MIRANDO MÁS ALLÁ DEL DOMINGO (3ª parte)
Terminábamos
nuestra nota anterior diciendo que estaban en lo cierto quienes decían en el
documento previo al Congreso “Líber Seregni” que estábamos (todavía lo estamos)
“… atravesando un período histórico, con
un entorno político y social, sumamente favorable para el crecimiento de
nuestra fuerza, para la expansión de nuestros valores, la consolidación del
liderazgo político del Frente Amplio, el desarrollo de nuestro perfil público
de acumulación y nuestra implantación en el escenario de la sociedad uruguaya”.
Y decíamos también que el razonamiento era correcto, pero le faltaba llegar
a la conclusión que estaba a la vista: la relación directa entre el decaimiento
de nuestra fuerza política y la acción del gobierno.
LA COYUNTURA HISTÓRICA
¡¡Claro que
estábamos, y estamos, ante una coyuntura histórica invalorable!! Que el FA
llegara a obtener el gobierno en una coyuntura como aquella, seguramente no
estaba en los planes de nadie. El documento de balance agregaba además algo
nada menor: “El FA accede al gobierno
nacional y a ocho gobiernos departamentales, que en conjunto contienen al
setenta y cinco por ciento de la población y la mayor parte del PIB nacional. A
la vez obtiene la mayoría absoluta en el parlamento, como consecuencia de un
profundo cambio operado en la sociedad uruguaya”.
Y nosotros agregábamos
en ese entonces: con una economía mundial creciendo a niveles nunca vistos en la
historia, con nuevos y más amplios mercados, y con precios record de las
materias primas que exportamos. Una América Latina que crecía, pero además
girando a la izquierda e intentando llevar a cabo los sueños integracionistas
de nuestros libertadores, con nuevos países que se sumaban, con gobiernos
progresistas y con pueblos empujando los cambios. Un imperialismo desacreditado
y acorralado en todos los frentes. De manera que estábamos realmente en un
momento excepcionalmente bueno en el país, en la región y en el mundo; la
recaudación había tenido un crecimiento espectacular; las reservas
internacionales crecían a cifras récord; habíamos hecho ahorros significativos
en el gasto del Estado simplemente terminando con las corruptelas; ya no
perdíamos con las inversiones de ANCAP en Argentina, y estábamos ahorrando por
la compra del petróleo a Venezuela.
Entonces,
las preguntas correctas en ese momento eran: ¿no será que los avances de
nuestro gobierno no están a tono con esas posibilidades de la coyuntura histórica?
¿No será que la militancia se desmoviliza porque no entiende por qué en un
entorno latinoamericano antiimperialista y favorable a la integración, nuestro
gobierno lo primero que hace es firmar un Tratado de Protección de Inversiones
con los Estados Unidos y luego trabaja denodadamente por un TLC, aunque ello le
provoque problemas con los hermanos del Mercosur? ¿No será que la militancia
frenteamplista no entiende como es posible que en un entorno tan favorable
económicamente y con un gobierno del FA quienes más ganen sean los grandes
capitales y el sistema financiero? Incluir estas reflexiones en el balance, no
significaba de ninguna manera no reconocer los avances del gobierno
fundamentalmente en el combate a la pobreza y la indigencia, pero hay quienes
al parecer prefieren contabilizar únicamente en el haber, e incluyen
inmediatamente en el “eje del mal” a quienes intentan ejercer su derecho de
critica y autocrítica. Y por ese camino, se sigue como está. Esto es, si se
viene en caída, se sigue cayendo, como quedó demostrado el domingo 27.
EL PUEBLO SE CONVOCA SOLO
Porque en
una coyuntura de las características que señalábamos más arriba, nadie puede
extrañarse que la militancia frenteamplista se niegue a salir a combatir a las
calles empuñando un volante que festeja porque rebajamos el IVA del pollo,
aunque el pollo suba (esto por cierto que no es un invento, el volante existió; el gobierno había rebajado el IVA del pollo como forma de combatir el aumento
del precio de la carne, pero mientras a los genios de propaganda se les ocurrió
la brillante idea y la pusieron en práctica y los volantes bajaron a los
comités para ser distribuidos, el comercio ya había subido el precio del pollo
y se había embolsado la rebaja del IVA). O que esa militancia festeje como si
fuera un acto revolucionario y anti oligárquico destinar 18 millones de dólares
a la rebaja del boleto urbano, cuando eso significaba en el bolsillo de un
trabajador aproximadamente 80 pesos por mes, y cuando los empresarios, en
cambio, acababan de ser beneficiados con la rebaja de impuestos por 64 millones
de dólares con la reforma tributaria.
Lo que
queremos decir, es que si ante una coyuntura histórica, tanto en lo
internacional como en lo nacional, la fuerza política no es capaz de movilizar
al pueblo en apoyo de su gobierno, las causas no hay que buscarlas
exclusivamente en la fuerza política. Porque hay algo que si no lo tenemos
claro no vamos a llegar a ninguna conclusión correcta: cuando el pueblo tiene
un gobierno que lo interpreta a cabalidad, se moviliza solo, sin necesidad de
que lo convoquen. Y ejemplos de ello no faltan, basta mirar hacia Cuba,
Venezuela o Bolivia. Por lo tanto, las invocaciones que hacía el documento de
nuestra fuerza política respecto a “Sacudirnos,
reaccionar cuanto antes y hacer los ajustes de enfoque y funcionamiento
político,…” no deberían estar dirigidas únicamente a la estructura del FA
(que sí necesitaba -y necesita- mejorar su funcionamiento), sino que también
era necesario dirigirlas a nuestro gobierno, y no se hizo.
Estamos de
acuerdo en que el rol de la fuerza política -como planteaba el documento- debe
ser “controlar el cumplimiento de los
grandes lineamientos, evaluar los resultados, generar objetivos y propuestas
hacia el futuro, profundizar su rol de promoción de los principales logros del
gobierno”, pero para eso es necesario que cuando la fuerza política
controla el cumplimiento de los grandes lineamientos y evalúa los resultados y
esta evaluación es crítica, sea tenida en cuenta. Y para promocionar los logros
del gobierno el militante debe estar convencido de que vale la pena
promocionarlos. Estos logros deben ser propios de una fuerza de izquierda, y no
porcentajes o meras cifras macroeconómicas que nada dicen a doña María ni a don
José. El documento señalaba como logros -entre otras cosas- la reestructuración
de la deuda y el mejoramiento de su relación con el PBI (pero olvidaba decir
que la relación mejoró por el aumento del PBI, porque en realidad la deuda ha
seguido aumentando); el aumento de las exportaciones a un valor record de
millones de dólares (sin decir que esto se debía fundamentalmente a la
coyuntura internacional favorable). Y no mencionaba que a pesar del crecimiento
del PBI a niveles previos a la crisis del 2002, los ingresos de la población no
habían crecido de la misma manera, lo que estaba indicando que la torta crecía
pero se seguía distribuyendo en forma desigual.
LOGROS SI, PERO…
En ese
momento decíamos: “No desmerecemos los
logros de nuestro gobierno, pero los militantes de izquierda siempre tuvimos
claro que detrás de los números hay gente de carne y hueso que sufre y que son
el motivo esencial de nuestra militancia. No consideramos una cosa menor que se
haya reducido la pobreza del 31,9 al 24,3 % y el de indigencia del 3,9 al 1,4 %
como señala el documento, pero nos duele que siga habiendo más de 700.000
pobres y 42.000 indigentes (casi 12 estadios centenarios repletos) en un
gobierno nuestro. Y más nos duele cuando eso se da en simultáneo con el pago
por adelantado al FMI. Porque mientras se nos dan porcentajes como demostración
de logros, nosotros convivimos con la gente que no consigue empleo, o con los
que sobreviven con trabajos precarios, o somos los que estamos en contacto con
los que se siguen yendo del país buscando un futuro mejor.” ¿Alguien puede
afirmar que las cuestiones que venimos recordando nada tienen que ver con el
vaciamiento de los comités de base ni con los magros resultados electorales de
hoy?
RESUMIENDO
Sostengo que
en nuestro primer gobierno, el apartamiento de postulados históricos de
izquierda, generó la pérdida de aquellos militantes…yo no diría más
comprometidos (porque los más comprometidos con el proyecto fueron los que se
quedaron), pero sí más entusiastas. Esa es la cuestión medular, porque tal vez
a doña María y a Don José no les haya afectado en lo más mínimo todo lo que
recordamos en las notas anteriores (TLC, tropas a Haití, Tratado de Protección
de Inversiones, maniobras Unitas, etc…), pero si con eso se fueron para la casa
los militantes que luego iban a ir a conseguir el voto de doña María y de don
José, entonces estábamos en problemas.
Los síntomas
más notorios, fueron el desprendimiento de sectores (el 26 de Marzo), el alejamiento de referentes históricos y éticos, fundadores del FA como Guillermo Chifflet y Helios Sarthou, el
comienzo de la pérdida de votos en Montevideo y otros departamentos
frenteamplistas, y la notoria pérdida de militantes (que se fue manifestando en
el progresivo vaciamiento de los Comités de Base). Y si vemos este progresivo
deterioro de nuestro capital político, y lo analizamos en el contexto de
América Latina, veremos claramente que aquellos países cuyos gobiernos
emprendieron cambios realmente profundos y democráticos (en el sentido de que
esos cambios se hicieron con la gente), y siguieron siendo antiimperialistas
coherentes, han ido creciendo sostenidamente en apoyo popular. Es el caso de
los gobiernos de Venezuela, Bolivia y Ecuador. En cambio, aquellos gobiernos
que se limitaron a administrar las grandes variables macroeconómicas y repartir
de una manera un tanto más equitativa la torta, sin afectar en lo más mínimo
las relaciones de poder, fueron generando el desencanto, primero en su
militancia y luego en los votantes. Algunos irremediablemente perdieron su
oportunidad y cedieron el paso a la derecha (Chile) y otros se salvaron
raspando (nosotros, claramente), mientras que resta saber aún el destino de
hermanos como los brasileños.
En próxima
nota expondremos algunas cuestiones de nuestro segundo y actual gobierno, que
en lugar de modificar lo que hemos expuesto, siguieron por el mismo camino de
expulsar a la militancia más comprometida con las ideas de izquierda.
Comentarios