EMPEZÓ LA CAMPAÑA DE GUANTE BLANCO
En enero de 2009, pasado el
Congreso del Frente Amplio en el que se definieron el Programa y las
precandidaturas para las elecciones internas, algunos connotados periodistas y
analistas políticos decían cosas como estas: “:“La militancia de los
comités de base, al menos ésta, la del siglo XXI, y no sólo los comunistas y
tupamaros, no lo llevan a Danilo y parece evidente que prefieren perder con los
blancos que votar a Astori” (Alberto
Grille, en Caras y Caretas). Afirmación por demás irresponsable y desubicada (y
por cierto dolorida, al no haber ganado el candidato que se apoyaba). Claro, la
afirmación corriente en los meses previos al Congreso, era que había una
candidatura “cantada” y “ganadora”, la de Danilo Astori. Quien se opusiera a
esa candidatura, le hacía el juego a la derecha, y trabajaba por la derrota del
FA.
Sin embargo, los
frenteamplistas en el Congreso se inclinaron por otro candidato (José Mujica),
y luego en las internas ratificaron esa elección. Los frenteamplistas no se
dejaron arrear con el poncho, vieron que Astori era la continuidad de una
política económica y de un proyecto de país que no querían, entendieron que
había que dar un giro hacia la izquierda, modificaron el programa que venía
propuesto y eligieron un candidato con un perfil más hacia la izquierda. Nada
pasó; el FA volvió a ganar las elecciones y no se vino el mundo abajo. Es claro
que el rumbo no viró necesariamente hacia la izquierda como la mayoría de los
frenteamplistas quería, pero ese es otro cantar (que tiene que ver mucho con
los acuerdos que se tejieron para conformar la fórmula) y no es el objetivo de
esta nota. Ahora la historia parece repetirse.
OTRAS OPINIONES
También escribía por ese
entonces, en Montevideo Portal, el publicista Esteban Valenti, quien
manifestaba que se equivocó y feo, y decía: “Hace dos semanas escribí que
“Tenía confianza” que, finalmente, los frenteamplistas encontraríamos el camino
para buscar la mejor fórmula para ganar las elecciones en octubre del 2009”. Agregaba
que -luego del Congreso- “ha quedado demostrado un divorcio
extremadamente peligroso entre las estructuras y la sociedad...”. Valenti
dijo también que se llegó a la elección de Mujica como candidato porque “se
sabía perfectamente que del otro lado lo que había eran fuerzas y sentimientos
auténticamente frenteamplistas y que nadie pondría en duda ni en peligro la
unidad”.
El planteo de Valenti era claro:
1) la mejor fórmula (algunos decían única) era la que él proponía, y si los
frenteamplistas elegían otra, no era que habían elegido la mejor...era que él
se había equivocado pensando que el Congreso iba a elegir la suya; 2) si las
estructuras no eligen lo que él quiere, entonces hay un divorcio entre las
estructuras y la sociedad (entendiéndose por sociedad a Valenti y todos los que
apoyaban las otras candidaturas); 3) en el Congreso había dos lados, en uno de
ellos se ubicaban fuerzas y sentimientos auténticamente frenteamplistas y
unitarios (obviamente, los que apoyaban la candidatura de Astori), y en el otro
los malos, los que apoyaban una candidatura diferente.
Claro que todo lo que dijo fue
una sarta de disparates, no había ningún divorcio con la sociedad, puesto que
la sociedad frenteamplista ratificó en las internas lo que había decidido el
Congreso, pero Valenti nunca reconoció (ni reconocerá) que estaba equivocado.
Cosa que no es de extrañar, claro.
AHORA CONTRA CONSTANZA
Ahora, Esteban Valenti la
emprende contra quienes se atreven a desafiar una “candidatura cantada y
ganadora”. Entre otras linduras sibilinas, Valenti tira la siguiente reflexión
(artículo en Uypress, “Tenemos Papa y Papisa”): “Se podría decir que la
senadora Moreira, tiene una aproximación directamente a la presidencia, primero
del FA y ahora de la República. Nada que objetar, se lo habrá conquistado con
sus méritos”.
Al parecer, sería un
pecado aspirar a la presidencia de la República sin haber pasado no se sabe por
cual calvario político. Habría que revisar archivos de muchos años hacia atrás,
para ver si Valenti dijo lo mismo cuando en el 71 el Frente llevó como
candidato a Liber Seregni, por ejemplo, ya que esa también sería una
“aproximación directa a la presidencia”. O si dijo lo mismo cuando en el 84 el
FA presentó la candidatura de Juan José Crottogini, otra “aproximación directa
a la presidencia”. Seguramente que no, que no lo dijo, y que lo dice ahora con
el simple objetivo de desmerecer la aspiración de dicha candidatura.
Por otro lado, Valenti sabe las
intenciones de quienes apoyan la candidatura de Constanza Moreira. Dice que “Desde
el grupo que lo apoya, (...) y la propia senadora Moreira, fundamentan su
presentación en la necesidad de la renovación generacional, en el aporte de una
visión diferente y de una experiencia diversa en la incorporación a la
militancia. También se propone incorporar otras sensibilidades que no están de
acuerdo con la candidatura de Vázquez”. Y agrega: “En realidad este
es el argumento y la razón principal casi única. Aunque ahora todo
es dulzura”.
Y en eso tiene algo de
razón. Hay una enorme cantidad de frenteamplistas que no están en absoluto de
acuerdo con la candidatura de Vázquez, y de hecho esa es la principal razón por
la que surge una candidatura alternativa. ¿Eso está mal? No, es razonable, es
bueno que suceda, y se diría que es imperioso que suceda. Porque existe una sensación
muy difundida (y en muchos una certeza) de que el rumbo del FA se aleja cada
vez más de sus objetivos originales, y de que una nueva candidatura de Vázquez
sería un envión más hacia ese alejamiento.
Valenti se hace una pregunta: “¿Acaso
todas las fuerzas políticas que apoyan a Vázquez, son iguales, piensan lo mismo
sobre todos los temas, no han tenido y tendrán diferencias con Vázquez y entre
ellas y tiene que venir alguien a expresar esas diferencias?”
Yo le respondo así: Las
diferencias que puedan existir entre las fuerzas políticas que apoyan a
Vázquez, si existen, son de matices, pero seguramente no tengan diferencias con
Vázquez, al menos no diferencias radicales, si no, no lo apoyarían como
candidato. Las diferencias que tienen con Vázquez quienes promueven una
candidatura alternativa, son sustanciales, y por eso tiene que venir alguien a
expresar esas diferencias, claro que sí.
CONSTANZA ES UN JUEGO
Valenti dice que apoya a Vázquez,
pero si le preguntan “¿Por qué no apoyo a otra candidata? Voy a responder
claro y fuerte: no me gusta juguetear con las cosas fundamentales de la
política, las que tienen que ver con toda mi vida y la vida futura de los
uruguayos. Quiero tener un candidato que haya demostrado con su trayectoria y
su capacidad, su condición de dirigente y de presidente y lo apoyo en su
complejidad, en su densidad y en la mayoría abrumadora de los acuerdos que
tengo con él y también considerando los desacuerdos. (...) No voy a apoyar a
otra opción porque no he comprobado en trayectorias políticas o parlamentarias,
capacidades de dirección, experiencia mínima de encabezar y liderar algo tan
importante como el Frente Amplio y menos al país. Y tampoco juego con esas
cosas”.
Como queda
meridianamente claro, si uno es serio, debe apoyar a Vázquez; si a uno le gusta
juguetear con la política y con la vida de los uruguayos, apoya a Moreira. Por
eso, le exige al candidato “trayectoria” en su condición de dirigente y de
presidente. Esto es, un candidato a la presidencia, para Valenti, solo puede
ser alguien que ya haya sido presidente (no se puede tener trayectoria como
presidente sin haber sido presidente). Pero también me hago una pregunta
similar a las que me hice más arriba: ¿Será que Valenti exigió trayectoria a
Tabaré Vázquez cuando lo votó a la intendencia de Montevideo? ¿cuál era la
trayectoria política de Vázquez en ese entonces? Ninguna, claro está. ¿Cuál era
la trayectoria política o como presidente de Liber Seregni cuando Valenti lo
votó en el 71? Ninguna, claro está, porque los militares no pueden participar
en política. Ni que hablar de una “trayectoria parlamentaria”. Creo que salvo
Mujica, ninguno de los candidatos a presidentes que ha tenido el FA en su
historia tuvo una trayectoria parlamentaria previa. No la tuvo Seregni, ni Crotoggini,
ni Vázquez. Sí la tiene Constanza Moreira.
Valenti finaliza su
diarrea verbal acusando a los promotores de la candidatura de Consanza de
engañar a la gente y de fabricar una operación política“si por una de
esas casualidades de la historia esa fuera nuestra candidata a la presidencia.
¿Alguien lo cree realmente? Y entonces ¿Por qué se lo queremos hacer creer a la
gente, a los ciudadanos?(...) los que la promueven no tienen la menor intención
de que sea la presidenta de la República. Eso si, es una operación de algunos
grupos políticos que a falta de otro mecanismo para aparecer, se encontraron en
el entrevero con una coartada”.
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