¿DEMOCRATIZAR EL FRENTE AMPLIO?





Se ha escuchado mucho por estos días hablar sobre la necesidad de “democratizar” el Frente Amplio. Y cuando se dice esto, se habla de modificar su estructura orgánica y sus estatutos. Y uno no tiene más remedio que preguntarse si cuando se habla de democratizar se está hablando de “hacer democrática una cosa que no lo es”, que sería una posible definición de “democratizar”. Porque si es a esto a lo que se refieren, habría que decir que no estamos en absoluto de acuerdo, y que en este país no debe haber –y seguramente no lo haya en muchas otras partes del mundo- un partido político más democrático que el Frente Amplio. Un frente que contempla en su estructura orgánica la participación de partidos políticos de orígenes e ideologías absolutamente disímiles, junto a ciudadanos independientes, que es coalición y movimiento, pero que además incluye en la participación a todo el universo de votantes de su colectividad. De manera que no aceptamos en absoluto que se diga que el Frente Amplio no es democrático.
Si de lo que se quiere hablar es de la necesidad de “mejorar” la democracia interna del FA, sin duda vamos a estar de acuerdo, siempre es posible mejorar, pueden contar con nosotros para ello. Ahora bien, hablemos entonces de cuáles son las instancias internas que se pueden mejorar en cuanto a su calidad democrática. Porque lo que hemos escuchado hasta ahora parece ir en sentido contrario.
PARA DEMOCRATIZAR
Siempre ha sido un valor apreciado para la izquierda en nuestro país, como señal de democracia, la participación. La fórmula podría ser: a mayor participación, mayor democracia. Por eso decíamos en el año 71, en la declaración constitutiva del Frente Amplio: “Contraer en este mismo acto, el formal compromiso de establecer un programa común, ceñirnos a él en la lucha fraternal y solidaria colaboración, así como actuar coordinadamente en todos los campos de la acción política, sobre la base de que atribuimos al pueblo, organizado democráticamente, el papel protagónico en el proceso histórico. Establecer que esta coalición de fuerzas -que no es una fusión y donde cada uno de sus partícipes mantiene su identidad-, ha de estar dotada de una organización con núcleos de base y autoridades comunes, mandato imperativo y demás mecanismos de disciplina que aseguren el cumplimiento efectivo de los compromisos y postulados convenidos. Declarar que el objetivo fundamental del Frente Amplio es la acción política permanente y no la contienda electoral ; al mismo tiempo afrontará unido las instancias comiciales, con soluciones honestas y claras que restituyan a la ciudadanía la disposición de su destino, evitando la actual falsificación de su voluntad. En función de estos principios y objetivos convocamos al pueblo a incorporarse al Frente amplio y a participar activamente en la lucha y en los trabajos que emprendemos” (*). (Dicho sea de paso, no pudimos encontrar en la página del FA, entre los documentos fundacionales, la Declaración Constitutiva).
De manera que cuando uno escucha hablar de democratizar al frente amplio, piensa inmediatamente que lo que se busca es una forma de que el pueblo organizado tenga un papel aún más protagónico, dado el sitial que en la izquierda le atribuimos en el proceso histórico. Uno piensa inevitablemente que lo que se busca es profundizar aquello de “la acción política permanente”, el pueblo organizado y participando, haciéndose dueño de su propio destino, y no lo electoral. Y reiteramos, si es de eso de lo que se habla, entonces cuenten con nosotros.
LA POBREZA DE LAS PROPUESTAS
Sin embargo, todavía no hemos escuchado propuestas en ese sentido, y las pocas que se han escuchado parecen ir en el sentido exactamente opuesto, cuando no demuestran un desconocimiento de cómo funciona el Frente Amplio.
Porque por ahí se ha escuchado decir que una buena forma de democratizar el Frente Amplio es que sus autoridades se elijan a padrón abierto, es decir, que puedan votar todos los frenteamplistas. Pues bien, el Congreso, que es la máxima autoridad del FA no puede elegirse en elecciones a padrón abierto puesto que es un Congreso de delegados, que antes de ser electos se reunieron previamente para estudiar y discutir el orden del día y los documentos previos, etc. El órgano que actúa como máxima dirección entre Congreso y Congreso, el Plenario Nacional, ya se elige actualmente a padrón abierto y con adhesión simultánea. Esto es, cualquier ciudadano, cualquier votante, puede presentarse el día de las elecciones internas y participar haciéndose adherente en ese momento. Un adherente de un Comité, si va el 25 de agosto y quiere elegir las autoridades de su Comité, no puede hacerlo si no tiene determinada antigüedad como adherente y si no se encuentra al día en su cotización. Sin embargo, cualquier ciudadano puede elegir el Plenario Nacional, aunque se adhiera ese mismo día y aunque nunca hubiese aportado nada al FA. Pero se plantea como un gran aporte a la democratización del FA que la elección de sus autoridades se haga a padrón abierto (¿?). Algunos agregan que el presidente del FA se pueda elegir también a padrón abierto (hoy lo elige el Congreso). Puede ser, habría que discutirlo, nosotros preferimos que sea elegido en una discusión interna. Elegir el presidente de una fuerza política tiene más que ver con definir el perfil del mismo, por saber si cuenta con el consenso de la mayoría de los sectores, por saber de sus cualidades negociadoras y componedoras, etc. Preferimos entonces que la elección del mismo pase por definiciones internas, antes que por la imposición de una mayoría en una elección, tal vez impuesta por los medios de prensa o por los fabricadores de imagen. Sea como sea, no creemos que aporte a la democratización.
Otra propuesta que anda por ahí, refiere a quitarle representación a las bases en el Congreso. Y aquí estamos en una propuesta que va en el sentido contrario a la profundización de la participación. Si los Comités de Base flaquean, si comienzan a disminuir su participación, entonces, en lugar de analizar las formas para que vuelvan a ser lo que fueron, en lugar de estudiar las formas de hacerlos más habitables, pero también de hacer que sus opiniones sean más escuchadas y atendidas, en lugar de eso, lo que se propone es recortarles su participación en los organismos de dirección. Además, no está muy clara la cuestión en cuanto a contenidos. Porque al parecer todo se resolvería haciendo que el Congreso se componga de mitad bases y mitad sectores. Pero los delegados de base que participan en un Congreso, tienen determinadas exigencias; las asambleas del Comité al que pertenecen deben haberse reunido previamente a discutir los documentos, y los delegados electos tienen que haber participado en esas discusiones; y además, las asambleas deben tener un quórum mínimo, en proporción a la cantidad de adherentes del Comité, entre otras cosas. Estas exigencias ¿correrían también para los sectores? ¿O los sectores simplemente les dirían a sus delegados lo que tienen que votar? Cuestiones que no forman parte de la propuesta pero que hacen al contenido, y no a la forma.
TAMBIEN BOLAZOS
Se ha dicho por ahí, que mientras los legisladores y el Presidente de la República fueron votados por cerca de un millón de personas, la actual estructura del Frente Amplio solo fue votada por menos de 3 mil personas. Cuestión que además de ser falsa, no tiene en cuenta algunas cosas. Es falsa porque la actual estructura del FA no fue votada por 3 mil personas sino por 220 mil. Pero además, no son cosas comparables. No se puede comparar una elección de autoridades nacionales y departamentales, en donde el voto es obligatorio, con una elección interna de autoridades. Si el Frente Amplio tiene un millón de votantes y en la elección interna de sus autoridades participan 220 mil (el 22%), no es algo a criticar, sino todo lo contrario, es algo a exhibir ante el mundo entero como un logro importantísimo. Por poner un ejemplo, el PT de Brasil obtuvo en las últimas elecciones casi 20 millones de votos, pero su presidente fue votado por 500 mil afiliados (2,5%) en las elecciones internas. Sin embargo, muchos se atreven a criticar a ese Plenario Nacional del Frente Amplio, y hasta se ha dicho en forma despectiva que “nadie los conoce”, como si el ser conocido fuera un mérito, como si la virtud más importante de un militante político sea estar en los medios, y no la lucha diaria y constante por las conquistas populares, por mejorar las condiciones de vida de las grandes mayorías de uruguayos.



(*) Las negritas son nuestras

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