BALANCE INICIAL DEL CONGRESO


Cuando el último número de Carta Popular estaba en la calle, comenzaba el V Congreso Ordinario del FA; y si bien el mismo no ha concluido (el cuarto intermedio se levantaría el 19 de abril), creemos necesario hacer un apretado balance de la primera parte del mismo.
En primer lugar, valoramos en forma por demás positiva lo que fue el desarrollo previo del mismo. Ya a mediados del año pasado, cuando finalizábamos nuestro propio V Congreso Extraordinario, aspirábamos a que el del FA fuera síntesis de la discusión de cientos de frenteamplistas, por lo que considerábamos esencial fortalecer los comités de base y las coordinadoras, jerarquizándolos con participación de masas, retomando y elevando el papel del movimiento en lo que se refiere a su funcionamiento permanente y su incidencia; participación informada y formada, fraterna a la vez que polémica. Y esta parte esencial de la cuestión entendemos que en buena medida se llevó adelante. Lo decimos porque fuimos parte de ese proceso previo de análisis de los documentos hacia el Congreso en nuestros propios comités de base, pero porque además se vio en las discusiones de las Comisiones en el propio Congreso, con un nivel de conocimiento y de profundización en los temas que no nos sorprende en la militancia del Frente Amplio. Algo que también nos llena de orgullo como frenteamplistas, fue la participación de ministros y legisladores en todas las comisiones, aportando y discutiendo y defendiendo sus posiciones como un militante mas de nuestra fuerza política.
Lo que se resolvió
Si bien fueron muchos y sustanciales los temas que quedaron para abril, hubieron resoluciones en lo que tiene que ver con el capítulo del Uruguay Democrático y con la Inserción Internacional que significan la confirmación de definiciones programáticas previas pero también importantes avances. Por nombrar solo algunos elementos, mencionamos lo que tiene que ver con las definiciones en cuanto a la Reforma del Estado, que “...pasa, en uno de sus ejes centrales, por avanzar hacia una democracia participativa que complemente los aspectos representativos. La creación de una matriz institucional para la descentralización supone incorporar la participación social tanto en las políticas nacionales como en las departamentales...”, o a la descentralización, en donde apuntamos a “...construir un ámbito político participativo en todas las ciudades, pueblos y villas en el entendido de que el robustecimiento del compromiso político creará una institucionalidad democrática mucho más atenta a los derechos humanos y a la concreción de esfuerzos productivos que superen las desigualdades intra nacionales, recogiendo los aportes tanto de los compañeros del interior como de Montevideo”. Pero en este capítulo (el del Uruguay Democrático) tal vez lo más importante fue lo resuelto en cuanto a la recolección de firmas para anular la Ley de Caducidad, cuestión que fue resuelta acertadamente y que abre la posibilidad de la participación de todos los frenteamplistas en esta tarea. Textualmente: “Consolidar la democracia en el plano político e ideológico pasa por apoyar las instancias e iniciativas para que la población pueda decidir sobre temas trascendentales. Así como históricamente los mecanismos de democracia directa fueron un formidable vínculo de masas y una reafirmación de la confianza de la población en su capacidad para decidir sobre temas fundamentales para el país. En la actualidad la campaña de recolección de firmas convocada por un conjunto de organismos sociales para habilitar una reforma constitucional que anule la Ley de Caducidad significa una vez más, convocar a la población para resolver un problema de gran magnitud para la democracia”.
La inserción internacional
Además de la importancia de las resoluciones adoptadas, es importante destacar que las propuestas que llegaron al plenario del Congreso provenientes de esta Comisión, lo hicieron (salvo una de ellas) por amplísimas mayorías. En un apretadísimo resumen, digamos que el Congreso reafirmó el carácter antiimperialista de la fuerza política y el respaldo a Cuba y a Bolivia en las circunstancias de agresión contra sus procesos de cambio, así como el apoyo a la instalación de gobiernos progresistas y de izquierda en el continente. Reafirmamos el rechazo al formato TLC con EE.UU. y cualquier acuerdo con esta potencia que comprometa la soberanía nacional, el proyecto de país productivo y la integración regional. En cuanto al MERCOSUR, lo consideramos un proyecto de carácter programático y estratégico que debemos continuar impulsando y profundizando, a la vez que contribuir al mayor desarrollo de las relaciones con el ALBA y la consolidación de la UNASUR. En ese marco, apoyamos a nuestro gobierno por la incorporación de nuestro país al proyecto latinoamericanista del Banco del Sur y declaramos nuestro apoyo al Ministerio de Relaciones Exteriores en su condición rectora de la política exterior del país, y solicitamos que las negociaciones en torno al TIFA sean conducidas por la CIACEX, la que deberá informar con regularidad a la fuerza política, quien deberá resolver en última instancia. En cuanto a la MINUSTAH, hicimos nuestra la posición del Foro de San Pablo, que estableció el apoyo a las fuerzas democráticas haitianas, el apoyo material y político y el retiro progresivo de los contingentes militares. Como se ve, resoluciones por demás importantes en el viraje que nuestro Partido se proponía en cuanto al rumbo de nuestro gobierno, y que marcan el camino a seguir en el plano internacional sea cual sea el compañero que esté al frente de las responsabilidades de cualquier ministerio u organismo de gobierno.
10 décimas de autocrítica
Ya en el Congreso de nuestro Partido, decíamos cuales eran nuestros objetivos para este Congreso del FA: cambiar el rumbo de la política económica del gobierno. Y decíamos también: ojo con que nos quieran desviar la atención con otros temas. El editorial de nuestra última Carta Popular lo desarrollaba con una claridad meridiana: “El congreso es esencial para desarrollar un debate que coloque la concreción del programa en la perspectiva de los dos años de gobierno que nos quedan, esto significa corregir errores, retrasos y profundizar los avances, que nos ponga como fuerza política en la pelea por la conquista del gobierno en el 2009.” “El centro de la discusión se encuentra en cómo podemos cambiar la política económica. La contradicción fundamental de la coyuntura es entre país productivo con justicia social y profundización democrática o más dependencia. Resolver esta contradicción en función del pueblo, y por tanto, del programa de nuestra fuerza política, es el centro del debate y de las perspectivas que surjan del Congreso”. Y agregaba luego: “Hay que ubicar la discusión en ejes concretos para aprovechar el tiempo del congreso y no dejar que otras discusiones – a las que no le quitamos importancia pero que no son las fundamentales- se conviertan en el centro. Se necesitan los máximos esfuerzos para que cada comisión presente al plenario propuestas en concreto que encaucen estos dos años de gobierno que nos quedan”.
Y sin embargo, nos metimos en ese corral de ramas. Hoy tendríamos un Congreso terminado, con todos los temas resueltos en el sentido que queríamos, con una nueva dirección para esta etapa tan pero tan importante, y con un Partido más fortalecido y con sus energías puestas en los temas que se vienen (Congreso del Pueblo, un nuevo Congreso del FA, recolección de firmas) que son tan o más importantes que los que quedaron pendientes. Como decía también el último editorial de nuestra Carta: “...La historia de los pueblos se escribió y se escribe con cientos de miles de manos de mujeres y hombres comunes, sencillos y alegres”, por lo que la cuestión de a quien ponemos en los puestos de dirección siempre será una cuestión secundaria, si no existe lo anterior.


13 de Febrero de 2008

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