HACIA EL CONGRESO “COMPAÑERO GRAL. LIBER SEREGNI” (1ª Parte)
Nos quedan cinco ediciones de Carta Popular (esta incluida) y ya estaremos inmersos en el Congreso del FA, por lo que entendemos necesario dedicar los cinco artículos a este evento tan trascendente para los comunistas y para los frenteamplistas en general. Para ello, nos basaremos en los documentos aprobados por las comisiones de Balance y Perspectivas de la Fuerza Política y Balance y Perspectivas del Gobierno Nacional del Frente Amplio.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL FA
Las tres primeras páginas del balance de la fuerza política están dedicadas a hacer un recorrido histórico desde la conformación del FA en el año 71, repasando las primeras experiencias unitarias previas como la conformación del FIDEL en torno al Partido Comunista y de la Unión Popular en torno al Partido Socialista, y la participación en ambos de grupos y personalidades provenientes de los partidos tradicionales y sectores sociales avanzados. En este tramo se señalan además dos hechos fundamentales como fueron la realización del primer Congreso del Pueblo y la creación de la Convención Nacional de Trabajadores en medio de una intensa polémica ideológica, “…para lograr una central sindical única, ejemplo para el mundo, vigente hasta nuestros días a través de su continuidad histórica: el PIT-CNT”. Esto es sin duda un acierto de los compañeros que elaboraron el documento, porque las nuevas generaciones de frenteamplistas no deberían desconocer el proceso de acumulación histórica (y muchas veces heroica) que llevó a obtener el gobierno en el año 2004. En este sentido, es esencialmente justa la definición que el documento hace del Frente Amplio: “Oposición al sistema social, económico y político dominante, unidad en la diversidad, renovación de la sociedad uruguaya desde las raíces históricas, compromiso con la unidad latinoamericana y solidaridad con las luchas de sus pueblos por la verdadera independencia, programa de gobierno y candidato común, son los conceptos esenciales de la conformación y la historia del Frente Amplio, organización política única en el mundo, auténticamente uruguaya”. Definición que es la característica fundamental del Frente Amplio desde su nacimiento y que está señalada al inicio del documento: “un proyecto de país basado en la solidaridad, con un claro contenido nacional, popular, democrático, antioligárquico y antiimperialista” y que tienen que ver justamente con esa oposición al sistema social, económico y político dominante.
EL ANALISIS DE LA FUERZA HOY
Luego de la introducción histórica, el documento entra en el análisis de la realidad actual del Frente Amplio, es decir, desde que asumimos el gobierno nacional a partir del año 2005 y el gobierno de 8 departamentos. El documento se plantea el análisis a partir de una valoración de las fortalezas de la fuerza política y de una clara autocrítica en cuanto a sus dificultades, pero evaluando a su vez la acción de la fuerza política en su interrelación con el gobierno. Es así que los compañeros de la comisión plantean que el respaldo mayoritario obtenido por el FA en el 2004 no podemos considerarlo como una situación consolidada, y que tanto las nuevas adhesiones como la base social histórica del FA “…deben ser ganadas como protagonistas del cambio en todas y cada una de las batallas políticas que se van sucediendo. Con más razón aún en una perspectiva de profundización de los cambios para cumplir con el programa, donde se requiere una fuerte voluntad política desde el gobierno, un accionar decidido de la fuerza política y la participación activa de las fuerzas sociales”. Todo esto último que plantean los compañeros, así como lo que sigue: “Un elemento central en esta estrategia es el accionar de masas de la fuerza política y allí tenemos que analizar dificultades que se arrastran desde hace tiempo” es compartible de punta a punta. Aunque no lo sea las conclusiones a las que llegan. Porque luego de hacer una reseña de cuestiones que estarían en el haber de la fuerza política (y que compartimos), el documento se somete a una despiadada autocrítica en función de que la fuerza política no ha sabido movilizar a su militancia en apoyo a los logros del gobierno.
FUERZA POLITICA, GOBIERNO, SOCIEDAD
Es indudable que para profundizar los cambios cumpliendo con el programa se requieren las tres cosas que menciona el documento: “…una fuerte voluntad política desde el gobierno, un accionar decidido de la fuerza política y la participación activa de las fuerzas sociales”. Pero lo que también es indudable, es que los tres elementos (gobierno, fuerza política, fuerzas sociales) deben empujar en el mismo sentido. De lo contrario, es un tironeo en donde cada cual tira hacia su lado y las fuerzas se anulan. Porque aunque coincidamos en que hay “factores estructurales que debilitan la participación política”, no nos podemos hacer los distraídos y mirar hacia otro lado desestimando causas de esa desmovilización como las que tienen su origen en la propia acción del gobierno. No se puede desconocer que una gran cantidad de militantes frenteamplistas de toda la vida se han ido para sus casas decepcionados por lo que consideran acciones contrarias a definiciones básicas y originarias del Frente Amplio. No son pocos los militantes frenteamplistas que consideran que firmar un Tratado de Protección de Inversiones con el imperio, o enviar tropas a Haití a defender una situación creada por los Estados Unidos, o trabajar por la concreción de un TLC con ese país, sumarse a las maniobras Unitas, etc., es abandonar nuestra condición de antiimperialistas. No son pocos los que consideran que una reforma tributaria que rebaja los aportes de los capitalistas y aumenta los de los asalariados es abandonar nuestra condición de antioligárquicos (con el agravante que plantea el documento de balance del gobierno: “El sistema será evaluado permanentemente y en la medida que los resultados expresen mejoras tanto en la administración como en la recaudación, será posible mejorar la equidad”. Es decir, habrá más equidad si mejora la recaudación). No son pocos los que no entienden algunos errores garrafales como la presentación del “proyecto García Pintos” sobre el nunca más. Y esto lo decimos más allá de que quienes así piensan tengan razón o no. La cuestión es si estos temas han sido discutidos en la forma adecuada. Si en estos temas se ha tenido en cuenta una correcta relación entre fuerza política y gobierno, o si se han resuelto por la vía de hechos consumados. Eso es lo que importa.
Compartimos lo que expresa el documento en cuanto a que “La movilización social no es solo para protestar, es también para apoyar y defender. Sirve para consolidar y corregir”. Pero para salir a la calle a apoyar y defender, la militancia se tiene que sentir consustanciada con los cambios. Debe sentir que los cambios van en el sentido de lo que elaboramos y propusimos entre todos. La militancia tiene que enamorarse del proceso de cambios y sentirlo profundamente. Y sobre este punto debemos decir que no siempre ha sido así. Que no siempre los cambios han ido en el sentido de lo que habíamos definido en el programa ni con la profundidad que allí proclamábamos, y que muchas veces las acciones de nuestro gobierno han ido en sentido totalmente contrario, más allá de las razones que se esgrimieran en cada caso para adoptar esa actitud. ¿O es que la firma de un Tratado de Protección de Inversiones con los Estados Unidos, o los esfuerzos realizados para llegar a la firma de un TLC son en cumplimiento del Programa? Recordemos lo que dice el programa al respecto: “Rechazamos el actual proyecto ALCA y los eventuales acuerdos bilaterales de comercio con Estados Unidos concebidos en este marco, en tanto no resultan favorables a nuestros objetivos de consolidación de país productivo”. El envío de tropas a Haití, o la participación en las maniobras UNITAS ¿son acciones de gobierno consustanciadas con la mística frenteamplista y que deberían generar manifestaciones incondicionales de apoyo? Ningún frenteamplista consciente podría dar una respuesta positiva a estas preguntas. Y en ese sentido, es extraño que a los compañeros que elaboraron el documento no les haya llamado la atención que, si bien la fuerza política como tal ha dejado de convocar, el pueblo no se ha dejado de movilizar. Como botones de muestra, podríamos señalar los siguientes: 1) las marchas del 20 de mayo en reclamo de verdad, justicia y nunca más terrorismo de Estado; 2) las movilizaciones en torno al rechazo al TLC; 3) las manifestaciones de repudio a la visita del genocida Bush; 4) la movilización del PIT-CNT en rechazo al paro de los transportistas y a la arremetida de la derecha.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL FA
Las tres primeras páginas del balance de la fuerza política están dedicadas a hacer un recorrido histórico desde la conformación del FA en el año 71, repasando las primeras experiencias unitarias previas como la conformación del FIDEL en torno al Partido Comunista y de la Unión Popular en torno al Partido Socialista, y la participación en ambos de grupos y personalidades provenientes de los partidos tradicionales y sectores sociales avanzados. En este tramo se señalan además dos hechos fundamentales como fueron la realización del primer Congreso del Pueblo y la creación de la Convención Nacional de Trabajadores en medio de una intensa polémica ideológica, “…para lograr una central sindical única, ejemplo para el mundo, vigente hasta nuestros días a través de su continuidad histórica: el PIT-CNT”. Esto es sin duda un acierto de los compañeros que elaboraron el documento, porque las nuevas generaciones de frenteamplistas no deberían desconocer el proceso de acumulación histórica (y muchas veces heroica) que llevó a obtener el gobierno en el año 2004. En este sentido, es esencialmente justa la definición que el documento hace del Frente Amplio: “Oposición al sistema social, económico y político dominante, unidad en la diversidad, renovación de la sociedad uruguaya desde las raíces históricas, compromiso con la unidad latinoamericana y solidaridad con las luchas de sus pueblos por la verdadera independencia, programa de gobierno y candidato común, son los conceptos esenciales de la conformación y la historia del Frente Amplio, organización política única en el mundo, auténticamente uruguaya”. Definición que es la característica fundamental del Frente Amplio desde su nacimiento y que está señalada al inicio del documento: “un proyecto de país basado en la solidaridad, con un claro contenido nacional, popular, democrático, antioligárquico y antiimperialista” y que tienen que ver justamente con esa oposición al sistema social, económico y político dominante.
EL ANALISIS DE LA FUERZA HOY
Luego de la introducción histórica, el documento entra en el análisis de la realidad actual del Frente Amplio, es decir, desde que asumimos el gobierno nacional a partir del año 2005 y el gobierno de 8 departamentos. El documento se plantea el análisis a partir de una valoración de las fortalezas de la fuerza política y de una clara autocrítica en cuanto a sus dificultades, pero evaluando a su vez la acción de la fuerza política en su interrelación con el gobierno. Es así que los compañeros de la comisión plantean que el respaldo mayoritario obtenido por el FA en el 2004 no podemos considerarlo como una situación consolidada, y que tanto las nuevas adhesiones como la base social histórica del FA “…deben ser ganadas como protagonistas del cambio en todas y cada una de las batallas políticas que se van sucediendo. Con más razón aún en una perspectiva de profundización de los cambios para cumplir con el programa, donde se requiere una fuerte voluntad política desde el gobierno, un accionar decidido de la fuerza política y la participación activa de las fuerzas sociales”. Todo esto último que plantean los compañeros, así como lo que sigue: “Un elemento central en esta estrategia es el accionar de masas de la fuerza política y allí tenemos que analizar dificultades que se arrastran desde hace tiempo” es compartible de punta a punta. Aunque no lo sea las conclusiones a las que llegan. Porque luego de hacer una reseña de cuestiones que estarían en el haber de la fuerza política (y que compartimos), el documento se somete a una despiadada autocrítica en función de que la fuerza política no ha sabido movilizar a su militancia en apoyo a los logros del gobierno.
FUERZA POLITICA, GOBIERNO, SOCIEDAD
Es indudable que para profundizar los cambios cumpliendo con el programa se requieren las tres cosas que menciona el documento: “…una fuerte voluntad política desde el gobierno, un accionar decidido de la fuerza política y la participación activa de las fuerzas sociales”. Pero lo que también es indudable, es que los tres elementos (gobierno, fuerza política, fuerzas sociales) deben empujar en el mismo sentido. De lo contrario, es un tironeo en donde cada cual tira hacia su lado y las fuerzas se anulan. Porque aunque coincidamos en que hay “factores estructurales que debilitan la participación política”, no nos podemos hacer los distraídos y mirar hacia otro lado desestimando causas de esa desmovilización como las que tienen su origen en la propia acción del gobierno. No se puede desconocer que una gran cantidad de militantes frenteamplistas de toda la vida se han ido para sus casas decepcionados por lo que consideran acciones contrarias a definiciones básicas y originarias del Frente Amplio. No son pocos los militantes frenteamplistas que consideran que firmar un Tratado de Protección de Inversiones con el imperio, o enviar tropas a Haití a defender una situación creada por los Estados Unidos, o trabajar por la concreción de un TLC con ese país, sumarse a las maniobras Unitas, etc., es abandonar nuestra condición de antiimperialistas. No son pocos los que consideran que una reforma tributaria que rebaja los aportes de los capitalistas y aumenta los de los asalariados es abandonar nuestra condición de antioligárquicos (con el agravante que plantea el documento de balance del gobierno: “El sistema será evaluado permanentemente y en la medida que los resultados expresen mejoras tanto en la administración como en la recaudación, será posible mejorar la equidad”. Es decir, habrá más equidad si mejora la recaudación). No son pocos los que no entienden algunos errores garrafales como la presentación del “proyecto García Pintos” sobre el nunca más. Y esto lo decimos más allá de que quienes así piensan tengan razón o no. La cuestión es si estos temas han sido discutidos en la forma adecuada. Si en estos temas se ha tenido en cuenta una correcta relación entre fuerza política y gobierno, o si se han resuelto por la vía de hechos consumados. Eso es lo que importa.
Compartimos lo que expresa el documento en cuanto a que “La movilización social no es solo para protestar, es también para apoyar y defender. Sirve para consolidar y corregir”. Pero para salir a la calle a apoyar y defender, la militancia se tiene que sentir consustanciada con los cambios. Debe sentir que los cambios van en el sentido de lo que elaboramos y propusimos entre todos. La militancia tiene que enamorarse del proceso de cambios y sentirlo profundamente. Y sobre este punto debemos decir que no siempre ha sido así. Que no siempre los cambios han ido en el sentido de lo que habíamos definido en el programa ni con la profundidad que allí proclamábamos, y que muchas veces las acciones de nuestro gobierno han ido en sentido totalmente contrario, más allá de las razones que se esgrimieran en cada caso para adoptar esa actitud. ¿O es que la firma de un Tratado de Protección de Inversiones con los Estados Unidos, o los esfuerzos realizados para llegar a la firma de un TLC son en cumplimiento del Programa? Recordemos lo que dice el programa al respecto: “Rechazamos el actual proyecto ALCA y los eventuales acuerdos bilaterales de comercio con Estados Unidos concebidos en este marco, en tanto no resultan favorables a nuestros objetivos de consolidación de país productivo”. El envío de tropas a Haití, o la participación en las maniobras UNITAS ¿son acciones de gobierno consustanciadas con la mística frenteamplista y que deberían generar manifestaciones incondicionales de apoyo? Ningún frenteamplista consciente podría dar una respuesta positiva a estas preguntas. Y en ese sentido, es extraño que a los compañeros que elaboraron el documento no les haya llamado la atención que, si bien la fuerza política como tal ha dejado de convocar, el pueblo no se ha dejado de movilizar. Como botones de muestra, podríamos señalar los siguientes: 1) las marchas del 20 de mayo en reclamo de verdad, justicia y nunca más terrorismo de Estado; 2) las movilizaciones en torno al rechazo al TLC; 3) las manifestaciones de repudio a la visita del genocida Bush; 4) la movilización del PIT-CNT en rechazo al paro de los transportistas y a la arremetida de la derecha.
08 de Noviembre de 2007
Comentarios