MI DECEPCIÓN (reflexiones en voz alta – 5ª. Parte)


BARRANCA ABAJO
Hay quienes afirman que el ejercicio del gobierno desgasta, y que por eso los gobiernos pierden apoyo de una elección a otra. Eso explicaría el descenso de popularidad del gobierno del FA.
Claro, esto no explica por qué a otros gobiernos no les sucede lo mismo. Chávez no ha hecho otra cosa que ganar adhesiones desde que está en el gobierno, y la base de sustentación de su gobierno es cada vez más firme, por poner un solo ejemplo.
Tampoco explica por qué razón el FA ya había comenzado a perder apoyo en el primer año de gobierno, y no ha dejado de caer elección tras elección. 2004 fue el último año en que el Frente Amplio como tal creció electoralmente. Inmediatamente después, comenzó un descenso que tuvo su pico más bajo en mayo pasado. Ya en mayo de 2005, los votos obtenidos en todo el país –a pesar de obtener siete nuevas intendencias que se sumaban a Montevideo- fueron menos que los de octubre de 2004. En las internas de todos los partidos de 2009 votaron menos que en las internas anteriores, y en octubre de 2009  un 4% menos que en octubre de 2004 (obteniendo mayoría parlamentaria por un pelito) y teniendo que ir a la segunda vuelta. También en las internas donde se eligen las autoridades del FA la votación había ido creciendo, hasta que en la última cayó abruptamente.  Claro que nadie se hizo una autocrítica (yo solo escuché la del negro Castillo, que dijo cosas como estas: “…la caída de la votación del Frente Amplio respecto al año 2006 muestra "un enojo de los frenteamplistas" hacia algunos temas. Creo que esto está ligado a problemas que tiene la fuerza política, eso era lo que nos hacían saber los frentistas en las asambleas cuando recorrimos el interior del país en las giras que hicimos los candidatos". A pesar de haber votado 52 mil frenteamplistas menos que en 2006, todo el mundo estaba contento. Llegó hasta considerarse una muestra de lo buena que había sido la votación, el hecho de que votaron 40 mil ciudadanos por primera vez. Claro, eso podía verse de otra forma, pero nadie lo quiso ver. Porque eso también significaba que en realidad se habían perdido 92 mil votantes con respecto al 2006 (si había 40 mil nuevos).
NO HAY UNA SOLA CAUSA
Hay gente que tiende a simplificar los hechos políticos, pero estos son terriblemente complejos. Algunas encuestas recientes indicaban una baja en la intención de voto por el Frente Amplio, y varios dirigentes señalaron que estaba incidiendo el affaire PLUNA. Puede ser. Pero el comportamiento político de los pueblos suele tener mayores complejidades como para reducir todo a una sola causa. Cualquier ola, hasta la más apacible, responde al gigantesco bullir en profundidad de fuerzas que tarde o temprano aparecen en la superficie. La gente se entusiasma o se decepciona por causas muy diversas; lo que entusiasma a unos puede decepcionar a otros, y si uno no ve todo el conjunto, todo el universo de posibilidades, encontrará explicaciones sencillas y fáciles de transmitir a sus adeptos, pero seguramente estará alejado de una explicación veraz.
Yo me decepcioné (y me consta que muchos miles de frenteamplistas de la primera hora) a partir de que nuestro primer gobierno, se apartó de postulados históricos de izquierda. Eso generó la pérdida de miles de votantes, pero fundamentalmente de miles de militantes comprometidos con el proyecto de izquierda. Lo cual generó el vaciamiento continuo de los Comités de Base.
Los síntomas más notorios, fueron el desprendimiento de sectores (el 26 de Marzo y parte de la CI), el alejamiento de referentes históricos y éticos, fundadores del FA como Guillermo Chifflet y Helios Sarthou, el comienzo de la pérdida de votos en Montevideo y otros departamentos frenteamplistas). Y si vemos este progresivo deterioro de nuestro capital político, y lo analizamos en el contexto de América Latina, veremos claramente que aquellos países cuyos gobiernos emprendieron cambios realmente profundos y democráticos (en el sentido de que esos cambios se hicieron con la gente), y siguieron siendo antiimperialistas coherentes, han ido creciendo sostenidamente en apoyo popular. Es el caso de los gobiernos de Venezuela, Bolivia y Ecuador. En cambio, aquellos gobiernos que se limitaron a administrar las grandes variables macroeconómicas y repartir una torta que ahora era más grande en función de una coyuntura internacional enormemente favorable, sin afectar en lo más mínimo las relaciones de poder, fueron generando el desencanto, primero en su militancia y luego en los votantes. Algunos irremediablemente perdieron su oportunidad y cedieron el paso a la derecha (Chile) y nosotros nos salvamos raspando (por ahora).
LAS MÁS VARIADAS RAZONES
Pero los gobiernos que se alejan de lo que prometieron, o de lo que la gente esperaba de ellos, van perdiendo apoyos a lo largo de su gestión, y es la suma de esos pequeños desprendimientos los que hacen que finalmente sean abandonados.
Puede que un gobierno, por ejemplo, pierda apoyo de los grupos ambientalistas, por decir algo. Seguramente una buena parte de los ambientalistas de todo el mundo votan a los partidos de izquierda, porque han sido los partidos y militantes de izquierda los que han puesto en la agenda política la defensa del medio ambiente. Y el gobierno del FA comienza su gestión comprándose un problema mayúsculo con la instalación de una mega fábrica de celulosa (enfrentándose de lleno con ambientalistas de ambos lados del río), y luego permite la instalación de más fábricas de celulosa, y proyecta inversiones de minería a cielo abierto, y puertos de aguas profundas en zonas turísticas, etc. etc, entonces, nadie podrá asombrarse que pierda votos y apoyo en esa parte de la ciudadanía.
Si un gobierno promete justicia tributaria, y lanza a los cuatro vientos la consigna “que pague más el que tiene más”, y luego hace una reforma en la cual descarga el peso de la carga fiscal sobre las clases medias (que no son las que tienen más, obviamente), mientras rebaja los aportes del gran capital, que sí es el que tiene más  (rebajando hasta hacerlo insignificante el impuesto al patrimonio), seguramente perderá apoyos en las capas medias de la población.
Si un partido se presenta como el adalid en el campo de los derechos humanos y en la lucha por la verdad y la justicia en lo que tiene que ver con los crímenes de la dictadura, y luego en el gobierno crea cárceles VIP para los torturadores, hace una ley que luego no consigue que se vote porque sus propios dirigentes lo evitan, y su máximo exponente proclama a los cuatro vientos que no quiere “ancianos presos”, cuando esos ancianos son los peores especímenes que ha generado este país en su historia, seguramente ese gobierno perderá apoyo entre los defensores de los derechos humanos.
Si un partido basa su funcionamiento y la mística de su historia en la participación de sus militantes en las decisiones, en la elaboración colectiva de sus principios y de su programa, y luego, cuando está en el gobierno, actúa de una forma totalmente contraria, resolviendo los dirigentes por sí y ante sí, aún en contra de lo que piensan sus militantes, no sería de extrañar que ese partido pierda una enorme cantidad de militantes, y tal vez de votos.
YA HABÍA LUCES AMARILLAS ENCENDIDAS
No fueron pocos los compañeros de izquierda que, antes de asumir el gobierno del FA tenían serias dudas acerca de lo que pasaría, y si realmente sería un gobierno de izquierda, entre ellos destacados dirigentes históricos. Ya muchos años antes, compañeros dirigentes alertaban sobre lo que luego sucedería. El más claro y contundente, sin dudas, José Germán Araújo. En una entrevista que le hiciera Búsqueda, en febrero de 1993, decía Germán: “Estoy muy preocupado por el futuro del Frente Amplio porque veo que de continuar algunas líneas que vienen exponiéndose, el Frente corre el grave riesgo de perder su esencia. Yo concebí siempre al Frente Amplio como la fuerza de cambio de este país y es la última esperanza que nos va quedando. En ese sentido, nadie aguarda que un gobierno Colorado o uno del Partido Nacional pueda modificar esencialmente las cosas. Sin embargo, hay un cierto pragmatismo que está ganando a algunos compañeros del Frente y se está desestimando la posibilidad de promover un cambio profundo. Da la impresión que algunos compañeros están más preocupados por sus ambiciones personales que por los problemas colectivos”.
Y en el año 2004, Helios Sarthou, advertía que el principal factor que ponía en duda la vocación de cambio del FA era la contradicción entre el proyecto electoral y el proyecto político que vivía la coalición de izquierda. "Me parece -sostuvo Sarthou- que se ha encarado un proyecto electoral en detrimento del proyecto político. Tal vez sea una enfermedad de crecimiento que la izquierda enfrenta en determinado momento histórico. El riesgo es que el proyecto electoral pueda crecer predominando sobre el político. El proyecto electoral es no perturbar el logro del apoyo de sectores, cualesquiera sean estos, y componer lo ideológico para captar a todos."
Otros en cambio, comenzaban a ver claramente que sus intereses no iban a ser tocados. En una nota de Búsqueda de noviembre de 2003, se reproducían comentarios del Citigroup en el sentido que “los partidos políticos tradicionales han sido incapaces de impulsar reformas que incrementen el rol del sector privado en la economía", como hicieron otros países de la región en la década pasada. Para el grupo financiero norteamericano, un eventual gobierno del Frente Amplio (FA) a partir de 2005 podría "liberalizar sectores clave en los que el gobierno tiene monopolio y expandir el rol del sector privado en la economía".

Comentarios

ROSARIO VECINO ha dicho que…
Y LA DE MUCHOS,ES UN SOBERBIO,no lo quiero de nuevo, ROSARIO VECINO
Anónimo ha dicho que…
somos muchos que no votaremos a tabare Vazquez
Anónimo ha dicho que…
no tiee sentido votar a un candidato que tendra un programa hecho a su medida.....elegido antes de que se realice el congreso....y que cada vez se parece mas a los partidos tradicionales...
QUE OPCION NOS QUEDA ENTINCES,,PONER EN EL SOBRE LA PALABARA D I G N I D A D

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