DE POLITOLOGOS, ENCUESTADORES Y OTRAS YERBAS


Hoy son una gran mayoría los que se quejan y critican a los politólogos y encuestadores. Nosotros también lo vamos a hacer en esta nota. Pero queremos recordar que ya lo hicimos antes; cuando otros se apoyaban en las encuestas para basar sus argumentaciones en torno a candidaturas que eran prácticamente cantadas. En junio de 2008 (hace un año atrás) escribíamos: “En este panorama, hay que incluir también a aquellos que pretenden influenciar en la opinión frenteamplista y de la ciudadanía en general con el manejo de encuestas que no son otra cosa que operaciones políticas con el fin de catapultar la postulación de determinado candidato. El manejo de las encuestas como argumento, y las afirmaciones sin fundamentación parece que están en el orden del día. Quienes se manejan con encuestas, toman de ellas lo que sirve para fundamentar sus opciones políticas, pero dejan de lado aquello que a todas luces contradice sus argumentos.”. Dicho esto, vamos a la actualidad. Las encuestadoras le erraron en todo lo que pudieron. Le erró el sordo y le erraron todos. El 25 de junio (tres días antes del acto eleccionario), Luis Eduardo González decía que el 48% votaría a alguno de los candidatos del Frente Amplio (ganándole al Partido Nacional), el 39% al Partido Nacional y el 10% al Partido Colorado. También dijo que dentro de la interna del Frente Amplio, José Mujica se lleva el 59% de la intención de voto, Astori el 31% y Carámbula el 10%. La realidad fue que al FA lo votó el 41%, que al Partido Nacional lo votó el 46% (tuvo más votos que el FA), que Mujica tuvo el 53,8% y que Astori obtuvo el 41%. Tampoco acertaron ni de lejos al porcentaje de la población que concurrió a votar. Se esperaba, según las encuestas, una concurrencia a las urnas del orden de 55-60%, pero votó apenas el 44%. Todas las encuestas estimaban que Hierro López saldría segundo y José Amorín tercero, y sucedió exactamente lo contrario y Amorín apareció superando a Hierro López.
LE SIGUEN ERRANDO
El periodista Alfonso Lessa (y algún otro periodista y asesor de campaña también) dijo que la interna demostró que el Congreso no era representativo, ya que en el mismo Mujica había obtenido un 70% de los votos y Astori un 24%, mientras que en la elección interna las diferencias fueron menores. Lo que Alfonso Lessa (y otros periodistas y politólogos) no tienen en cuenta, es el sabio dicho popular: una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. No tienen nada que ver una instancia con la otra. Es como querer comparar una ley votada en el Parlamento con un plebiscito sobre esa misma ley. Es obvio que los porcentajes no van a mantenerse e incluso se ha dado que el pueblo derogue una ley votada por el Parlamento. Y a nadie se le ocurriría decir que el Parlamento no es representativo (¿o si?). De acuerdo a los estatutos del FA, para ser el candidato de nuestra fuerza política se debe contar con los 2/3 de los votos del Congreso como mínimo; esto es, con un 67% como mínimo (Mujica obtuvo el 70). Esto significa que, si hay otro candidato, inevitablemente tendrá menos del 33% (Astori tuvo 24%, y aunque Carámbula obtuvo el 41, esto se debió a que se habilitó la posibilidad de votar a todos). Pero además, la votación en un Congreso casi nunca es el resultado de decisiones individuales, sino que es producto de un proceso complejo de discusiones en los Comités de Base y de negociaciones entre sectores, por lo que de ninguna manera es comparable a una elección interna. No hay negociación posible ni discusiones dentro de un cuarto secreto. Quien quiera sacar conclusiones haciendo esas comparaciones se equivoca de cabo a rabo. En todo caso la conclusión es la diametralmente opuesta a la que saca Alfonso y otros. La única conclusión posible es que el Congreso supo interpretar el sentir de los frenteamplistas, y le dio los votos para ser candidato a quien en definitiva terminó siendo el elegido en las elecciones internas.
TAMBIÉN EN EL FA NOS EQUIVOCAMOS
Se equivocaron quienes decían que una cosa es lo que vota la militancia en un Congreso y muy otra lo que vota el “pueblo frenteamplista”. El Congreso se expidió en diciembre por la candidatura de José Mujica por un amplísimo margen, que no admitía ninguna duda. Si se hubiera acatado esa decisión soberana, tal como lo establecen los estatutos, desde el mes de enero hubiéramos comenzado una campaña verdaderamente frenteamplista y habríamos llegado en mucho mejores condiciones a las instancias que acabamos de pasar. “Una competencia interna abre las puertas a distanciamientos, diferencias, enojos, heridas, pérdida de energías y entusiasmo militante, que perfectamente podríamos ahorrarnos”, decía Rafael Michelini en agosto de 2008, y nosotros lo compartimos en ese momento.
Se equivocaron quienes pretenden que también la política se maneje con los criterios del mercado, y que por tanto hay que ofrecer competencia y un abanico de posibilidades para que se genere más demanda. Algo así decía Luis Eduardo González en abril: “El porcentaje de votantes en las internas del Frente Amplio (FA) probablemente será a grosso modo semejante al porcentaje de votantes que obtenga ese lema en octubre, y lo mismo sucederá con los demás partidos. Puesto que en las internas el voto no es obligatorio, para que eso ocurra tiene que haber competencia real al interior de cada partido, de manera que la gente se sienta motivada a participar”. Por supuesto, esto no es así. No es la competencia lo que motiva a los uruguayos a participar en una elección, como quedó demostrado el domingo. El porcentaje total en 2004 fue de 53% cuando no hubo competencia interna en el Frente Amplio. Mientras que en 1999, que sí la hubo, fue de 44%. Pero además, el mismo domingo el politólogo explicó que la baja concurrencia a votar se debía a que "la gente no está lo suficientemente motivada". ¿Cómo? ¿No era que lo que motivaba a la gente era la competencia? En febrero del año pasado, un representante de Asamblea Uruguay decía: “tiene que haber competencia...la falta de competencia contribuyó, entre otras cosas, a que triunfara el partido nacional en ese pleito" (refiriéndose a las internas de 2004). Sin embargo, la elección de la semana pasada, fue la interna con menos votantes desde que se realizan, y también perdimos con el Partido Nacional.
Se equivocaron también quienes dijeron que dos eran pocos. El argumento era que muchos votantes frenteamplistas no estaban de acuerdo ni con Mujica ni con Astori, y por lo tanto ese “tercer polo” permitiría que alrededor de un 15% de ese electorado tuviera a quien votar. Ese 15 terminó en un 8, y el porcentaje de votación del FA fue inferior al que las encuestas daban como intención de voto cuando se largó la tercera candidatura.
COCLUSIONES CON PARADOJA
No hay que buscar explicaciones de la baja votación ni en el frío ni en el calor (llegué a escuchar que hubo una baja votación debido al ¡¡miedo a la gripe porcina!!); la explicación es política. Cuando no se pone toda la carne en el asador para fortalecer la herramienta Frente Amplio, sus Comités, su estructura orgánica, el trabajo en conjunto (en la calle, codo a codo, somos muchos más, decía Mario) los magros resultados son prácticamente previsibles. La baja votación se debió fundamentalmente a que los frenteamplistas no estaban motivados por una contienda que les era ajena. Ya habían manifestado en diciembre a quien querían de candidato, y por eso las mesas repartiendo listas brillaron por su ausencia en muchos lugares, y por eso no se conseguían delegados para cubrir los circuitos, y por eso se suspendieron actos, y tantas otras cosas que no pueden volver a suceder, si no queremos el regreso de la derecha. Y paradoja de paradojas: mientras en muchos lugares tuvimos dificultades para lograr que compañeros de diferentes sectores se pusieran a repartir listas todos juntos en una sola mesa, la burguesía festejaba el triunfo a la noche cantando: “los blancos unidos jamás serán vencidos”. La derecha tiene bien claro su objetivo: impedir el triunfo del Frente Amplio, y para eso trabaja y está demostrando que sabe como hacerlo. Nosotros, ¿tenemos claro nuestro objetivo?

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