EL PROBLEMA DE LA UNIDAD EN UNA PERSPECTIVA HISTÓRICA (Análisis de la estrategia del Partido Comunista Uruguayo a la luz de los resultados)
- OCTAVA PARTE -
Y todo esto que veníamos diciendo anteriormente
es relevante analizarlo, porque todos sabemos que sin el derrocamiento
revolucionario, el poder, los medios de producción y la riqueza que producen
los trabajadores permanecerán en manos de la burguesía. Y por lo tanto, no
existirán (objetivamente) las condiciones para la satisfacción de las
necesidades populares, se perpetuará la explotación capitalista y por lo tanto,
a la larga o a la corta se acumularán problemas para el pueblo, y el Partido
Comunista quedará expuesto, atrapado en el círculo vicioso de la incorporación
en el sistema.
El capitalismo es un sistema
históricamente anticuado y condenado a la desaparición, y ningún modo de
gestión le puede dar un rostro humano. Lo que hoy tenemos en nuestro país con
los gobiernos del FA, es la gestión liberal y socialdemócrata tradicional, la
que en algunos lugares se presenta como “de izquierda”, “de la nueva
izquierda”, “progresista” etc. y que ha provocado discusiones en el movimiento
comunista internacional.
Estos gobiernos progresistas del FA,
por un lado, profundizan el modelo actual capitalista extractivo y, por otro
lado, enarbolan un discurso político que tiene como efecto despolitizar a la
sociedad, buscando de esa manera atemperar o erradicar el conflicto social. Por
esa razón se fustiga la movilización de los docentes, o se condena las
conquistas del gremio de la bebida recurriendo al fantasma de la inflación.
La ley fundamental de la creación de
plusvalía, de trabajo no remunerado y ganancia para los monopolios que son el
corazón de la naturaleza explotadora del capitalismo, no cambia por ninguna
gestión cualquiera que sea su denominación. Esta ley, independientemente de las
fórmulas de la política implementada, determina el carácter explotador de la
economía.
Sabemos que la agudización de la
contradicción fundamental, entre el carácter social de la producción y del
trabajo por un lado, que pone en movimiento a millones de obreros, trabajadores
que producen la riqueza, y por otro lado la apropiación privada capitalista de
los resultados de este proceso, tiene su base en el poder del capital y en su
propiedad de los medios de producción.
Y sabemos también que es justamente
esta contradicción la que conduce a las crisis capitalistas, que hace que el
sistema sea más y más agresivo y reaccionario. Esto es lo que demuestra la
experiencia reciente de la crisis capitalista que ha afectado a Grecia, España,
Italia, Portugal, Irlanda y otros Estados de la Unión Europea así como los
EE.UU., Japón y otros países capitalistas según la fase del ciclo en que se
encuentra cada país.
Como bien ha señalado recientemente
el Partido Comunista griego, “Esta contradicción no puede ser superada por
ninguna fórmula de gestión del sistema, y la subestimación de la contradicción
fundamental en el nombre de las “particularidades nacionales” atrapa a algunos
partidos comunistas en posiciones equivocadas”.
Sabemos, como lo ha dicho y
reiterado en sus informes el Comité Central del PCU, que la agresividad
imperialista y la agudización de las contradicciones interimperialistas sobre
el control de las materias primas, la distribución de los mercados y de las
esferas de influencia, constituyen la base para el estallido de las guerras
imperialistas.
Esto no tiene que ver solamente con
la experiencia histórica de las épocas anteriores, (Primera y Segunda Guerra
Mundial), sino que está relacionado con decenas de guerras locales y
regionales, las guerras en Yugoslavia, Afganistán, Irak y Libia. Está
relacionado con la intervención en los asuntos internos de Siria, las amenazas
contra Irán, el peligro de una guerra imperialista generalizada en el
Mediterráneo Oriental, en el Golfo Pérsico, o en Corea. Sin olvidar que por América Latina
esa agresividad se manifiesta en situaciones como la intervención en Haití, el
golpe fallido en Venezuela, los golpes en Honduras y Paraguay, etc.
La pregunta es ¿Cuál es la respuesta
a esta situación desde el punto de vista de los intereses de la clase obrera y
de los sectores populares, desde el punto de vista del progreso social?
Y la respuesta
no puede ser otra que el desarrollo de la lucha de clases. El desarrollo de la
lucha ideológica, política y de masas por el derrocamiento de la barbarie
capitalista. El desarrollo de la lucha de clases, en primer lugar en donde nos
toca luchar, a nivel nacional, allí donde se manifiesta de manera clara y
directa la contradicción entre capital y trabajo. Así como con la coordinación
esencial a nivel internacional con los partidos comunistas y revolucionarios, y
con las fuerzas sociales que tienen interés en luchar contra el capitalismo y
contra el imperialismo.
Y la siguiente pregunta es ¿Puede el
PCU hacer su parte, la que le corresponde como “Partido de la clase obrera”,
cuando forma parte de un gobierno comprometido hasta la médula en ese mismo
sistema?
Porque la cuestión fundamental sigue
siendo la lucha por el socialismo y las exigencias que esta determina, para que
esta lucha se traduzca en la práctica en la orientación del movimiento obrero,
en el marco político que plantean los comunistas en la lucha contra la
explotación capitalista. Porque no existe otra manera de sentar en el banquillo
de los acusados al sistema de explotación, a las fuerzas del capital y sus
representantes políticos.
Porque esto no puede hacerse
promoviendo de modo general y vago el “desarrollo”, la “democracia”, el
“progreso social” sino el desarrollo (socialista) que tiene como criterio la satisfacción
de las necesidades populares sin los capitalistas y la ganancia capitalista,
con la riqueza en manos de los trabajadores que la producen.
Habrá quienes sostengan otra cosa,
pero se me ocurre que sólo en un marco en donde claramente los capitalistas y el
estado burgués que utilizan los medios más modernos de manipulación,
intimidación, represión y el oportunismo, sean visualizados como lo que son, se
puede alimentar el desarrollo de la conciencia obrera y popular, se puede
preparar y madurar el factor subjetivo para que corresponda (tanto como sea
posible) con las necesidades de la lucha de clases.
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