HERIDAS DE CONSIDERACIÓN


(publicado esta semana en VOCES)

Finalmente Sendic le abarató los costos políticos del berenjenal en el cual él mismo había metido al FA.
El Plenario se encontraba en un gran problema. El desprestigio creciente del vicepresidente, más el informe del Tribunal de Conducta Política (TCP) ponía al Plenario Nacional ante la alternativa nada sencilla de sancionar (o no) a uno de sus más encumbrados dirigentes, en incluso ante la casi obligación de pedirle la renuncia.
En caso de no sancionarlo, estaría desautorizando la opinión del TCP, lo que probablemente habría significado la renuncia de sus integrantes, así como la del presidente del FA Javier Miranda. Habría quedado además el FA desprestigiado como fuerza política, al no ser capaz de establecer los límites de la ética y el decoro en sus representantes en cargos públicos. Máxime teniendo en cuenta que como fuerza política no había actuado, sino que el propio Sendic fue quien pidió someterse al Tribunal.
En caso de que hubiera sancionado a Sendic, y este hubiese cumplido con su promesa de permanecer en el cargo pese a todo, se habría visto cuestionada no solo la autoridad del TCP, sino también la del Plenario Nacional (máximo organismo entre Congreso y Congreso), y el gobierno se habría visto enfrentado a la situación de tener un vicepresidente que no era aceptado ni por la oposición ni por su propia fuerza política, con el consecuente desprestigio y desgobierno de aquí al final del período.
La renuncia de Sendic evitó estas situaciones dramáticas y complejas para el FA, y el asunto se saldó con una declaración (no hubo sanciones de ningún tipo) en la que apenas se toma nota de la promesa de renuncia del vicepresidente, se respalda lo actuado por la institucionalidad frenteamplista, habla de la unidad, y se llama a los frenteamplistas que estén en cumplimiento de funciones de gobierno a ser "celosos guardianes y atentos vigilantes " de sus funciones y a "velar fielmente por la unidad, integridad y los valores" de transparencia, honestidad y ética en la gestión.
Una salida inesperada por lo sencilla, sin duda. Un accidente que se preveía con varios muertos y heridos terminó sin mayores consecuencias, con apenas algunos lesionados de consideración (más allá del cadáver político del propio Sendic, que ya lo era antes del Plenario).
Habrá que ver de aquí en más cuál será el papel de quien suplante a Sendic en la vicepresidencia (todo indica que será Lucía Topolansky), de como será su relación con la oposición y con el presidente y si será capaz de mandarse menos macanas que su antecesor (ya arrancó con un gol en contra ya que fue la única persona en este mundo que vio el título de Sendic).
El daño más grave es hacia la interna, que ha sentido el impacto, y habrá que ver hasta donde las acusaciones cruzadas de traición y otros adjetivos que se escucharon por estos días y las heridas que dejaron puedan cicatrizar. No será fácil, por más que los frenteamplistas insistan en la manida unidad. Hay gente a favor y en contra del TCP, a favor y en contra de Miranda, a favor y en contra de Sendic. Faltan varios capítulos en ese aspecto.

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