RESTRUCTURA DEL FRENTE AMPLIO: ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Cómo? ¿Cuándo?


Los reclamos de modificar la estructura orgánica del Frente Amplio no son nuevos. Hace ya mucho tiempo que se viene hablando de ello, aunque hay que decir que el tema sufre flujos y reflujos, y surgen como nuevos impulsos cada vez que alguien se ve defraudado en sus expectativas. Ahora, luego del proceso de selección del candidato a la Intendencia de Montevideo, el tema está nuevamente sobre la mesa. Nosotros no rehuimos la discusión, siempre estaremos dispuestos a analizar las formas en que podemos mejorar el funcionamiento orgánico del FA, las formas en que podamos dar cada vez más y mejor participación al frenteamplismo militante, a ese pueblo que quiere avanzar hacia mejores condiciones de vida para los uruguayos. La cuestión es que nos gusta discutir sobre la base de propuestas y no sobre discursos. En nuestro artículo de la pasada semana decíamos: “¿Por qué de un tiempo a esta parte se escucha permanentemente críticas a las decisiones tomadas por los organismos del FA (Congreso, Plenario, etc..) y nunca se escucha una propuesta que sustituya lo que los Estatutos disponen?"
LO QUE SE HA DICHO
Es muy común escuchar a algunos compañeros decir que hay que renovar la estructura porque el tiempo ha pasado, el mundo y el país han cambiado, y por lo tanto el Frente Amplio debe acompañar esos cambios. Ahora bien, es necesario hacer en primer lugar una aclaración imprescindible, porque la afirmación, tal cual se hace, da la idea de un Frente Amplio que se quedó anclado en el 71 manteniendo el mismo funcionamiento y la misma forma de pensar de hace 39 años. Y la realidad nos dice que eso no es así, que del año 71 a la actualidad, la estructura orgánica de nuestra fuerza política no ha permanecido incambiada, y permanentemente se le han hecho ajustes. Sin ir más lejos, los Estatutos, que ya habían sido modificados en 1992, fueron nuevamente renovados en el Congreso del año 2006 por amplísimas mayorías. ¿Cuáles son los cambios que han ocurrido y que justifican que el Frente Amplio cambie su estructura orgánica o su forma de actuar, y cuáles son las ideas que acompasarían esos cambios? Hasta ahora no han aparecido propuestas al respecto. Hemos leído en la prensa a compañeros que dicen: “El Frente Amplio surge entonces, con candidatos únicos y programas únicos, la realidad ha cambiado y en más de un departamentos se ha adoptado la candidatura múltiple…”. Y la pregunta que nos hacemos es ¿cuál es la realidad que ha cambiado y que justifica que ahora sí vayamos con candidaturas múltiples? Porque en nuestra Declaración Constitutiva del año 71, decíamos: “...al mismo tiempo (el FA) afrontará unido las instancias comiciales, con soluciones honestas y claras que restituyan a la ciudadanía la disposición de su destino, evitando la actual falsificación de su voluntad”. Esto era prácticamente nuestra seña de identidad: un programa, un candidato (en ese orden). Era la forma de diferenciarnos de aquellos que pasaban un rastrillo con una variedad enorme de candidatos para todos los gustos. Y eso nos ganó la confianza y el respeto del pueblo. ¿Qué fue lo que cambió, y que transforma en algo tan natural que seamos nosotros los que ahora empuñemos el rastrillo? Queremos que se entienda lo que decimos: queremos que las afirmaciones que se hacen tengan una explicación, que estén fundamentadas. Si decimos que la realidad cambió, digamos cuáles son los aspectos claves de esa realidad que se modificó. Y si proponemos un cambio, entonces ese cambio deberá estar dirigido a acompasar esa realidad que cambió. Si no, nunca vamos a entendernos.
LAS DECISIONES ORGANICAS
Y están también los que cuestionan las decisiones de los órganos de dirección. Luego del Congreso “Zelmar Michelini”, Emiliano Cotelo le hacía una entrevista a un compañero dirigente de primera línea, quien decía cosas como estas: hay “...una distancia importante entre la estructura de los órganos de dirección del Frente y lo que podríamos llamar el “pueblo frenteamplista”. Y Cotelo le pregunta algo muy obvio: "¿Qué es el “pueblo frenteamplista”?, y el compañero responde: “El pueblo frenteamplista son los que votaron al FA en 2004, un millón largo de votantes; los que manifiestan en las encuestas de opinión hoy su intención de votar al FA; los que podrían participar en una interna, fácilmente no menos de medio millón de personas, 600.000 personas tal vez. Ahí hay una distancia importante”. Es decir, este dirigente de nuestro Frente Amplio parte de la base que la estructura del FA toma decisiones que van a contrapelo de la gran masa frenteamplista. No se sabe de donde saca esa conclusión, en que se basa para afirmarlo, es solo una sospecha, pero le alcanza para proponer que hay que modificar la estructura del FA. Otras conjeturas de entonces se demostraron también falsas, sin que nadie reconociera su error. Se decía que la competencia haría aumentar la participación, y sin embargo, con tres candidatos, la participación descendió respecto de 2004 (fue la interna con menos votantes desde que se realizan). Se equivocaron también quienes dijeron que dos eran pocos. El argumento era que muchos votantes frenteamplistas no estaban de acuerdo ni con Mujica ni con Astori, y por lo tanto ese “tercer polo” permitiría que alrededor de un 15% de ese electorado tuviera a quien votar. Ese 15 terminó en un 8, y el porcentaje de votación del FA fue inferior al que las encuestas daban como intención de voto cuando se largó la tercera candidatura. De manera que no sirve discutir en base a conjeturas.
ALGUNAS CUESTIONES A TENER EN CUENTA
En el 71, destacábamos que la existencia misma del Frente Amplio era posible “...por tener al pueblo como protagonista,...”. Para nosotros eso sigue siendo válido. El cuestionamiento permanente a los organismos del FA y a sus decisiones, el tratar de que por la vía de los hechos esos organismos pasen a ser inoperantes mientras las decisiones se toman en niveles ajenos a la orgánica (cabezas de lista, comandos, etc....) van rebajando el papel de la militancia frenteamplista, y mientras nuestra fuerza política crece en votos, no creamos ciudadanía consciente y comprometida, sino simples votantes. Porque en el fondo la discusión no es sobre formas. La discusión que hay que dar es ideológica. Esa es una de las cuestiones básicas, y la que debe ser el norte de cualquier propuesta de reforma: que tipo de sociedad queremos construir y que tipo de ciudadanía estamos generando con nuestra acción. ¿Queremos una ciudadanía comprometida y participando? ¿O solo queremos generar un ámbito en donde cada tanto tiempo los frenteamplistas concurran a las urnas para elegir candidatos? José Mujica ha sido claro al respecto: “¿Qué queremos, partido de opinión o fuerza que contenga militantes? El partido es el futuro; como yo lo concibo, es el pacto intergeneracional, es los que van a venir y van a recoger la bandera. Lo otro es la agencia de publicidad, es la consultora, son los asesores”. “¿Se precisan militantes o no? Eso es lo que hay que definir. Yo sostengo que un partido históricamente no existe si no genera militancia, si no genera pasión, si no genera compromiso en cascada” (*). Compartimos plenamente lo planteado por el Pepe Mujica, ese es el camino. Pero la duda es si esto lo han entendido así todos nuestros dirigentes. Si así fuera, estamos en muy buenas condiciones para comenzar una discusión como la que está planteada. La cuestión, es como respondemos a las preguntas del título.



(*) Semanario Brecha, 19/12/2008

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