FANTOCHADA (mi artículo de esta semana en Voces)

Existe un nuevo virus. Algunas personas se contagian (una ínfima minoría); algunas terminan en un centro asistencial; una minoría va a parar a un CTI; y una minoría mucho más pequeña de esas minorías, muere, al igual que con otros tantos virus y enfermedades. Generalmente, los que mueren son personas de edad avanzada que ya tenían otras graves patologías.

En nuestro país el virus está en el último lugar entre las causas de muerte. Por día, se suicidan dos personas, más de setecientas al año, casi diez veces lo que se ha etiquetado como causal por coronavirus, y la cifra aumenta año a año. Por hacer solo una de las comparaciones posibles.

Con estos hechos como base, se ha creado una descabellada y absuda alarma mundial y sembrado el pánico entre la población, que habla de “gente muriendo como moscas”, “cadáveres tirados en las calles”, y cosas de un colorido parecido, como si esa fuese la realidad del mundo hoy. Todo esto por cierto con el servilismo y la complicidad de los grandes medios de comunicación, sin cuyo invalorable apoyo nada de esto sería posible.

Con todo este sancochado, las medidas dispuestas aquí y en todas partes, no podían ser ni más ni menos ridículas (aunque siempre se puede esperar más). Un bozal que no puede ser más patético e inútil (los que más se contagian son el personal de la salud, y trabajan en ambientes ultra desinfectados, con mascarillas de verdad, con mamparas y trajes de astronauta, guantes esterilizados etc), pasando por la suspensión de clases en las escuelas (población infantil en la que el contagio es practicamente nulo) y liceos, separando a los niños en los salones y recreos, mientras la población que sí se puede contagiar viaja en ómnibus atestados; se puede beber en los bares o comer en restaurantes hasta las 12 de la noche. pero no se pueden abrir ni los gimnasios ni clubes deportivos a ninguna hora.

Las enfermedades cardio vasculares son la principal causa de muerte (cien veces más que el virus), y los factores que contribuyen a esta enfermedad son el tabaquismo, la mala alimentación, el sobrepeso, el sedentarismo, la hipertensión, la diabetes, el estrés y el colesterol alto (cosas relacionadas con bares y restaurantes y que no hay problema en seguir haciendo). Las acciones para evitar las enfermedades cardiovasculares pasan por no fumar, evitar el alcohol y alimentarse bien, consumir verduras y frutas, evitar el consumo de grasa y bebidas azucaradas, y se recomienda hacer al menos 150 minutos de ejercicio físico por semana. Sin embargo se cierran los gimnasios, para combatir un virus que mata cien veces menos.

Por si fuera poco, se promueven “burbujas sociales”, la separación de los amigos y las familias, y canalladas parecidas.

Mientras tanto, mucha gente acepta sin más toda esta estupidez como válida ya que surge del fantástico cerebro de “expertos” que están velando por nuestra salud y nuestra vida. Gente que cree que usando un tapabocas es un soldado más en esta guerra mundial contra el bichito, al que se ve como el único enemigo mortal de estos tiempos. Mientras tanto, fuma, chupa, come comida chatarra y aplasta el trasero en un sillón mirando la tele. La parca, a las risas.

José Luis Perera


Comentarios

Unknown ha dicho que…
Felicitaciones Jose Luis, por fin alguien plasma en un medio informativo lo que pienso.Chapeau!!!
"La cuna del hombre la mecen con cuentos"

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