CURIOSIDADES DE UN MINISTRO DE ECONOMIA
En febrero de este año, los presidentes Hugo Chávez y Néstor Kirchner firmaron un Memorando de Entendimiento entre Venezuela y Argentina, para la conformación del Banco del Sur, el que debería quedar constituido a fines de este mes. Si bien el primer paso fue dado por estos dos países, no tardaron en unirse a ellos Bolivia, Ecuador, Paraguay y Brasil, y la puerta sigue abierta para los demás países. Sin lugar a dudas, esta es una decisión que va en el sentido de lograr la independencia de los organismos multilaterales de crédito (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, etc.) que hasta ahora nos han impuesto condiciones inaceptables por los préstamos, y que además tiende a contribuir con los procesos de desarrollo de los países latinoamericanos. Como bien señalara Chávez, “es una cosa elemental, un banco nuestro para romper las cadenas definitivamente del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial, de los organismos imperiales de financiamiento que obedecen a los intereses del imperio norteamericano y de las grandes transnacionales capitalistas”.
COMO SURGE LA PROPUESTA
Como se sabe, la relación de América latina con el FMI y el Banco Mundial cambió radicalmente en los últimos años. La mayoría de los gobiernos actuales se pronuncian, aunque con diferencias importantes de tono y estilo, en contra de las políticas que ambas instituciones impulsaron a través de sus cartas de intención. Y para librarse de la tutela del FMI (al menos ese es el discurso), Argentina y Brasil, seguidos más tarde por nuestro país y más recientemente por Ecuador, pagaron por adelantado sus deudas con esta institución. Esto fue posible gracias al crecimiento económico que experimentan los países latinoamericanos a partir del aumento internacional del precio de sus exportaciones y la disponibilidad de fuentes alternativas de crédito. En este nuevo escenario, el FMI ha perdido relevancia como institución orientadora en la economía y en la política. Entonces la propuesta del Banco del Sur surge en un momento en que se demanda desde variados ámbitos una reestructura de la arquitectura financiera global. No está claro todavía si se tratará de una institución de fomento, al estilo del BM o del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) brasileño, o de un fondo para enfrentar crisis de pagos futuras, como el FMI. Por cierto que las economías latinoamericanas necesitan de ambas cosas, porque hay que promover la inversión pero también es necesaria una herramienta a la que echar mano frente a las crisis financieras. Parecería ser que la propuesta de Rafael Correa sería la más adecuada, en el sentido que propone la creación de un Fondo del Sur como instrumento de intervención en casos de emergencias económicas nacionales, y un Banco como institución de fomento de inversiones públicas, ya que Brasil rechazaba la idea de una sola institución con ambos cometidos.
DE DONDE SALEN LOS FONDOS
La economía mundial está creciendo desde 2004 a tasas sostenidas: entre 3,5 y 4%. Los países desarrollados crecieron un 2,7% anual; mientras que los países en desarrollo (liderados por China e India) vienen creciendo a más del 6,5%. Pero este crecimiento se acompaña de fuertes desequilibrios de balanza de pagos en países clave (en Estados Unidos fundamentalmente) que podrían desencadenar fuertes turbulencias financieras y afectar la expansión económica. ¿Qué hacen hasta ahora la mayoría de los gobiernos con sus reservas cambiarias? Después de utilizar una parte para pagar a algunos organismos internacionales (como dijimos más arriba), colocan el resto en forma de bonos del Tesoro estadounidense o lo depositan en bancos de Estados Unidos. Por lo tanto, prestan dinero público del Sur a las potencias del Norte, en particular al principal país que los domina.. Y hay buenas razones para suponer que esto genera graves desequilibrios (muy largo de explicar en este artículo) e inestabilidad. Como dice Alfredo Calcagno (Oficial Superior de la UNCTAD), es normal y necesario que los países en desarrollo intervengan para tener control sobre estos aspectos financieros, y agrega que “Estas medidas pueden resultar más efectivas si se encaran dentro de un marco de cooperación regional, que además de proveer una mayor protección a los países a través de mecanismos de asistencia mutua, generan oportunidades para utilizar sus recursos financieros en inversiones productivas dentro de la región misma, en lugar de financiar los desequilibrios comerciales de las naciones más ricas del planeta” (Le Monde - junio 2007). Además, la colocación de las reservas en forma de bonos del Tesoro estadounidense, suele estar acompañada de nuevos préstamos en el mercado interno o internacional. Y en todos los casos, los dividendos obtenidos por las reservas colocadas son inferiores al interés pagado por la toma de préstamos. Una pérdida considerable, si tenemos en cuenta además que en los últimos años Estados Unidos paga con un dólar que vale cada vez menos. Es lo mismo que expresara el presidente ecuatoriano Rafael Correa: “No podemos seguir colocando 200.000 millones de dólares de nuestras reservas en el primer mundo y después someternos a sus condiciones para obtener algunos dólares”. De manera que esa es la idea. Utilizar los más de 164.000 millones de dólares que suman el conjunto de reservas internacionales que tienen los seis países involucrados, como financiamiento para el desarrollo y la búsqueda de una alternativa viable que permita a los países de la región cortar definitivamente con las instituciones financieras internacionales. Es algo similar a lo que ocurre en Asia. Los ministros de Finanzas de China, Japón, Corea del Sur y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (el grupo llamado ASEAN+3) anunciaron el mes pasado en Kyoto la creación de un Fondo Monetario Asiático (FMA), con una dotación inicial de 80.000 millones de dólares, destinado a dar respuestas comunes a futuras crisis financieras y a independizarse de las recetas del Fondo Monetario Internacional. El FMA es un paso adelante en el proceso conocido como Iniciativa Chiang Mai, iniciado en mayo de 2000, y por el cual los países asiáticos podían evitar ataques especulativos, prestándose dinero unos a otros con un marco común pero mediante acuerdos bilaterales.
Y NOSOTROS...BIEN GRACIAS
Algunos dicen que gracias a la creación del Banco del Sur, América Latina podría abandonar definitivamente el FMI y el BM a la hora de financiar proyectos de infraestructura y desarrollo. Una institución controlada por los países de la región daría mayor capacidad de acción a los gobiernos y permitiría concretar los proyectos más necesarios pagando menos intereses. Otros dicen que el Banco del Sur no reemplazará ni al FMI ni al BM, sino que simplemente contribuirá a reducir las asimetrías que existen en la región. De cualquier manera, la creación del Banco del Sur requiere que los miembros fundadores negocien su estructura, forma de gobierno y autoridades, la operativa (marco de préstamos y criterios de admisión) y la relación de la nueva institución con las entidades regionales ya existentes: el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR), la Corporación Andina de Fomento (CAF) y el Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata (Fonplata). Es probable que se tengan que poner de acuerdo en el principio “un país, un voto”. Actualmente, en el BM, el FMI y el BID, el derecho de voto de los países depende de su aporte inicial, y EEUU pose por sí solo más del 15%, lo que le otorga de hecho un derecho de veto. De manera que es bueno estar entre los que inician la cosa. Lamentablemente esto no será así. Cuando un periodista consultó al compañero Danilo Astori con relación a la creación del Banco del Sur, éste señaló que “nuestro país no tiene posición sobre el tema”. “Nunca fuimos invitados a ninguna reunión preparatoria”. Y dijo además que “Tendremos que tomarnos nuestro tiempo porque ésta es una iniciativa que puede tener efectos relevantes; a los efectos de definir nuestra posición. No lo hemos podido hacer por falta de antecedentes”, concluyó. De manera que el único país del Mercosur que no ha manifestado su acuerdo para integrarse al futuro Banco del Sur es Uruguay. Es curioso; cuando en enero del año pasado el ministro Astori dijo que teníamos que ir “rápidamente” por un Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, no tuvo en cuenta que nuestro país sí tenía posición sobre ese tema (absolutamente en contra), ni que tampoco fuimos invitados “a ninguna reunión preparatoria”, y al parecer no había necesidad de tomarse un tiempo para estudiar la iniciativa (también de efectos mas que relevantes).
COMO SURGE LA PROPUESTA
Como se sabe, la relación de América latina con el FMI y el Banco Mundial cambió radicalmente en los últimos años. La mayoría de los gobiernos actuales se pronuncian, aunque con diferencias importantes de tono y estilo, en contra de las políticas que ambas instituciones impulsaron a través de sus cartas de intención. Y para librarse de la tutela del FMI (al menos ese es el discurso), Argentina y Brasil, seguidos más tarde por nuestro país y más recientemente por Ecuador, pagaron por adelantado sus deudas con esta institución. Esto fue posible gracias al crecimiento económico que experimentan los países latinoamericanos a partir del aumento internacional del precio de sus exportaciones y la disponibilidad de fuentes alternativas de crédito. En este nuevo escenario, el FMI ha perdido relevancia como institución orientadora en la economía y en la política. Entonces la propuesta del Banco del Sur surge en un momento en que se demanda desde variados ámbitos una reestructura de la arquitectura financiera global. No está claro todavía si se tratará de una institución de fomento, al estilo del BM o del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) brasileño, o de un fondo para enfrentar crisis de pagos futuras, como el FMI. Por cierto que las economías latinoamericanas necesitan de ambas cosas, porque hay que promover la inversión pero también es necesaria una herramienta a la que echar mano frente a las crisis financieras. Parecería ser que la propuesta de Rafael Correa sería la más adecuada, en el sentido que propone la creación de un Fondo del Sur como instrumento de intervención en casos de emergencias económicas nacionales, y un Banco como institución de fomento de inversiones públicas, ya que Brasil rechazaba la idea de una sola institución con ambos cometidos.
DE DONDE SALEN LOS FONDOS
La economía mundial está creciendo desde 2004 a tasas sostenidas: entre 3,5 y 4%. Los países desarrollados crecieron un 2,7% anual; mientras que los países en desarrollo (liderados por China e India) vienen creciendo a más del 6,5%. Pero este crecimiento se acompaña de fuertes desequilibrios de balanza de pagos en países clave (en Estados Unidos fundamentalmente) que podrían desencadenar fuertes turbulencias financieras y afectar la expansión económica. ¿Qué hacen hasta ahora la mayoría de los gobiernos con sus reservas cambiarias? Después de utilizar una parte para pagar a algunos organismos internacionales (como dijimos más arriba), colocan el resto en forma de bonos del Tesoro estadounidense o lo depositan en bancos de Estados Unidos. Por lo tanto, prestan dinero público del Sur a las potencias del Norte, en particular al principal país que los domina.. Y hay buenas razones para suponer que esto genera graves desequilibrios (muy largo de explicar en este artículo) e inestabilidad. Como dice Alfredo Calcagno (Oficial Superior de la UNCTAD), es normal y necesario que los países en desarrollo intervengan para tener control sobre estos aspectos financieros, y agrega que “Estas medidas pueden resultar más efectivas si se encaran dentro de un marco de cooperación regional, que además de proveer una mayor protección a los países a través de mecanismos de asistencia mutua, generan oportunidades para utilizar sus recursos financieros en inversiones productivas dentro de la región misma, en lugar de financiar los desequilibrios comerciales de las naciones más ricas del planeta” (Le Monde - junio 2007). Además, la colocación de las reservas en forma de bonos del Tesoro estadounidense, suele estar acompañada de nuevos préstamos en el mercado interno o internacional. Y en todos los casos, los dividendos obtenidos por las reservas colocadas son inferiores al interés pagado por la toma de préstamos. Una pérdida considerable, si tenemos en cuenta además que en los últimos años Estados Unidos paga con un dólar que vale cada vez menos. Es lo mismo que expresara el presidente ecuatoriano Rafael Correa: “No podemos seguir colocando 200.000 millones de dólares de nuestras reservas en el primer mundo y después someternos a sus condiciones para obtener algunos dólares”. De manera que esa es la idea. Utilizar los más de 164.000 millones de dólares que suman el conjunto de reservas internacionales que tienen los seis países involucrados, como financiamiento para el desarrollo y la búsqueda de una alternativa viable que permita a los países de la región cortar definitivamente con las instituciones financieras internacionales. Es algo similar a lo que ocurre en Asia. Los ministros de Finanzas de China, Japón, Corea del Sur y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (el grupo llamado ASEAN+3) anunciaron el mes pasado en Kyoto la creación de un Fondo Monetario Asiático (FMA), con una dotación inicial de 80.000 millones de dólares, destinado a dar respuestas comunes a futuras crisis financieras y a independizarse de las recetas del Fondo Monetario Internacional. El FMA es un paso adelante en el proceso conocido como Iniciativa Chiang Mai, iniciado en mayo de 2000, y por el cual los países asiáticos podían evitar ataques especulativos, prestándose dinero unos a otros con un marco común pero mediante acuerdos bilaterales.
Y NOSOTROS...BIEN GRACIAS
Algunos dicen que gracias a la creación del Banco del Sur, América Latina podría abandonar definitivamente el FMI y el BM a la hora de financiar proyectos de infraestructura y desarrollo. Una institución controlada por los países de la región daría mayor capacidad de acción a los gobiernos y permitiría concretar los proyectos más necesarios pagando menos intereses. Otros dicen que el Banco del Sur no reemplazará ni al FMI ni al BM, sino que simplemente contribuirá a reducir las asimetrías que existen en la región. De cualquier manera, la creación del Banco del Sur requiere que los miembros fundadores negocien su estructura, forma de gobierno y autoridades, la operativa (marco de préstamos y criterios de admisión) y la relación de la nueva institución con las entidades regionales ya existentes: el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR), la Corporación Andina de Fomento (CAF) y el Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata (Fonplata). Es probable que se tengan que poner de acuerdo en el principio “un país, un voto”. Actualmente, en el BM, el FMI y el BID, el derecho de voto de los países depende de su aporte inicial, y EEUU pose por sí solo más del 15%, lo que le otorga de hecho un derecho de veto. De manera que es bueno estar entre los que inician la cosa. Lamentablemente esto no será así. Cuando un periodista consultó al compañero Danilo Astori con relación a la creación del Banco del Sur, éste señaló que “nuestro país no tiene posición sobre el tema”. “Nunca fuimos invitados a ninguna reunión preparatoria”. Y dijo además que “Tendremos que tomarnos nuestro tiempo porque ésta es una iniciativa que puede tener efectos relevantes; a los efectos de definir nuestra posición. No lo hemos podido hacer por falta de antecedentes”, concluyó. De manera que el único país del Mercosur que no ha manifestado su acuerdo para integrarse al futuro Banco del Sur es Uruguay. Es curioso; cuando en enero del año pasado el ministro Astori dijo que teníamos que ir “rápidamente” por un Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, no tuvo en cuenta que nuestro país sí tenía posición sobre ese tema (absolutamente en contra), ni que tampoco fuimos invitados “a ninguna reunión preparatoria”, y al parecer no había necesidad de tomarse un tiempo para estudiar la iniciativa (también de efectos mas que relevantes).
12 de Junio de 2007
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