PORQUE NO TENGO UNA PRIMA VENEZOLANA (entrevista exclusiva al director ejecutivo del blog)
-
Ante la situación generada en los
últimos días en la República de Venezuela, usted ha tomado partido públicamente
por el gobierno de Maduro, ¿cuáles son sus razones?
- En
primer lugar, déjeme decirle que está equivocado; yo no he tomado partido por
el gobierno de Maduro, yo he tomado partido por la institucionalidad política
que se ha dado el pueblo venezolano, agredida desde adentro y desde afuera del
país. Desde adentro por la ultraderecha fascista, y desde afuera por el imperialismo.
- Desde
adentro lo que ha habido es una protesta estudiantil...
-
Ese
fue el comienzo, sí, y ya nadie podría recordar que era lo que reclamaban los
estudiantes, porque a partir de allí el movimiento fue apropiado por grupos de
la ultraderecha fascista con el propósito declarado de hacer caer al gobierno
legítimamente electo por la ciudadanía venezolana. Movimientos fascistas
apoyados además por el gobierno norteamericano y el colombiano.
- La
situación es muy confusa, y hay acusaciones cruzadas respecto de la violencia
¿cómo hace alguien que no está allí para poder tomar una posición en este tipo
de conflictos?
- Es
confusa y no lo es. Para alguien totalmente ajeno a la política, que está en su
casa mirando la comedia y llega el informativo y recibe la información de los
grandes medios, desde luego que es confusa. Porque ese alguien tal vez converse con compañeros de trabajo, o participe en las redes sociales, y por allí se enterará de que lo que le dijo
el informativo en realidad no es así, que aquella foto que le mostraron en
realidad es trucada y pertenece a otra situación en otro país, etc. Y entonces
ese alguien, bombardeado de un lado y de otro por informaciones contrapuestas,
no sabe para donde agarrar. Posiblemente ese alguien termine hartándose del
asunto y desinteresándose del tema, y allí habrán ganado su batalla quienes
medran con la desinformación.
-
¿cómo
hace entonces para informarse?
- En
estos temas, hay para mi un principio básico y elemental para pararse, y es
hacerse las primeras preguntas: ¿quiénes se benefician con esto? ¿qué clases
sociales están detrás? ¿qué países tienen intereses detrás? Eso es lo primero;
cuando uno tiene esas cosas más o menos claras, no tendrá dificultad alguna en
separar la paja del trigo cuando recibe las informaciones y desinformaciones de
todo tipo a las que será sometido. Si uno sospecha, y como sospecha averigua, y
cuando averigua confirma, que el imperialismo norteamericano está interesado en
derrocar por cualquier medio al gobierno bolivariano desde que asumió por
primera vez Hugo Chávez, y que no ha dejado de desestabilizar al mismo desde el
mismo momento en que fracasó el primer golpe en 2002, y que está detrás de la
financiación de todos los grupos de ultraderecha que promueven la violencia en
las manifestaciones, incluidos los grupos de estudiantes. Cuando uno ve que las
clases interesadas en voltear este gobierno son las mismas que gobernaban antes
Venezuela y que habían generado una pobreza escandalosa a pesar de la riqueza
de un país rico en petróleo, etc. Cuando uno tiene claro todo eso, ya no es tan
fácil ser engañado.
Está
bien, pero la información siempre será tendenciosa, y no es fácil identificar
lo que es desinformación.
Es
cierto, pero cuando uno sabe que esto es así, deberá buscar los medios más
confiables para obtener una información que a su vez lo sea. No es fácil, pero
tampoco imposible. Digamos por ejemplo, que la CNN es un medio absolutamente consustanciado
con las políticas de los gobiernos de turno de la Casa Blanca; de manera que si
en un conflicto equis, uno sospecha que hay intereses de los EEUU en juego, la
CNN no será un medio idóneo para informarse verazmente. En el caso de
Venezuela, sin duda que no lo es, y muchas de las informaciones que ha
difundido se han demostrado falsas y tendenciosas. Cuando uno se informa
permanentemente de lo que pasa en el mundo, acostumbra a indentificar medios y
analistas en los que depositar su confianza (de última siempre se trata de
confianza). Desde luego que uno no puede formarse una opinión de lo que pasa en
tal o cual situación en el mundo basándose en cualquier foto con un pequeño
comentario que se publica en las redes sociales. Eso es absurdo. Cualquiera
puede hoy en día en su casa bajar una foto de cualquier lugar y adjuntarle un
comentario a su antojo, y eso circula inmediatamente por todo el mundo, y con
eso se puede manipular la opinión de la gente.
-
¿Y
entonces?
- Entonces,
en primer lugar buscar medios confiables, esos que uno por experiencia sabe que
no publican cualquier cosa sin verificar su origen. Y en segundo lugar, buscar
la opinión de analistas conocidos y fiables, que también los hay. Volviendo al
caso que nos ocupa: uno puede guiarse por la opinión de la prima sin nombre de
un cantante, o por la de un sociólogo como el argentino Atlio Borón; los
resultados serán muy diferentes.
-
Ahora
bien, con todos esos datos obtenidos y verificados, con una información digamos
que confiable, ¿cómo puede uno saber si el gobierno venezolano está haciendo
las cosas bien, si la oposición no tiene también de alguna manera su cuota de
razón?
- Es que
eso ya es harina de otro costal. Vuelvo a repetir lo de la pregunta inicial: no
se trata de apoyar al gobierno de Maduro o a la oposición; se trata de defender
la institucionalidad democrática, la opción elegida por el pueblo venezolano.
Es algo que muy poco tiene que ver con la inflación o con la escasés que pueda
haber de determinados productos en el mercado venezolano. Supongamos que sí hay
inflación y sí hay escasez (la oposición tiene razón). ¿eso
habilitaría a echar abajo un gobierno por métodos violentos? Claro que no,
porque si permitimos eso, si avalamos eso con nuestra opinión e incluso con
nuestra indiferencia, estaremos serruchando la rama donde estamos parados.
-
¿A qué
se refiere concretamente?
- En
nuestro país hoy, la oposición centra sus críticas en los temas de educación y
seguridad, por ejemplo. Si mañana comenzaran manifestaciones estudiantiles por
esos temas, y la derecha aprovechara para generar hechos violentos, prendiera
fuego en las calles, la emprendiera contra los edificios públicos y paralizara
el país, y expresara públicamente que su objetivo es derribar al gobierno
¿estaría bien? ¿el gobierno debería renunciar e irse y dejar los destinos del
país en manos de la oposición? Ningún uruguayo contestaría que sí a estas
preguntas. Porque el partido que hoy gobierna, el Frente Amplio, obtuvo las
mayorías con el apoyo del 48% de la ciudadanía, y el gobierno en segunda vuelta
con el 52% de los votos. Si esto lo consideramos válido y sin discusión para
nosotros, aún cuando la mayoría de los uruguayos no votó por el FA sino por
otras opciones (sí por Mujica en la segunda vuelta) ¿por qué deberíamos tener
otra vara para medir a un gobierno como el venezolano que obtuvo el triunfo en
primera vuelta con el 51% de los votos; y que por otra parte, ocho meses
después obtuvo una nueva victoria electoral por un margen más amplio aún?. Lo
que digo es que lo que hay que defender es la institucionalidad democrática que
el pueblo venezolano se ha dado; que las diferencias entre los venezolanos no
pueden dirimirse por la fuerza y la violencia, sino dentro de los carriles
institucionales y democráticos; y que no podemos permitir de ninguna manera que
otros países, como lo está haciendo abiertamente EEUU, -habiendo llegado al
colmo de reclamar el senador John McCain la intervención para garantizar el flujo del
petróleo hacia ese país- metan sus narices en los problemas de los
latinoamericanos.
¿Su posición no tiene que ver entonces conque el gobierno bolivariano sea un gobierno de izquierda o progresista?
Lo reitero: defendería al gobierno uruguayo si estuviera siendo agredido de la forma en que lo está siendo el venezolano, aunque estoy lejos, muy lejos del gobierno del FA y más lejos aún del presidente Mujica. Por estos días se ha equiparado la situación de Venezuela con la de Ucrania, y hay por cierto similitudes; existe allí un financiamiento por parte de EEUU a los extremistas, y también una intromisión de la Unión Europea, entre muchas otras cosas. Hay una derecha fascista minoritaria que ha robado armas y asesinado personas, asaltado edificios gubernamentales y que pide la disloución del gobierno elegido democráticamente. Rechazar la intromisión externa y la agresión de esos grupos fascistas, de ningún modo significa denfender las políticas neoliberales del gobierno, que representa a la oligarquía industrial y financiera, políticas que por otra parte son las que ha pedido el FMI que se apliquen y que han llevado a la pobreza al pueblo ucraniano. Lo que hay allí es un golpe de estado, planificado, promovido y financiado desde el exterior, y eso debe ser rechazado sin importar la orientación política o económica del gobierno.
- Una última
pregunta: ¿Por qué recurre usted a una entrevista consigo mismo para dar a
conocer sus opiniones?
-
Porque
no tengo una prima viviendo en Venezuela que me mande una carta
Comentarios
2) Por que Ud. cree que EEUU quiere voltear a Maduro? lo que Ud. desconoce es que desde que se estatizó el petróleo de Venezuela, lo poco que todavía se exporta a EEUU lo hacen en condiciones extremadamente olgadas...y mejor que cuando lo vendían empresas privadas...además EEUU ya hace un año que es autosuficiente en Gas y petróleo, no se enteró? El petróleo que va de Venezuela a EEUU es el que compra la empresa estatal Venezolana radicada en USA, la "TESORO"...por lo tanto NO es estratégico para USA.
3) Ud. cree que los miles de miles de videos distintos de distintas personas mostrando las atrocidades de la GNB son trucados?...realmente o Ud. no utiliza las redes sociales o simplemente no quiere ver lo que realmente pasa.
4) Por último, los agentes cubanos en venezuela no son una sorpresa, lo dicen los mismo militares venezolanos. además convengamos que Cuba es una dictadura que lleva...cuántos años?
Seamos sinceros, Mujica no habla por que le cortan el petróleo financiado y eso llevará hambre al pueblo uruguayo, pero de ahí a creer que lo de Maduro es una Republica democrática...hay un trecho que por suerte la gente con dos dedos de frente no se le pasa.