EL GOLPE FASCISTA EN CHILE Y LOS PREMIO NOBEL DE LA PAZ
Barack Obama es el cuarto presidente de Estados Unidos que recibe el Premio Nobel de la Paz. El primero fue Teodoro Roosevelt, en 1906, quizás como premio por establecer para América Latina la política del ''Gran Garrote'' que inauguró una época de intervenciones militares de Estados Unidos en el Caribe. Entre ellas, la invasión a Cuba en 1902 y la instalación de la Enmienda Platt en la Constitución cubana con la cual se pretendía legalizar la intervención de Estados Unidos en los asuntos internos de la isla.
Roosevelt adjuntó a la Doctrina Monroe el corolario que lleva su nombre y que permitía a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos actuar como ''policía internacional'' ante cualquier conflicto que surgiera en América Latina. Así, además de Cuba, apoyó la intervención imperialista europea contra el gobierno de Cipriano Castro en Venezuela en 1902, y ordenó la invasión de la armada de Estados Unidos en República Dominicana en 1905, entre otras importantes acciones por la paz.
Después de Roosevelt, el premio
fue adjudicado a Woodrow Wilson en 1919. Entre sus méritos se encuentra la
firma con Nicaragua el Tratado Bryan-Chamorro, que vulneraba la soberanía
nicaragüense, y también la intervención militar en Haití, en 1915. sometiéndolo
a este país a una situación colonial por 18 años, y provocando la muerte de
miles de haitianos por la represión desatada. Además, y al igual que Roosevelt
ocupó militarmente República Dominicana en 1916. Pareciera que esta es una
condición para obtener el Premio Nobel de la Paz.
En 1973, ya no lo recibe un
presidente, sino Henry Kissinger, Secretario de Estado en el gobierno de
Richard Nixon. Entre las acciones más destacadas de Kissinger están su
colaboración y apoyo para las violaciones de los derechos humanos por la
dictadura militar que se entronizó en Argentina en 1976, la organización,
dirección y financiamiento del golpe de estado contra Salvador Allende en Chile
en 1973 y el posterior sustento político internacional de la dictadura de
Pinochet. Además se conoce su papel como soporte de la dictadura de Suharto en
Indonesia y la autorización para el bombardeo sobre población civil en Vietnam,
Laos y Camboya durante la guerra de liberación de esos pueblos en los años 70.
En 2002 también fue distinguido Jimmy Carter, el gran generador de las tensiones
planetarias que elevaron las ventas de armas en todo el mundo durante este
período; el que se negó a ratificar los Tratados SALT-2 con la Unión Soviética para
reducir el arsenal nuclear, y por el contrario jugó un papel destacado en la
renovación del arsenal nuclear de Estados Unidos y de la OTAN, razones que lo
deben haber hecho merecedor del Premio.
Finalmente lo obtiene Obama, en
momentos en que EEUU ocupaba Afganistán e Irak, y preparaba nuevos atropellos a
escala planetaria.
EL GOLPE FASCISTA EN CHILE
EL GOLPE FASCISTA EN CHILE
El proximo 11 de setiembre se
conmemoran los 40 años del golpe militar fascista en el hermano país. Si Augusto
Pinochet merecía ser detenido, enjuiciado y castigado por asesinato en masa,
¿por qué no aquellos que lo prohijaron, lo controlaron y lo protegieron? ¿Por
qué Henry Kissinger, el entonces director de la CIA Richard Helms, y otros
oficiales del gobierno de los E.E.U.U., los cuales inspiraron, dirigieron y
apoyaron el golpe de estado militar en Chile en 1973 siguen –y posiblemente
seguirán- impunes?
Apenas Pinochet fue detenido
Londres, y solicitada su extradición a España, la administración de Clinton se
opuso a su extradición, seguramente por su preocupación de que un proceso
público en España sacara a la luz la extensa implicación de las agencias de
inteligencia de los E.E.U.U. en las acciones sangrientas de Pinochet.
La toma del poder por Pinochet el
11 de septiembre de 1973 fue el producto de una prolongada campaña de los
E.E.U.U., de manipulación política y desestabilización en Chile. En 1964 la
administración de Johnson invirtió diez millones de dólares en una campaña
secreta para asegurar la elección del demócrata cristiano, Eduardo Frei, como
presidente contra el candidato del Partido Socialista, Salvador Allende.
En 1970, con Frei inelegible para
sucederse a sí mismo y Allende el favorito para ganar las siguientes
elecciones, Chile se convirtió en un problema para la administración de Nixon.
La implicacncia de los E.E.U.U.
en el planeamiento del golpe, comenzó incluso antes de la victoria de Allende
en las elecciones, con planes de acción preparados para la consideración de
Kissinger. Un grupo de oficiales que trabajaban bajo la dirección de la CIA
llevó a cabo el asesinato de general Rene Schneider, un oficial pro-Allende, en
una tentativa fracasada de provocar un pleno golpe antes de que Allende pudiera
alcanzar el poder.
El Embajador de los E.E.U.U.,
Edward Korry, recomendó una urgente operación secreta de la CIA para preparar
un preventivo golpe de estado militar. Kissinger declaró, "no veo porqué
tenemos que mantenernos al márgen y observar a un país convertirse en comunista
debido a la irresponsabilidad de su propio pueblo." Pero él y el director
de la CIA, Helms, bloquearon el propuesto golpe por considerarlo irrealizable
antes de las elecciones; necesitaban más tiempo.
Allende ganó las elecciones y su
victoria precipitó un movimiento masivo de la clase obrera y de los campesinos
pobres de inmenso potencial revolucionario. En los siguientes tres años, hubo
seis tentativas fracasadas de golpe por parte de la derecha, la mayoría de
ellas con ayuda directa americana.
Un cable de la CIA del 16 de octubre
de 1970, explica los objetivos del gobierno de los E.E.U.U.: "es la
firme y contínua política que Allende sea derrocado por un golpe .... Debemos
continuar generando la presión máxima hacia este fin utilizando todos los
recurso apropiados. Es imprescindible que estas acciones sean ejecutadas
clandestinamente y bajo seguridad para ocultar bien la mano americana y del
USG."
La CIA estableció una organización fascista, Patria y
Libertad, dirigida por un antiguo empleado en relaciones públicas de Ford Motor
Company, Federico Willoughby McDonald, que se convirtió en secretario de prensa
de Pinochet después del golpe. Patrocinó la operación Djakarta, un plan para el
asesinato sistemático de líderes del Gobierno de Unidad Popular de Allende. La
organización fue así nombrada en honor al éxito más sangriento de la CIA, el
golpe militar en Indonesia en 1965, durante el cual un millón de personas
fueron asesinadas.
Como lo había hecho anteriormente en Indonesia, la CIA
ayudó a los militares en Chile a componer listas de gente a ser exterminada. El
10 de septiembre de 1973, día antes de que la junta atacara, los nombres de
3.000 líderes de alto nivel y 20.000 de nivel medio de organizaciones populares
-sindicatos, grupos estudiantiles, grupos de arrendatarios, comités campesinos,
grupos de derechos y libertades civiles, partidos políticos izquierdistas-
fueron distribuidas a los escuadrones de la muerte. Prácticamente todo aquél
que no huyó del país fue cazado y asesinado.
En testimonio posterior ante un
comité del congreso a puerta cerrada, el antiguo director de la CIA, Guillermo
Colby, dijo que las ejecuciones en masa habían logrado "algún bien"
al hacer la guerra civil en Chile inverosímil. Colby había seguido una lógica
semejante en Vietnam, supervisando el programa Phoenix bajo el cual 20.000
sospechosos de resistir la intervención militar de los E.E.U.U. fueron
asesinados.
En su biografía, Kissinger negó que el gobierno de los E.E.U.U. desempeñara papel alguno en el golpe de estado, descartando descaradamente este bien documentado hecho como "un mito de inspiración comunista." Aun así no pudo evitar el solidarizarse con el régimen de Pinochet, escribiendo: "Los militares chilenos habían salvado a Chile de un régimen totalitario y a los Estados Unidos de un enemigo."
Lo cierto que la impunidad de
estos Premio Nobel, o la impunidad de los genocidas como Bush, dejan abiertas
las puertas para que nuevos Premio Nobel, también genocidas, sigan apestando
este mundo. No es de descartar que un nuevo genocidio sea iniciado por el Nobel
Obama cuando se conmemore el golpe fascista en Chile.
En su biografía, Kissinger negó que el gobierno de los E.E.U.U. desempeñara papel alguno en el golpe de estado, descartando descaradamente este bien documentado hecho como "un mito de inspiración comunista." Aun así no pudo evitar el solidarizarse con el régimen de Pinochet, escribiendo: "Los militares chilenos habían salvado a Chile de un régimen totalitario y a los Estados Unidos de un enemigo."
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