CARTA DE UN ARGENTINO A FIDEL
Por Martín Ogando
Buenos Aires, 26 de noviembre de 2016 Querido Fidel:
Buenos Aires, 26 de noviembre de 2016 Querido Fidel:
Entiendo que finalmente hayas decidido
descansar. Nadie ha trabajado tanto por Nuestra América, nadie ha
entregado de manera tan radical su vida, su pensamiento y su acción a la
liberación de los humildes de nuestra tierra. Entiendo, y te deseo lo
mejor en este viaje.
Comprenderás, sin embargo, nuestro
egoísmo. Tenerte acá con nosotros y nosotras nos hacía sentir todos los
días protegidos. Sabíamos que, pasara lo que pasara, podíamos contar con
tu corazón y tu abrazo protector, que surgía siempre desde allá arriba,
desde el Caribe, pero que se desplegaba fuerte hasta el extremo Sur de
nuestra Patria Grande. Sabíamos que, además de con tu amor, contábamos
con tu infinita sabiduría, con tu pensamiento atento y siempre punzante.
Ese pensamiento que, aun cuando el físico te pidió bajar un cambio,
siguió regalándonos extraordinarias reflexiones sobre este mundo cada
vez más injusto.
Nos acostumbramos a que vos fueras el
vigía, el baqueano de Nuestra América. A que vieras las cosas antes que
los demás y a que nos guiaras. ¡Cómo olvidarnos que fuiste el primero
que entendió quién era nuestro Comandante Chávez! Y uno vez que lo
abrazaste, allá en la Habana, lo acompañaste hasta el final como un
padre, ayudándolo a recorrer ese tortuoso camino de la lucha por la
liberación y socialismo.
Pero está bien Fidel. Somos grandes y
tenemos que aprender a seguir adelante. Tenemos que permitirte
descansar. Mierda que es difícil, pero lo vamos a intentar. Vamos a
intentar estar mínimamente a la altura del legado inmenso que nos dejas.
Déjame antes de irte, por favor, decirte
gracias. Ya sé que un militante revolucionario no acepta que le
agradezcan por cumplir con su deber. Ya sé… pero yo lo necesito.
Gracias porque vos SOS y serás el nombre
de la revolución en América Latina. Porque toda Nuestra América sería
distinta hoy sin esa hermosa Revolución Cubana que vos protagonizaste
junto a tu heroico pueblo. Porque tu revolución estuvo en África y las
luchas anticoloniales, en El Salvador, en Nicaragua, en Bolivia, estuvo
en nuestro Cordobazo y en nuestras guerrillas, estuvo en todo el mundo. Y
cuarenta años después volvió a estar con Chávez, con Evo, con lo que
mal o bien logramos construir en esta última década. Porque tu
revolución estuvo en ese Mar del Plata del 2005.
Y esa revolución la hiciste contra todo y
todos. Igual que Lenin y que todos los gigantes que hacen historia.
Porque supiste comprender más a tu pueblo que a los manuales del
marxismo de cartulina y de la historia oficial. Y esa es la clave de
todo revolucionario: comprender las pasiones, los dolores, las
aspiraciones, los sueños de su pueblo y ayudar a convertirlos en fuerza
arrolladora para salir de la opresión y la explotación. Vos hiciste lo
que es el deber de todo revolucionario: hacer la revolución. Y mientras
algunos se dedicaban a evaluar las inconsistencias de esa rara
revolución, vos y tu pueblo cambiaron para siempre la historia de
América Latina.
Gracias también, Fidel, porque cometiste
errores, porque te equivocaste, porque te manchaste con sangre y con
los avatares de la política de estado. Porque erraste y también
rectificaste. Gracias por ser humano. Porque necesitamos eso. No
necesitamos panteones, próceres, seres sobrenaturales que todo lo saben y
que conocen el camino de la emancipación. Necesitamos el ejemplo de
seres humanos de carne y hueso, con sus pasiones y miserias, como
nosotros y nosotras, porque SOS eso Fidel, aunque cueste creerlo. Porque
hoy, que finalmente pudimos confirmar que SOS humano, renace en medio
de la tristeza la convicción de que habrá otros como vos, de nuestro
pueblo, de nuestras tierras, que seguirán el camino de rebelarse con
furia y con amor frente a cualquier injusticia, frente a toda opresión.
Se hizo largo, disculpa. Déjame que ahora te deje una promesa. De todos nosotros y nosotras. Es lo mínimo que te debemos.
Te prometo hermano, que tus banderas,
que tu lucha por una América Latina libre, unida y socialista seguirá
flameando siempre. En nuestras manos y en la manos de millones más en
Nuestra América. Te juro que las malas que vivieron no nos van a
acobardar ni a desanimar. Al revés, nos vamos a hacer gigantes en las
malas, como nos enseñaste vos. Vamos a sacar fuerza de nuestra historia,
como hiciste vos, y vamos a vencer. Por nuestros trabajadores y
trabajadoras, campesinos, pibes y pibas, por la primera revolución
socialista de América Latina, por tu Cuba, por nuestra Cuba, porque en
necesario para la vida en este mundo, VAMOS a VENCER.
Y si alguno de nosotros no lo llega a
ver, si los tiempos se hacen un poco largos, no pasa nada. Te prometo
que trataremos de parecernos lo más posible a vos. Dejar hasta nuestro
último aliento en esta lucha, y dejar, sobre todo, millones de
militantes más que seguirán llevando nuestras banderas cuando nos toque
descansar.
Hoy llueve en Buenos Aires Fidel.
Llueve, ¿podes creer? Esas cosas de la vida que te hacen pensar que el
materialismo histórico no puede explicarlo todo. Ya sé que no te gusta
la idea, pero déjanos llorar un rato.
Chau Fidel querido. Hasta la victoria, siempre. Hasta el socialismo, siempre. Hasta siempre, hermano. ¡Venceremos!
Martín
PD: Dale un abrazo enorme de nuestra
parte a Ernesto, a Hugo, a Camilo, y a todos los compañeros y compañeras
que nos trajeron hasta acá.
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