ABSTENCIONISMO ELECTORAL
(publicado hoy en el semanario VOCES)
Si bien es cierto que el abstencionismo no es algo nuevo, los guarismos han ido aumentando en la mayor parte del mundo.
Si bien es cierto que el abstencionismo no es algo nuevo, los guarismos han ido aumentando en la mayor parte del mundo.
Los uruguayos siempre nos hemos
considerado muy politizados y participativos en lo que tiene que ver con las elecciones,
aunque hay que tener en cuenta que en nuestro país son obligatorias -pese a lo
cual, hemos tenidos porcentajes de abstención superiores a países en que no es
obligatorio votar-. Sin embargo, la participación política electoral se
derrumba desde que la reforma constitucional implantó las elecciones internas.
Desde que estas se realizan, y al
no ser obligatorio el voto, la abstención ronda el 50% y más (el pasado domingo
estuvo en el entorno del 63%) a los que hay que agregar que entre el 37% que participó
hay más de 25 mil votos en blanco y anulados.
Hay algunas cosas que sin duda
son conocidas en torno al abstencionismo.
a) Hay una abstención natural,
por razones no imputables al ciudadano: enfermedad, ausencia, no depuración del
padrón, clima, etc.
b) El apático, el de aquel que no
se interesa en lo más mínimo por la política y por tanto no vota, porque no se
le antoja.
c) Un abstencionismo de rechazo;
aquel que por razones políticas manifiesta su rechazo
Las últimas dos son las que
habría que analizar.
¿Hay cada vez más gente apática
con respecto a la política? No estaría seguro de eso. En todo caso habría que
hacer una distinción nada menor: el desinterés por “los partidos políticos”, no
es exactamente lo mismo que el desinterés por “la política”, o por “los asuntos
políticos”. En plena campaña electoral
por las internas en nuestro país, hubieron dos actos o manifestaciones que
fueron las que convocaron la mayor cantidad de gente, y sobre todo de jóvenes,
no fue ningún acto partidario, fueron el acto por el NO A LA BAJA que se
realizó en el Velódromo, y la marcha del silencio por verdad y justicia.
De manera que lo primero a tener
en cuenta, es que la apatía o el desinterés por lo político partidario no es
sinónimo de apatía o desinterés por lo político. Si una elección es sin duda
uno de los tantos eventos políticos posibles, su negación también lo es. La
abstención es, de algún modo, la más radical resistencia del ciudadano ante una
realidad que no le convoca, cualquiera sean sus fundamentos.
Lo que si es claro, y que los
políticos de todos los partidos debieran analizar, es que el abstencionismo los
obliga a replantearse sus estrategias, porque está marcando un cambio
importante del imaginario histórico, social y político de buena parte de la ciudadanía.
Debería hacerles pensar si los discursos y promesas de otrora siguen resultando
eficaces en este nuevo contexto en el que se disocian las estructuras
partidarias de los fenómenos sociales y culturales que afectan a la gente.
El modelo alimentado por los medios, los empresarios y una
clase política elitista ha dejado de convocar a las mayorías. También el modelo
de gobiernos tecnocráticos con su parafernalia de números y porcentajes, con
sus cifras de crecimiento y sus investment grade y todo lo demás, que
generalmente confunden con democracia.
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