WARREN SANCHEZ, EL CHANCHO Y LA TORMENTA


Cuando era un pibe (¡no hace tanto, che!), en la barra teníamos un dicho para cuando alguien hacía un comentario que no tenía absolutamente nada que ver; decíamos: ¡¡ qué tendrá que ver el chancho con la tormenta!! Esto me vino a la mente hace pocos días cuando leí un artículo del compañero Eleuterio Fernández Huidobro titulado “Con canilleras”, y publicado en el órgano del MPP “Participando”. En el mismo, el “ñato” mezcla comentarios de Ignacio De Posadas acerca de la Reforma Educativa, con la deportación de trece ciudadanos uruguayos de Alemania y con comentarios de Obdulio Varela acerca del mundial, al parecer como argumentos que demostrarían que: 1) la lucha de clases no existe; 2) esa equivocada y esquemática ideología (la marxista) es además ajena; 3) esa ideología que venimos sufriendo (¿?) es por otra parte contrarrevolucionaria; 4) y por si esto fuera poco, esa ideología no sólo impide el avance sino que pugna en sentido contrario.
Mas allá de que mezclar el chancho con la tormenta no lleva absolutamente a nada, y que tal vez eso es lo que me confunde, debo confesar que no entendí un comino la primer parte (medio artículo). Esa en la que el ñato entrevera a Obdulio con De Posadas y los alemanes. Pero sospecho que algo debe tener que ver con todo lo demás, solo que excede mis escasos conocimientos.
SEGUNDAS PARTES
La segunda mitad del artículo ya es menos sofisticada en su planteamiento, y por tanto más al alcance de mi sesera. Al parecer (según el ñato) la lucha de clases sería “una extravagante y sui géneris discriminación racial (¿?) de peligrosa aplicación y pesada digestión en países donde la “cuestión nacional” no está resuelta y por ende la alianza de distintas clases resulta estratégicamente imprescindible”. Si no entiendo mal, el planteo es algo así como: hasta tanto la “cuestión nacional” (cosa que el ñato no define) esté resuelta en este bendito país, la lucha de clases (cuestión racista y extravagante) debería suspenderse, o decretarse su inexistencia (eso no está claro), puesto que es estratégicamente imprescindible la alianza de las distintas clases (¿burgueses con proletarios?). Por otra parte (siempre según el ñato), ¿para que cornos serviría la lucha de clases si Marx jamás fue obrero, si Engels era patrón textil como Soloducho, y hubo líderes anarquistas que no sólo eran patrones, sino además miembros de la aristocrática nobleza al igual que alguna líder comunista inglesa?. Además, ¿que otra confirmación se necesita para demostrar que la lucha de clases no existe que la siguiente?: a Lenin “no se le conoce contrato laboral alguno”, y el Che era médico e hijo de familia acomodada. Claro, que para confirmar la regla se necesita la excepción, y el ñato la tiene: Tabaré Vázquez es hijo de un obrero industrial y fue asalariado antes y después de ser médico y Presidente. Y por último lo que parece ser el corolario de tan sesuda teoría: “…la liberación nacional, y ni que hablar la emergencia en que están el país y el mundo, requieren para su solución una alianza de clases y sectores sociales y ella es estratégica y para nada meramente táctica, pasajera y circunstancial…”. Por eso no habría que escuchar a quienes sustentan la ideología marxista-leninista, puesto que “…se trata de un error que ha causado demasiados desastres como para seguir sus pasos por el muy conocido camino en mala hora trillado” (ñato dixit).
WARREN SANCHEZ LO SABE
Estoy seguro que esta no es toda la teoría del ñato. Me jugaría por entero que es algo así como en la parodia del predicador Warren Sánchez, de Les Luthiers, el cual ante la pregunta del público sobre la existencia de Dios, contestaba: yo que sé. Pero el significado de tal respuesta, según Les Luthiers, era que en realidad Warren quería decir: “yo que sí se”. Es decir, sabía la respuesta, pero era tal su modestia que le impedía contestar. Por eso decía “yo que sé”. Algo de eso debe haber. Estoy seguro que el ñato sabe muchísimo más sobre el tema y no lo quiere decir por su natural humildad. Estoy seguro además que Fernández Huidobro tiene toda una batería de argumentaciones para demostrar que la lucha de clases no existe, o si existe es inconveniente, y que el marxismo-leninismo (“ideología extranjera”) aplicado a la realidad uruguaya por el Partido Comunista ha sido “un error que ha causado demasiados desastres como para seguir sus pasos por el muy conocido camino en mala hora trillado”. Apostaría que le sobran razones para demostrarnos que su ideología (esa sí, autóctona, extraída de los propios charrúas), la que lo llevó a empuñar las armas hace algunas décadas, es la más conveniente para lograr alianzas de clases y sectores sociales con miras a la liberación nacional, y no la de los comunistas. Pero reitero, su natural humildad le impide mostrárnoslas.
PARAFRASEANDO A TABARE
Tabaré lo dijo muy claramente durante la campaña electoral: el que piense que en unos meses, en un año, o en dos o tres años vamos a cambiar las cosas en este país, que no nos vote. Yo les diría a mis lectores algo similar, si me lo permiten. Aquel que piense que en el pequeño espacio de esta nota, o en dos o tres notas más, yo pueda contestar tanta cantidad de disparates juntos, que no me lea. Sólo intentaré anotar algunos breves comentarios que no pretenden ni por asomo agotar el tema. Nuestro Partido no desprecia en sus análisis los dichos de De Posadas o de Obdulio Varela, pero básicamente desde la segunda parte de la década del 50 estudiamos las bases materiales –para hablar en lenguaje marxista- de la revolución latinoamericana, para a partir de ahí hacer el análisis de la sociedad y la perspectiva revolucionaria y la creación de los instrumentos necesarios para procesar el cambio. Hace ya muchos años que en nuestros Congresos planteamos la necesidad de la alianza de la clase obrera con las capas medias urbanas, en especial con los estudiantes e intelectuales, los universitarios y otros. Y como dijera José Luis Massera (Homenaje a Lenin), “…el Frente Amplio es, en última instancia, la expresión política de esta alianza, junto a los trabajadores y a los pequeños y medianos productores del campo”. Pero seguramente al compañero Fernández Huidobro le haría muy bien leer el artículo del camarada Carlos “Púa” Tutzó que se publicara en Carta Popular de la semana pasada (de verdad se lo recomiendo). Como yo no podría decirlo de mejor manera que el Púa transcribiré textualmente lo que el mismo señala: “...no habría ni Central única, ni Frente Amplio, ni derrota de la dictadura, y mucho menos gobierno del FA si no hubiera existido este PCU, su estrategia y táctica, y su organización revolucionaria capaz de hacerlo pesar en toda circunstancia”. Y también dice más adelante con total claridad: “Llegamos hasta acá porque hubo una estrategia y una táctica del PCU que apuntó a acumular fuerzas para combatir al enemigo del Uruguay: la oligarquía y el imperialismo norteamericano. Desde 1955 trabajamos para crear e ir luchando por un programa de transformaciones, y en ese marco unir a la clase obrera y los trabajadores en una sola Central, aglutinando a su alrededor a las fuerzas motrices de la revolución: las capas medias, los intelectuales, los pequeños y medianos productores, industriales y comerciantes, los militares patriotas. Y a sintetizar esta unión social en una unión política de la izquierda y los sectores democráticos. Se concretó con el Congreso del Pueblo, la creación de la CNT y el nacimiento del FA. Fue posible por el aumento del peso del Partido en diversos ámbitos de la sociedad, producto de su orientación correcta, su práctica unitaria, y por su gran crecimiento en tamaño y una organización adecuada para llevar adelante estos objetivos”.
CON ANTEOJERAS
Lo del ñato no es original. ¿Qué no se ha dicho desde el campo imperialista, o desde los sectores de la pequeño burguesía radicalizada para presentar al comunista alternativamente como un sanguinario o como un deslavado sujeto con alma de oficinista? Alternativamente también se nos acusa de reformistas si rechazamos la fraseología revolucionaria estéril y exigimos situar las tareas en el momento político y en función de las masas, o de voluntaristas si enarbolamos el papel del Partido frente a quienes esperan que la revolución llegue un día automáticamente. El artículo de Lorier –también de Carta Popular de la semana pasada-, “La culpa la tienen los comunistas”, es bien ilustrativo en este sentido. Tal vez el artículo del ñato no debió llamarse “con canilleras”, sino “Con anteojeras”.


18 de Junio de 2007

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