SOBRE CLIMA DE NEGOCIOS Y OTRAS PRECIOSIDADES COMO LA INVERSIÓN EXTRANJERA


El planteo del equipo económico de gobierno es bien claro. Y no porque nosotros nos hayamos dedicado a interpretarlo detrás de discursos ambiguos, sino porque los propios voceros y representantes de ese equipo se han encargado de explicitarlo siempre que tienen ocasión de hacerlo. Recientemente lo hizo el propio Mario Bergara (subsecretario de Economía y Finanzas) en un “desayuno de consulta” (¿?) organizado por la Cámara Oficial Española de Comercio, Industria y Navegación, bajo el título”Ambiente de negocios y promoción de inversiones”. Bergara describió lo que son para el gobierno las bases instrumentales sobre las que sustentaría un adecuado “clima de negocios” (no, sobre clima de trabajo o clima de redistribución de la torta no habló nada. Digo. Por si se lo estaba preguntando amigo lector). Las bases de ese “clima de negocios”son, para el equipo económico: primero que nada, la consistencia de la política fiscal y monetaria, la sustentabilidad del programa financiero del gobierno y el manejo profesional de la deuda. Luego, un esquema de relaciones laborales predecible y, finalmente un conjunto de reformas institucionales que propendan a dar apoyo al inversor y a la adecuación del sistema de incentivos, para darle coherencia y transparencia a los mismos. Luego de exponer estas premisas, Bergara detalló una larga lista de incentivos a la inversión, que no bastaron para impedir que el embajador de la madre patria se quejara porque las empresas españolas han sido perjudicadas por el Estado uruguayo (aparentemente refiriéndose al conflicto de la pesca y a la competencia en el mercado de la telefonía celular). También habló el miércoles el propio ministro Astori sobre “clima de negocios” en el Instituto de Estudios Empresariales de la Universidad de Montevideo. El ministro dijo que, entre otras cosas, la conducción económica actual está basada en “la construcción y el fortalecimiento del ambiente de negocios”, y dijo además que “es la piedra angular de la inversión productiva”. En esa ocasión, no obstante, Nicolás Herrera (ex presidente de la Cámara de Comercio Uruguay-Estados Unidos, socio del estudio Guyer Regules) se quejó de lo que denominó un “ataque al sistema de precios y al derecho de propiedad”, criticó los subsidios al fondo lechero y arrocero, el fideicomiso del transporte, la reforma de la salud (por centralista y contraria a la libre competencia) y los “excesivos derechos sindicales”. La frutilla de la torta cocinada por Herrera fue que “la palabra privatizar no está en el léxico de la política uruguaya y hay que volver a decirla” (Como se ve, todo un ambiente…de negocios).
DETRÁS DE ESE ARBOL HAY UN BOSQUE
El programa del FA es -además de un librito- un esfuerzo colectivo enorme de un montón de gente, por encontrar los caminos que permitieran cambiar un modelo de país una visión del mundo y de la vida que ha concentrado recursos y poderes en unos pocos, en perjuicio de los trabajadores, las capas medias, de los sectores más vulnerables de la sociedad y aquellos relacionados con los diversos ámbitos de la producción nacional. Pero hay que leerlo en su conjunto, y no tomar de él alguna palabra que nos sirva para llevar adelante nuestra propia forma de ver los problemas (no ver sólo el árbol). No hace mucho, Astori decía en un foro de ACDE que “la estrategia es el camino o la trayectoria para alcanzar los objetivos fundamentales de un proceso político, tenemos que tener muy claro cuáles son esos objetivos principales a los efectos de definir el camino o la trayectoria para alcanzarlos”. Y para completar esta idea, señaló que “Es imposible en una sociedad que se plantea alcanzar el desarrollo definir el objetivo principal de la política económica independientemente de cuáles son los objetivos de mayor jerarquía de todo el plan de gobierno”. El razonamiento es correcto. Nosotros también entendemos que el objetivo principal de la política económica debe estar en consonancia con los objetivos mayores del programa. En eso la coincidencia es perfecta. El problema es que no sabemos de donde sacó –el equipo económico- que el objetivo mayor del programa de gobierno del FA fuera a toda costa crear las condiciones para atraer la inversión extranjera directa, o crear un clima de negocios. Porque en el preámbulo del Programa, decimos que “La actual conmoción de la vida nacional se supera con un proyecto de amplios acuerdos, capaz de movilizar a la mayoría social en torno a objetivos de crecimiento, distribución, participación, acción e integración social que permita la sustentación en el tiempo del nuevo Uruguay propuesto”. Es decir: crecimiento sí. Pero también distribución de la riqueza generada. Porque de otra manera, estaríamos movilizando a la mayoría social en torno a uno sólo de los objetivos (el crecimiento) y los resultados se los estarían apropiando las minorías (de siempre). Algunas de estas cosas ya se pueden adivinar mirando los balances de los bancos, o el dinero depositado por uruguayos en el exterior, que estarían indicando que porciones cada vez mayores de la torta son acaparadas por sectores cada vez más minoritarios.
EL ABAJO QUE SE MUEVE
También decíamos en nuestro Programa que “La herencia estructural del neoliberalismo ha dejado a nuestro país con cientos de miles de compatriotas en situación de pobreza, inequidad, emigración, desempleo, concentración de la riqueza, desintegración social, anulando las posibilidades del ejercicio pleno de la ciudadanía y desacreditando la importancia de los valores éticos. Todo esto demanda la búsqueda de diversos consensos y de las mejores propuestas que surgen del quehacer cotidiano, de las luchas e iniciativas de miles de uruguayos y uruguayas, que procuran hacer efectiva la vigencia real de todos los Derechos Humanos. Y más allá de supuestos “climas de negocios”, hay otro Uruguay, el real, que se desarrolla y que va por carriles diferentes y que solitos se ajustan a lo que dice el Programa. Es el Uruguay de las empresas recuperadas, del emprendimiento sucro-alcoholero de Bella Unión, etc.
Los casos más notorios de empresas recuperadas por sus trabajadores son Funsa, Dimac y el Molino Santa Rosa, pero además de que han demostrado ser viables, han generado posibilidades laborales a más de mil trabajadores (compárese con los puestos generados por la empresa Botnia). Los emprendimientos comprenden los más variados rubros, como ser la fabricación y reciclaje de artículos plásticos, textil, vestimenta, vidrio, gráfica, curtiembres, alimentos y bebidas hasta llegar a servicios financieros. Por estos días, hemos tomado conocimiento de otros emprendimientos que van por el rumbo que estamos hablando. El miércoles, sin ir más lejos, representantes del Centro de Información Referencia y Apoyo de la red nacional de uruguayos conviviendo con VIH-Sida (Cidar), de la cooperativa de producción Proa y Naná, estuvieron en el PIT-CNT (antes habían estado en el Parlamento) para presentar un proyecto de experiencia productiva inédito en el país y a nivel internacional. Se trata de abrir una fábrica de preservativos y guantes de látex que, además de brindar productos de calidad, generarían alrededor de 100 puestos de trabajo (siga comparando, amigo lector, con Botnia). El martes, La Diaria informaba de un grupo de 15 jóvenes con diferentes discapacidades metidos en un proyecto para gestionar una cooperativa de producción de alimentos. El objetivo, que cuenta con el apoyo del sindicato gastronómico (SUGA) es sencillo: procurar un emprendimiento que fomente el trabajo, compartir un espacio y tener autonomía (casi nada). El lunes, también La Diaria informaba que un grupo de trabajadores formó la cooperativa Berase e inició las obras de recuperación de las instalaciones del ex frigorífico Comargen de Las Piedras. El emprendimiento -matadero Multiespecie que además incorporará otros pequeños emprendimientos- comenzaría a funcionar a fines de este año. En principio, Multiespecie tendrá capacidad para faenar 150 cerdos, 300 ovinos y mil conejos por día. En una primera etapa habrá unos 150 puestos de trabajo, pero se espera llegar a 500 en 2009 (si quiere, el lector puede comparar esto con Botnia). Ya están trabajando unas 85 personas, se recicla chatarra para fabricar la maquinaria que necesitarán cuando empiecen a faenar, y se llevan a cabo jornadas de trabajo voluntario (la del mes pasado reunió a 60 personas que fueron a “dar una mano para que esto salga lo antes posible”). Estos son climas…y no precisamente de “negocios”.


30 de Agosto de 2007

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