CARTA A LOS COMPAÑEROS FRENTEAMPLISTAS (DISCULPEN LA EXTENSION Y EL DESORDEN, ES UN TEMA QUE DUELE Y MUCHO)
Queridos compañeros
frenteamplistas:
Siempre saco mal las cuentas.
Pero creo que este año cumplí 31 años en el ejercicio de este maravilloso
oficio de charlatán de radio. Una tarea a la que solo ustedes, mis compinches,
mis compañeros de comunicación, dieron sentido. Algunos, increíblemente, desde
que di mis primeros pasos junto a Gloria Levy allá en el 80. Me han hecho el
aguante durante todo este tiempo y aún cuento con la fortuna de ser parte de
sus vidas.
Quienes me han escuchado, al
menos alguna vez, saben que nunca jugué el rol de periodista “objetivo”.
Siempre me jugué, nunca fui neutral. Entendí, entiendo, que cuando uno está
frente al micrófono, lo hace con una escala de valores, con una ideología, con
dudas y certezas, que sería deshonesto ocultarles. Ustedes saben quien soy,
como pienso, conocen de mis contradicciones, creo ser transparente con ustedes.
Pueden estar de acuerdo conmigo, pueden discrepar, pero saben quien soy. Y me
sigue pareciendo un acto de honestidad no ocultarlo o disimularlo.
Tampoco jugué el rol de
periodista “independiente”, ropaje con el cual muchas veces se revisten medios
y funcionarios de los mismos, ocultando su accionar y pensamiento de derecha,
bajo un manto de “profesionalismo”. Soy un hombre de izquierda, lo fui, lo
seguiré siendo. Pero no respondo a ningún sector de la izquierda, no traslado
“línea” de partido alguno. A duras penas, comparto con ustedes mi “línea”, tan
llena de contradicciones.
Opino, me juego, en el acierto y
en el error.
No voy a relatar aquí los bemoles
que esta actitud me ha generado (despidos, fuertes discusiones con directores
de medios, puertas cerradas, etc.). Fue y es mi opción, y me hago cargo de sus
consecuencias en el terreno laboral.
Fui, desde que tengo uso de
“razón política”, frenteamplista. Primero, en la adolescencia, intuitivamente.
Me reconocía en el recién nacido Frente Amplio, sin demasiados fundamentos
teóricos. Allí vino la dictadura y ese proceso fue reafirmando una identidad,
aún clandestinamente.
Luego la experiencia de la
resistencia desde la 30 con el querido petizo Araujo (Germán), con quien tantas
veces charlamos, discutimos, compartimos “secretos” de vida, esos que solo que
comparten con amigos. Y política, mucha política en esas charlas. Fue Germán
quien me instó a ocupar un lugar en una lista, por única vez en mi vida. Fue a
la salida de la dictadura, en la 10001, con la condición que le puse: que ni
por un “milagro del señor” yo resultara electo en algo. Qué mi nombre figurara
como suplente del último candidato a lo que fuera. Se trataba de cubrir un
lugar, que legítimamente le habría correspondido a compañeros proscriptos en
aquel entonces.
Tampoco les oculté nunca, que
siempre voté al Partido Comunista. No por ser comunista (me queda grande!),
sino porque mi forma de ver el país y el mundo siempre la vi reflejada en esa
colectividad. Pero nunca fui trasmisor de su línea. Trabajando en la 30, ya
definitivamente del PCU, muchas veces me enfrenté (fraternalmente y, a veces,
no tanto) a su dirección para que no “bolchevizaran” mis programas.
La caída de la Unión Soviética y
del Muro de Berlín, produjo un fuerte impacto en nuestra izquierda. No sólo en
los comunistas, en toda la izquierda. Acá y en todas partes. A partir de allí,
muchos compañeros fueron bajándose de la utopía, algunos más rápida y otros más
lentamente. El compromiso de construir un Uruguay distinto, ese que era el
destino, el objetivo, del Frente Amplio, fue trasmutando. Fuimos cambiando
nuestros objetivos transformadores en profundidad, por un pragmatismo que
derivaría en lo que hoy estamos viendo: la pérdida de los valores que dieron
razón de ser a nuestro Frente.
Apareció en aquel tiempo la
teoría de la “nueva izquierda”, se acuerdan? Todo el Frente la rechazó,
comenzando por el Gral. Liber Seregni. Aquello produjo una gran crisis que
terminó en el alejamiento del Hugo (Batalla), y del PDC.
Pero aquella nueva visión de una
izquierda, quedó como un virus dentro de nuestra fuerza, y se fue
multiplicando. Y lo que conocíamos como “coalición y movimiento de izquierda”,
devino en una fuerza “progresista”. Con todo lo que ello implica.
Para quien está en una postura de
derecha, llegar al Progresismo es un gran avance. Para quien está en la
Izquierda, llegar al Progresismo es un duro retroceso. Y eso, es lo que ha
pasado con demasiados compañeros del Frente Amplio.
Dejaron de ser de izquierda para
ser progres; borraron de sus vocabularios términos que hoy suenan hasta como
pecaminosos: imperialismo, oligarquía, lucha de clases, latifundio, rosca
oligárquica, etc., etc. El diccionario de la Real Academia de la Izquierda
Uruguaya fue tachando términos, borrando conceptos. Y ojo de quien los usara:
la nueva inquisición progresista los acusaría de nostálgicos, cavernarios,
paquidérmicos y no se cuantas calificaciones despectivas.
Pero, la realidad es terca. Las
palabras que exorcizamos siguen refiriendo a fenómenos que allí están. Acaso no
tenemos una oligarquía en nuestro Uruguay? Acaso desapareció el Imperialismo
que auspició nuestras dictaduras, y hoy sigue masacrando pueblos en el mundo?
Ahora creemos que la rosca financiera es buena, hasta el punto de ser
adoradores del Fondo Monetario Internacional?
Qué nos pasó?
Pese a todo seguí siendo
frenteamplista, y celebré con ustedes el momento tan esperado: la llegada del
Frente Amplio al Gobierno Nacional. Pah, y ahí se puso brava la cosa. Para que
me entiendan: en algunos aspectos ese primer gobierno me hizo sentir orgulloso
de ser frenteamplista. En otros, el desconcierto comenzó a ganarme. Usando la
expresión del Pepe, me tragué (no sin criticarlos) algunos sapos. El Uruguay
estaba hecho pedazos por obra y gracia de blancos y colorados (sin dejar de
lado las herencias de la dictadura fascista), por lo tanto había que esperar. Y
en ese primer gobierno de Tabaré, se hicieron cosas formidables, pero se dieron
pasos que iban en directa colisión con nuestros principios y valores (al menos
los que yo pensaba que todavía teníamos).
Finalizaba nuestro primer
gobierno y, cuando no, me volví a jugar. Ta, nos habíamos sobrepuesto al
desastre, ahora si… un gobierno de izquierda! Ingenuamente, como tantos di la
pelea, desde cada espacio que tuve, para que el Pepe fuera el candidato del
Frente, y luego para que fuera el Presidente de todos los uruguayos.
Pero aquel gobierno “ahora sí de
izquierda” no apareció. Apenas una continuidad (desordenada, caótica), de
nuestra primera administración.
Ganó el Pepe y nos seguimos
abrazando con culebras, pero el estómago ya no me da para tragar más sapos, no
puedo más compañeros!
No puedo seguir admitiendo que
nos abracemos con empresarios tránsfugas que bancan nuestras campañas (desde
Buquebús a Fripur). Qué hasta le bancaron la Banda Presidencial del Pepe!
Me equivoqué. Fue como si hubiese
votado: Pepe al Gobierno, Danilo al Poder. Porque así resultaron las cosas.
Hoy tenemos un Uruguay donde el
20% se lleva el 50% de la riqueza. Esto es izquierda? Nos bajamos los calzones
y abrimos de patas (para usar otra metáfora del Pepe), y seguimos dejando que
vengan los santos inversores extranjeros a depredar nuestro país. Y, como
siempre digo, bienvenidas las inversiones extranjeras. Pero no cualesquiera, ni
a cualquier costo.
Multiplicamos las Zonas Francas,
las exenciones impositivas de los oligarcas; eso es Izquierda?
Llenamos el país de pinos,
eucaliptos, soja y maíz transgénicos, y ahora nos arrodillamos ante la mega
minería?
Nuestro Frente, el que propuso la
Reforma Agraria, ahora muestra y promueve con orgullo los más grandes
latifundios de la historia. No lo puedo aceptar.
Nuestro Frente Amplio celebra
como un gran logro la extranjerización masiva de las tierras orientales. No,
ese no es el Frente Amplio.
Nos trampearon. Aún quienes
discrepamos con la metodología tupamara, confiamos en el Pepe para que nos
arrimara, aunque sea un poquito, a la Liberación Nacional. Qué pelotudo que
fui!
Muchos, demasiados golpes…
Nuestro Frente Amplio perdió
rebeldía, cambio el ser de izquierda por ser progresista. Por ser una
“izquierda correcta” para el capitalismo. No lo digo yo, lo dicen los
principales exponentes del capitalismo que una y otra vez felicitan a nuestro
gobierno. Lo dijo un buen escritor, pero exponente del pensamiento más
reaccionario: Vargas Llosa. Nos elogió! No, algo, muchas cosas, estamos
haciendo mal.
Y llegamos a un punto clave,
definitorio. La Impunidad. Fue muy doloroso ver que en la recolección de firmas
para la Reforma Constitucional que Anulara la maldita ley, el Frente Amplio
estuviera ausente. Las únicas excepciones: el Nuevo Espacio, el Partido por la
Victoria del Pueblo y el Partido Comunista. También fueron excepción queridos
compañeros que estuvieron a título personal. Pero… el resto del Frente mirando
hacia otro lado.
Charlando en su momento con los
militantes que recogían firmas, nos contaban como otros frenteamplistas
(correctos y progresistas), los discriminaban, los estigmatizaban por hacerlo!
Sí, como leen. Era un “pecado” luchar contra la impunidad.
Cuando ya se veía que las firmas
estaban, muchos de esos indiferentes, en una práctica oportunista, pusieron su
firma.
El Congreso del Frente Amplio
llamaba a comprometerse en la campaña, pero salían los Nin Novoa a bombardear
la misma.
Sectores que no pusieron la
papeleta rosada con sus listas, otros que lo hicieron parcialmente.
Y la frutilla de esta triste
torta: en el acto final de campaña del Frente Amplio, el Pepe en su discurso
eludió el tema. Pahh…. Es duro, no? Y, para peor, quien si lo hizo fue Danilo,
que todo el mundo sabía que no había firmado y que estaba en contra de la
Nulidad. Era una tomadura de pelo.
Y llegamos a este triste mayo del
2011. El Frente está a punto de cruzar una línea que no tiene retorno. Me
refiero a la Ley Interpretativa, claro. Producto de arduas negociaciones de
todos los sectores, tratando de llegar a un consenso y de convencer a los
progresistas que (dejemos de mentirnos), no quieren anular la Impunidad.
Cuando todo se discutió, cuando
se llegó al consenso, cuando todos pudieron opinar, cuestionar, prevenir…,
aparece esta dura y nociva jugada política. Asegurándose la mayor difusión
mediática, Pepe, Danilo y Breccia, desembarcan en el Palacio Legislativo como
un escuadrón de elite, juntan a los 50 diputados y bombardean la Ley.
Dicen que con la anuencia de
Tabaré, si es así, que pena!
Y aquí estamos. Con un Frente
Amplio que está a punto de consolidar un Uruguay con Impunidad. De quebrar
todos sus valores, la ética que le dio sentido y que le hizo resistir y
sobrevivir a la propia dictadura.
El Frente Amplio, la mayor parte
de sus dirigentes (no todos, pero la mayoría), están dispuestos a entregar
también las banderas de la Verdad y la Justicia. La puta, como duele
escribirlo, pero todos sabemos que es así. Dejémonos de eufemismos.
No quiero entrar, porque esto ya
se fue muy largo, en otros temas: los pactos secretos entre algunos tupas y
algunos genocidas, el triste argumento del “costo político”, etc., etc.
Están manoseando valores
esenciales, no del Frente, sino del Uruguay. Están manoseando la memoria, la
vida, la muerte, las desapariciones de entrañables compañeros. No puede ser!
Cómo dice el tango: estoy
desorientado y no se que “trole” hay que tomar para seguir.
Con honestidad les digo queridos
compañeros: yo me tomé un trole llamado Frente Amplio, y aporté a él lo mejor
que pude y tuve. Pero como veo que el trole está cambiando de destino, no va
hacia donde iba, prefiero bajarme y seguir a pie, sólo o con otros.
En resumidas cuentas, me siento
más frenteamplista que nunca, pero… a “este” Frente, no lo voto más.
Esto que escribo en pocas
palabras, es producto de muchas noches sin dormir, de muchas discusiones, de
rabia, de bajones, tristecías, de llantos (por qué lo voy a ocultar?), de
meditaciones largas. Seguramente como muchos de ustedes.
Y, me olvidé, también de
autocríticas a nivel personal. Yo colaboré también en dejar que nuestro Frente
Amplio termine en este esperpento que estamos viendo. No por haberme callado,
sino por no haberme plantado con mayor fuerza y capacidad (que no son muchas,
por cierto), frente a esta dilución de un proyecto histórico en el que varias
generaciones depositaron sus mejores esfuerzos, hasta su vida.
En el 2014 habrá un voto en
blanco o anulado más, será el mío. Porque solo o con muchos, sigo a pie rumbo a
la Patria de Artigas que alguna vez nos comprometimos a construir. El trole
cambio de destino, yo no.
Tal vez nos tengamos que juntar
para volver a empezar. No sé, ojala pudiéramos recrear un Frente Amplio, un
Frente Artiguista con lo mejor de nosotros. La vida y la historia lo dirá.
Paradoja anecdótica: en el año
del bicentenario, el Frente Amplio sigue exiliando al Padre de la Patria. Acá
están solo sus huesos. Nosotros teníamos la tarea histórica de traer no sus
restos, sino sus ideas, su ética.
Más frenteamplista que nunca, un
abrazo compañeros. Y especialmente para los que aún dentro del Frente, creen y
luchan que podrán revertir la decadencia ideológica de este instrumento. Para
mí, los dados están echados.
No tengan la menor duda de que
nos encontraremos en las calles o donde sea, defendiendo muchas causas. Allí
estaré, como siempre y, si puedo, con un micrófono para registrarlo.
Finalizo esta demasiado larga carta,
homenajeando al compañero Gral. Víctor Licandro quien nos llamó a no dejar que
nos siguieran arriando las banderas del Frente Amplio. Paradojalmente, a 40
años de aquel 1971, se están por arriar la de la Verdad y la Justicia. En mi
nombre, no.
Salú, la lucha continúa!
Jorge Daniel Díaz
Comentarios
VARIOS NOS TRAGAMOS SAPOS Y CULEBRAS Y HOY CUESTAN DIGERIRLOS .ME ADHIERO A TI NO VOTARE A TABARE VAZQUEZ MI VOTO SERA EN BLANCO O ANULADO
SALUDOS
HAY UNA DECLARACION DEL PEPE QUE HIZO RECIENTEMENTE EN LA FACULTAD DE MEDICINA QUE DA VERGUENZA DE QUE HAY UN PACTO DE SILENCIO
BASTA CON MIRAR LOS DISTINTOS DOCUMENTOS FIRMADOS POR EL TRIS HUIDOBRO,EL PROPIO PEPE CONJUNTAMENTE CON LA EMBAJADORA REYNOSO .
ES TODO MUY TRISTE JOSE LUIS
ABRAZOS ARLETTE