EL PROBLEMA DE LA UNIDAD EN UNA PERSPECTIVA HISTÓRICA (Análisis de la estrategia del Partido Comunista Uruguayo a la luz de los resultados)
- CUARTA PARTE -
Es claro que tanto el primer
gobierno del FA, como el que está transcurriendo, no solo no han siquiera
intentado oponerse al imperialismo, ni a la oligarquía ni a nada, sino que, muy
por el contrario, hicimos algo que hasta ahora no se había hecho por parte de
los gobiernos burgueses y ni siquiera por parte de la dictadura: protegerles
las inversiones a los yanquis mediante un Tratado.
Y no llegamos a hacer un Tratado de
Libre Comercio, gracias a la denodada lucha del PIT-CNT, de organizaciones
sociales de variada índole, del PCU y de otros sectores de izquierda, pero está
claro que nuestro gobierno (los máximos exponentes, Tabaré Vázquez, Astori,
Lepra, etc…) trabajaron intensamente para lograrlo. Creo no equivocarme si digo
que algunas señales están indicando que el gobierno del FA volverá a intentar
los caminos de un TLC.
Ayer y hoy nuestros ministros de
economía reciben los elogios y los premios de cuanto organismo capitalista hay
en el mundo. Hoy los grandes medios de prensa internacionales al servicio del
capitalismo más salvaje se fascinan con el discurso de nuestro presidente, y
nuestro gobierno recibe elogios de cuanto organismo financiero capitalista
existe, y el propio presidente de los EEUU quiere reunirse con Mujica cuanto
antes.
No es una casualidad que nuestros
gobiernos y el de la concertación chilena hayan sido promovidos en el mundo
como ejemplos de una izquierda pragmática y sensata, en contraposición a los
“populismos” de los gobiernos del ALBA.
Eso en cuanto al enfrentamiento al
imperialismo yanqui. Pero cosas parecidas podemos decir en cuanto a la “destrucción
del régimen actual de terratenientes y grandes capitalistas” (objetivo
que nos proponíamos a través de la estrategia de la unidad), ya que como es
público y notorio, en los gobiernos del FA se ha agudizado fantásticamente la
concentración de la tierra y su extranjerización, y los grandes capitalistas
(sobre todo extranjeros) han encontrado en nuestros gobiernos un caldo de
cultivo apropiado para instalarse y desarrollarse a la vez que expoliar
nuestros recursos (Botnia, Aratirí, Montes del Plata, frigoríficos, toda la
cadena de la soja, etc…).
Pero luego agregaba Arismendi en el
informe que venía citando en el artículo anterior:
“Masas cada vez más considerables,
expresan su descontento por la situación económica y social del país, por la
carestía inaguantable, por las empeoradas condiciones de existencia y aspiran
clara o confusamente a un cambio. Estos elementos del despertar acentuado de
grandes masas a la lucha, y en primer término de radicalización y de unidad
creciente del proletariado, deben ser advertidos claramente por nuestro
Partido, como el carácter más importante de la situación nacional, rasgo a
tener en cuenta por todos nuestros militantes para ponerse al frente, con
audacia y combatividad, sin sectarismos y sin disquisiciones esquemáticas, de
las luchas reivindicativas de la clase obrera, de los campesinos, de las
amplias masas populares, para elevarlas políticamente y poner en marcha así, por
todos los caminos, la formación del Frente Democrático de Liberación Nacional.
Si no comprendemos claramente que este es el carácter más notable de la
situación nacional, no comprenderemos las posibilidades que se abren para el
Partido, siempre a condición de una actuación combativa y firme al frente de la
lucha reivindicativa de las masas, ni comprenderemos hasta el fin las tareas
tácticas que nos fijamos ante el momento político del país”.
Sin duda que hay allí elementos como
el despertar de grandes masas a la lucha, una radicalización y unidad creciente
del proletariado, que debían y podían ser capitalizadas por el Partido para
ponerse al frente y dirigir esas masas combativas. No tengo que decir que hoy
en día la situación es claramente diferente. Las condiciones subjetivas están
lejos de ser las de entonces, ya no hay grandes masas radicalizadas y en lucha
para ponerse al frente y dirigir, y si las hubiera no existe un Partido
Comunista –por su tamaño, militancia, etc.- capaz de eventualmente dirigirlas
si las hubiera.
Muy por el contrario, las grandes
masas se encuentran hoy adormecidas por un discurso progresista que canta loas
al capitalismo y los logros obtenidos en el marco de ese modelo socio económico
(loas que también cantan dirigentes sindicales comunistas). El FA se ha
convertido hoy en un conglomerado de agrupaciones liberales y socialdemócratas,
las que en su gran mayoría se han deslizado por el camino de la conciliación de
clases, del oportunismo, y han tomado claras posiciones: han elegido el camino
de defender y gestionar el capitalismo independientemente de las excusas y los
pretextos que utilizan.
Y EL PARTIDO
Y tenemos un Partido Comunista que,
por estar formando parte de esa coalición gobernante, no se muestra como lo que
debería: como el Partido de la clase obrera, el que conducirá al proletariado a
su emancipación, contra el capital, para derrocar la barbarie capitalista y por
el socialismo.
Y esa es la cuestión más preocupante
y que requiere un análisis profundo. Porque la responsabilidad histórica como Partido Comunista, educado y
formado en los principios de la lucha de clases, en la necesidad histórica de
la lucha por el derrocamiento del régimen de la explotación del hombre por el
hombre, en la construcción de la nueva sociedad, el socialismo, el comunismo,
es adoptar la estrategia mas apropiada para el logro de estos objetivos que son
la esencia y la razón de ser de un partido comunista, la mayor contribución
posible a los intereses de la clase obrera y de los sectores populares.
Porque ese informe del Congreso,
hablaba de la maduración de las condiciones para la organización del Frente
Democrático de Liberación Nacional, pero ponía el centro en algunas cuestiones
centrales:
“La cuestión consiste en saber cómo
nuestro Partido une a la clase obrera y a las masas populares, encabeza su
lucha reivindicativa y facilita su pasaje a las posiciones revolucionarias, es
decir, como organiza el gran movimiento de liberación contra el imperialismo
yanqui y la oligarquía vendepatria que oprimen a nuestro pueblo. La tarea
central del Partido en estas condiciones, es hallar las vías concretas para
unir a estas grandes masas, aún dispersas, y encauzarlas por los distintos
senderos de su propia lucha, hacia el gran caudal del Frente Democrático de
Liberación Nacional”.
La pregunta es, lo que se logró
construir en los casi 60 años que van desde aquel congreso, ¿se parece en algo
a lo que requería el proceso que vislumbrábamos? El Partido ¿ha facilitado el pasaje de las masas hacia posiciones
revolucionarias? ¿Tenemos hoy un movimiento de liberación contra el
imperialismo yanqui y la oligarquía vendepatria?
Al parecer, nada de esto ocurre hoy,
y bien podría decirse todo lo contrario, son grandes masas las que hoy se
sienten indiferentes a la palabra imperialismo, y poca o ninguna reacción
generó un Tratado que le protege las inversiones a ese imperialismo, ni
siquiera desde la central de trabajadores. Recientemente se produjo un episodio
bochornoso y lamentable, en el cual un policía de civil patrullando en un coche
de la embajada yanqui detuvieron a un joven para pedirle documentos, y el hecho
no ameritó ni siquiera un comunicado del PIT-CNT, tampoco del FA, pero ni
siquiera de nuestro propio Partido.
Sin duda que hay razones que explican en parte el
enorme retroceso ideológico del pueblo uruguayo en todos los sentidos. No
pasaron en vano once años de dictadura y otros 20 de neoliberalismo. Pero esa
no puede ser la única explicación. Porque el pueblo boliviano, que hoy
mayoritariamente apoya las medidas radicales de Evo Morales, tiene en su
historia tal vez más años en dictadura que en democracia. Los argentinos
vivieron en dictadura entre el 62 y el 63, y tres años después otro golpe de
estado y dictadura hasta el 73. Y nuevamente dictadura entre 1976 y 1983. Para
luego pasar por la patria financiera del menemismo y otros atorrantes por el
estilo. Sin embargo, eso no ha sido excusa para que los gobiernos de Néstor y
Cristina hayan sido por lejos mucho más avanzados que los del FA. Por tanto, no
es válido argumentar por los años de dictadura y de neoliberalismo para
explicar los retrocesos de la izquierda uruguaya.
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