AMERICO “MICO” ROBALLO (Entrevista)
Hace unos años, tuve la intención de
escribir algo sobre la historia de los comunistas durante la dictadura. Había
mucha cosa escrita sobre otros grupos, sobre todo del MLN, y yo sentía que
faltaba contar nuestra experiencia.
Tenía que
recabar los testimonios de los camaradas, y a través de mi amigo Carlín, conocí
al Mico Roballo. Fue mi primera entrevista. El libro finalmente quedó en la
nada; para escribir hay que tener tiempo, y no siempre lo tengo.
Al fallecer
Mico, me puse a buscar esta entrevista, que hago pública tal cual se hizo, sin ninguna edición, como un homenaje póstumo
a uno de esos héroes anónimos que dieron todo por su pueblo y pusieron la
sangre detrás de sus ideas.
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Mico Roballo –“¡¡Hijo de puta!! Te vamos a llevar un millón de veces al borde de la
muerte”.
Así me dijo. Pero aunque te parezca
mentira, ellos respetan al que no habla, mucho más que al traidor, que al
delator. Ellos son el enemigo. Se pasaron al otro bando. Pero al que flaqueó…yo
lo abrazo…porque fue terrible…para el, yo me hago la idea de que es muy
difícil…yo me hubiera colgado si hubiera hablado. Es una de las cosas que les
agradezco a mis viejos. Era
batllista mi viejo, votaba la 63 de hacía muchos años con mi vieja:
- “Amanda” – grita mi viejo. Era 1955, yo tenía 5 años.
- “Dime”
- “Si te torturan que hacés”
Viste que cuando sos chiquito ves todo
de abajo.
- “Yo no hablo Cheche”– dijo
mi vieja
- “Decime Amanda, y si te traen a tus cuatro hijos y los torturan que
hacés”.
- “Ah….no sé”
- “Viste vieja…vos no servís pa ser comunista…los comunistas no hablan”.
La ternura hubo que conquistarla; no
existía en aquella época. Y es imprescindible. Vos no hablás porque tenés
ternura, porque amás a los otros seres humanos. No porque tenés ideología ¡no!
Lo que pesa es el instinto. Si pesa más el instinto de conservación de la
especie, ni que te maten hablás. Si pesa más el instinto de conservación de tu
pellejo ¡ahhh! te tienen que pegar pa que te calles. Ahora….es una experiencia
que no se la deseo a nadie. Tienen que aparecer 200 desaparecidos.
(en ese momento entra mi hijo Lucas, de
16 años)
- ¿Vos alguna vez en tu vida enterraste a un ser querido? (hablándole a
Lucas)
- No, nunca.
- Bueno…vas a ver…Sepelio,…lo llorás, estás con los deudos. Quizá le das
un beso. Vas a ver que es frío como una lápida. No le des un beso. No es ese
ser querido. Le di un beso al cadáver de mi padre cuando tenía 5 años y es
terrible. Los familiares de los desaparecidos no pueden hacer eso. No están
vivos, no están muertos. Es una herida siempre abierta.
JLP: ¿Cuándo caés preso por primera vez?
MR - En 1970
matan a Leonardo Beledo. Yo tenía 21 años. Un sargento del ejército vestido de
civil, sin decir agua va, saca el revólver y le pega un balazo en la cabeza.
Hacemos una manifestación y nos metieron a todos presos. O sea, el Uruguay del
70 era ese; el ejército odiaba a los estudiantes. Había un odio al estudiante
por ser estudiante.
Después de todo lo que me ocurrió, el 18 de julio de 1988 toco timbre
en Avenida Italia 4368 (tengo buena memoria) porque yo cobraba en una clínica
veterinaria, San Bernardo, ¿y quién salió?: mi torturador…Lucas…lo reconocí.
Fue el que me agarró, nos metieron para adentro, yo tenía puesta la
capucha y el me levantó la capucha y le dijeron a Ilda:
“che…¿este es el Mico?”
- si
Ilda Diez Mena, jefe del Partido
JLP - ¿a quién le preguntó?
MR - a Ilda Diez
Mena, la traidora que me entregó. El que me había agarrado anteriormente era
Ariel Ricci, en la otra cana. Que me dijo:
- Mico, ¿vas a hablar?
- Vos me conocés a mi no? Yo soy el mismo de siempre. Nunca más vuelvo a
la cana. Vamos a hacer de cuenta que vos
y yo no nos vimos. ¿Vos querés abrir una zanja de sangre entre la UJC y vos?
- Yo trabajo para algo más que la
policía.
Eso fue detrás del IAVA, yo
intenté correr hacia la rambla. Me dijo:
- Si das otro paso te tiro
Después traté de meterme hacia 18, me
dije: no, no puede tirarme hacia allí. Y pasó un tira y le dijo:
- Vení, ayudame que se me quiere escapar
- ¿Cómo vas a decir eso? ¿Vos estás armado y me voy a querer escapar?
Pero te estaba contando. Toco timbre y
aparece Lucas, mi torturador. ¿vos viste la película Queimada? Queimada es, Marlon Brando, agente del
imperialismo inglés en Jamaica, viene a liderar la contrarrevolución. Cumple su
trabajo, destruye a la revolución jamaiquina, siglo XIX, y entonces se está por
ir ya, cumplió con su misión, viene un negrito y le dice: ¿le llevo las
valijas? Dice bueno, y
cuando hace así, saca un cuchillo y lo mata. Ahí termina. Entonces el tipo se
cagó. Pero yo no se manejar un arma. Los morochos cuando nos cagamos quedamos pálidos. Amarillo, quedó
amarillo. No entraba por la puerta, era enorme. Entonces le digo mire yo vengo
a cobrar por la clínica San Bernardo.
- un minuto, un minuto que voy a preguntar una cosa. ´
- si, tómese su tiempo
Yo me hacía el gil. Manda al hijo..
- no…mi mamá se está duchando
Al otro día otra vez.
- Mire señora, yo vengo por la clínica San Bernardo…
- No…mi esposo es caballerizo, cuando se enferma el perrito lo llevamos
al cuartel.
Cagón. Cagón. Ahí dentro debía tener un arsenal.
Yo milité por el IMAN RADIADORES, para
formar el UNTMRA, cuando recién se estaba formando el PIT. Porque yo vuelvo a
caer en el 82, con Groba –hoy secretario de Vaillant- y con Ruiz, metalúrgico.
Nosotros estábamos organizados -yo firmaba todas las semanas, o cada quince
días-, en este caso era una asociación de socorro mutuo de la fábrica –era el
sindicato-. Hicimos festivales allá donde es el club del Banco de Seguros del
Estado, en Aparicio Saravia, con Larbanois y Carrero, con toda la fábrica. Lo
mío siempre fue militancia clandestina en el Partido, pero a la vez siempre
vinculado a la masa a través de sindicato metalúrgico, secundaria (coordinadora
de estidoamtes de secundaria del Uruguay).
JLP - ¿Dónde militabas cuando el golpe?
MR - Yo cuando se da el golpe…Primero, yo había sido jefe
de la Brigada Liber Arce, Hugo de Los Santos y Susana Pintos, que se crea en el
71. Somos los que andábamos con camisas rojas, y recorrimos todo el país. La de
Liber Arce era Rolan Rojas el jefe. La de Hugo de los Santos era Jorge
¿Dimitrial?, universitario, y la de Susana Pintos era Lina Turiansky, la
hija de Vladimir. Y yo era el jefe de todas las brigadas. Éramos más o menos
unos cuatrocientos o quinientos jóvenes.
Y las brigadas lo que hacían –lo que fue
el 71, ¿no?- era desde operación limpieza de barrios, manifestaciones,
llevar ofrendas florales en las plazas a Artigas en los actos públicos, era
toda una labor militante que de alguna manera se volcó a todo el país, que tuvo
un gran despliegue.
Y después pasé –inmediatamente que se
dan las elecciones- al Regional Canelones (Pando, Tala, Migues, Montes, Paso
Carrasco, todos los balnearios, pasé a ser el secretario político de esa vasta
región. Que en el Partido estaba Muso. O sea, se dividía en dos: Regional 5 y
Regional Costa, vendría a ser, donde estábamos nosotros. Lo que era zona obrera
y campesina, pequeños campesinos. Zona obrera lo que era Paso Carrasco, con los
frigoríficos, papeleras, y la zona campesina Tala, Migues, Montes, donde había
muchas chacras.
Después, paso (que eso nunca lo supo el
enemigo) al Regional 4 de la UJC que es General Flores y Propios hacia fuera. O
sea, es la 9ª, Colón, la 22, Marconi, y la 21 que era Millán y Raffo. Allí
trabajé y milité clandestino, con Rolan Rojas entre otros compañeros.
Después me pasaron a Recursos de la UJC, y caigo como miembro de Recursos, que
me agarra Ariel Ricci. Eso fue el 18 de febrero del 76.
Yo caigo por primera vez en 1970, por lo
de Beledo, aquel estudiante del Bauzá; después vuelvo a caer en Treinta y Tres,
el día del asalto a la casa del Partido, los hechos del 14 de abril del 72, el
15 de abril asaltan la casa del Partido que está hablando Jaime (Pérez) y Jorge
(Mazzarovich), que entra Gutierrez Ruiz y que entra Arismendi y dice “yo soy el dueño de casa”.
Es decir, lo que hicieron en la 20, lo
quisieron hacer en la casa del Partido, lo que pasa que se encontraron con 500
personas, no lo pudieron hacer. Quinientas personas, un acto público, no podían
matar a quinientas personas. Les decían a los compañeros: “mirame que te voy a matar”, todos con brazaletes, con todo. Yo
estaba en Treinta y Tres con Nelson García que era el compañero que estaba
allá. Nos meten presos…yo venía de Cerro Largo…Ellos creyeron que después de lo
del MLN era como el levantamiento en todo el país, por eso es que actuaron así.
Después paso a la clandestinidad, en
junio del 73, el 27 de junio. El último hecho es cuando muere, y velamos a Paco
Espínola en la casa del Partido. Paso a la clandestinidad, paso al Regional
4, y me detienen en 1973, con Ruben Abrines, con Barone, en una reunión en
General Flores. Estamos en el Cilindro hasta antes del 25 de diciembre.
Nos sueltan y paso de nuevo a la
clandestinidad, sigo en el Regional, luego paso a Recursos y caigo de nuevo en
1976, me agarra Ariel Ricci el 18 de febrero del 76. Voy al Penal hasta el 22
de mayo del 80, 4 años, me dan asociación subversiva, denuncio secuestro,
tortura…ahí me defiende Adela Reta.
Después…salgo… me pongo a trabajar en el
Imán Radiadores, en el gremio metalúrgico, y paso a trabajar ilegalmente. El
Partido me asigna a trabajar ilegalmente con familiares de presos. Comienzo a
organizar a los familiares de presos, mujeres fundamentalmente.
Cae Pachela, cae Ariel Casco, que era
digamos…la dirección, y me piden que pase a la clandestinidad, es decir, que
deje de firmar. Les digo que es un error, pero podía surgir mi nombre. Y me
quedo, desde el 81 que paso a la clandestinidad, por el 27 de setiembre del 81,
hasta el 8 de setiembre del 82 que soy detenido. Por Ilda Diez, que es la
que me reconoce. Yo ya la había descubierto, había mandado al exterior.
Porque de alguna manera yo estaba
congelado. Estaba en La Paloma, Rocha. Entonces, el compañero con el que yo
trabajaba desaparece en Montevideo…yo no tenía cédula. Me plantean irme del
país y no, vuelvo a Montevideo, hablo con una compañera cuyo marido es preso
político, me da una casa en El Pinar donde quedo allí congelado. Me encubro
otra vez en Montevideo, a través de Buenos Aires. Tengo amistades a través de
la clandestinidad con el Centro Interior de Buenos Aires.
Ellos me vinculan, y cuando tengo una
entrevista con el Centro Interior de acá, en un bar en la Plaza de los
Olímpicos, el gurisito (unos 18 años) me dice: “creo que la persona que está
trabajando por arriba mío está trabajando para el enemigo”. Y le digo:
“¿qué te hace pensar eso?”. Y me dice: “porque desapareció el contacto…y
después apareció…y no me dejó claro por qué. Yo dije, no se, se habrá
enfermado”. ¿Y quién es el hombre?, le pregunto. “No, es una mujer”, me dice. ¿Y
quién es? ¿Cómo es? “Mirá, le
dicen la negra Ana. Se hizo sacar un lunar que tenía por aquí porque la
identificaba mucho”.
Bueno, le digo, mirá, vos desaparecé,
porque si es así como me decís, es grave. Y yo seguí vinculándome otra vez
desde Buenos Aires. A mi ya me habían dado la cédula, me habían sacado la foto,
etc, por lo tanto yo pensé: si esta mujer está por encima de todo, la negra
Ana…y me mandan de allá la cédula…esto ya pasó por ellos. Entonces, cuando
vienen en febrero del 82 los compañeros de Buenos Aires y me dicen…el compañero
que hace el enlace me dice: “mirá,
a nosotros nos llama la atención que le decimos que salga del país y no quiere
salir. La foto es esta”. Me
muestra y le digo: esta es Ilda Diez. Es ella, está trabajando para el enemigo.
Además, como yo estaba trabajando con
los familiares de presos, me llega, a través de los familiares, de que Ilda
Diez se había fugado con un militar, de Punta de Rieles. Entonces yo le hago
llegar, a través de una carta, le informo a Arismendi que para mi hay una
operación de infiltrar el centro interior del Partido y desde allí generar la
desconfianza de todos contra todos. Fijate, que si esta persona, jefe del
Partido, que no quiere salir al exterior, que está con Witerovi (¿), está
trabajando con ellos…iba a golpear a todo el Partido.
Bueno, me proponen que salga del
país…les digo que no, que me quiero quedar…sino que…¡¡todo el mundo se va!!
Obviamente rompo esa cédula que me habían dado, porque había pasado por ella.
Estoy en el Pinar…congelado…con muy pocos vínculos…y yo tenía al lado de la
casa una especie de almacén, iba ahí a ver la televisión…era cuando aparece la
televisión a color…en el 82, cuando el mundialito…, yo decía que vendía
cosméticos.
Vivir absurdo de la clandestinidad, el
que crea que la clandestinidad es algo romántico se equivoca. Vivís cagado
hasta los pelos, mirando para todos lados, tratando de no comprometer a la
gente que te da apoyo, y con vínculos mínimos; escuchando onda corta, radio
Moscú, radio Berlín, leer, hacer movimientos justos. La casa tenía adelante
esos muros con los bloques colocados así, cruzados, que podés ver para el otro
lado. Entonces yo estaba estudiando, leyendo, y de repente veo pasar…por una
calle imposible que pase un taxi…: Ilda. Ilda Diez Mena…al lado del taxista,
que era de inteligencia, del ejército. Entonces…esa noche empezó a llover…y
piqué…cambié de casa. Y ahí me perdieron.
Y me volvieron a encontrar y me
agarraron cuando viene una compañera, un matrimonio que era el punto de apoyo
mío, que viene de Buenos Aires y pierde la cédula al entrar. Entonces teníamos
una contraseña…yo la llamaba por teléfono…y le decía: Lucy, como te va, ¿nos
vamos a ver? ¿Qué te parece si estudiamos juntos? (ella tenía un embarazo a
término) Entonces ella sabía; nos tomábamos el 181, el que va por General
Flores, o el 183 (evidentemente nos venían siguiendo), yo me subía antes, ella
se subía en otra parada, yo veía como estaba todo, y a partir de ahí nos
reuníamos.
Nos bajamos a la altura de…pasando
General Flores y Luis Alberto de Herrera, a unas tres cuadras de San Martín, al
mediodía, 8 de setiembre del 82…hablamos…ella me transmite cosas…le doy un
beso, me despido, y a mi cuando doblo…me agarran. O sea, la venían siguiendo a
ella. Yo siento que dicen: Negra…¿este es el Mico? Que después en La Tablada
(yo estoy 135 días desaparecido) me dicen: hijo de puta, no te tendríamos que
haber mostrado a la Negra.
En la tablada trato de ahorcarme…yo ya
había estado preso, yo ya tenía noción de todo ¿me entendés? Los tipos se
descuidaban. Arriba te torturaban, abajo estaban los soldados, se dormían, y
entonces yo me fui a los baños y…en dos oportunidades intenté ahorcarme...me
vio el soldado y me dice: ¡¡Pah, me matás, yo no tengo nada que ver, yo tengo
hijos, familia, acá me cortan los huevos!! De alguna manera yo tuve una
actitud…suicida que…por eso me salieron bien las cosas. Porque a los
desaparecidos los mataron derecho viejo, y a mi me cuidaron para que no me
suicidara.
Claro, después me vengo a enterar que a
mi me defendía Azucena Berrutti, la última ministra de Defensa, una amiga
entrañable, defendió un montón de presos políticos, que era candidata a premio
Nóbel de la paz. O sea, a vos te nominan como persona, pero hay cien
candidatos. Entonces era muy difícil que a ella la tocaran. Yo no sabía que iba
a ser mi abogada. Pero había un gran movimiento internacional por mi. Porque yo
llamaba, desde la clandestinidad a unos vecinos, todas las noches, y había
formas de saber si yo era detenido. Y eso desata toda una serie de cosas a nivel
internacional, acá (mi vieja jugó un gran papel), que posibilita de alguna
manera que yo quede.
Pienso que en los desaparecidos
jugó…(aparte de que se les fue la mano, que en el segundo o tercer vuelo los
mataron a todos, etc.), jugó que nadie se movía por ellos también. O sea, la
clandestinidad hace que estés tan aislado de todo que nadie se entera de nada.
Entonces, muchas cosas jugaron. Por ejemplo, Eduardo Bleier desde que cae
alienta a todos los compañeros en el “infierno grande”: viva el partido comunista,
abajo la dictadura. Atrae marcas. Es decir, en la tortura vos no podés atraer
marcas…vos sos un gil…duro, firme como una roca, no te van a quebrar…tu sos un
burro…no sabés nada…sos un burro. Porque…si vos tenés mucha información...La
clave es que ellos muestren lo que tienen de vos, no vos lo que tenés de ellos.
Ellos tienen que mostrar las cartas. Y si en ello te va la vida…te va la vida.
Bueno, después me pasan a juez. Me hacen
un traslado…me tiro de una camioneta en marcha…de una kombi…casi me pisa un
camión…me masacran de nuevo. Si bien para ellos yo era “el último mohicano”, un
tipo que no tenía información, que era un mediocre, un militante, yo no tenía
para ellos vínculos esenciales. Yo no sé si en eso no jugó también Ilda. No sé
si les dijo: mirá que este estaba “congelado”, mirá que no sabe nada. Estaba
trabajando con ellos. Y ella sabía que yo no sabía nada.
Y bueno…135 días estuvieron
torturándome. Yo sólo en la tablada. Por eso me quería matar. Había que
pararlo, había que terminarlo. O sea que tuve tres intentos de suicidio. Dos
intenté colgarme y una tirándome de la camioneta en marcha. Me pasan a juez…el
4 de febrero del 83. A mi familia los veo primero en el batallón de infantería
Florida, yo tengo tres hijos, ellos ya me habían visitado en otras
oportunidades en el penal.
Me sacan de “La Tablada”, me llevan el
21 de enero del 83 al batallón Florida y el capitán Fariña me dice: “no
puede decir nada de lo que ocurrió en estos 135 días previos, si no, le
cortamos la visita”. Vienen los familiares, con aquellos grabadores grandes, y
el oficial… y les digo: “Antes que nada, no me pueden preguntar nada de lo que
ocurrió 135 días antes, porque si no nos cortan la visita ¿es así señor
oficial?”. “Si, es así”. Y eso se lo paso al juez…está grabado. Me pasan a
juez, y me preguntan: “¿Usted tiene un abogado de oficio?” No, yo tengo una
abogada particular.
Porque me habían dicho mis
familiares…Azucena Berrutti es mi abogada. “Entonces ¿suspendemos la
audiencia?” Si, si, cuando venga ella….Entonces el 4 de febrero, cuando paso a
juez…y ahí planteo (esto todo figura en actas, lo tengo todo, yo fotocopié
todo, y es parte de una denuncia que apareció en “La Hora”): quiero poner en
conocimiento del Sr. Juez (todos los oficiales del batallón Florida ahí, con un
cagazo brutal) un conjunto de irregularidades y arbitrariedades jurídicas
cometidas contra mi persona como ciudadano uruguayo. Yo fui detenido el 8 de
setiembre del 82 y no como figura en esa Acta el 21 de enero del 83.
Y es muy fácil de llegar a esta
conclusión porque si mis últimos pasos figuran en agosto del 82, y no en enero
del 83, ¿qué pasó entre agosto del 82 y enero del 83? O sea que yo fui
secuestrado, bestialmente torturado física, psíquica y psicológicamente durante
135 días. Y para prueba están las grabaciones que hicieron mis familiares en el
batallón Florida. Mi accionar fue absolutamente pacífico, yo quiero el Uruguay
que yo viví para mis hijos, y para todos los niños del Uruguay. Quiero el
regreso de todos los exiliados, la liberación de todos los presos políticos,
una política económica que defienda a la industria, al agro, como la que
existió en nuestro país.
Entonces el tipo se levanta…una mise en
scène…el actuario…y Azucena me dice: “Roballo, si sigue en este tono nos mandan
a los dos a la tortura”. Y yo le digo: mire doctora, yo esto lo tengo
largamente pensado. Si usted quiere abandona el caso. Entonces ella me dijo (yo
era un cristal en ese momento): “Bueno, siga adelante, su caso va a ser muy
difícil”.
Entonces volvió, y la cosa siguió. Y le
digo: quiero que agregue que he tratado de seguir las enseñanzas de mis
maestros y profesores desde la escuela, liceo público y facultad. Y del ideario
y de las obras de José Artigas, de Bernardo Berro, de Lavalleja, de Leandro
Gómez, de José Batlle y Ordoñez, de Julio César Grauert, Líber Seregni y otros
muchos compatriotas. Entonces el tipo se levantó y me miraba…
Lo que pasa es ¿qué había pasado?
Elecciones internas de los partidos políticos en el 82, voto en blanco, mi caso
era público, había cambios…y me defendía Azucena Berrutti. O sea…que acá
estamos porque tuve mucha suerte. Soy un resiliente (eso es un hecho físico)
–es una capacidad de los metales que se doblan y no se quiebran- transformé
esos hechos, reafirmé mis principios.
Quizá jugó el que yo trabajara en
finanzas, yo no era parte del aparato de propaganda, no era parte de la 4ª
División. Yo era parte de la dirección de la UJC, fui miembro de la Comisión
Nacional de Finanzas del Partido, fui miembro del Comité Central de la UJC desde
1969, desde el 7º Congreso, cuando le viene una aneurisma (derrame cerebral) a
Walter Sanseviero y asume Jorge Mazzarovich la Secretaría Política de la UJC
(diciembre de 1969).
A Raquel la conocí en secundaria, allá
por el 67, 66, muy buena persona, el compañero (ella está divorciada) era
Catoto Moreno. Lo que pasa que cuando yo salgo del Batallón Florida, cuando veo
a los familiares, me doy cuenta que me están siguiendo. Soy sometido a un
seguimiento, desde diciembre a febrero. Cuando yo descubro, salgo de la casa,
pero ellos no sabían nada desde abril a setiembre. Mis movimientos eran muy
limitados. Lo que pasa que el ex preso tiene muchos recursos, es bicho, sabe
como pasar una carta, etc. Yo a ella la conozco desde 1962, porque ellos iban a
preparatorios nocturno 2 que funcionaba en donde ahora es el IPA, en el IBO.
Ella militaba allí con su compañero, de Pando, Catoto, moreno que era de una
familia numerosa, que trabajaban con Massera.
JLP - ¿Cómo era la vida de un clandestino, en qué
consistían los contactos?
MR - Yo estaba “congelado”. Yo lo que hacía era ir a dos
o tres casas…y recibir afecto. O sea…tomaba mate…unos tocaban la guitarra…y
después me iba a la soledad. Después había gente de Buenos Aires que era la que
mantenían el vínculo. Gente que, si yo perdía contacto acá, por mis vínculos personales y por la
confianza mutua, me generaban el vínculo con el jefe del Partido en Buenos
Aires, que estuvo ocho años clandestino (el actual integrante del Directorio
del BPS por los trabajadores). Profesor de matemáticas, y que dice que
Arismendi le pide que se quede al frente de Buenos Aires, porque anteriormente
era Esteban Valenti.
Cuando cae el fichero del Partido,
cuando cae Arismendi en el 74, cae porque en la casa en donde está cae un hijo
del dueño de casa. Entonces en vez de quedarse quieto, va a protestar en la
jefatura, entonces lo agarran, agarran el fichero…Arambilllete era el
veterinario de la casa en donde estaba Arismendi.
Después cae Jaime, pero se hace
responsable a Suárez de que tenga el fichero. Y Suárez estaba en Buenos Aires.
Ya había sido enviado a Buenos Aires en el 73, luego de las elecciones
universitarias, Esteban. Yo voy en el 74 a Buenos Aires, camino al festival de
Berlín, pero yo no tenía pasaporte, no logran resolverme el pasaporte, estaba
vencido, todavía no había posibilidades de falsificación, y vuelvo acá. Y
vuelvo en una avioneta, en un aerotaxi, al aeropuerto nomás.
En el 74 detienen a mi madre, como
rehén. En el 76, antes de que yo caiga, detienen a la que era la madre de mis
hijos, con mi hijo más chico de tres meses. Los sueltan y después me agarran a mí.
A mi madre también la sueltan. Mi madre sabía donde yo me quedaba, así que de
alguna manera acá hubo gente que tampoco habló, muy cercana a mí.
Pero en el caso de la compañera
de Buenos Aires, lo que me transmitía ella era la información de lo que pasaba;
yo estaba “congelado”. En el caso de estos vínculos, yo iba para charlar con
ellos, para salir de la soledad y de la depresión. Porque yo estaba a la
espera, a que me dijeran ayudá en algo. Es decir…con familiares yo quemaba.
Entonces a partir de ahí dejé a otro compañero que trabajara con familiares; no
yo. Ahora, lo importante es que nadie me . En algunos casos vos hacías una
reunión de grupo; la última reunión clandestina de grupo fue con familiares de
presos. Nos íbamos a una casa, a planificar el trabajo.
Y además era un frente sagrado,
porque eran esencialmente mujeres de presos, muy radicalizadas, familiares de
desparecidos. Era un frente sagrado. Es decir, el ex preso estuvo junto, por
más que las condiciones fueran terribles, estuvo junto, 40 hombres juntos. En
tanto que la familiar estaba sola ella, o sea que era durísimo todo; salvo en
las visitas, que se veían; pero siempre había desconfianza, en el ómnibus de
Cita iba Brito, el psicólogo…o sea…siempre el miedo…¿dónde está el enemigo? El
trabajo de las familiares fue heroico; y tuvieron que parar ellas solas la
olla. Fueron totalmente distintas. Nosotros salimos llenos de ternura; ellas se
endurecían con los años de miedo, de soledad…fueron procesos distintos.
JLP - ¿Recordás a los compañeros?
MR - Y…un montón. Gastón Grisoni, que hoy está en Crysol,
Severino Carvajal (gran compañero también, textil), el propio Aníbal Toledo…que
se yo…yo te diría…sin exagerarte…hoy por hoy…mil. ¿por qué? Porque yo soy el
generador desde 1999 de Crysol. Yo siempre me llevé muy bien con los compañeros
de izquierda.
Los compañeros de una de las barracas
(el Penal tenía cinco barracas de ochenta hombres), o sea 400 presos políticos
en lugares que eran como esto, con cuchetas acá y las ventanas ahí arriba. O
sea, vos no podías mirar para afuera, siempre luz prendida, cuatro baños, y
ducheros que no te daban agua caliente en invierno, las barracas eran muy
frías, piso así, muy frías en invierno, muy calientes en verano. O sea, era
como un gran taller la barraca. Esa era una experiencia.
Después estaba el celdario, que era como
vivir en un baño dos personas, tenías que acordar todo. En el celdario siempre
metían a dos personas que no se llevaran bien, y te estaban mirando
permanentemente por la mirilla. Entonces había un acuerdo inicial…como vos
cagabas ahí…mirá…cuando yo esté comiendo no cagues, o cuando estoy haciendo
manualidades no estudies, etc. Todo había que acordarlo. Si vos eras anarquista
y yo era comunista…los temas ideológicos…salvo que ayude…no los tratamos,
porque no vamos a ponernos de acuerdo…acá adentro de una celda no vamos a
resolver nada…que lo resuelva el pueblo uruguayo. O sea, el asunto era: de la
puerta para afuera éramos un solo hombre. Y dentro de la celda podía haber
debates pero siempre en base a acuerdos.
Por eso en las celdas era clave poner a
un cuerdo y un loco, porque con un loco no se puede llegar a acuerdos.
Entonces, fue un largo proceso de convivencia y acuerdos que fue esencial; y
sobre todo un elemento clave que era salir mejor de lo que habías entrado, del
punto de vista cultural…de todo punto de vista.
Entonces, como yo estuve dos veces en el
Penal, yo salgo la segunda vez el 10 de marzo del 85 por la amnistía, que fue
el día más feliz de mi vida, porque no es lo mismo salir solo que con todos los
presos políticos, con el pueblo que está afuera, con banderas, con todo, es
decir, un proceso totalmente distinto del punto de vista de vivencia. Cuando
sos vos el que te vas, quedan un montón de compañeros adentro, cuando se van
todos es distinto.
O sea que fue un día
impresionante…domingo 10 de marzo del 85…a mi me habían dado hasta el 88, yo
les quedé debiendo muchos años. Entonces, en setiembre del 99 un compañero me
dice: che Mico, vamos a hacer un asado, los de la barraca 4B, -que se
caracterizaba por ser una barraca en la que nos llevábamos muy bien,
comunistas, tupamaros, anarquistas-. Y me dice: pero vamos a hacerlo después de
la elección, porque la elección era en noviembre del 99.
La hicimos el 4 de diciembre en el Parque Rivera, y
vinieron trescientos compañeros y compañeras, fue un éxito tremendo. Entonces,
al hacer el balance, porque vinieron compañeros del exterior, por las fiestas,
y vinieron compañeros y compañeras, que no eran de la barraca. Y yo vi a
compañeros en situaciones muy difícil…de calle…de miseria.
Entonces en el balance yo digo: y
si hacemos una bolsa de trabajo. Ah, no rompas las pelotas…lo hacemos en
marzo…ahora se vienen las vacaciones. Y el único que me dio pelota fue De
Ascomé, un maestro, sindicalista, fallecido en el 2002, que vio el sindicato de
los ex presos, Osvaldo Álvarez, productor rural,
Isaac (el
manzanita), contador. Y nos empezamos a reunir el 8 de enero de 2000 en la casa
de Osvaldo Álvarez y en mi casa. Yo invito a los compañeros del MLN y del PVP,
en mi casa, los miércoles, y ahí empieza a gestarse Crysol, que es una ONG de
todos los presos políticos, con un acuerdo esencial: no pedirle permiso a la
dirección de los partidos políticos. Porque no nos hubieran autorizado. Ya hubo
muchos intentos anteriores de formar algo.
JLP - ¿Y por qué no los hubieran autorizado?
MR - Porque no somos rédito para los partidos
políticos, José Luis. Los partidos políticos de izquierda es como el Antón
Pirulero, juegan cada uno su juego. Es decir, nosotros somos rompe huevos,
somos ex presos políticos, cascarudos viejos, hombres, mujeres, cuadros la
mayoría absoluta de ellos, gente del MLN, del PVP, atención: ¡5000!
JLP – Bueno, pero hay gente que está militando….
MR - Claro…pero construir una cosa…en la cual había que
sacarse las camisetas, y unir las sangres, no es fácil. Con una gran demanda de
locura…cuadros todos…o sea…unir eso, unir, unir. O sea, en la cárcel nos
metieron juntos, y ahí fue que nos conocimos, cayeron todos los prejuicios,
pero luego libres, volver a unirnos. Pero sobre todo las compañeras, que fueron
torturadas como nosotros, pero todo el proceso de cárcel y tortura fue mucho más difícil.
Porque a mi como objeto sexual no me
come ni el ácido nítrico, pero a ellas…las violaron, las…fue terrible; el soldado…el
soldado te deja vivir, pero la milica odia a la mujer, porque la mujer es para
ellas lo que ellas no son. La mujer milica es el último trapo de piso en una
organización machista.
En tanto que la mujer revolucionaria es
una mujer íntegra, es una mujer valiente, una mujer que piensa con su propia
cabeza, o sea, es odiada por la mujer milica por resentimiento social. O sea
que la prisión para las compañeras fue mucho más dura que para nosotros.
Entonces traer a las compañeras a
Crysol fue todo un trabajo, unir eso. Pero después se logró; se logró una casa
propia, después se logró grandes asambleas, de dos mil personas,
reivindicaciones, reparación integral, leyes que contemplen todo eso, pero eso
fue todo un trabajo posterior. Había habido varios intentos de reunirnos,
distintas formaciones antes de Crysol, y X partido político venía y decía:
“bueno compañeros, está bueno esta reunión, pero los estamos necesitando,
porque hay una movilización, y ustedes están acá tomando mate. Vamos a hacer
así…nosotros los apoyamos, pero…vamo arriba, vamos a militar”.
Entonces los compañeros venían una vez,
cuatro, cinco veces, y después no venían más. Entonces, varios intentos de
reunir ex presos políticos de todas las organizaciones…yo recuerdo en el 99…a
un compañero voy a llevarle la invitación y me dice: “Mico, con la capacidad
organizativa que tenés loco, sos un boludo, organizando un asado”. Hoy ese compañero usufructúa de alguna
manera lo que es Crysol.
Unos decían hay que reunir a los
comunistas, los otros no. Y los del MLN decían pará, esto es una reunión de los
bolches, que voy a ir. O sea, fue un largo proceso para quitar los prejuicios,
y unir, y reunir. Crysol que es? Es una unión de revolucionarios, y de
revolucionarias, que están hasta el final, que son de todas las organizaciones
políticas, y que es una gran cosa. Así como hay un solo PIT-CNT, una sola FEUU,
hay un solo Crysol, un solo Frente Amplio.
A nosotros venían los compañeros
de Buenos Aires y nos decían “es imposible un Crysol en Buenos Aires”. Porque
se odian. Al ERP y a los Montoneros tenían que separarlos los carceleros porque
se mataban entre si, hay odio. Y el bajo nivel político en la Argentina hace
que haya un ranking del dolor. Allá arriba, los líderes, son los desaparecidos
(no pueden liderar a nadie). Pero si vos y yo en la Argentina, fuimos presos
políticos, los servicios de inteligencia metían la desconfianza: ahhh, José
Luis está vivo, como no está desaparecido? Y el Mico, por qué está vivo?
Entonces llegó a algún acuerdo. O sea…es imposible unir, los servicios de
inteligencia jugaron todo un papel. Acá nosotros unimos, pudimos hacerlo.
JLP - ¿AQUELLO DE UN SOLO PARTIDO EN LA CARCEL, EL
EXILIO Y LA CLANDESTINIDAD, ES ASI? ¿FUNCIONO ASI?
MR - Si, si. Mirá, yo considero que el exilio…primero,
es de los pocos países en donde el exilio vuelve…vuelve. Perdía todo y vuelve
con una mano atrás y otra delante para reinsertarse.
Segundo, si no hubiera sido por el exilio de cara al país, en un montón de
países, un país tan chiquito como el nuestro, ¿cómo podía haber sido aislada la
dictadura? O sea, todos los frentes fueron heroicos.
Hubo varios exilios. Hubo un
exilio dirigente, exilios combatientes, militantes. El exilio dirigente fue
distinto. Fue un exilio en donde de alguna manera generó problemas porque tenía
diferencias…Juntar todo eso, con la vuelta a la democracia fue difícil, generó
crisis, pero fue mucho mejor que viniera ese exilio y aportara al Uruguay a que
no viniera. O sea, fue ganancioso. Por un lado tenés el exilio de Marina
Arismendi, secretaria del Partido durante mucho tiempo, y por otro tenés a
Lorier, ex preso político. O sea, yo creo que la reconversión fue una gran
cosa, el problema es que jugaron dos componentes esenciales: jugó la caída del
campo socialista, que generó una gran confusión y una pérdida de perspectiva
general, es decir, porque es muy difícil pararse a estudiar balance, y además
hacer y…fue un golpe demasiado duro para los ideales.
Y segundo, yo te diría junto a
ello, la forma en la que se procesó la discusión adentro del Partido. Es decir,
se procesa desde la cúpula, dejando a un lado a Massera, a Viera, a Aníbal
Toledo, a Alcira, es
decir…la renovación es válida del marxismo, pero desde el marxismo. No una
renovación que nos lleve a una socialdemocracia. No es lo mismo, eso no es
renovación, eso es reformismo.
Entonces hubo que dar batalla, y
lo hizo desde la base el Partido. Porque lo que se buscó fue que no existiera
el Partido Comunista Uruguayo. Y yo te dije desde el principio de la
conversación, como decía el flaco Arismendi, no sólo es el problema cardinal de
la revolución uruguaya un gran Partido Comunista, sino que es el problema
cardinal de la democracia uruguaya. Y del Frente Amplio. Por su visión de
futuro, por su forma de hacer política, la elaboración, avanzar en democracia,
acumulación de fuerzas, la visión de unidad de estudiantes, obreros y capas
medias, la visión unitaria, la amplitud y profundidad, la proyección
latinoamericana.
Hoy tenés clarísimo el planteo
del flaco Arismendi, una revolución latinoamericana que está interconectada.
Según Rafael Correa, el presidente de Ecuador, asistimos a un cambio de época
en América Latina, hay diez gobiernos progresistas. Pero además, la clave no
son los que están gobernando sino los pueblos organizados que generaron ese
fenómeno.
Yo no tengo una visión de la
historia a partir de héroes, para mi la clave es lo que el flaco Arismendi
decía: el sistema democrático de organizaciones. O sea, el pueblo organizado:
Congreso del Pueblo, PIT-CNT, FEUU, FUCVAM, ONGs, etc…que generan el fenómeno
Frente Amplio, que generan esa creación heroica. Tabaré tiene sus cinco minutos
de historia, pero lo que hay que ver es la profundidad del proceso político uruguayo,
es de ahí de donde surgen los intérpretes populares. El líder es un intérprete
popular.
Bolivia, cuanto estuvo hasta que
encajó en Evo. Y el proceso boliviano es el más avanzado del continente, está
dado en las comunidades indígenas, o sea, es el que potencialmente está más
avanzado. Lo que quiero decir es que los cambios, las garantías del cambio de
época en América Latina no está en Chávez, no está en Evo, no está en Correa,
ni en Bachelett ni en Tabaré ni en Lula. Está en los pueblos organizados.
Por eso soy materialista, no
idealista. No creo en los héroes, los superhéroes que vienen y cambian. Además
nosotros vivimos una época muy especial, apasionante, porque hoy se une todo,
otro mundo es posible, el capitalismo es insoportable, entra en colisión no
sólo el tema de los biocombustibles, que genera mayor hambre, sino que además
poniendo en peligro todo el sistema ecológico mundial.
O sea que hoy hacer política es
contemplar todo lo que tenga que ver con los cambios. Estamos viviendo un
tiempo difícil pero un tiempo enormemente convulsionado y enormemente fértil en
la medida que seamos capaces de tener la cabeza abierta a los nuevos fenómenos,
de pensar con cabeza propia, hacer usinas que trabajen en esa dirección, que
comprendan los nuevos fenómenos, que unan. Más que nunca revolucionarios
claros, que tengan esa cabeza, internacionalistas, que vean lo global de los
fenómenos.
En eso estaba Massera (los 150
años del Manifiesto Comunista), y en eso siguen quizá. Eso fue lo que nos
caracterizó siempre a los comunistas uruguayos; es decir, la capacidad de ver
la profundidad de los procesos e influir en ellos. Se fue un montón de gente
del Partido, pero la clave es el método que nos trajo hasta aquí. O sea, volver
a elaborar para entusiasmar a multitudes, profundizar la democracia.
Ahora…por eso estoy de acuerdo
con Aníbal ¿no? Como logramos reunir a “los rojos”. En eso estamos, desde la
fundación Arismendi, el propio Partido, yo te diría Qué Hacer, Reds…los rojos
seguimos siendo rojos. Ese es el elemento clave, y somos tejido conjuntivo en
todos los intersticios donde estamos; tenemos cabeza comunista, pensamos
dialécticamente, unimos, y seguimos siendo comunistas.
El 89 está lejos, son 20 años,
volver a unir todo eso es el gran tema. Yo creo que el tema tuyo tiende a unir,
a generar puentes, salir de la guerra gaucha en todo esto. Para mi son todos
compañeros. Hay algunos que éticamente no; no tienen nada que ver conmigo. Pero
la mayoría tienen que ver. Ese es el punto, salir del sectarismo.
Te voy a contar una anécdota:
Esto fue en el 75. Estando clandestino
alguien me llama, trabajando en recursos, donde yo iba a pedir recursos, un
médico neurocirujano, el trabajaba en el Hospital Militar, y me dice: sabés
Américo que están torturando bestialmente en un gran galpón, porque llamaron a
un veterinario que me contó a mi. Porque los perros se enloquecieron y estaban
mordiendo a los soldados. Entonces el veterinario entra…y había un clima…música
a todo lo que daba…griterío, luz…y claro, los perros se enloquecieron…y el
veterinario les dice: pero que quieren, en este clima a los perros se les
trastocan todos sus reflejos condicionados y muerden a los propios soldados.
Yo allí supe del “infierno”, Batallón
13. El ejército, creyendo que el Partido era un ejército, dice: detenemos a mil
cuadros y destruimos al Partido. Ese fue el intento cinco veces, y cinco veces
logró el Partido salir adelante. Hacéte una idea lo que es salir a vincularse,
a construir nuevamente las redes, una vez que hay un enorme golpe contra el
Partido. Un golpe contra el partido, grande, en octubre del 75, 1977, 1979,
1981, volver a encontrarse, nuevamente. De alguna manera el Partido volvía a
rehacerse, a sacar otra vez Carta. El odio de ellos eran las publicaciones del
Partido, los vínculos con los sindicatos, esos eran los odios mayores que
podían tener.
El 10 de marzo del 85 en el Penal, yo
estaba jugando al ajedrez, día de la amnistía. Había todo un clima, había
órdenes de que en caso de que nosotros nos indisciplináramos matar, tirar
bombas, es decir, toda una cosa interna del Penal. Nosotros no sabíamos que
salíamos libres.
Y en determinado momento…yo estaba en el
5º piso jugando al ajedrez…y en el 5º piso vos ves la chimenea de ANCAP, y allí
los compañeros vieron como estaba apagada, entonces estamos jugando a las tres
de la tarde, domingo 10, pero mirando para el río Uruguay, en lugar de mirar
hacia la carretera para el otro lado, para el río Uruguay.
En general las celdas estaban cerradas,
pero por esos días vos podías ir de una celda a otra, por ejemplo a jugar al
ajedrez, y entonces viene un compañero y dice: che, hay banderas en la
carretera. Dale loco, no jodas –le digo- te toca a vos. Entonces el loco que
estaba jugando conmigo me dice: yo voy a ir.
Entonces damos la vuelta, fuimos a ver,
y la carretera estaba llena de banderas, impresionante. Entonces con mi
compañero de celda colocamos la bandera uruguaya, la bandera de los 33 y la de
Artigas. Aquello era un enjambre, pero bien lejos. Entonces viene un oficial,
de estos nuevitos, para que vos veas como actúan ellos en situaciones reales, y
llama: ¡¡¡sargentoooooooo!!!: (fíjate, son como 200 hombres que hay en la
planchada de un lado, y 200 del otro) Si señor oficial. ¡¡¡Que saquen las
banderas inmediatamente que están incitando a los de afuera a tomar el Penal!!!
(a los gritos, histérico)
O sea, el tipo estaba cagado. Entonces el
sargento, más veterano, con más cancha que este otro recién salido, le dice:
mire…disculpeme señor oficial (yo nunca había visto transgredir una orden), los
muchachos están tranquilos, saben que se van, son los familiares. Entonces el
tipo quedó lívido; se dio media vuelta y se fue. O sea, desautorizó al oficial.
Ellos tenían pavura, terror, pánico de que el pueblo tomase el Penal.
Fue un caos. Salían corriendo. Porque
ellos tenían ficheros dentro del Penal. Salían en esas que nosotros llamábamos
heladeras, esas camionetas, y se metían en las zanjas y quedaban enterrados
ahí…fue como una especie de enjambre al que vos le das un palazo y quedan como
locos. Un compañero, Sergio, que estaba en el Vilardebó, lo llaman del
Vilardebó al director del Penal porque tenía que autorizar que fuera liberado
del Vilardebó, y el tipo no sale, manda a otro oficial, estaba cagado el tipo.
Cuando en el Penal yo oí la primera
jornada del ruido (cacerolazos) yo dije: acá se viene. Porque vos fijate, que
indicaba una jornada del ruido dentro de la cárcel: primero, que como
Fuenteovejuna todos a una, o sea, que había una organización que hacía que
todos a la misma hora comenzaran plang plang plang plang. A ellos les entró la
pavura, porque ellos tienen la metralleta, pero dicen ¿a cuántos puedo matar?
¿a todos? A ellos les entró la pavura, no tengo ninguna duda. Después jugaron
Sanguinetti, el Caqui Lacalle, protegiéndolos, porque ellos pensaron del punto
de vista de clase: los vamos a necesitar; a los servicios de inteligencia los
vamos a necesitar. Pero eso fue otra experiencia muy importante.
Para nosotros fue muy importante por
ejemplo, en Cárcel Central, cohabitar con militares patriotas. Con Seregni, que
nos saludaba al bajar; con Igorra, que fue viceministro de Vivienda, que era
arquitecto y mayor; con Gerona (coronel); con Dutra. Convivir con militares
patriotas que fueron muchos, y ver otro tipo de militares.
Nos llevan a la tortura, el 12 de
setiembre del año 76, nosotros estábamos en el sexto piso, desde la ventana se
escuchaba el himno, porque durante la dictadura ellos homenajeaban a Artigas el
día de su muerte, no el 19 de junio, una cosa increíble. Entonces nosotros
entonamos el himno, nos rapan a todos (40 presos políticos que vivíamos, yo que
se…en 39 metros cuadrados)…no había un problema entre nosotros. Es inenarrable
la forma en que vivíamos, teníamos que pedir para ir al baño, entonces en
determinado momento sacan a los militares estos.
Yo voy, pido para ir al baño, hablo con
Gerona, le digo “mirá que confiamos en ustedes”. “No confíen en nosotros” –me
dice- “hasta la victoria siempre”. Fueron acusados de “vacarnada”, o sea, eran
militares constitucionalistas que, en caso de golpe de estado, iban a defender
la Constitución. Igorra le decía en la tortura a Gavazzo: “te juro por mi
patria y por mis hijos que yo te voy a matar a vos”. Fue muy importante para
nosotros ver militares patriotas, y sobre todo el trabajo que hacían, que
posibilitó además que Seregni fuera el presidente del Frente Amplio, y que
dijera durante 25 años que fue clave para la presidencia del FA el apoyo del
Partido Comunista. Ahí tenés otra condición de revolucionario: las revoluciones
–decía Lenin- no se hacen ni contra el ejército, ni sin el ejército, sino con
una parte de él. O sea que es imprescindible un trabajo hacia las fuerzas
armadas, aislar a los sectores fascistas.
JLP – Bueno Mico, por ahora gracias, veremos en que
termina este intento...
MR - Lo tuyo es a pura ganancia. Porque lo hagas o no
lo hagas, vas a incorporar un montón de vivencias, vas a reunir a un montón de
rojos, y bueno…el gran tema es ponerle el cascabel al gato, es decir, que
logres…Es decir, lo que hay que pensar es porqué no se ha hecho, por qué no se
ha hecho la historia del Partido. Recién ahora apareció Aníbal. Porque nadie se
ha animado a ponerle el cascabel al gato. Hubo un largo trabajo por parte de
Sanguinetti, del Caqui Lacalle, de Jorge Batlle, de borrar el pasado: de eso no
se habla… hay que dejar de mirar el pasado…¡otra vez con el tema de los
desaparecidos!...o sea, las “razones de Estado”...acá hubieron dos
demonios…Primero: las medidas prontas de seguridad, la reforma cambiaria y
monetaria del 60, la violencia, fue siempre desde arriba.
La dictadura fue para aplicar una
política económica; el MLN fue derrotado en el 72, en setiembre del 72 estaban
todos en el Penal. El golpe de estado fue en el 73, y todos los desaparecidos
fueron del 73 al 85. No había dos demonios. O sea que a lo largo de la historia
de la humanidad, el poder, las clases dominantes, de alguna manera te van a
mentir sobre la historia.
Por eso Galeano, todos sus libros tienen
que ver con el mundo patas arriba, con la historia no oficial, con la historia
real. Esto viene a colación de las fotos de Aurelio. Era muy difícil al ver las
fotos de las manifestaciones del 60, ver como Aurelio lo estaba enfocando así
para matarlo Telechea, y le saca la foto, ver las manifestaciones por Liber
Arce, por los asesinatos de Susana Pintos y Hugo de Los Santos, ver las
manifestaciones obreras “no nos pararán con balas”, ver las 30.000 fotos de
Aurelio…son incontrastables.
Sobre todo porque estamos ante
generaciones que, quizá por la vorágine de los hechos, no le importa el pasado.
Y si vos no entendés el pasado, no entendés el presente. Yo digo así: el pasado
es inabarcable, el presente también, el futuro es imprevisible, pero tenés que
hacer el esfuerzo de entender el pasado y comprender el presente, porque eso
genera pautas de ese futuro imprevisible. Entonces, las fotos ayudan, esto
ayuda, el libro de Anibal fue sobre todo un disparador, no es que sea una gran
síntesis, pero es un disparador, muy valiente, para ponerle el cascabel al
gato.
Yo le puse el cascabel al gato con
Crysol. Ponerle el cascabel al gato es, toda idea, cuando llega su momento, se
realiza. Alguien tiene que estar en el parto, si no, no se realiza. Entonces,
vos estás en un lugar en donde podés hacerlo…si lográs escuchar a todos,
escuchá a Thelman, escuchá a todos. Y a partir de ahí, será una novela, será un
testimonio, no sé, pero me parece una muy buena idea.
En principio, sos un buen escucha…es
decir…con el otro tenés que buscar esa afinidad…además, vos partí de esta base:
los compañeros del MLN escribieron todo. Salvo (como me dijeron algunos
compañeros del MLN) sobre lo que Fernández Huidobro acordó con los militares en
los cuarteles. Porque salió a defender hasta a los militares que están en
Chile. Es como García Pintos, tiene un odio cerril anticomunista. Lo de ellos
fue la “cantata” de los Quilapayún, cantaron hasta lo que no sabían, porque
ellos fueron educados que tenían que aguantar 24 horas. Porque no se si el cree
que les debe la vida a los militares torturadores.
Más, son nacionalistas ambos, dice que toma
güisqui, caña, grapa con ellos. Yo hermano…con los torturadores no tengo nada
que ver…no tomo güisqui, ni caña ni grapa, los quiero a todos presos. Sobre
todo porque hay doscientos desaparecidos, no por lo que me hicieron a mí, por
lo que les hicieron a los compañeros. Entonces no hay ningún acuerdo. Y el
anticomunismo cerril de los servicios de inteligencia es hacia los comunistas,
no hacia ellos. Nosotros somos infinitamente modestos y entonces no escribimos
nada, o escribimos parcialmente, lo de J. J. Martínez, testimonio, luchador, la
derrota. No, acá no hubo derrota, acá hubo nueve cúpulas revolucionarias, de
cambio. Errores…aciertos…pero yo no tengo una visión de derrota.
Entonces…los comunistas tenemos mucha
modestia…si hablás con compañeros del aparato armado jamás te van a decir una
palabra…Porque hay gente que te dice: ¿che, por qué no escriben? Porque el
enemigo está intacto…entonces ¿qué? ¿les vamos a dar datos que ellos no tienen?
Andá a tratar que alguien del aparato armado te hable algo del aparato
armado…no, nadie te va a hablar nada…nadie…hacé la prueba…nadie te va a decir
nada. Hay una modestia que es de revolucionarios auténticos, no hay un batirse
parches.
Ahora lo tuyo es acertado también porque
en la época anterior lo que había era “héroes autorizados”: Jaime, León, sólo
aquellos que autorizaba el Partido, no había miles de héroes sino uno, dos, y
mirá como fue la cosa…jodida…modelos de comunistas.
Mirá, en el 69 yo fui a Helsinki en el
último encuentro en vida de Ho Chi Min. Ho Chi Min ya se moría entonces los
vietnamitas querían lograr la aceleración del proceso, que después se da en el
75, de derrota de los yankis en Vietnam. No estaba Ho Chi Min, estaba muy
enfermo (fue por julio del 69), entonces a los vietnamitas no lograbas sacarles
una palabra, modestia infinita, ellos mismos querían que les contaras las
hazañas. Estaban llenos de incertidumbres, pero tenían una certeza, ellos
decían: no sabemos si triunfaremos
nosotros, nuestros hijos o nuestros nietos, lo que sabemos es que triunfaremos.
O sea, otro mundo es posible, VENIMOS DE
LEJOS VAMOS LEJOS. El anticomunismo en el Uruguay se rompe los dientes, fuimos
los defensores más acérrimos de la Constitución, dimos la vida por la
democracia, hoy somos tejido conjuntivo de todas las organizaciones sociales,
no nos batimos parches, tuvimos héroes a montones, y heroínas, desaparecidos,
no hablamos en su inmensa mayoría, entonces…como contribuir a contar toda esa
parte de la historia sin que sea sectario…como contribuir.
Luisa Cuesta tiene un hijo desaparecido,
y decía que una persona en la marcha le dio una gran lección. Ella antes iba a
la marcha del 20 de mayo y agarraba la foto de su hijo. Entonces la buscó, la
buscó y agarró otra foto. Entonces viene una muchacha que tenía la foto de su
hijo, y ella le dijo: ¿no me darías la foto que ese es mi hijo? Y ella la mira
y le dijo, si, como no, pero el era mi amigo.... El era mi amigo... Entonces
ella le dio la foto y se dijo: como arreglo esta macana. “Fue la única vez –dijo- que la foto me pesó muchísimo”.
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