ACERCA DE LA COHERENCIA
He escuchado reiteradas veces que la posición de Tabaré
Vázquez respecto del aborto es una demostración de su coherencia. El hombre
estaba en contra de la despenalización del aborto y avisó: si votan una ley
despenalizando el aborto, la veto. Y así lo hizo, la vetó. Ahora la derecha
promueve un referéndum contra la nueva ley, y Tabaré Vázquez
dijo que firmará (Mujica dijo que también, que capaz que firma, aunque dijo que
no nos vamos a enterar porque si firma no lo va a decir. Fantástico). Esto no
haría más que demostrar la coherencia de TV.
Tengo mis dudas acerca de si la coherencia es un valor en sí
mismo, y por ello digno de aplauso. Serias dudas. Y me explico: los violadores
de los derechos humanos, esos que mataron, torturaron, robaron niños, hicieron
desaparecer personas, y cometieron los crímenes más aberrantes que nos podamos
imaginar, siguen pensando que estuvo bien lo que hicieron. En ese sentido son
coherentes. No me pidan que los aplauda.
Ahora bien. ¿Una persona es coherente porque mantiene su
posición eternamente igual sobre un mismo tema? A mi no me parece que eso sea
coherencia. Yo he cambiado de forma de pensar sobre algunas cuestiones a lo
largo de mi vida, aunque ciertamente, hay un hilo conductor básico que no ha
cambiado, y que me hace ser como soy.
Pero además ¿es suficiente con ser coherente a lo largo del
tiempo en un solo tópico? ¿qué pasa si esa persona es coherente en un tema en
particular pero cambia constantemente de opinión en otros? ¿Hay que aplaudirla
igual?
En el caso de Tabaré, hay cosas que me sorprenden por su
incoherencia, pero parece que no sorprenden a nadie. El caso del fallido TLC es
un ejemplo clarísimo, y lo voy a exponer en sus propias palabras:
En marzo de 2006, en Caracas, Tabaré está junto a Chávez en una conferencia de prensa, un
periodista le pregunta si es verdad que Uruguay está negociando un TLC con los
EEUU, y Tabaré volvió a reiterar (ya lo había hecho otras veces) –esta vez en
un tono muy firme y golpeando la mesa- que el tema no estaba en la agenda del
gobierno: “Los países grandes siguen
fijando cuotas, aranceles altos y subsidios a su producción. ¿Cómo vamos a
firmar así un TLC? ¿Dónde está el libre comercio?” dijo Tabaré. Luego nos
invitaría a subir al tren.
Sin embargo, en el ya famoso video en el colegio del Opus
Dei, la versión fue otra; allí recordó que Chávez le dijo: “Tabaré, vas a
firmar un tratado de libre comercio con el imperio...” “Sí, si es favorable
para Uruguay, sí. ¿Tu no le vendés petróleo a Estados Unidos? ¿Cuánto le
vendés? Un millón de barriles por día”, recordó que le dijo. “Eso significa
38.500 millones de dólares. “Si vos no le vendés más petróleo, yo le declaro la
guerra a Estados Unidos”, afirmó ante las risas de la juvenil platea.
Seguramente no es una muestra de gran coherencia, al menos
en el cohesiómetro mío.
Pero como estamos hablando de política, hay otra cuestión
fundamental para analizar, y es la de si los gobernantes deben ser coherentes
consigo mismos, o si por el contrario es necesario que sean coherentes con lo que prometen a sus
electores. Y aún más, si no deben ser coherentes con lo que la fuerza política
que los lleva al gobierno ha decidido en colectivo.
Me pregunto si por ejemplo Mujica, que siempre ha sostenido
que “los pobres viejitos” (eufemismo para designar a los más crueles violadores
de los derechos humanos) deben estar en su casa cuidando a sus nietos, los
liberara y los mandara para su casa (en caso de que pudiera, claro), ¿tendríamos que aplaudir su coherencia?
Tengo para mi que los gobernantes, deben poner por encima de
todo los intereses colectivos, y no sus posiciones personales (válidas y
respetables todas ellas), porque los votamos por lo que prometen que van a
hacer sus partidos, y no por lo que íntimamente piensen sobre cualquier tema.
Comentarios