HERMENÉUTICA POLÍTICA





El término hermenéutica, viene del griego hermen euein (interpretar), y de las funciones asignadas aldios Hermes. Porque a este le correspondía ser el mensajero que pone en comunicación a los dioses, pero sobre todo es quien se encarga de transmitir a los humanos la voluntad de los dioses. A diferencia de la adivinación, a la que acompaña un cierto estado de delirio (mantiké), al arte de la interpretación (hermeneutiké) la acompaña una sobriedad que reclama un esclarecimiento de la verdad que se transmite. Su función mediadora está cercana a la del profeta como anunciador directamente inspirado, pero se amplía también a la mediación humana.
Desde hace un buen tiempo, en la sociedad uruguaya, muchos actores políticos han desarrollado una especie nueva de hermenéutica; ésta, ya no está dirigida a interpretar y transmitir la voluntad de los dioses, sino la del electorado. Su arte es tan refinado, que a veces se parecen al propio Hermes, en la medida que son cuasi dioses que saben interpretar no solo lo que dijo el pueblo, sino también adelantarse e interpretar lo que diría “en caso de”. Aunque hay una diferencia sustancial entre éstos hermeneutas y aquellos griegos, porque aquellos, como dijimos más arriba, los acompañaba una sobriedad que reclamaba un esclarecimiento de la verdad que se transmitía, mientras que estos nuevos hermeneutas políticos simplemente se encargan de transmitir a los mortales la voluntad popular por ellos interpretada, pero nunca -jamás de los jamases- se molestan en explicar el por qué, y menos que menos se molestarán en explicar por qué se equivocaron cuando se equivocan (cosa que les sucede muy a menudo, curiosamente).
POLITOLOGOS HERMENEUTAS
Los principales hermeneutas políticos sin duda que son ciertos politólogos. Suelen predecir el comportamiento político de la gente con una habilidad espectacular (para errarle).
Puesto que en las internas el voto no es obligatorio, para que eso ocurra tiene que haber competencia real al interior de cada partido, de manera que la gente se sienta motivada a participar”, decía el politólogo Luis Eduardo González en abril de 2008. Y se equivocó de cabo a rabo. Recordemos que en 1999 hubo competencia en las internas del FA (competían Tabaré Vázquez y Danilo Astori), y el porcentaje de participación fue del 44%; en 2004 , cuando no hubo competencia interna, el porcentaje aumentó al 53%. Volvió a haber competencia en 2009 (esta vez con tres candidatos) y fue la interna con menos votantes desde que se realizan (el porcentaje estuvo en el entorno del 41%). Nadie escuchó, ni escuchará, al hermeneuta dar una explicación de por qué falló su interpretación de la voluntad de los electores.
Lo triste que algunos políticos repiten lo que estos hermeneutas dicen, y creen tener la verdad revelada. Lo repitieron muchos antes de estas elecciones internas pasadas, incluido el propio Danilo Astori, y se rompieron las narices contra la cruda realidad: en la elección donde hubo 4 candidatos se votó peor que en la que no hubo ninguno!!!!
POLITICOS HERMENEUTAS
A Astori (gran hermeneuta), le molestó haber sacado un 23% de los votos en el Congreso de 2008, en donde se definía la candidatura para las elecciones del año siguiente. Y en una entrevista con El Espectador, cuando Cotelo le pregunta si eso lo había molestado, dijo que lo que había pasado no era bueno, ...porque marca una distancia importante entre la estructura de los órganos de dirección del Frente y lo que podríamos llamar el “pueblo frenteamplista. Como vemos, el primer gran análisis de lo que había sucedido en el Congreso, difiere con lo que el hermenuta sabía y debía transimitir a todos los humanos, a saber: lo que decidió el Congreso está muy lejos de lo que decidiría el pueblo frenteamplista en caso de ser consultado.
El hecho es que el pueblo fue convocado (no solo el frenteamplista), y éste decidió lo mismo que había dicho el Congreso, es decir: queremos que nuestro candidato sea José Mujica.
Por cierto, el hermeneuta no dio ninguna explicación acerca de su mala interpretación de la voluntad frenteamplista. Ni en ese momento ni nunca.
Pero además, Emiliano Cotelo le pregunta (con buen criterio, sin duda): “¿Qué es el “pueblo frenteamplista”?, a lo que Astori responde: “El pueblo frenteamplista son los que votaron al FA en2004, un millón largo de votantes; los que manifiestan en las encuestas de opinión hoy su intención devotar al FA; los que podrían participar en una interna, fácilmente no menos de medio millón de personas, 600.000 personas tal vez. Ahí hay una distancia importante.
 Y por cierto, en esto también le erró, porque participaron apenas 441 mil, y estos ratificaron lo decidido por el Congreso. Y la elección del domingo 27 acaba de demostrar que tan errado no estaba el Congreso con aquel 23%, ya que Asamblea Uruguay no está ni cerca de ese porcentaje, y el FLS (del cual confieso mi ignorancia, no sabía que Astori era su líder) acaba de redondear una cifra parecida (25%). Y por cierto, ahora no le molesta que "el pueblo frenteamplista" se haya reducido a 170 mil, y que de ellos apenas unos 61 mil hayan votado por su candidata, faltaba mas, ahora son menos pero votaron lo que yo quería, parece que piensa el hermeneuta.
LA ULTIMA HERMENEUTA
La más reciente en estas lides de la hermenéutica política, es la flamante presidente del Frente Amplio, la socialista Mónica Xavier. En recientes entrevistas con la prensa, ha manifestado que Gané porque se visualizó en  un perfil más frenteamplista que en los otros tres candidatos.
Nada sabemos acerca de lo que afirma ni de donde saca esa conclusión, únicamente sabemos que lo afirma, y eso parecería bastar (el principio de la razón suficiente no aparece por ningún lado). Pero lo que pasa es que esa afirmación puede ser verdadera o falsa, y de ser verdadera le crea tremendos problemas al Frente Amplio.
Para empezar, establece la teoría de que hay dirigentes en el FA que son unos más frenteamplistas que otros, y esa tesis está siendo promovida nada menos que por su flamante presidenta.
Pero además, sugiere que también los frenteamplistas hacen esa distinción, y a la hora de votar eligen en función de quien es más frenteamplista. Eso no estaría mal, y no sería problema, en caso de ser cierta la teoría que explicamos más arriba. El problema, es que la mayoría de quienes votaron el domingo 27, no votaron por Mónica Xavier, sino que votaron mayoritariamente por los demás candidatos. Siguiendo su teoría, resulta que el la mayor parte votaron por los menos frenteamplistas. Y si a esto le agregamos los votos en blanco, tendríamos que de acuerdo a la hermenéutica de Mónica Xavier la mayoría de los frenteamplistas votan por los dirigentes menos frenteamplistas; o por ninguno (en el caso de los votos en blanco). Se necesita hermeneuta que explique este comportamiento del electorado de la fuerza política que gobierna el país.
Como decía al principio de esta nota, a diferencia de la adivinación, a la que acompaña un cierto estado de delirio, al arte de la interpretación (hermeneutica) la acompaña una sobriedad que reclama un esclarecimiento de la verdad que se transmite. 

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