LUCRANDO CON LA NIÑA BONITA?


La consigna enviada esta semana por el semanario VOCES, era la siguiente:

Días atrás el Presidente Mujica se refirió a ciertas prácticas comerciales con adolescentes llevadas a cabo por parte de agencias de viaje calificándolas como moralmente delictivas.
De inmediato surgieron reacciones, desde la gremial de las agencias de viaje se calificó la reflexión presidencial  como una barbaridad, mientras las redes sociales hervían de comentarios.
¿No asiste razón al Presidente y ciertas empresas utilizan técnicas que aprovechan las debilidades de los adolescentes para inducirlos a sentir la necesidad por determinados consumos?
¿Tiene lógica que se presione a una familia a que se endeude disparatadamente para festejar los quince años de su hija? ¿Dónde deben estar los límites y quién debe administrarlos?                     
¿Pueden permitir los centros educativos estas prácticas que muchas veces comienzan dentro de ellos? 
¿Sólo lo ilegal es condenable o puede existir la condena moral de la que habla el Presidente?
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Este es mi artículo, publicado en VOCES

UNA GALOPANTE CONTRADICCIÓN

Sin duda existen conductas que, sin ser ilegales, la sociedad puede considerar inmorales. Y sin duda existen empresas que utilizan técnicas que aprovechan las debilidades de niños y adolescentes para inducirlos a sentir la necesidad por determinados consumos, y eso no es ilegal.
Tampoco es ilegal que el presidente trate de vagos o de ignorantes a los uruguayos, o que diga que los docentes "se creen superiores porque leyeron cuatro libritos", o que los empleados públicos son “trabajadores con coronita”, etc. Eso tampoco es ilegal.
¿Qué la conducta de esas agencias de viaje es condenable? Sí, lo será para algunos, para otros será muy interesante y digno de imitación, y a otros les será indiferente. Si al presidente le parece condenable puede legislar al respecto.
Pero lo que el presidente debería saber, es que lo que él critica reiteradamente desde hace tiempo -el consumismo- es un producto del sistema capitalista, capitalismo que su gobierno promueve y defiende (en su forma neodesarrollista) –aunque quiera adosarle el rótulo “con rostro humano”-.
El factor clave en el sistema capitalista es el consumo, elemento vital del sistema. En el capitalismo no tiene sentido producir si no se consume lo producido. Es el capitalismo de consumo. El consumo es, por tanto, una necesidad básica para el buen funcionamiento del sistema. Y la publicidad juega un papel central en todo esto: es la encargada de desarrollar nuevas necesidades en el individuo, mediante el componente simbólico-social que va asociado al producto.
El consumismo es una forma de pensar según la cual el sentido de la vida consiste en comprar objetos o servicios. Esta forma de pensar se ha convertido en la principal ideología que sostiene al sistema capitalista. Es una sociedad que necesita más consumidores que trabajadores. Una sociedad donde un mismo trabajador, y aún los no trabajadores, deben ser personas que consuman el mayor número de productos posibles, así como servicios y cualquier otra cosa que pueda ser puesta en circulación y venta en el mercado por los poseedores de los medios de producción capitalistas.

La galopante contradicción es que el presidente hace su continua perorata contra el consumismo, pero su gobierno –a través del BROU- habilitó a los jóvenes entre 14 y 17 años a abrir cuentas, disponer de una tarjeta de débito y realizar pagos contra la misma por sí solos. El presidente despotrica contra el consumismo pero promueve la bancarización y las tarjetas de débito. El presidente duda de la moralidad de algunas agencias de viaje, pero su ministra de turismo dice –sobre el mismo tema- que “es bueno saber que nuestro Ministerio valora y mucho el rol de las agencias de viaje y los demás actores del turismo, cuyo rol beneficia a la economía en su conjunto con su importante contribución en la generación de mayores niveles de ingresos de divisas y también en la creación de empleos”. Esto es, el gobierno valora su rol capitalista de promover el consumo del turismo para generar divisas y empleos con lo cual generar más y más consumo.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
FELICITACIONES POR LA RESPUESTA
Lo que el presidente debería saber, es que lo que él critica reiteradamente desde hace tiempo -el consumismo- es un producto del sistema capitalista, capitalismo que su gobierno promueve y defiende (en su forma neodesarrollista) –aunque quiera adosarle el rótulo “CON ROSTRO HUMANO ”-.
El factor clave en el sistema capitalista es el consumo, elemento vital del sistema. En el capitalismo no tiene sentido producir si no se consume lo producido. Es el capitalismo de consumo. .
El consumismo es una forma de pensar según la cual el sentido de la vida consiste en comprar objetos o servicios. Esta forma de pensar se ha convertido en la principal ideología que sostiene al sistema capitalista.
La galopante contradicción es que el presidente hace su continua perorata contra el consumismo, pero su gobierno –a través del BROU- habilitó a los jóvenes entre 14 y 17 años a abrir cuentas, disponer de una tarjeta de débito y realizar pagos contra la misma por sí solos.
El presidente despotrica contra el consumismo pero promueve la bancarización y las tarjetas de débito.

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