LA ESTRATEGIA DE LA DERECHA



“El mero transcurso del tiempo nunca es suficiente para sanar a una sociedad de la infección que padece por la impunidad. El problema queda enquistado en la conciencia nacional mientras no se le de el remedio adecuado. Aún más, esa enfermedad permanecerá y será alimentada por el mismo transcurso del tiempo indefectiblemente”.
Luis Pérez Aguirre

Cuando se cumplieron tres años del golpe de Estado -junio de 1976- el Semanario Búsqueda editorializaba considerando a Bordaberry como un mandatario con "exaltadas virtudes que sirvió a la República con valor y con auténtica estatura de estadista". Y en noviembre de ese mismo año otro editorial decía que: "es preciso pues esperar más para el retorno a la democracia, para evitar consecuencias desfavorables para el interés nacional, presumiblemente de igual índole que las que produjeron nuestra reciente crisis institucional". Y en diciembre de 1979 , seguía en la misma línea, y su editorial afirmaba que "el Uruguay de hoy no es una tiranía y el gobierno posee una legitimidad real basada en el consentimiento popular y este consentimiento se debe a las virtudes que exhibieron en un momento crucial para el país". La opinión que el semanario tiene de nuestros dirigentes políticos, en cambio, no es tan buena como la que tenía de los dictadores. Tal vez por eso, el editorial del jueves 30 pasado, concluye que “La Guerra Fría, que se terminó hace casi dos décadas, seguirá siendo “caliente” en esta insignificante aldea del mundo, inhabilitada a mirar hacia delante por sus mediocres, pequeños, pedantes, calculadores, ventajeros y necios dirigentes”. Mencionemos como un hecho anecdótico que el compañero José Korzeniak fue demandado por periodistas de Búsqueda por afirmar que el mismo era de derecha. ¡¡Vaya ocurrencia la de Korzeniak!!
El editorial de marras, comienza hablando de la Guerra Fría, pasa por el Che Guevara, los tupamaros y Fidel Castro, continúa con el golpe de estado en nuestro país (ahora ya no da réditos defender la dictadura, y tal vez por eso se refiere a ella como: “brutal, sucia, ilegítima y feroz”, y descubre que “...el método horrendo de la tortura se hizo común en la práctica de los cuarteles”), habla del Pacto del Club Naval, del regreso a la democracia, de la votación de la ley de impunidad, del plebiscito para derogarla, etc, etc. La preocupación del editorialista, es la posibilidad de la anulación de la ley de impunidad. Posibilidad que ahora es casi un hecho, luego que la Comisión Nacional por la Nulidad entregara 338.499 firmas para habilitar el plebiscito, logradas tras una larga y sacrificada tarea de cientos y cientos de militantes. Hazaña que para el editorialista de Búsqueda surge de “un grupito de “luchadores” (lo pone así, entre comillas) que vio el filón político y decidió una juntada de firmas...”. Según Búsqueda, el “grupito” vio que 20 años después de la aprobación de la ley de impunidad “...era posible engatusar con un planteo demagógico, maniqueo y revanchista a miles de uruguayos, para hacerles creer que el malo de la película era uno solo”. En lo que es el resumen del planteo editorial, se dice que “...medio siglo después de la sangrienta aventura tupamara, casi 40 años después de la sangrienta aventura militar y 20 años después de que casi todos firmáramos y votáramos sobre la misma cosa, el país, que en los últimos años pareció otra vez listo para mirar hacia delante, será condenado a volver a mirar hacia atrás”.
Claro que no estamos escribiendo esta nota para dejar al descubierto la ideología del Semanario Búsqueda, no intentamos descubrir la pólvora. Todo el mundo sabe que Búsqueda actúa como ideólogo del stablishment. Pero nos parece bueno analizarlo porque nos pone en negro sobre blanco cual será la estrategia de la derecha en cuanto a la defensa de la impunidad de aquí a octubre. Y por cierto, nada nuevo bajo el sol. El planteo es el de siempre: “entre las décadas del 60 y 70 se abrió un hueco en la faz de la tierra, de donde emergieron dos demonios provenientes del mismísimo infierno, para enfrentase en una mortal batalla y llevarse así el codiciado trofeo que significaba poseer el control absoluto del país. En el medio del combate quedaron atrapados el resto de los inocentes uruguayos. Fue una “guerra sucia”, y como en toda guerra sucia mueren inocentes de ambos bandos. Hubo excesos de los dos lados y murieron inocentes de ambos bandos. Vueltos a la democracia, se votan dos leyes, por un lado se amnistía a los tupamaros, y por otro a los militares. El círculo se cierra. Y no se habla más del asunto”.
Como se ve, una visión por demás mentirosa, maniquea y anclada en el pasado. Nuestro planteo es bien diferente, tiene que ver con el futuro y con valores, con conceptos éticos, morales, democráticos, de equidad y de justicia. Queremos anular la ley de impunidad porque la consideramos inválida, al ser votada bajo amenaza de ruptura institucional, pero también porque ampara crímenes de lesa humanidad, violando el derecho internacional. Las normas de derecho internacional de los derechos humanos le imponen al Estado uruguayo adaptar su derecho interno a los tratados que ha suscripto, y la ley de impunidad viola desde su nacimiento estas normas internacionales. Queremos anular esa ley porque, al igual que lo hiciera recientemente el Poder Ejecutivo y la mayoría del Parlamento, la consideramos flagrantemente inconstitucional, ya que por lo menos viola los artículos 233 (que dispone expresamente que el Poder Judicial será ejercido por la Suprema Corte de Justicia y los Tribunales y Juzgados respectivos, en tanto la referida ley adjudica esas funciones al Poder Ejecutivo), violando la separación de poderes, y el artículo 8º, que establece que “Todas las personas son iguales ante la ley, no reconociéndose otra distinción entre ellas sino la de los talentos o las virtudes”. Queremos anular la ley de impunidad –y seguiremos luchando por ello- porque es una ley moral y éticamente inaceptable. Porque no queremos vivir en un país que juzga sin ningún problema al que roba para darle de comer a sus hijos, pero tiene una ley que prohíbe juzgar a quienes asesinaron, secuestraron, violaron e hicieron desaparecer personas, utilizando para ello el poder del Estado (terrorismo de Estado). Porque queremos vivir en un país en el cual, como dijo recientemente Oscar López Godaracena, “la Justicia sea un elemento esencial e innegociable frente a los crímenes de lesa humanidad".Y nuestra iniciativa tiene que ver también con el futuro, más que con el pasado. Porque es necesario asegurarle a las nuevas generaciones que no van a sufrir más el terrorismo de Estado, y la mejor forma de hacerlo es terminar con la cultura de impunidad implantada en los cuatro gobiernos anteriores. Solo eliminando los obstáculos para el juzgamiento de los crímenes ocurridos durante la dictadura estaremos garantizando que no vuelva a ocurrir. Y anularla será un avance democrático importantísimo para este pueblo uruguayo, porque como también dijera “Perico” Pérez Aguirre, “Triste es tener que conservar para siempre en la memoria colectiva el hecho fatal de que por la impunidad impuesta nos hemos convertido en un pueblo pusilánime, doblegado por abyectas amenazas de algunos delincuentes que obligan a olvidar y a dejar impunes sus crímenes. Es insoportable convivir para siempre con la propia vergüenza y con la dignidad perdida. La paz verdadera, que siempre es fruto de la justicia restablecida, se vuelve una ilusión inalcanzable y nostalgiosa.” Y la anulación se viene, mal que le pese al semanario de derecha.

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