UN VIRAJE POSIBLE Y NECESARIO


Las críticas a la política económica surgidas en el propio Frente Amplio (de afuera generalmente recibe alabanzas) no son nuevas. En el año 2005 fue el Tratado de Protección de Inversiones y la discusión del 4,5 % para la educación (recuérdese que Astori amenazó con renunciar). Y más tarde la discusión sobre un posible TLC con los Estados Unidos, el TIFA, la reforma tributaria, la rendición de cuentas, el manejo de la deuda externa y la carta de intención con el FMI, la intromisión del ministro en asuntos de política internacional con ataques al Mercosur y el acercamiento a la potencia del norte, y recientemente la crítica al estilo confrontativo de Chávez, etc.
Lo nuevo, es que cada vez más sectores y más voces se alzan cuestionando la política económica. Ya no son sólo los comunistas, ni las organizaciones de jubilados y de trabajadores que reclaman incrementos de sus ingresos, o modificar al alza las pautas salariales oficiales. Ahora se suman dirigentes socialistas y del MPP que coinciden en señalar que las excelentes cifras de la macroeconomía no distribuyen por sí solas ni automáticamente la riqueza, y que el programa frenteamplista iba bastante más allá que lograr el crecimiento o atender la emergencia social. Dicen que en los pasillos del Palacio Legislativo circula una expresión atribuida al diputado vertientista Edgardo Ortuño: “Si no cumplimos con lo prometido, no hay candidato que nos salve”.
¿QUE HACER?
Pero la cuestión es: “¿Qué hacer?”. Y no me refiero a la obra de Lenin, sino a que hacer con el problema que está instalado: la política económica y el equipo económico. Porque un interesante artículo de Víctor Abelando (Brecha del viernes 27/7) plantea algunas cuestiones que habría que verlas en detalle. En primer lugar, el articulista dice que quienes se oponen al rumbo económico, proponen “modificaciones que anulen las rigideces neoliberales del modelo imperante”, porque estarían convencidos “de que no es posible aspirar a cambios dramáticos en el presente, ya porque ello alteraría la gobernabilidad, ya porque no aparece con nitidez la política ni el equipo alternativo”. En ese sentido, debemos decir que al menos los comunistas no proponemos anular las rigideces neoliberales del modelo, sino cambiar el modelo, o más sencillamente, aplicar el Programa del FA. El del país productivo con justicia social. Que no es este que se está aplicando. Queremos crecer distribuyendo la riqueza generada por el esfuerzo de todos. Queremos y proponemos producir aun más riqueza, generalizando el ejemplo de ALUR, como bien señalara el camarada Lorier en el Congreso. Queremos generar más empleos, pero que esos empleos sean de buena calidad y mejor remunerados. Y todo eso no es posible limando algunas asperezas del modelo, sino cambiándolo. Porque no es posible, dentro de una política de metas de inflación (donde la independencia del BCU es clave) que en sí misma sacrifica la ocupación y los salarios ante el altar de la estabilidad de precios (con el único objetivo de atraer las inversiones extranjeras), lograr una mejor distribución de la riqueza. No lo es. Y por eso proponemos un viraje de la política económica. Porque “virar” es tomar otra dirección; es cambiar de orientación.
NO ELUDIR LA CONFRONTACION
Otra cuestión que plantea Víctor Abelando, es que “En mayor o menor grado, los grupos que se oponen a los lineamientos del equipo económico son conscientes de que un giro “radical” en el rumbo supondría una evolución del escenario hacia conflictos con los organismos internacionales de crédito y con el poder económico nacional, y para dar ese paso no parece haber voluntad presidencial”. Sobre este aspecto, nada más que remitirnos a la declaración final de nuestro V Congreso Extraordinario “Alberto Altesor” finalizado hace pocos días: “Hemos desplazado al bloque dominante del gobierno y nuestra intención es desalojarlo del poder, esto involucra un proceso contradictorio de avances y retrocesos en torno a la conquista del mismo. Proceso que traerá aparejada la confrontación directa o indirecta, velada o abierta con la oligarquía y el imperialismo que buscará frenar, deformar o hacer retroceder cualquier avance realizado”. Y es que el nudo de la cuestión es resolver la contradicción principal de la coyuntura, que no es otra que entre país productivo con justicia social y profundización democrática, o más dependencia. Es ahí en donde se hace necesario el viraje del que hablamos, para poder resolver los grandes problemas que aquejan al país; el del trabajo, el empleo, la salud, la educación, el salario y la vivienda, etc. Y no resolver esa contradicción principal en el sentido de los intereses populares, significaría retroceder en el proceso de acumulación histórico del pueblo, cosa que no podemos permitirnos de ninguna manera.
¿EL PROBLEMA ES ASTORI?
Víctor Abelando plantea que “los grupos mayoritarios del Frente Amplio quieren cambiar la pisada. Es hora, dicen, de acentuar la redistribución de la riqueza. Torcer el brazo a Danilo Astori, sin provocar su caída, sería su objetivo”. En este sentido, la opinión del senador Carlos Baraibar es que los cuestionamientos a Astori obedecen a un “juego de perfilismos”, ya que el líder de Asamblea Uruguay sería un posible candidato a la sucesión de Tabaré Vázquez.
Desde el punto de vista de los comunistas, el planteo de Baraibar no es de recibo, ya que como dijimos al principio de esta misma nota, los cuestionamientos a la política económica (que no a Astori) no son de ahora, sino que los venimos señalando desde el principio del gobierno, y no son una consecuencia de la renuncia de Tabaré a la reelección. Cuando hemos realizado críticas al ministro Astori, es cuando ha intentado incursionar en los ámbitos que no le corresponden, como son los de la política exterior, y que conllevan un apartamiento del Programa (TLC, TIFA). Para los comunistas nunca fue ni será un problema de individualidades, sino de correlación de fuerzas en todos los ámbitos, sociales y políticos. Y en ese sentido hemos trabajado históricamente por lograr las transformaciones necesarias construyendo día a día la unidad del pueblo. Por otra parte, ese sigue siendo nuestro norte y será nuestra contribución a la construcción del bloque político-social-democrático-radical de los cambios, para avanzar en democracia hacia una democracia avanzada en tránsito al socialismo. Esto pasa, hoy, por el apoyo imprescindible al 2º Congreso del Pueblo convocado por el PIT-CNT y al Congreso del Frente Amplio que pretendemos se realice este año y que sea de balance y perspectiva de nuestro Gobierno Nacional.
APLICAR EL PROGRAMA
Ya dijimos en algún artículo anterior, que la estabilidad de los indicadores macroeconómicos, la consolidada disciplina fiscal, la confianza de los organismos internacionales de crédito (FMI, BM) como resultado del pago puntual y hasta por adelantado de los compromisos, y el crecimiento indudable de la economía, no son cosas que puedan conformar a las grandes masas populares de este país, que saben de ver crecer tortas que nunca se reparten. El asunto es entonces el rumbo de la política económica (y no el ministro); rumbo que hay que torcer. Y el viraje debe ser hacia lo planteado en el Programa del FA. Y aquí tenemos que hablar del otro planteo del artículo de Brecha y que señalamos más arriba. El de que “no aparece con nitidez la política alternativa”. La política alternativa a este modelo económico (que es el mismo que se venía aplicando en gobiernos anteriores, en lo sustancial) ya fue planteada hace cuatro años en el Congreso “Héctor Rodríguez”. Es ese programa que plantea como objetivo prioritario “poner la economía al servicio del ser humano, dejando atrás aquella concepción economicista que concibe a las personas como meros agentes económicos, con olvido de su dimensión integral y trascendente”, y como centro de su concepción que “la condición indispensable de cualquier modelo de país es que tenga como centro la generación de empleo genuino para todos sus habitantes”. El que plantea con profunda convicción que “para alcanzar ese objetivo será necesario una organización de la economía que atienda simultáneamente el crecimiento de la producción, la redistribución del ingreso y la estabilidad en las relaciones económicas y sociales”.


01 de Agosto de 2007

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