EL ULTIMO ESFUERZO


LOS PLEBISCITOS
Ya está prácticamente todo dicho. Es poco lo que podemos agregar acerca de las decisiones que los uruguayos deben tomar el próximo domingo. El plebiscito sobre el voto de los uruguayos en el exterior ha concitado una gran adhesión, y es prácticamente un hecho que nuestros compatriotas podrán votar en las elecciones de 2014 por vía epistolar, lo que significará sin duda una ampliación significativa de nuestra democracia. El SI rosado, por la anulación de la ley de impunidad ha crecido en la conciencia del pueblo, y en mi opinión el triunfo es casi un hecho, pero no hay que aflojar. Estos días son muy útiles para convencer a aquel vecino, a aquel familiar que todavía está en duda, y aún durante la jornada del domingo hay que seguir dando la batalla, controlando que en los diferentes circuitos haya papeletas rosadas, y aún acercándoles papeletas a quienes están con mesitas de otros partidos para que las tengan allí por si algún ciudadano blanco o colorado o independiente las solicita. Tenemos de nuestro lado una causa justa, honesta y moralmente irreprochable, la defensa irrenunciable de la verdad y la justicia, sin la cual es muy difícil construir una sociedad democrática y solidaria. Con esa bandera nos podemos poner a hablar con cualquier ciudadano uruguayo y convencerlo de que ponga la rosada junto a la lista que quiera. Hay que dar esa última batalla. Y no hay que dejarse confundir, la reciente declaración de inconstitucionalidad de la ley por parte de la Suprema Corte de Justicia, para el caso de Nibia Sabalzagaray, solo es válida para ese caso, y nada tiene que ver con lo que está en juego el domingo; si bien es muy positivo. Lo que si hay que tener en cuenta, como argumento prácticamente definitorio, es que ahora los tres Poderes del Estado se han expresado señalando la inconstitucionalidad de la ley. Ya no tiene el más mínimo sentido mantener una ley que es moral y éticamente indefendible, que ni siquiera sirve a aquellos que quieren mantener la impunidad a toda costa, ya que aún con la ley vigente, los principales asesinos y violadores de los derechos humanos han terminado presos, y que los tres Poderes del Estado consideran inconstitucional.
LA UNIDAD DEL PUEBLO
Y luego está la decisión de fondo, la que tiene que ver con el futuro de nuestro Uruguay y con los proyectos de país que están en juego. Y sobre eso ya se ha dicho prácticamente todo, aunque vale la pena hacer algunas reflexiones.
Hasta los años 50 la izquierda uruguaya estaba representada políticamente, en el Parlamento, a través del Partido Comunista y el Partido Socialista. A mediados de los 50 empiezan los intentos de unidad de la izquierda, que adquieren fuerza hacia las elecciones de 1962. Un camino tiene como centro al Partido Socialista y al dirigente nacionalista Enrique Erro y otro que tiene como eje al Partido Comunista, el grupo del entonces diputado blanco desprendido del Partido Nacional Ariel Collazo, del Movimiento Revolucionario Oriental, y otros grupos que dan origen al Frente Izquierda de Liberación, FIdeL, una sigla elegida precisamente en momentos en que comienza la Revolución Cubana. Aquellos viejos dirigentes de la izquierda que visualizaron el camino de los cambios a través de la unidad y de la acumulación, vieron cristalizados los esfuerzos en el año 71 con la conformación del Frente Amplio. Luego vinieron los negros años de la dictadura, la que se propuso hacer desaparecer a la izquierda de nuestro país por muchísimos años, pero que fracasó rotundamente, al resurgir aún con más fuerzas tras la recuperación de la democracia.
Después se vinieron los años del neoliberalismo, aquí y en toda Latinoamérica (con la única excepción de Cuba), en los que sucesivos gobiernos rosados intentaron aplicar las recetas que el imperialismo recomendaba a los gobiernos corruptos o genuflexos (que hubo de ambos tipos por estas tierras del sur). En nuestro país, si el neoliberalismo no pudo avanzar hasta donde pretendía, fue gracias a que nuestro pueblo –con la clase trabajadora organizada a la cabeza- dio una tremenda lucha en defensa de las empresas públicas y de las conquistas logradas hasta entonces. Sin embargo, el retroceso de nuestro país en estos años fue tremendo, y no es necesario recordar los niveles de pobreza e indigencia que generaron esos gobiernos, el que se grafica muy fácilmente recordando a los niños comiendo pasto.
LA IZQUIERDA EN EL GOBIERNO
Hasta que finalmente la izquierda llega al gobierno. Y el FA llevó a cabo un gobierno que fue infinitamente mejor que cualquiera de los últimos 70 años, por decir algo. Haciendo crecer el país a niveles record históricamente, pero aprovechando ese crecimiento para hacer las necesarias transformaciones que redujeran las vulnerabilidades, mientras se atendía la emergencia social, se combatía la pobreza y la indigencia y simultáneamente se generaba empleo, se aumentaban los salarios y se mejoraban las oportunidades de los gurises con el Plan Ceibal. Es decir, algo totalmente diferente a gobiernos anteriores que, ante similares oportunidades históricas de crecimiento, no dejaron de hacer ajustes fiscales en perjuicio de los trabajadores mientras prometían un derrame que nunca llegó.
Sin dejar de lado el manejo prudente de la macroeconomía -pero sin que ése fuese el objetivo central- el gobierno frenteamplista fijó como prioridades la educación, la salud, las políticas sociales, las obras de infraestructura, la seguridad pública y el sistema judicial. Esto fue para nosotros lo fundamental, y lo otro solo herramientas.
NACIMOS PARA HACER MÁS
Ahora hay que asegurar esos cambios -triunfando el domingo en primera vuelta y logrando mayoría parlamentaria- para profundizarlos en el próximo período. Falta; falta mucho más. Y esa es una de las características más importantes de nuestro Frente Amplio: sabemos que hicimos mucho, pero no estamos conformes, queremos mucho más para nuestro pueblo. Todos los frenteamplistas coincidimos en que tenemos que mejorar todavía la distribución de la riqueza. Queda mucho por hacer, pero es mucho lo que se ha hecho. Se preparó el terreno para los cambios, y las señales fueron claras de hacia donde apuntamos. El próximo gobierno del Frente Amplio profundizará sin dudas en la forma de distribuir la riqueza, haciendo que pague más quien tiene más y que pague menos quien tiene menos, y que no pague nada el que nada tiene. Y tenemos la plena certeza que el pueblo uruguayo ha comprendido cabalmente estas cosas, que hay un solo proyecto de país en juego, y el domingo le dará el triunfo en primera vuelta al Frente Amplio. Pero hay que dar la batalla hasta que se cierre el último circuito.
SOLIDARIDAD CON NUESTROS HERMANOS
Por último, en momentos en que el pueblo uruguayo ejerce sus derechos en el libre juego democrático -que le costó sin duda mucha sangre conquistar- no queremos dejar de señalar nuestra solidaridad con el pueblo hondureño, que en estos instantes sigue sufriendo represión y muerte, mientras continúa exigiendo y luchando por el retorno del gobierno legítimo de Zelaya y la convocatoria a una Asamblea Constituyente. La lucha del pueblo hondureño es también nuestra lucha y la de todos los latinoamericanos, porque la democracia que tanto luchamos por conquistar la queremos para todos nuestros pueblos.

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