UNA PELEA QUE SE DEBE DAR
“El Frente necesita afirmación. Primero, de su identidad, de su programa, de su razón histórica de existir, acompañado de la credibilidad de la gente y del enriquecimiento con las nuevas inquietudes y las nuevas respuestas a los problemas que la vida crea. Pero necesitamos un Frente en la calle; un Frente que nació en el 71 como opción transformadora, revolucionaria, con un compromiso político, una declaración de principios y un programa, y que no apareció como fuerza integrable al sistema y dispuesta a entrar en la sala de la buena sociedad”
Rodney Arismendi
En “Tele Buendía”, entrevistaron al doctor en ciencia política Adolfo Garcé, acerca de lo que el semanario Brecha tituló como “la semana vazquista”, una información muy abundante girando en torno a la candidatura (o no) del Dr. Tabaré Vázquez.
Rodney Arismendi
En “Tele Buendía”, entrevistaron al doctor en ciencia política Adolfo Garcé, acerca de lo que el semanario Brecha tituló como “la semana vazquista”, una información muy abundante girando en torno a la candidatura (o no) del Dr. Tabaré Vázquez.
Una de las afirmaciones que hace Garcé, es que
Tabaré “no quiere confirmar su candidatura hasta que se termine el proceso
de elaboración programática dentro del Frente Amplio”. Según el politólogo,
si Vázquez confirmara ahora su candidatura, “lo que termina pasando es que
en los próximos tres meses le hacen un programa de super izquierda, porque los
que manejan la elaboración programática son básicamente los comunistas y el
MPP”. Esa, según Garcé, “sería la única manera de “atarlo”, es ponerle
un libreto, un guión, bien de izquierda”.
Sin embargo (y como contradiciéndose a sí
mismo), inmediatamente agrega que una de las cuestiones más interesantes, que
hay que seguir bien de cerca, como analistas, es “lo que está haciendo
Lescano”. Que como se sabe, es el presidente de la Comisión de Programa, y
no es ni comunista ni del MPP, y sí muy cercano a Vázquez.
Para Garcé, la presencia de Vázquez en la
presentación del libro sobre el veto al aborto, son señales hacia dos lados:
hacia quienes no son sus electores, y para adentro; “Vázquez siempre da
señales hacia derecha y hacia la izquierda, todo el tiempo”. Hacia adentro,
la señal sería: “miren que soy Tabaré Vázquez, y a mi no me corren con el
poncho”, una señal de afirmación de autoridad. Si Vázquez concurre a
votar el 23 de junio, será un hecho más de esos de “señales hacia la
derecha, señales hacia la izquierda”.
Afirma también el politólogo que “hay una
parte del Frente Amplio que considera que con Tabaré Vázquez no hubo un
gobierno suficientemente de izquierda”, y que si este vuelve a ser
presidente se corre el riesgo de volver a no tener un gobierno suficientemente
de izquierda.
Entiende Garcé que la probabilidad de que
Vázquez no sea candidato es muy baja; y que "si hay incertidumbre es porque a Vázquez
le conviene que la haya".
Dice también que al ala izquierda del FA
le conviene que Tabaré Vázquez sea el candidato, porque con él hay más chances
de obtener mayorías parlamentarias (agrega además que no hay manera de obtener
esas mayorías si no es con TV).
La pregunta es de que sirven las mayorías
parlamentarias si luego Tabaré Vázquez veta las leyes que esa mayoría vota.
Para que sirven esas mayorías si son para votar cosas que no están en el
programa (como el envío de tropas a Haití o el Tratado de Protección de
Inversiones con los EEUU). Pero además, puede suceder justamente lo contrario;
esto es, que la candidatura de Vázquez genere el rechazo del ala izquierda y
que esta termine votando anulado o en blanco, y el FA no tenga las mayorías.
Esto que digo, lo confirma el propio Garcé
cuando más adelante dice que Vázquez no representa a todo el FA, sino a los más
moderados (cosa que es cierta, por lo que hizo en su gobierno).
Dice también Garcé que los moderados
encontraron la forma de controlar a Mujica poniendo a Astori como vice, y que
el ala izquierda buscaría ahora colocar en la vice a uno de izquierda para
controlar a Vázquez. Este vice de izquierda sería, para Garcé, Raúl Sendic.
Por cierto, es poco probable que Sendic puede
ser un vice de izquierda que pueda hacer de contrapeso al conservadurismo de
Vázquez, si uno tiene en cuenta algunas posturas muy conservadoras que ha
tenido históricamente. Recuerdo por ejemplo en 2003, cuando Brecha lo consulta
acerca de que hacer con la ley de impunidad y él era partidario de dejar todo
como estaba y mirar hacia el futuro. O su total coincidencia con Vázquez en el
tema de la despenalización del aborto.
Sin tener en cuenta, además, algo sumamente
importante: los moderados pusieron a Astori como forma de controlar a Mujica,
pero con el manejo casi exclusivo de la economía (esta habría sido la condición
puesta por Astori para acompañar a Mujica en la fórmula). Difícilmente Vázquez
le daría el manejo de la economía al ala izquierda del FA.
LOS DIFERENTES ESCENARIOS
Se me ocurren diversos escenarios, a
partir del planteo de Garcé, ambos sobre la base de Tabaré candidato:
1) Tabaré presidente con un programa de izquierda y mayorías
parlamentarias. Este escenario, sería muy parecido al que se dio en 2005-2010;
escenario que no le impidió a Vázquez llevar adelante asuntos que no eran de
izquierda, aunque es cierto que otros temas (como el TLC) no pudo lograrlos por
más que quiso. Tendría además el manejo exclusivo de la economía, junto a
Astori y su equipo. La izquierda comprometería nuevamente su credibilidad,
llamando a votar por un programa y un candidato que decepcionan a sus votantes.
2) Tabaré presidente imponiendo previamente en la interna su propio
programa conservador, y con mayorías parlamentarias. Un escenario aún más
favorable para una política continuista de los gobiernos anteriores. En este
escenario, el ala izquierda del FA sucumbiría definitivamente, por aceptar un
candidato y un programa conservadores y llamando a la izquierda votarlo.
3) El mismo escenario 1, pero sin mayorías parlamentarias. Este
escenario reitero que no es descartable, puesto que muchos votantes de
izquierda, en caso de ser TV el candidato, difícilmente voten al FA. Un Vázquez
conservador con un programa de izquierda que no quiere llevar a cabo y que
además no puede porque no tiene mayoría (excusa perfecta). Obligado a buscar
acuerdos con la derecha, moderará convenientemente el programa y aplicará un
programa conservador. También sucumbiría la izquierda, que llamó a votar por un
programa de izquierda que no se aplica.
4) El escenario 2, pero sin mayorías. Casi ningún problema para los
conservadores, puesto que un programa conservador se negocia muy fácilmente con
la derecha. Una tragedia irremediable para la izquierda del FA.
FABRICAR ESCENARIOS ESPERANZADORES
La izquierda del FA no necesariamente
debería aceptar esos escenarios. La izquierda debe luchar por un programa de
izquierda, por un programa antiimperialista, que no le proteja las inversiones
al imperio, que no haga acuerdos de defensa con los EEUU, que no le haga el
juego al imperio en Haití; por un programa antioligárquico, que alivie el
sacrificio de los trabajadores y las capas medias y haga recaer la carga
impositiva sobre quienes se han enriquecido todos estos años; por un programa
que en lo internacional sea profundamente latinoamericanista, integracionista,
que defienda los instrumentos creados en esta nueva realidad latinoamericana
progresista, el MERCOSUR, la UNASUR, la CELAC, el ALBA, etc.; debe luchar por
una economía de izquierda, solidaria, alejada del consumismo, respetuosa del
medioambiente; por un programa que como punto fundamental tenga el de la
instalación prioritaria, al otro día mismo de acceder al gobierno, de una
Asamblea Constituyente; por un programa que sea respetuoso de los derechos
humanos y de los tratados internacionales suscritos por nuestro país en ese
tema.
Y la izquierda del FA, para llevar
adelante un programa de esas características –que por otra parte es lo más
respetuoso de las tradiciones frenteamplistas y de sus principios- tiene el
derecho y la obligación de luchar por una candidatura acorde. Esto es, por un
candidato/a de izquierda, que garantice la conformación de un gabinete de
izquierda (más allá de los acuerdos necesarios) y que garantice el cumplimiento
del programa.
SIEMPRE SE PUEDE PERDER
No caben dudas que esa pelea se puede
perder, nunca hay garantías de triunfo. Pero el solo hecho de presentar
batalla, planta a la izquierda de otra manera; deja de ser furgón de cola de la
socialdemocracia para mostrar un rumbo posible, un programa honesto, y la
confrontación clara de proyectos. El problema más acuciante de la izquierda
frenteamplista, desde mi modesto punto de vista, es la falta de alternativa
ante el status quo, la falta de un proyecto consistente y que pueda ser
mostrado como alternativa clara y esperanzadora ante una gran masa que hoy se
decepciona. La única propuesta parece ser suavizar las aristas más conservadoras de la mayoría del FA, la táctica del contragolpe, una actitud a la defensiva.
Aún perdiendo la batalla, la izquierda
quedará plantada firmemente como una alternativa posible para el futuro, y tendrá la fuerza y el respaldo para enfrentar los posibles manejos de un gobierno
frenteamplista conservador.
De no hacerlo, los escenarios 1, 2, 3 y 4 son una posiblidad cierta para
la izquierda.
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