comunistas.

Mirá, en el 69 yo fui a Helsinki en el último encuentro en vida de Ho Chi Min. Ho Chi Min ya se moría entonces los vietnamitas querían lograr la aceleración del proceso, que después se da en el 75, de derrota de los yankis en Vietnam. No estaba Ho Chi Min, estaba muy enfermo (fue por julio del 69), entonces a los vietnamitas no lograbas sacarles una palabra, modestia infinita, ellos mismos querían que les contaras las hazañas. Estaban llenos de incertidumbres, pero tenían una certeza, ellos decían: no sabemos si triunfaremos nosotros, nuestros hijos o nuestros nietos, lo que sabemos es que triunfaremos.
O sea, otro mundo es posible, VENIMOS DE LEJOS VAMOS LEJOS. El anticomunismo en el Uruguay se rompe los dientes, fuimos los defensores más acérrimos de la Constitución, dimos la vida por la democracia, hoy somos tejido conjuntivo de todas las organizaciones sociales, no nos batimos parches, tuvimos héroes a montones, y heroínas, desaparecidos, no hablamos en su inmensa mayoría, entonces…como contribuir a contar toda esa parte de la historia sin que sea sectario…como contribuir.
Luisa Cuesta tiene un hijo desaparecido, y decía que una persona en la marcha le dio una gran lección. Ella antes iba a la marcha del 20 de mayo y agarraba la foto de su hijo. Entonces la buscó, la buscó y agarró otra foto. Entonces viene una muchacha que tenía la foto de su hijo, y ella le dijo: ¿no me darías la foto que ese es mi hijo? Y ella la mira y le dijo, si, como no, pero el era mi amigo.... El era mi amigo... Entonces ella le dio la foto y se dijo: como arreglo esta macana. “Fue la única vez –dijo- que la foto me pesó muchísimo”.


Comentarios

giaonhan247 ha dicho que…
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