SOLUCIÓN A NADA
(publicado hoy en Semanario VOCES)
La
baja de la edad de imputabilidad no es solución a nada. El endurecer las penas,
el hacer imputables a los niños, no va a resolver el problema de la
inseguridad. Solo va a reducir la presión que ejerce un segmento de la
sociedad. Solo apunta a descomprimir la inmediatez y exigencia mediática y a
captar apoyo electoral.
Gran
parte del problema radica en las profundas desigualdades sociales de estos
tiempos. El mayor asesino serial de todos los tiempos, anda suelto por las
calles del mundo, es el hambre y la malnutrición, matando 26 mil niños por día.
Y no hay ninguna responsabilidad de los
menores de edad en ello. Hablamos de mayores que son responsables de la muerte
de 26 mil niños al día.
La
disyuntiva es: convertir el sistema de justicia en un instrumento contra los
pobres, utilizar la represión para apartar a los menores pobres; o políticas
que otorguen posibilidades de inclusión social, que apueste a otra sociedad,
más democrática y con mayores niveles de equidad.
No
hay rehabilitación posible sin políticas que apunten a reducir la inequidad, si
no hay políticas de empleo digno que habiliten la integración social de los
excluidos, y entre ellos de los jóvenes pobres.
No se
rehabilita profundizando la exclusión e inadaptación, sino al contrario,
haciendo que el joven se responsabilice por sus actos, garantizando sus
derechos.
El
problema de la delincuencia juvenil no se puede reducir al facilismo "los
sacamos de las calles, los encerramos". Si por algún milagro se lograra
encerrar de una sola vez a todos los jóvenes de entre 16 y 18 años, el delito
seguiría tan campante.
Estamos
hablando de ciudadanos, que tienen derechos, y que son parte de la generación
de recambio de nuestro país. O trabajamos desde la perspectiva de Derechos para
la promoción social o generamos mayores niveles de exclusión, y con ello
seguramente cosechemos una sociedad más violenta e insegura para nuestros
hijos.
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