LAS LEALTADES POLÍTICAS



El Ñato me ha hecho leer más de la cuenta. Yo estaba casi seguro que no había leído en las tesis del Congreso el nombre del Ñato, y menos el del compañero Lorenzo, pero como uno a veces lee apurado, alguna cosa se le puede pasar. Me llamaba mucho la atención, pero si el Ñato lo decía, por algo debía ser. Y me volví a leer las tesis, de principio a fin, y nada. Entonces me dije: ah…no…debe ser en el informe del camarada Lorier en la apertura del Congreso…pero tampoco…allí no decía nada. Entonces debe ser en la declaración final…claro…es allí donde mencionamos su nombre…Y me leí también la declaración por segunda vez…y nada, tampoco allí.
Así que ahora puedo desmentir al Ñato con total convencimiento: no es cierto lo que dice en su artículo “VIEJO ERROR”, publicado en Montevideo Portal. En dicho artículo, Eleuterio Fernández Huidobro hace un análisis concienzudo de lo que “él piensa que nosotros pensamos”, y luego comenta nuestros documentos del Congreso diciendo: “…por si faltaba claridad a los efectos de llegar a entender, también nos comunican (los que comunicamos somos nosotros los comunistas), y públicamente, que las clases dominantes y el imperialismo resisten y resistirán ferozmente los cambios (como es obvio), agregando que ellas se expresan DENTRO del Frente Amplio (en especial a través del Ñato Lorenzo y otros) por lo que no sólo está "en disputa" el Gobierno sino también el Movimiento Social, el Estado, y el propio Frente Amplio...”.
¡¡Qué fácil sería si fuera como lo plantea Huidobro!! Que la expresión de la ideología dominante (que no de la clase, como dice el Ñato) fuera tan fácil de ubicar, algo así como: ¡¡ pica la burguesía atrás del Ñato!!! Pero no, no es así, es algo un poco más complicado, y tiene que ver con la hegemonía, y que la ideología dominante es la de la clase dominante, y que esa ideología se expresa de diversos modos en todos los planos de la sociedad (también en el político, también en el Frente Amplio).
Pero como parece que entendió eso, y por algún mecanismo mental que no estoy en condiciones de descifrar, se puso el sayo de que las clases dominantes y el imperialismo se expresan a través suyo y del compañero Lorenzo dentro del FA, entonces concluyó que “Estamos pues ante un retorno vicioso de Eugenio Gómez” (¡¿?!). Y por si fuera poco, sacó otra conclusión: “…este tipo de ideas, para nada exclusivas del Partido Comunista, están en la base de los problemas que hoy aquejan al Frente Amplio. Son una parte muy importante de sus causas”. Está claro, los problemas del FA no tienen nada que ver con quienes no aplican el programa elaborado entre todos, o se niegan a anular la ley de impunidad, como lo hace por ejemplo Eleuterio Fernández Huidobro (y no de ahora, sino desde hace años). No, los problemas del FA se deben a la forma que tiene el PCU de analizar la sociedad uruguaya.
OTROS ECOS DEL CONGRESO
El Ñato no fue el único que se refirió a nuestro Congreso. Comentando la apertura del mismo, el 4 de diciembre pasado, la página Espectador.com dice que: “Eduardo Lorier hizo un encendido llamado a la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente. La senadora del MPP, Lucía Topolansky, respondió solicitándole “lealtad” y pidió a los comunistas que si quieren convocar a una Asamblea Nacional Constituyente (es decir, no es algo que esté en el Programa del FA, es algo que quieren los comunistas), presenten alguna propuesta concreta para avanzar en el tema. “A mí me preocupa porque yo espero lealtad de los compañeros. Nosotros somos una coalición; un frente no es un partido. Eso también algunos compañeros a veces lo olvidan” habría dicho Lucía Topolansky. No, estimada compañera, nosotros no nos olvidamos que somos una coalición. Es más, somos quienes más lo recordamos y tratamos de que todos los compañeros lo tengan presente. Y por eso, defendemos a la coalición defendiendo su programa (no el programa del PCU, el programa del FA). Y tanto no olvidamos que pertenecemos a una coalición, que nos hacemos responsables de sus aciertos y de sus errores, así como de los aciertos y de los errores de nuestro gobierno. Si la compañera Lucía hubiera escuchado o leído atentamente el informe del Congreso, lo tendría meridianamente claro. Allí los comunistas dijimos: “Así como no vemos como ajenos los avances, tampoco vemos como responsabilidad de otros los retrasos e inconsistencias y errores. Son también nuestros, producto de nuestra incapacidad para impulsar con más fuerza el programa del FA, de no poder ayudar con más energía y capacidad para que se cumpla con lo aprobado en los Congresos del FA”. Eso es lealtad política.
Sobre el reclamo de un llamado a una Asamblea Nacional Constituyente, Topolansky dijo que los comunistas deberían plantear un texto o una propuesta antes de criticar: “Lorier entonces no leyó la Constitución, que prevé varios caminos para modificar la Constitución en el artículo 331. Y algunos de estos caminos necesitan mayorías especiales. Pero además, lo primero que tengo que hacer para reformar la Constitución es discutir un texto y eso es responsabilidad de la fuerza política -que en parte él integra- y no del Gobierno. Yo no he visto que el Partido Comunista proponga una comisión; que revisen el texto vigente, que elaboren uno nuevo y planteen modificaciones. Es muy fácil decir ‘hágase esto que no se hizo’, sin explicar cómo se hace”. Además de que parece que Lucía tampoco leyó la Constitución, porque el art.331 dice “Los Senadores, los Representantes y el Poder Ejecutivo podrán presentar proyectos de reforma…”, es llamativa la ajenidad con la que la compañera se refiere a un eje fundamental del programa de gobierno de su fuerza política. Lucía dice que eso es una responsabilidad de la fuerza política y no del gobierno (¿ella no integra la fuerza política?) y le traslada la responsabilidad al Partido Comunista. Nos dice que nosotros tenemos que pedir una comisión, que revisemos el texto constitucional vigente, que elaboremos uno nuevo y planteemos modificaciones. ¿Tendremos que poner la papelera también al final de todo ese proceso?
LAS COSAS EN SU SITIO
Nos parece que en primer lugar habría que ubicar lo que significa la “lealtad política”, para entender de alguna manera que es lo que se le está reclamando a los comunistas por parte de la compañera Topolansky. Se nos ocurre que una buena cosa sería plantear el tema en forma de pregunta; por ejemplo: ¿A quién debían lealtad los buenos militares en junio de 1973? ¿A las fuerzas armadas como cuerpo –aunque ese cuerpo estuviera infectado por el virus golpista- o a la Constitución y a la ley que se suponía debían defender?
Muchas veces se confunde incluso -hasta son considerados sinónimos- a la lealtad con la fidelidad, y algunas definiciones dicen que lealtad es el “Sentimiento de fidelidad o gratitud que muestran al hombre algunos animales: la lealtad del perro hacia su amo”. Hemos de suponer que no es este el tipo de lealtad que se les pide a los comunistas, es decir, ese tipo de lealtad irracional de los animales con las personas. Porque si bien es cierto que la lealtad es un término estrechamente relacionado con la fidelidad, la confianza y la amistad, la lealtad es una virtud, un compromiso con lo que creemos, con nuestros ideales y con las personas que nos rodean. La lealtad es con los principios. Ser parte de un partido político no significa renunciar a la capacidad de reflexión ni implica acomodar los propios principios a los que sostenga la colectividad a la que se pertenece. Es decir, la lealtad no es con los hombres, porque los hombres actúan bien o actúan mal, como dijera don José, “es muy veleidosa la probidad de los hombres”. La lealtad es con las ideas, con los compromisos políticos asumidos con la gente, con el pueblo. La lealtad política debe ser el principio básico que los representantes populares brinden, antes que nada, a sus electores, a su pueblo.
Pero es posible también, lo admitimos, la lealtad personal, aún dentro de la política. Es decir, aquella lealtad basada en el respeto hacia la persona, basada en el no ocultamiento de la verdad, en el sentido del honor. Pero ¿que tipo de lealtad? ¿Quien es más leal, el que le dice al líder que se está equivocando o aquel al que todo le parece bien porque viene de las alturas? La lealtad en política es para con aquellos a quienes se debe representar. La lealtad como la fidelidad no pretende premios o recompensas. Es convicción, identidad con aquello en lo que se cree.
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