TOUT VA TRÈS BIEN
Comenzaré
diciendo –como para que nadie se llame a engaño- que voy a disentir con la
mayor parte de los análisis posteriores a las elecciones del domingo 27 de
mayo. Mi valoración no es positiva ni nada que se le parezca. De manera que si
alguien espera escuchar aplausos, cambie de canal.
LA DIRECCIÓN DE LOS PARTIDOS
Nunca estuve de
acuerdo –y luego de esta experiencia menos que menos- con la elección de la
dirección del FA a padrón abierto con adhesión simultánea. Me parece –con total
respeto lo digo- un reverendo disparate. Las direcciones de los partidos las
eligen las estructuras de ese propio partido, como debe ser. Porque son los
militantes que día a día participan a lo largo del complejo sistema democrático
que los partidos establecen para su funcionamiento, quienes conocen a esos
militantes, y quienes pueden valorar su comportamiento, su dedicación, su
capacidad para tomar decisiones, su habilidad para generar debates, su
capacidad para buscar acuerdos y consensos, su historia personal y partidaria,
sus relaciones con los diferentes sectores, y tantas otras características que
debe tener un dirigente. Cuando las
direcciones partidarias se ponen a votación a padrón abierto y con adhesión
simultánea, lo que pone en consideración, no es ninguna de las características
antes mencionadas, sino aquello que el votante puede percibir por lo que le
cuenta la propaganda, por la cartelería mejor lograda (fotoshop mediante), o
por la adhesión partidaria previa, esto es, si soy simpatizante del sector tal
o cual, votaré al candidato del sector tal o cual, o por los candidatos que
este sector promueva. Y claro, esto no garantiza que en la dirección del
partido estén los mejores dirigentes, sino solo aquellos que han sido mejor
promovidos, que no necesariamente coinciden.
LO HECHO, HECHO ESTÁ
De todas
maneras, lo hecho, hecho está. Por las razones que fueren, triunfaron quienes clamaban
porque esto se hiciera. Desde algunas redes frenteamplistas, desde semanarios
progresistas, mediante entrevistas en radio y en periódicos y donde fuere,
dirigentes o simples frenteamplistas reclamaban que se renovaran las
autoridades de la fuerza política, y que esto incluyera al presidente del FA. Y
no solo eso; reclamaban además candidaturas múltiples, porque al parecer eso
era más democrático, y además por añadidura, era más atractivo para los
votantes frenteamplistas e iba a generar una mayor participación. Curiosamente, fue desde algunos de esos mismos sectores que surgieron luego las campañas por el voto en blanco o la abstención.
Nosotros no
estábamos de acuerdo, y en su momento lo dijimos: “Somos partidarios de las candidaturas únicas. No es una postura nueva,
siempre hemos dicho que cuando se trata de elecciones internas dentro del
Frente Amplio, preferimos llegar a acuerdos e ir con candidatos de consenso”
(El Popular, 21/2/2012). Pero se impuso otra postura, la de las candidaturas
múltiples. Decía por ejemplo Danilo Astori por esos días: "la competencia es más atractiva" para el electorado; "...si se da esa posibilidad (la de
una candidatura única) estamos dispuestos
a sumarnos a ella", dijo, aunque luego admitió que "quizás la competencia sea lo más
atractivo para contribuir a la mayor participación posible". Tampoco
era una opinión nueva, claro, ya pensaba lo mismo en 2008, cuando en las
elecciones internas fuimos con tres candidatos y logramos la peor votación
desde que se realizan esas elecciones. En esa elección interna (para elegir el
candidato a la presidencia), tuvimos menos votos con tres candidatos que cuando
fuimos con un candidato único, pero algunos dirigentes políticos no se dieron
cuenta, o se dieron cuenta y no tomaron nota, y entonces cuatro años después repiten
el mismo sonsonete: “la competencia es
más atractiva para lograr una mayor participación”. Y se vuelven a
equivocar. Pero esta vez se equivocaron con mayor profundidad que antes, y tal
vez sea por eso que nadie quiere comparar los resultados de ahora con los del
2006.
Porque si se
compara con 2006, se verá no solo que es falso que a mayor cantidad de
candidatos, mayor votación (todos los datos empíricos muestran lo contrario),
porque en el 2006 ni siquiera había un candidato único: no había candidato. En
2006, sólo se elegía el Plenario Nacional, y sin embargo, hubo 50 mil votos más
que en esta oportunidad. Lo que demuestra que era también falso que los
frenteamplistas quieren elegir al presidente. Porque no hay que olvidar que
además, esta vez se elegían los presidentes de las diferentes departamentales
del interior del país, por lo cual el elector no solo podía elegir al Plenario
Nacional (que ya lo venía haciendo), sino que ahora podía elegir también a sus
delegados a los Plenarios Departamentales (cosa que antes no ocurría en
elecciones abiertas en el interior, solo en Montevideo y Canelones), y por
añadidura a los presidentes de esas departamentales. Es decir que la oferta era
múltiple y variadísima, puesto que además en los departamentos también hubo
candidaturas múltiples para las presidencias departamentales. Y sin embargo, la
votación cayó en Montevideo, y cayó en Canelones y en 14 departamentos del
interior del país. Aún en aquellos en donde se fue hasta con cuatro candidatos
a la competencia.
Usted, estimado
lector/lectora, no encontrará en ningún medio de prensa, a ningún dirigente,
reconocer que estaban errados, que la competencia en realidad no genera mayor
participación, y que a los adherentes o simples votantes del FA no les interesa
un comino elegir al presidente del FA.
LO QUE SE ESCUCHA
Usted escuchará
decir (ya lo escuchó) a un Danilo Astori que "existe una distancia entre gobierno y el pueblo frenteamplista,
que lo percibe y por eso no tiene la participación que debería tener". Que
es exactamente lo mismo que dijo una vez finalizado el Congreso en el año 2008,
al no haber logrado ser electo como candidato a la presidencia, con palabras prácticamente
idénticas (aunque ahora la distancia es con el gobierno): “...una distancia importante entre la estructura de los órganos de
dirección del Frente y lo que podríamos llamar el “pueblo frenteamplista”, y
que no se diferencia demasiado de lo que dijo y opinó luego de que fracasó en
el Parlamento (gracias a él y al presidente) el proyecto interpretativo de la
ley de impunidad. Porque allí también expresó “…hay una distancia muy clara entre lo que piensa y resuelve la
estructura frentista y lo que piensa el pueblo frentista”. No espere otra
cosa estimado lector/lectora de Danilo Astori, el eterno interpretador de lo
que piensa el pueblo frenteamplista. En 2008 dijo que el Congreso se equivocó
porque no lo eligió a él como candidato; luego las internas le dieron la razón
al Congreso pero Astori jamás reconoció que se había equivocado. Dijo además
que iba a competir y que la competencia era buena porque provocaba mayor
participación; compitieron tres candidatos y la votación fue peor que cuando
fuimos con candidato único, y además votamos peor que el Partido Nacional, pero
Astori tampoco reconoció que se había equivocado. Ahora volvió a repetir la
misma canción: mayor competencia=mayor participación, y se volvió a equivocar, con
cuatro candidatos votamos peor que sin candidato alguno, y obviamente que no lo
reconocerá.
A pesar de que
al comienzo de la campaña muchos dirigentes expresaban que había que llegar a
los 200 mil votos, y a pesar de que a medida que se avanzaba en la misma y se
captaba la sensación térmica el número se ajustaba a la baja, usted no
escuchará a ningún dirigente decir que 52 mil votos menos que en el 2006 es una
mala señal. Al contrario.
Usted escuchó
decir, que "en los lugares donde se
había perdido la intendencia (Salto y Florida) parecería que las heridas se
sanaron y se obtuvieron más votos". Si perdí votos en la mayoría de
los departamentos, no importa, pongo como ejemplo de lo bien que nos fue el de
dos de los tres departamentos que tuvieron una mejor votación que en 2006.
Listo. Usted escuchó decir que "fue
un muy buen resultado, porque la expectativa inicial era muy incierta por el
nivel de desmovilización que tenía el Frente”. Esto es: la expectativa era
incierta, porque estábamos desmovilizados, y la realidad demostró que lo que
temíamos era cierto, por lo tanto: muy buen resultado. Fantástico. Usted escuchó
decir que los 170.000 frenteamplistas que concurrieron a las urnas son una "muy buena señal" para la
izquierda. "Teníamos una
desmovilización muy grande en Uruguay y en el Frente y con esta campaña muy
intensa logramos una buena votación". Aunque nadie le explicó por qué
es una buena señal que a la fuerza política que gobierna este país desde hace 7
años, y supuestamente haciendo un gobierno fantástico, la vote cada vez menos
gente, instancia electoral tras instancia electoral. Si esas son las buenas
señales, no quisiera ver las malas.
Usted escuchó
decir que no se puede comparar esta instancia electoral con la de 2006, porque "hay un desgaste normal del
gobierno" tras siete años de gestión. O esto otro, de un dirigente
diferente: "en 2006 la situación era
otra, hacía un año que se había empezado a gobernar y no había casi desgaste”.
Y nadie le
explicará por qué Hugo Chavez, que fue electo por primera vez en el año 1998
obtiene elección tras elección un porcentaje mayor de adhesiones. Ni nadie le
explicará por qué la revolución cubana después de más de 40 años cada vez que
convoca al pueblo participa por millones. Cuando uno recurre a los ejemplos en
el mundo, no parece tan “normal” el desgaste en el gobierno. Aún para la
socialdemocracia.
Usted tal vez
escuchó, estimado lector/lectora a un solitario Botinelli que dijo algo
parecido a lo que siento yo, aunque tal vez por motivos diferentes: "El Frente lejos de felicitarse debería
preocuparse por estos resultados".
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