DEMOCRATIZAR LA INFORMACIÓN - Un reclamo impostergable


Estamos contentos. Logramos frenar la parte más negativa de lo que se estaba conversando entre nuestro gobierno y el de los Estados Unidos. Si seguimos la metáfora de nuestro presidente, no debemos confundirnos, el tren no descarriló. Y no descarriló simplemente porque estaba parado esperando que engancháramos los demás vagones. Aquella locomotora que nos pasó por arriba a fines del año pasado, había enganchado su primer vagón, el Tratado de Protección de Inversiones, y ahora esperaba enganchar los demás: Bienes, Compras Gubernamentales, Propiedad Intelectual, Comercio Electrónico, Medidas Sanitarias y Fitosanitarias, Procedimientos Aduaneros, Capitulo Laboral, Telecomunicaciones, Competencias, etc. Lo que hemos logrado, fundamentalmente, es que el tren no se vaya por la vía rápida (que hubiera significado todos los vagones). Ahora el tren se dará una vueltita por ahí, haciendo tiempo para que nos decidamos de una vez por todas a enganchar los demás vagones. No es para nada poco lo que logramos, pero debemos estar alertas, porque aún en el caso de que las negociaciones del TIFA se centraran en el capítulo de Bienes, nada nos asegura que salgamos ganando algo. Si de lo que se trata es de vender más carne con una rebaja progresiva de aranceles a larguísimo plazo, algo de textiles y algo de lácteos, pero a cambio perdemos al sector horti frutícula (miles de productores), a los productores de carne de aves y cerdos (miles), perdemos en cereales (arroz), perdemos en plásticos, en automotores, productos agroindustriales, azúcar (¿para que invertimos en el proyecto sucro alcoholero si lo hacemos puré con el tratado?). Por otra parte, el diario El País informaba el martes que el jefe de la delegación estadounidense, le dijo el lunes al ministro de Economía, Danilo Astori, luego de que Uruguay planteara su interés en incrementar sustancialmente sus ventas de carne, textiles y lácteos a Estados Unidos, que un eventual aumento no puede incluirse en un TIFA. Y que la misma respuesta le habría dado en tono firme al director de Asuntos Económicos de la Cancillería, Carlos Amorín, cuando éste replanteó el tema del comercio de bienes. Por el contrario, Estados Unidos propuso una lista de temas a incluir, como la cooperación en agricultura, el comercio electrónico, las compras gubernamentales, la propiedad intelectual, los acuerdos tecnológicos, los obstáculos técnicos al comercio y el comercio transfronterizo de servicios.
Por eso, creemos que debemos festejar este triunfo (porque lo es), pero convocar a seguir la lucha y redoblar los esfuerzos. Porque si algo quedó demostrado con lo que pasó el pasado jueves, es que la lucha rinde, que vale la pena. Esta es una victoria de todas las fuerzas que se opusieron tenazmente a los objetivos del imperialismo norteamericano. Y por cierto que en ellas incluyo también a los gobiernos de los países hermanos del Mercosur.
LO QUE SE VIENE AHORA
Una de las enseñanzas que tenemos que sacar de lo que ha pasado hasta ahora con el tema del TLC, es que debemos reclamar en forma enérgica una democratización de la información, y una verdadera transparencia en la misma. Porque a partir del propio jueves 28 la ciudadanía vuelve a estar mal informada, y se vuelven a manejar informaciones por lo menos contradictorias. Veamos algunas cosas. En la conferencia de prensa nuestro presidente dice que el instrumento que se manejará a partir de ahora se denomina TIFA (Trade and Investment Framework Agreement), y que el mecanismo será el de la formación de una comisión “de alto nivel que explora capítulo por capítulo en el Comercio de Bienes, de acuerdo a la propuesta de cada país, los acuerdos que se pueden lograr. Y si se logran estos acuerdos bilaterales se firma entonces un tratado comercial que no es un Tratado de Libre Comercio”. Y luego agrega: “Es decir, en un año estaríamos en condiciones de estar firmando un acuerdo comercial en el Capítulo de Bienes con los Estados Unidos”. Resumiendo, lo que dice Tabaré es que una vez culminadas las negociaciones, se firma un tratado que no es un TLC, y que es sólo sobre el capítulo de bienes. Ahora bien. Luego de estas explicaciones, los periodistas le hacen preguntas, y entre otras cosas le preguntan: ¿Este tipo de Tratado deja de lado el tema de la propiedad intelectual y las patentes y el trato nacional? Y nuestro presidente contesta: “Puede dejarlo absolutamente de lado” (nótese la palabra “puede” al inicio de la frase). Un periodista le pregunta: ¿No llevaría a una unión aduanera, por ejemplo? ¿A bajar los aranceles a cero entre los dos países? Y la respuesta es: “No sé. Pero no lesiona el Arancel Externo Común del MERCOSUR. De repente bajamos los aranceles, esto está para discutir entre los dos países. Pero no lesiona el Arancel Externo Común del MERCOSUR. Que es el corazón del MERCOSUR, de acuerdo a como lo definió el Canciller brasileño en su momento” (nótese las frases “no se” y “eso está para discutir”). Y luego la pregunta: ¿Y el trato nacional para las compras gubernamentales? Y la respuesta de Tabaré: “Lo vamos a discutir, libremente. Si a Uruguay le sirve y le conviene lo llevará adelante…” Y por último otra pregunta: ¿con esta alternativa Uruguay descarta totalmente la posibilidad de negociar un TLC? Y la respuesta de Tabaré: “Queda claro…descartamos en este momento el camino rápido, el Fast Track y el modelo TLC tipo Perú. Vamos a transitar este otro camino….(que) tiene estas ventajas como paso de repente intermedio a un TLC en un futuro equis, no inmediato” (nótese lo del futuro equis).
¿Y ENTONCES?
Veamos las dos primeras afirmaciones: en el TIFA se trata el comercio de bienes, y lo que se firma no es un TLC. Me permito discrepar. La estrategia comercial de EE.UU. está expuesta con lujo de detalles en un documento titulado "The President’s 2004 Trade Policy Agenda" y en el "2003 Annual Report on the Trade Agreements Program". Combinados, los dos documentos totalizan 237 páginas y exponen de manera exhaustiva el enfoque de EE.UU. para seguir con sus esfuerzos de contraer el máximo de compromisos de liberalización con otros países en todos los sectores. El Trade Policy Agenda y el informe anual también dejan claro que los TLC no se presentan de forma aislada. Están generalmente precedidos por tratados bilaterales mucho más rudimentarios que forman las bases para un verdadero TLC. Estos tratados bilaterales preliminares están compuestos de Acuerdos Marco de Comercio e Inversión, o TIFA, y de Tratados Bilaterales de Inversión. Como se declara en el informe anual: "Estos acuerdos personalizados se pueden usar para resolver problemas de comercio e inversión, para mejorar el rendimiento en áreas como los derechos de propiedad intelectual y la ejecución de medidas aduaneras y para preparar el terreno para un posible TLC". Es decir, no se trata sólo de bienes, y además, son junto al Tratado de Protección de Inversiones, el preámbulo para un TLC. De hecho, en el informe 2003 (al que hago referencia) señala que la mayor cantidad de acuerdos que tiene EE.UU no son TLC, sino TIFA y TBI (tratados de inversiones), porque son los pasos previos para un TLC. Pero además, esto es por lo visto lo que piensa también el ministro Astori, quien manifestó que pretende poner sobre la mesa todos los temas, en previsión de que a Bush se le extienda el plazo para un fast track, y pasar rápidamente del TIFA al TLC.
De manera que las conclusiones a que podemos arribar son que: 1) no sabemos si luego del TIFA vendrá un TLC o no; 2) no sabemos si se tratarán de aquí en adelante solo el capítulo de bienes, o si estarán todos los temas sobre la mesa, 3) no sabemos si el fast track está descartado totalmente. Y ante estas conclusiones, se me ocurre una pregunta: ¿está totalmente descartado el modelo peruano? , ¿o sólo se descartó la combinación modelo peruano-fast track?
LA SOBERANIA SIGUE EN JUEGO
Es preciso decir algo con referencia a algunas declaraciones de estos días. Parece ser que ahora quienes nos opusimos siempre a un TLC con los Estados Unidos somos los malos de la película, y nos dicen: ¿Vieron que nuestro gobierno no iba a firmar un TLC? Y bien. Nosotros nunca dijimos que nuestro gobierno iba a firmar un TLC. Lo que decíamos, y que parece que algunos ahora recién se enteran, era que lo que se estaba negociando era un TLC, que el modelo que Estados Unidos quería imponer era el de Perú, y que lo quería hacer por la vía rápida (fast track) porque a Bush se le terminaban los plazos a mediados del año próximo. Y todo esto que dijimos ha quedado plenamente confirmado. Y no es porque seamos adivinos, sino que buscamos por todos lados la información que desde nuestro gobierno se nos escamoteaba. Por eso dimos la batalla por democratizar la información y llevarla a todos los rincones. Apoyamos y nos integramos a esa formidable construcción popular que es la Comisión de Defensa de la Soberanía, que con el PIT-CNT, FUCVAM, la ONAJPU y la FEUU, mas personalidades independientes comenzaron una lucha titánica para elevar el nivel de la discusión y en un brevísimo tiempo (casi un fast track) lograron revertir un proceso que parecía imparable. Esta Comisión sin duda que seguirá la lucha emprendida, porque la soberanía sigue en juego, y porque además habrá otros temas relacionados también con la soberanía de los que ocuparse en el futuro. Porque hay también quienes creen que no es necesario una comisión que defienda la soberanía si tenemos un gobierno progresista. Argumento que serviría también para disolver los sindicatos, los organismos de defensa de los derechos humanos y toda otra organización popular. La realidad es que una Comisión de Defensa de la Soberanía, muy por el contrario, es necesaria para el propio gobierno, nuestro gobierno, progresista. Porque siempre habrá que señalar desviaciones, discutir los caminos más apropiados, o elaborar propuestas para llevar a cabo los sueños populares de un país soberano con justicia social.

Miércoles, 04 de Octubre de 2006

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